“Ningún hombre verdadero cree ya en esta zarandaja del arte puro.
En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su
pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la
cintura para ayudar a los que buscan las azucenas”.
De la última entrevista concretada el 10 de junio de 1936.