miércoles, 25 de febrero de 2015

El derroche de sangre es una negra mancha indeleble bajo el pórtico de cualquier régimen político.

La impiadosa muerte de un adolescente de 14 años y la ciega comisión de la misma por parte de un policía de 23 duelen mucho...deben doler...

Mientras la mancha se enseñorea de las calles de Venezuela va mostrando las grietas de una estructura insostenible: faltan los hombros vigorosos y justos de un ser irrepetible; la lucidez escapó con el último aliento de Hugo Chávez, y en su huida, se llevó la memoria de las sagradas palabras de Bolívar:

¡Qué responsabilidad histórica recae sobre tus hombros, Sr. Maduro! 
Y mucho más intensamente duele el silencio de América. Porque la verdadera amistad no consiste en callar cuando tu amig@ se equivoca...