En esta Nochebuena, agradeceré el rico plato
de comida que el trabajo nos ha permitido poner en la mesa, el vaso de refresco
que otros trabajadores prepararon para la sed de los domingos, el rostro
arrugadito pero todavía sonriente de mi madre, las graciosas ocurrencias de mi
hija, los llamados de mis querid@s amig@s, los preciosos mails de algun@s
alumn@s, la energía para seguir intentando amasar cada granito de esperanza en
un mundo más justo, más honesto...
Por eso, en esta Nochebuena, recordaré que en
los hospitales del mundo hay personas que sufren, que en los manicomios del
mundo hay personas que deliran, que en las cárceles del mundo hay personas sin
tiempo ni espacio, que en las villas del mundo hay seres condenados a la
invisibilidad, que en las calles del mundo hay reptiles que cazan gente con las
redes del dinero y que en los campos del mundo los verdaderos animales
-nuestr@s herman@s- viven en armonía ahora bajo las estrellas nocturnas.
Así que, en esta Noche del Alma, sólo puedo pedir,
a todas las divinidades, que en cada uno de nosotr@s amanezca la Conciencia
Colectiva.