ACTOR 2: El verano...
ACTRIZ: El invierno...
ACTOR 1: La primavera...
ACTOR 3: ¡Mentira! Nunca
tuve primavera.
ACTOR 1: El otoño...
ACTRIZ: El invierno...
ACTOR 2: El verano. Y
volvimos. Y fuimos a visitarlo, porque era nuestro amigo.
ACTOR 1: Y preguntamos: ¿Está
bien? Y su mujer nos dijo...
ACTRIZ: No sé...
ACTOR 2: ¿Está mal?
ACTRIZ: No sé.
ACTORES 1 y 2: ¿Dónde está?
ACTRIZ: En la perrera.
(ACTOR 3 en cuarto patas.)
ACTORES 1 y 2: ¡Uhhh!
ACTOR 1: (Observándolo.)
Soy el director de la perrera,
Y esto me parece fenomenal.
Llegó ladrando como un perro
(requisito principal.);
y si bien conserva el traje,
es un perro, a no dudar.
ACTOR 2: S-s-soy el
v-veter-r-inario,
Y esto-to-to es c-claro p-paramí.
Aun-que p-parezca un ho-hombre,
Es un p-pe-perro el q-que está aquí.
ACTOR 3: (Al público.)
Y yo, ¿qué les puedo decir? No sé si soy hombre o perro. Y creo que ni siquiera
ustedes podrán decírmelo al final. Porque todo empezó de la manera más corriente.
Fui a una fábrica a buscar trabajo. Hacía tres meses que no conseguía nada, y
fui a buscar trabajo.
ACTOR 1: ¿No leyó el
letrero? “NO HAY VACANTES”.
ACTOR 3: Sí, lo leí. ¿No
tiene nada para mí?
ACTOR 1: Si dice “No hay
vacantes”, no hay.
ACTOR 3: Claro. ¿No tiene
nada para mí?
ACTOR 1: ¡Ni para usted,
ni para el ministro!
ACTOR 3: ¡Ahá! ¿No tiene
nada para mí?
ACTOR 1: ¡NO!
ACTOR 3: Tornero...
ACTOR 1: ¡NO!
ACTOR 3: Mecánico...
ACTOR 1: ¡NO!
ACTOR 3: Electricista…
ACTOR 1: ¡NO!
ACTOR 3: Albañil...
ACTOR 1: ¡NO!
ACTOR 3: Zapatero...
ACTOR 1: ¡NO!
ACTOR 3: ¡Peón de patio!…
ACTOR 1: ¡NO! ¡NO! ¡NO!
ACTOR 3: ¡Celador! ¡Celador!
¡Aunque sea de celador!
ACTRIZ: (Como si tocara un clarín.) ¡Tutú, tu,
tu, tú! ¡El patrón!
Los ACTORES 1 y 2 hablan por señas.
ACTOR 1: El perro del celador
había muerto la noche anterior, luego de veinticinco años de lealtad.
ACTOR 2: Era un perro muy
viejo.
ACTRIZ: Amén.
ACTOR 2: (Al ACTOR 3.)
¿Sabe ladrar?
ACTOR 3: Tornero.
ACTOR 2: ¿Sabe ladrar?
ACTOR 3: Mecánico...
ACTOR 2: ¿Sabe ladrar?
ACTOR 3: Albañil...
ACTORES 1 y 2: ¡NO HAY VACANTES!
ACTOR 3: (Pausa.)
¡Guau... guau!...
ACTOR 2: Muy bien, lo
felicito...
ACTOR 1: Le asignamos mil
pesos diarios de sueldo, la perrera y la comida.
ACTOR 2: Como ven, ganaba
mil pesos más que el perro verdadero.
ACTRIZ: Cuando volvió a
casa me contó del empleo conseguido. Estaba borracho.
ACTOR 3: (A su mujer.)
Pero me prometieron que apenas un obrero se jubilara, muriera o fuera despedido
me darían su puesto. ¡Diviértete, María, diviértete! ¡Guau... guau!... ¡Diviértete,
María, diviértete!
ACTORES 1 y 2: (Pasando.) ¡Diviértete, María, diviértete!
ACTRIZ: Estaba
borracho, pobre...
ACTOR 3: Y a la noche siguiente
empecé a trabajar... (Se agacha en cuatro patas.)
ACTOR 2: ¿Tan chica le
queda la perrera?
ACTOR 3: No puedo
agacharme tanto.
ACTOR 1: ¿Le aprieta
aquí?
ACTOR 3: Sí.
ACTOR 1: Bueno, pero vea,
no me diga “sí”. Tiene que empezar a acostumbrarse. Dígame: ¡Guau... guau!
ACTOR 2: ¿Le aprieta aquí?
(El ACTOR 3 no responde.) ¿Le aprieta aquí?
ACTOR 3: ¡Guau... guau!...
ACTOR 2: Y bueno... (Sale.)
ACTOR 3: Pero esa noche
llovió, y tuve que meterme en la perrera.
ACTOR 2: (Al ACTOR 1.)
Ya no le aprieta...
ACTOR 1: Y está en la perrera.
ACTOR 2: (Al ACTOR 3.)
¿Vio como uno se acostumbra a todo?
ACTRIZ: Uno se
acostumbra a todo...
ACTORES 1 y 2: Amén...
ACTRIZ: Y él empezó a
acostumbrarse.
ACTOR 1: Entonces, cuando
vea que alguien entra, me grita: ¡Guau... guau! A ver...
ACTOR 3: (El ACTOR 2
pasa corriendo.) ¡Guau... guau!... (El ACTOR 2 pasa sigilosamente.)
¡Guau... guau!... (El ACTOR 2 pasa agachado.) ¡Guau... guau... guau!... (Sale.)
ACTOR 1: (Al ACTOR 2.)
Son mil pesos por día extras en nuestro presupuesto...
ACTOR 2: ¡Mmm!
ACTOR 1: ... pero la
aplicación que pone el pobre, los merece...
ACTOR 2: ¡Mmm!
ACTOR 1: Además, no come
más que el muerto...
ACTOR 2: ¡Mmm!
ACTOR 1: ¡Debemos ayudar
a su familia!
ACTOR 2: ¡Mmm! ¡Mmm! ¡Mmm! (Salen.)
ACTRIZ: Sin embargo, yo
lo veía muy triste, y trataba de consolarlo cuando él volvía a casa. (Entra ACTOR
3.) ¡Hoy vinieron visitas!...
ACTOR 3: ¿Sí?
ACTRIZ: Y de los bailes
en el club, ¿te acuerdas?
ACTOR 3: Sí.
ACTRIZ: ¿Cuál era
nuestra canción favorita?
ACTOR 3: No sé.
ACTRIZ: ¡Cómo que no! “Es
la historia de un amor, como no hay otro igual...” (El ACTOR 3 está en
cuatro patas.) Y un día me trajiste un clavel... (Lo mira, y queda
horrorizada.) ¿Qué estás haciendo?
ACTOR 3: ¿Qué?
ACTRIZ: Estás en cuatro
patas... (Sale.)
ACTOR 3: ¡Esto no lo
aguanto más! ¡Voy a hablar con el patrón! (Entran los ACTORES 1 y 2.)
ACTOR 1: Es que no hay
otra cosa...
ACTOR 3: Me dijeron que
un viejo se murió.
ACTOR 1: Sí, pero estamos
en recesión. Espere un tiempito más, ¿eh?
ACTRIZ: Y esperó. Volvió
a los tres meses.
ACTOR 3: (Al ACTOR 2.)
Me dijeron que uno se jubiló...
ACTOR 2: Sí, pero
pensamos cerrar esa sección. Espere un tiempito más, ¿eh?
ACTRIZ: Y esperó.
Volvió a los dos meses.
ACTOR 3: (Al ACTOR 1.)
Denme el empleo de uno de los que echaron por la huelga...
ACTOR 1: Imposible. Sus
puestos quedarán vacantes...
ACTORES 1 y 2: ¡Como castigo! (Salen.)
ACTOR 3: Entonces no pude
aguantar más... ¡y renuncié!
ACTRIZ: Fue nuestra
noche más feliz en mucho tiempo. (Lo toma del brazo.) ¿Cómo se llama
esta flor?
ACTOR 3: Flor...
ACTRIZ: ¿Y cómo se
llama esa estrella?
ACTOR 3: María.
ACTRIZ: (Ríe.)
¡María me llamo yo!
ACTOR 3: ¡Ella también...
ella también! (Le toma una mano y la besa.)
ACTRIZ: (Retira la
mano.) ¡No me muerdas!
ACTOR 3: No te iba a
morder... Te iba a besar, María...
ACTRIZ: ¡Ah!, yo creía
que me ibas a morder... (Sale. Entran los ACTORES 1 y 2.)
ACTOR 2: Por supuesto...
ACTOR 1: A la mañana
siguiente...
ACTOR 1 y 2: Debió volver a buscar trabajo.
ACTOR 3: Recorrí varias partes,
hasta que en una…
ACTOR 1: Vea... no
tenemos nada. Salvo que...
ACTOR 3: ¿Qué?
ACTOR 1: Anoche murió el
perro del celador.
ACTOR 3: ¿Y?
ACTOR 2: Tenía treinta y
cinco años, el pobre...
ACTOR 1 y 2: ¡El pobre!
ACTOR 3: Y tuve que volver
a aceptar.
ACTOR 2: Eso sí, le
pagábamos dos mil pesos por día. (Los ACTORES 1 y 2 dan vueltas.)
¡Hmmm!... ¡Hmmm!... ¡Hmmm!...
ACTORES 1 y 2: ¡Aceptado! ¡Que sean dos mil!
ACTRIZ: (Entra.)
Claro que 60 mil pesos no nos alcanzan para pagar el alquiler...
ACTOR 3: Mira, como yo
tengo la perrera, pásate tú a una pieza con cuatro o cinco chicas más, ¿eh?
ACTRIZ: No hay otra
solución. Y como no nos alcanza tampoco para comer...
ACTOR 3: Mira, como yo me
acostumbré al hueso, te voy a traer la carne a ti, ¿eh?
ACTORES 1 y 2: ¡La junta directiva aceptó!
ACTOR 1 Y ACTRIZ: La junta directiva aceptó… ¡Bendita sea!
ACTOR 3: Yo ya me había
acostumbrado. La perrera me parecía más grande. Andar en cuatro patas no era
muy diferente de andar en dos. Con María nos veíamos en la plaza... (Va
hacia ella.) Porque como tú no puedes entrar en mi perrera; y como yo no
puedo entrar en tu pieza... Hasta que una noche…
ACTRIZ: Paseábamos. Y
de repente me sentí mal...
ACTOR 3: ¿Qué te pasa?
ACTRIZ: Tengo mareos.
ACTOR 3: ¿Por qué?
ACTRIZ: (Llorando.)
Me parece... que voy a tener, un hijo...
ACTOR: ¿Y por eso
lloras?
ACTRIZ: ¡Tengo miedo...,
tengo miedo!
ACTOR 3: Pero, ¿por qué?
ACTRIZ: ¡Tengo miedo...,
tengo miedo! ¡No quiero tener un hijo!
ACTOR 3: ¿Por qué, María?
¿Por qué?
ACTRIZ: Tengo miedo... que
sea... (Musita “perro”. El ACTOR 3 la mira aterrado, y sale corriendo y
ladrando. Cae al suelo. Ella se pone de pie.) ¡Se fue..., se fue corriendo!
A veces se paraba, y a veces corría en cuatro patas...
ACTOR 3: ¡No es cierto,
no me paraba! ¡No podía pararme! ¡Me dolía la cintura si me paraba! ¡Guau!... Los
carros se me venían encima... La gente me miraba... (Entran los ACTORES 1 y
2.) ¡Váyanse! ¿Nunca vieron un perro?
ACTOR 2: ¡Está loco!
¡Llamen a un médico! (Sale.)
ACTOR 1: ¡Está borracho!
¡Llamen a un policía! (Sale.)
ACTRIZ: Después me
dijeron que un hombre se apiadó de él, y se le acercó cariñosamente.
ACTOR 2: (Entra.)
¿Se siente mal, amigo? No puede quedarse en cuatro patas. ¿Sabe cuántas cosas
hermosas hay para ver, de pie, con los ojos hacia arriba? A ver, párese... Yo
lo ayudo... Vamos, párese...
ACTOR 3: (Comienza a pararse, y de repente:) ¡Guau...
guau!... (Lo muerde.) ¡Guau... guau!...
(Sale.)
ACTOR 1: (Entra.)
En fin, que cuando, después de dos años sin verlo, le preguntamos a su mujer
¿Cómo está?, nos contestó...
ACTRIZ: No sé.
ACTOR 2: ¿Está bien?
ACTRIZ: No sé.
ACTOR 1: ¿Está mal?
ACTRIZ: No sé.
ACTORES 1 y 2: ¿Dónde está?
ACTRIZ: En la perrera.
ACTOR 1: Y cuando
veníamos para acá, pasó al lado nuestro un futbolista.
ACTOR 2: Y nos dijeron
que no sabía leer, pero que eso no importaba porque era futbolista.
ACTRIZ: Y pasó un
policía…
ACTOR 2: Y pasaron…, y
pasaron…, y pasaron ustedes. Y pensamos que tal vez podría importarles la historia
de nuestro amigo…
ACTRIZ: Porque tal vez
entre ustedes haya ahora una mujer que piense: “¿No tendré… no tendré…?” (Musita: “perro”.)
ACTOR 1: O alguien a
quien le hayan ofrecido el empleo del perro del celador…
ACTRIZ: Si no es así,
nos alegramos.
ACTOR 2: Pero si es así,
si entre ustedes hay alguno a quien quieran convertir en perro, como a nuestro
amigo, entonces… Pero, bueno, entonces esa… ¡esa es otra historia!
TELÓN