domingo, 29 de junio de 2014

Best-seller... en el siglo XVIII.


“No se sorprenda en encontrarme tan entendido en los misterios que usted oculta tan bien: conozco esos misterios, a pesar de usted; un sentido, a veces, puede suplir a otro; a pesar de su más celosa vigilancia, se escapan, incluso en el corpiño mejor ajustado, algunos ligeros intersticios por los cuales la vista suple al efecto del tacto. El ojo ávido y temerario se insinúa impunemente bajo las flores de un ramo, merodea entre la felpilla y la gasa, y deja sentir como si fuese el tacto la elástica resistencia que la tímida mano no osaría comprobar”.

De Saint-Preux a Eloísa

En Julia o la nueva Eloísa








“E l’amore guardò il tempo e rise..."- Luiggi Pirandello















“E l’amore guardò il tempo e rise, perché sapeva di non averne bisogno. Finse di morire per un giorno, e di rifiorire alla sera, senza leggi da rispettare. Si addormentò in un angolo di cuore per un tempo che non esisteva. Fuggì senza allontanarsi, ritornò senza essere partito, il tempo moriva e lui restava.”





LA PRIMERA ACTRIZ. ¡No, no, por favor! ¡Aquí estoy! ¡Aquí estoy! Está toda vestida de blanco, con un sombrero excéntrico y un gracioso perrito entre los brazos; correrá a través del corredor de la sala y subirá apresuradamente por una de las escalerillas.

EL DIRECTOR. Usted insiste en hacerse esperar.

LA PRIMERA ACTRIZ. Discúlpeme. ¡Busqué desesperadamente un automóvil para llegar a tiempo! Pero veo que todavía no han empezado. Y yo no aparezco al comienzo de la obra. (Luego, llamando por su nombre alDIRECTOR DE ESCENA, le encarga el perrito.) Por favor, déjelo en el camerino.

EL DIRECTOR. (Renegando.) ¡También el perrito! Como si fuéramos pocos los que parecemos mascotas aquí.(Dará palmadas otra vez y se dirigirá al APUNTADOR) Vamos, vamos, el segundo acto de El juego de los papeles. (Sentándose en la butaca.) Atención, señores. ¿A quién le toca la escena?

De: Seis personajes en busca de autor



(...)  Pues bien, esta criadita, Fantasía, tuvo hace ya muchos años la perversa inspiración o el desafortunado capricho de llevar a mi casa a toda una familia, no sé de dónde ni cómo recogida, pero de quienes ella pensaba que yo habría podido sacar el tema para una magnífica novela.

Me encontré a un hombre que rondaba los cincuenta años, vestido con chaqueta negra y pantalón claro, de un aire tenso y de ojos malhumorados por alguna mortificación; a una pobre mujer con vestido de luto, que agarraba con la mano a una chiquilla de cuatro años y con la otra a un niño de poco más de diez; a una muchacha osada y procaz, también vestida de negro pero con una ostentación equívoca y agresiva, toda ella una crispación arrogante e incisiva dirigida contra aquel viejo mortificado y contra un veinteañero que permanecía aparte y ensimismado, como si despreciara a todos.

En resumen, aquellos seis personajes que suben al escenario al principio de la comedia. O bien uno u otro, pero con frecuencia uno desautorizando al otro, empezaban a contarme sus tristes asuntos, cada uno gritando sus razones, aventándome en la cara sus descontroladas pasiones, casi del mismo modo como ahora lo hacen en la comedia con el desdichado Director.

¿Qué autor podrá contar alguna vez cómo y por qué un personaje nació en su fantasía? El misterio de la creación artística es el mismo misterio del nacimiento. Puede ser que una mujer, amando, desee convertirse en Madre, pero el deseo por sí sólo, por más intenso que sea, no basta. Un afortunado día ella será Madre, sin advertir de manera precisa la concepción. De igual modo un artista, viviendo, recibe muchos motivos de la vida, y no puede jamás decir cómo y por qué, en determinado momento, uno de estos motivos vitales entra en su fantasía y se convierte en una criatura viva, en un plano de vida superior a la voluble existencia diaria.

Sólo puedo decir que sin saber que los había buscado me encontré delante de aquellos seis personajes, tan vivos como para tocarlos, como para oírlos respirar, que ahora se pueden ver en escena. Y aguardaban, allí presentes, cada uno con su secreta tortura y unidos por el nacimiento y desarrollo de sus mutuos percances, que yo los introdujera en el mundo del arte, haciendo de ellos, de sus pasiones y de sus casos una novela, un drama o, por lo menos, un relato.

Habían nacido vivos y querían vivir.

Ahora sería conveniente saber que a mí no me ha bastado representar la figura de un hombre o de una mujer, por más especiales y característicos que sean, ni narrar una aventura peculiar, amena o triste, por el sólo gusto de narrarla, o describir un paisaje por el sólo gusto de describirlo.

Hay algunos escritores (y no son pocos) que tienen este gusto y, conformes, no exploran otro. Son escritores de naturaleza específicamente histórica.

Pero hay otros que más allá de ese gusto experimentan una necesidad espiritual más profunda, por la cual no admiten figuras, acontecimientos, paisajes que no se embeban, por decirlo así, de un particular sentido de la vida, y no adquieran con ello un valor universal. Son escritores de naturaleza específicamente filosófica.

Yo tengo la desgracia de pertenecer a estos últimos.

Odio el arte simbólico, para el que la representación pierde cada movimiento espontáneo y se convierte en una máquina, en una alegoría. Es un esfuerzo vano y equívoco, porque el sólo hecho de dar sentido alegórico a una representación revela claramente que ya se sobreentiende en ella un valor de fábula que no tiene por sí misma ninguna verdad, ni fantástica ni real, y que ha sido hecha para demostrar cualquier tipo de verdad moral. Esa necesidad espiritual de la que hablo no se puede satisfacer con ese simbolismo alegórico, sino es ocasionalmente y debido a una ironía sublime (por ejemplo, en Ariosto) Este simbolismo parte de un concepto, e incluso de un concepto que se hace o intenta convertirse en imagen. Aquella necesidad, en cambio, busca en la imagen, que debe permanecer viva y libre en toda su expresión, un sentido que le dé valor.

Ahora, por más que lo buscara, yo no lograba descubrir este sentido en esos seis personajes. Consideraba por lo tanto que no valía la pena hacerlos vivir. (...)

De: Prefacio a Seis personajes en busca de autor.






“Descubrí que la poesía profesional puede ser la muerte de la poesía verdadera. Por eso volví hacia la saga, la leyenda, el cuento sencillo, pues estos son asuntos que escriben la vida y no la ley de las reglas llamadas poéticas”- Joao Guimaraes Rosa

27 de junio de 1808- Brasil
Escritor, médico, diplomático.




















Desenredo


Del narrador a sus oyentes:

-Juan Joaquín, cliente de quien cuenta, era apacible, respetado, bueno como aroma de cerveza. Señor de lo debido para no ser célebre. ¿Quién puede empero con ellas? Dormido Adán, nació Eva. Llamábase Liviria, Rivilia o Irlivia, la que, en esta ocasión, a Juan Joaquín se le apareció.

Tirando a bonita, ojos de carbón vivo, morena miel y pan. Casada por lo demás. Sonriéronse, viéronse. Era infinitamente mayo y Juan Joaquín se enamoró. Sumariando el asunto, se entendieron; volando lo demás con ímpetu de nave tendida a vela y viento. Pero muy teniendo todo, claro está, que ser secreto, a siete llaves. Porque en el marido, cuando celoso, se hacía notar la valentía y ya se sabe que los pueblos son la ajena vigilancia. De modo que al rigor los dos se sujetaron, conforme al clandestino amor y según aconseja el mundo desde que es mundo. No hay, empero, abismos infranqueables en barquitos de papel.

No se veía cuándo y cómo se veían. Juan Joaquín, por lo demás, era pura, calculada retracción. Esperar es reconocerse incompleto. Dependían ellos de enormes milagros. El embriagado engaño, quiero decir. Hasta que se produjo el derrumbe. Lo trágico no viene en cuentagotas. Sorprendió el marido a la mujer con otro, un tercero... Sin muchas vueltas, pistola en mano, la asustó y lo mató. Se dice también que levemente la hirió, cosa ligera.

Juan Joaquín, doliente sorprendido, en lo absurdo se negaba a creer, y barrido por dolores fríos, calores, lágrimas quizá, cayó en decúbito dorsal devuelto al barro, a medio estar entre lo inefable y lo nefando. Jamás la imaginara con el pie en tres estribos; llegó a maldecir sus propios y gratos "abusufructos". Se contuvo para no verla, prohibiéndose ser pseudo-personaje, en circunstancias de tan sangrienta y negra magnitud.

Ella -lejos- siempre y más que nunca hermosa, ya repuesta y sana. Él, ejercitándose en resistir, siervo de penosas emociones.

Los porvenires, mientras tanto, maduraban, ¿qué, no hay fin que sobrevenga? Desafortunado fugitivo, y como a la Providencia place, el marido falleció, ahogado o de tifus. El tiempo se las ingenia.

De inmediato lo supo Juan Joaquín, sumido en su franciscanato, dolorido pero ya medicado. Fue, pues, con la amada a encontrarse -ella sutil como alas leves, pantanal de engaños, la firme fascinación. En ella creyó, en un abrir y no cerrar de oídos. Y así fue como, de repente, se casaron. Alegres y mucho, para feliz escándalo popular.

Pero hubo peros.

¿Llega siempre imprevisible lo abominable? ¿O es que los tiempos se siguen, parafraseándose? Prodújose el arribo de los demonios.

Esta vez fue Juan Joaquín quien con ella se deparó y en mala hora: traicionado y traicionera. De amor no la mató, que no era hombre de remontarse a tamaños leonismos ni tigreces tales. La expulsó apenas, apostrofándose, como inédito poeta y hombre. Y viajó huida la mujer a ignoto paradero.

Todo aplaudió y reprobó el pueblo, repartido. Por el hecho, Juan Joaquín se sintió heroico, casi criminal, reincidente. Triste, al fin, y tan callado. Sus lágrimas corrían detrás de ella, como blancas hormiguitas. Pero, en la frágil barca del consenso, de nuevo pudo verse respetado. Se pierde la camisa, cuando no lo que ella viste. Era el suyo un amor meditado, a prueba de remordimientos. Se dedicó a resarcirse.

Pero hubo peros.

Pasaban los días y, pasándolos, Juan Joaquín iba aplicándose, en progresivo, empeñoso afán. La bonanza nada tiene que ver con la tempestad. ¿Creíble? Sabio siempre fue Ulises, que empezó por hacerse el loco. Deseaba él, Juan Joaquín, la felicidad -idea innata. Se consagró a remediar, redimir la mujer, a pulmón pleno. ¿Increíble? Cabe notar que el aire viene del aire. De sufrir y amar uno no se desacostumbra. Él quería apenas los arquetipos, platonizaba. Ella era un aroma.

¿Amantes, ella? ¡Nunca los tuvo! Ni uno ni dos. Díjose y decía Juan Joaquín. A embustes atribuía la leyenda, falsas patrañas escabrosas. Cabíale descalumniarla, y a todo se obligaba. Trajo a flor de escena del mundo lo que, del caso bajo, fuera tan claro como agua sucia. Demostrándolo, amatemático, contrario al público pensamiento y a la lógica, desde que Aristóteles la fundó. Lo que no era tan fácil como refritar albóndigas. Sin malicia, con paciencia, sin insistencia, principalmente.

El punto está en que lo supo del modo que sigue: por antipesquisas, acronología menuda, charlitas secreteadas, entrecogidos testimonios. Juan Joaquín, genial operaba el pasado -plástico y contradictorio borrador. Creaba una nueva transformada realidad, más alta. ¿Y más cierta?

La celebraba, ufanático, dándola por justa y averiguada, con rotunda convicción. Haya el absoluto amar y no habrá injuria que aguante.

De modo que surtió efecto. Desaparecieron los puntos suspensivos, el tiempo secó el asunto. Diluíase la tiniebla, anteriores evidencias, sus siniestras brumas. Lo real y válido en ascenso y hacia arriba. Y todos lo creían. Juan Joaquín antes que todos.

Por fin, hasta la propia mujer. Le llegó la noticia adonde se encontraba, en ignota, defendida, perfecta distancia. Se supo desnuda y pura. Volvió sin culpa, con dengues y titubeos, desplegando su bandera al viento.

Tres veces se roza la felicidad. Juan Joaquín y Viliria se retomaron y compartieron, transmutados, lo verdadero y mejor de su útil vida.

Y archívese el asunto.

De: CiudadSeVa.com





“Cuando yo tenía unos cinco años, mi madre solía leerme sus poemas” - Maya Angelou

Paul Lawrence Dunbar
27 de junio de 1872- Estados Unidos
Escritor.

LÁSTIMA  (Sympathy)


Yo sé lo que siente el pájaro enjaulado, ¡ay!
Cuando el sol brilla en las laderas de la montaña;
Cuando el viento sopla suave a través de la hierba germinada,
Y el río fluye como una corriente de cristal;
Cuando el primer pájaro canta y los primeros brotes abren,
Y el suave perfume de su cáliz robado-
¡Sé lo que el pájaro enjaulado siente!
Yo sé por qué el pájaro enjaulado bate sus alas
Hasta su sangre es roja en las barras crueles;
Porque es necesario volar de regreso a su percha y aferrarse
Cuando él de buena gana estaría en la rama como un columpio;
Y un dolor aún palpita en las viejas, viejas cicatrices
Y que laten de nuevo con un aguijón más agudo-
¡Sé por qué bate su ala!
Sé por qué canta el pájaro enjaulado, ay de mí,
Cuando su ala está herida y siente dolor de pecho, -
Cuando golpea sus barras él desea ser libre;
No se trata de un villancico de alegría o regocijo,
Sin embargo, una oración que él envía desde el núcleo profundo de su [corazón,
Sin embargo, un motivo, que alza al cielo, que lanza-
¡Sé por qué canta el pájaro enjaulado!


Este poema de Dunbar, inspiró sin duda, el poema respuesta, I Know Why The Caged Bird Sings, (Sé por qué canta el pájaro enjaulado) de Maya Angelou.


De: centaurocabalgante.blogspot.com

























sábado, 28 de junio de 2014

Bifurcaciones


Aquellas botas raspaban nuestros oídos adolescentes casi todos los días. Estábamos en clase y, de pronto, por las escaleras del Nocturno del I.B.O., resonaba el tranco atemorizante del destino innominado (no sabíamos a quién venían a buscar ni por qué pero allí estaban). Esa presencia fue un escándalo en mi incipiente conciencia, un escándalo que hasta aquí me trajo, un escándalo que les debo agradecer...










A Dorita y Jorge, en quienes concentro
la infinita y extraña alegría
de haber conocido seres de tamaña estatura moral y afectiva
como cuantos entregaron su tiempo existencial
a la causa de un mundo más justo para tod@s.


viernes, 27 de junio de 2014

"Si quieres una visión del futuro, imagina una bota estampándose en un rostro humano, por siempre" - George Orwell

Diario de guerra


14 de marzo de 1942

Los últimos días ha habido rumores por doquier, así como insinuaciones en los diarios, de que “algo va a suceder” en los Balcanes, es decir, que vamos a enviar una fuerza de expedición a Grecia. Si esto es así, seguramente será el ejército que ahora está en Libia, o el grueso de éste. Escuché hace un mes que Metaxas, antes de morir, nos pidió diez divisiones y le ofrecimos cuatro. Parece una cuestión terriblemente peligrosa el arriesgar un ejército en cualquier parte que esté al oeste de los Straits. Para tener alguna idea útil sobre la estrategia de tal campaña, habría que saber cuántos hombres tiene Wavell y cuántos se necesitan para defender Libia, cómo está la situación de las embarcaciones, cómo son las comunicaciones de Bulgaria hacia Grecia, qué tanto de su equipo mecánico han logrado transportar por Europa los alemanes, y quién controla verdaderamente el mar entre Sicilia y Trípoli. Sería un desastre espantoso si, mientras nuestra fuerza principal está atascada en Salónica, los alemanes lograran atravesar el mar desde Sicilia y recuperar todo lo que los italianos han perdido. Todo el que reflexiona sobre este asunto se encuentra ambivalente entre ambas opciones. Colocar un ejército en Grecia es un enorme riesgo y no ofrece mucha ganancia, excepto porque una vez que Turquía se involucre nuestras embarcaciones podrían entrar al Mar Negro; por otro lado, si abandonamos a Grecia habremos demostrado de una vez por todas que ni podemos ni ayudaremos a ninguna nación europea a mantener su independencia. Lo que más temo es una intervención a medias que sea un espantoso fracaso, como en Noruega. Yo estoy por poner todos nuestros huevos en una canasta y arriesgar una gran derrota, porque no creo que ninguna derrota o victoria en el sentido estrictamente militar, importe tanto como demostrar que estamos del lado de los débiles y en contra de los fuertes.

El problema es que se vuelve más y más difícil entender las reacciones de los pueblos europeos, de la misma forma en que ellos parecen incapaces de comprender las nuestras. Varios alemanes con los que he hablado se han referido a nuestro terrible error, al principio de la guerra, de no bombardear Berlín con prontitud, sino simplemente arrojar fatuos panfletos. Sin embargo creo que todos los ingleses estuvimos felices con este gesto (aunque hubiéramos sabido qué estupidez eran esos panfletos, aún así lo habríamos estado), porque lo vimos como una demostración de que no teníamos ningún problema con la gente común de Alemania. Por otro lado, en su libro Offensive Against Germany (Secker & Warburg), que acabamos de publicar, Haffner asevera que es una locura de nuestra parte permitir que los irlandeses tengan en su poder bases de vital importancia y que simplemente deberíamos apropiarnos de estas bases sin más ni más. Dice que el papelón de que permitamos que un país falsamente independiente como Irlanda nos desafíe, simplemente hace que toda Europa se ría de nosotros. Ahí está una muestra de la visión europea, con su falta de comprensión de los pueblos de habla inglesa. En realidad, si nos apropiáramos de las bases irlandesas por la fuerza, sin un gran esfuerzo propagandístico previo, el efecto sobre la opinión pública, no sólo en Estados Unidos sino en Inglaterra, sería desastrozo.

No me gusta el tono de las declaraciones públicas sobre Etiopía. Hay rumores de que tendremos un “residente” británico, como en las cortes de los rajás indios, cuando el Emperador retome el poder. El efecto puede ser terrible si hacemos que se vuelva plausible incluso decir que queremos Etiopía para nosotros. Si los italianos son echados tenemos la oportunidad de realizar el gesto más magnánimo, demostrando categóricamente que no estamos peleando simplemente por nuestro propio interés. Esto resonaría por todo el mundo. Pero, ¿tendrán el valor o la decencia de hacer esto? No se puede estar seguro. Uno puede prever los especiosos argumentos que se esgrimirán para apropiarnos de Etiopía, las tonterías sobre la esclavitud, etcétera., etcétera.

Un número considerable de aviones alemanes fue derribado durante las últimas noches, posiblemente debido a que ha habido noches despejadas, favorables para los cazas, aunque hay una gran emoción debida a algún “arma secreta” que se dice se está utilizando. El rumor popular dice que es una red hecha de alambre que se dispara al aire y en la que el avión se enreda.



20 de marzo


Bombardeos bastante fuertes anoche, pero sólo un avión derribado, así que sin duda los rumores sobre un “arma secreta” son pura habladuría.

Muchas bombas en Greenwich, una de las cuales cayó mientras hablaba por teléfono con E. Una repentina pausa en la conversación y un sonido tintineante:

Yo: ¿Qué fue eso?.

E: Tan sólo las ventanas que se rompen.

La bomba cayó en el parque enfrente de la casa, rompió el cable del globo de barrera e hirió a uno de los hombres que lo operan y a un miembro de la Home Guard. La iglesia de Greenwich estaba en llamas y la gente que estaba refugiada en la cripta, con el fuego ardiendo en el piso de arriba y agua fluyendo hacia abajo, no hizo intento alguno por salir hasta que los guardias se lo ordenaron.

Ya hay cónsul alemán en Tánger (por primera vez desde 1914). Parece que en deferencia a la opinión americana, vamos a permitir que entre más comida a Francia. Incluso si se monta una comisión neutral para supervisar esto, no será bueno para los franceses. Los alemanes simplemente les permitirán conservar tanto trigo, etcétera., como enviemos y mantendrán una cantidad equivalente en otra parte. Incluso mientras nos alistamos para permitir que ingresen los barcos con comida, no hay señal de que el gobierno pida nada a cambio —por ejemplo, la expulsión de los agentes alemanes del norte de África. Lo adecuado sería esperar a que Francia esté al borde de la hambruna y por tanto el gobierno de Pétain se tambalee, y entonces otorgar una gran cantidad de comida a cambio de concesiones sustanciales, por ejemplo, la rendición de importantes unidades de la flota francesa. Una política como ésa es absolutamente impensable en este momento, desde luego. Si tan sólo uno pudiera estar seguro de si ____, ____ y todos los de su especie son en verdad traidores, o simplemente tontos.

Hojeando este diario, puedo ver que últimamente he escrito en él a intervalos mucho más largos y mucho menos sobre eventos públicos que cuando lo inicié. El sentimiento de que no hay nada que hacer se fortalece en todo el mundo. Uno siente que el cambio necesario en la opinión pública no ocurrirá en este momento más que pagando el precio de otro desastre, cosa que no podemos permitir, y que por tanto uno no se atreve a desear. Lo peor es que la crisis venidera será de hambre, algo en lo que el pueblo inglés en realidad no tiene experiencia. Muy pronto va a ser un asunto de decidir si importar armas o comida. Es una bendición que el peor período vaya a venir en los meses veraniegos, pero será endemoniadamente difícil hacer que el pueblo enfrente el hambre cuando, hasta donde puede ver, esta guerra no tiene absolutamente ningún sentido, y cuando vea que los ricos están exactamente igual que antes, como lo estarán, desde luego, a menos que se les someta por la fuerza. No importa no tener objetivos de guerra cuando se trata de repeler al invasor, porque desde el punto de vista de la gente común el mantener a extranjeros fuera de Inglaterra es una meta más que suficiente. Pero, ¿cómo puede pedírseles que maten de hambre a sus hijos con el fin de construir tanques para pelear en África, cuando en todo lo que se les dice actualmente no hay nada que deje en claro que pelear en África, o en Europa, tiene algo que ver con la defensa de Inglaterra?


De: http://www.ddooss.org

25 de junio de 1903, Motihari-Raj Británico
Escritor, periodista.






Rebeldía en la granja




jueves, 26 de junio de 2014

“¿Debo aprisionar un pensamiento, llevarlo a la iluminada celda de una frase?”- Ingeborg Bachmann

Despedida


La carne, que envejeció muy bien conmigo, 
la mano rugosa, que sostuvo fresca la mía, 
ha de quedarse sobre el pálido muslo,
rejuvenecerse la carne, por un instante, 
para que así venga más rápido el derrumbe en ella,
rápido llegan las arrugas, casi sanas, 
y todo sobre la rígida musculatura.
No ser amada. El dolor podría ser aún
mayor, Se siente muy bien, toca a la puerta.
Pero la carne, con su línea abierta en la rodilla,
las arrugadas manos, todo ello sobrevino de noche, 
el curtido omóplato, donde ya no crece ningún verde,
donde alguna vez se mantuvo oculto un rostro.
Avejentada en cien años, en un solo día,
El confiado animal fue llevado bajo latigazos
a su armonía preestablecida.



Niños de Julio


Por nuestros propios medios nonatos,
mis niños de julio, las monstruosidades
que se mueven con el pie mutilado, no lo sabemos,
que agitan el muñón, no lo sabemos,
y la cabeza perdida.
Por nuestros propios medios, 
perdiendo la cabeza,
mis queridos niños
nada les habría podido enseñar
pero bien alimentados les habría hecho
enamorarse de lo otro, del viento en el aire
Unos miles de ellos en Julio
habría sido siempre Julio
monstruos alimentados
desde mi ternura 
que es lo que buscáis vosotros, espectros etéreos 
Transformadores del mundo, vosotros me
lo habríais cambiado el mundo 
y cambiármelo hasta la muerte por cariño
hasta la muerte para algo otro
Viento en el aire el papel jironeado
que se desgarra, antes que alguno pueda 
leer lo que ha sucedido 
como se os ha arrancado
de mí, se ha desgarrado el jirón de
papel que no puede sin embargo leer aun nadie.



La noche de los perdidos
El final del amor

Una luna, un cielo
y el mar obscuro.
Tan sólo eso, y todo obscuro. 
Tan sólo eso, porque es de noche.
Y nada humano
entreteje además esa acción efectiva, 
Que me reprochas también tú 
y semejante amargura
No lo hagas. 
Nada mejor hay que yo pudiera conocer
sino amarte, nunca
pensé,
que a través del sudor de la piel
se me haría presente 
el […] mundo.



[Sin título]


Observad, amigos ¡acaso no lo veis!
que no lo he sobrevivido ni menos resistido, no lo veis,
que voy hacia adentro, que 
para aquél de ahí yo voy hablando por dentro, que
me repliego y desdeño
mi cabello, que embolso mis manos
retiro mi palabra, no lo veis, 
observad,
que me marcho, que voy
cayendo, que me entrego,
y grito, porque los locos
buscan tanteando a sus protectores, como
yo a mi guarda.


[Sin título]


Qué difícil es perdonar,
un trabajo muy lento y muy arduo, 
del que sola me he ocupado
durante ya muchos años.
El odio me ha enfermado,
me siento deformada, estos abscesos
me prohíben incluso mostrarme 
junto a los hombres.
Sólo sé que yo 
no puedo odiar más de este modo
ni desear tu muerte, 
la cual tampoco deseo,
ni cumpliría yo por mi mano,
He aprendido que la mía
ha de amar a sus enemigos, y
esto es tan simple, pues si no cómo
podrían luego mis enemigos
hacerme más de un mal. 
Si se extravía una bala, 
si alguien me escupe en a cara, 
como ayer, no me guardo pensamientos 
contra el amor que me ha sido dado.
Tengo miedo ante el amor 
que me has infundido tú, 
con la intención más cruel. 
Totalmente ajada de cortantes ácidos,
venenos de todo tipo, por el opio,
aturdida por completo en mi destrucción.
Puesto que ya no vivo más en ti, 
y muerta me encuentro ya, donde estoy. 
Lo que cuentan y persisten son las cúpulas
comen dos veces al día, satisfacen 
luego sus necesidades, e
imploran por los medicamentos, 
que me han de sumir en un largo sueño.


De: http://web.uchile.cl


25 de junio de 1926- Austria.
Escritora.
























"Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados"- Ernesto Sábato



24 de junio de 1911- Argentina
Físico, pintor, escritor


Estamos indudablemente frente a la más grave encrucijada de la historia, ya no se puede avanzar más por el mismo camino. Hace tiempo que el sentimiento humanista de la vida perdió su frescura; en su interior han estallado contradicciones destructivas: el escepticismo le ha minado su ánimo. La fe en el hombre y en las fuerzas autónomas que lo sostenían se ha conmovido hasta el fondo. Las altas torres se han derrumbado. Demasiadas esperanzas se han quebrado en el corazón de los hombres. ¿Era el destino del ser humano intentar su supremacía y su independencia?, ¿estaba esta hora inscripta ya en los papiros de la eternidad?


Debo confesar que durante mucho tiempo creí y afirmé que éste era un tiempo final. Por hechos que suceden o por estados de ánimo, a veces vuelvo a pensamientos catastróficos que no dan más lugar a la existencia humana sobre la tierra. En otros, la capacidad de la vida para encontrar resquicios donde volver a crear me dejan anonadado, como quien bien comprende que la vida nos rebalsa, y sobrepasa todo lo que sobre ella podamos pensar.


Sé que a mucha gente le irritará esta carta, yo mismo la hubiera rechazado hace años cuando confundía resignarse con aceptar. Resignarse es una cobardía, es el sentimiento que justifica el abandono de aquello por lo cual vale la pena luchar, es, de alguna manera, una indignidad. La aceptación es el respeto por la voluntad de otro, sea éste un ser humano o el destino mismo. No nace del miedo como la resignación, sino que es más bien un fruto.


De: La Resistencia

En: https://docs.google.com










“El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa.” - San Juan De la Cruz



NOCHE OSCURA

Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado de
la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de la
negación espiritual. 

1. En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.


De: http://www.mercaba.org



24 de junio de 1542- España