miércoles, 16 de julio de 2014

"Allá éramos dueños de una indignada inocencia" - Reinaldo Arenas

16 de julio de 1943- Cuba
Escritor

CELESTINO ANTES DEL ALBA


Tengo deseos de levantarme y abrazarla. De pedirle perdón y llevármela lejos donde ni abuela ni abuelo nos mortifiquen. Tengo deseos de decirle: «Madre mía, madre mía, ¡qué bonita estás hoy con tantas campanillas en el pelo! Te pareces a una de esas mujeres que solamente salen en las postales de Navidad. Vámonos de aquí ahora mismo. Recojamos las cosas y larguémonos ya. No estemos ni un segundo más en esta casa horrible, que se parece al fondo de un caldero. Vámonos ahora, antes de que el condenado de abuelo se despierte y nos haga levantar para que ordeñemos las vacas.

«Vámonos ahora mismo porque de día no podremos salir».

-¡Madre mía! ¡Madre mía!...

Y no dije más nada. Lo que tenía pensado se me hizo un rollo en la garganta. Chocó con la punta de la garrocha que ya me traspasaba. Y no salió por la boca. Por un momento mi madre se quedó paralizada: escuchándome. Todo el sao sabe que yo le he dicho madre mía. Todo el cerro también lo sabe y ahora lo repite lo repite lo repite en un no sé qué tipo de eco casi tan cercano como mi propia voz.

Mamá se queda lela. Me saca la garrocha del cuello. La tira sobre la yerba. Se lleva las manos a la cara y da un grito enorme.
Enorme.
Enorme.
Enorme.

Y echa a volar, cruzando ya el mayal viejo y entrando en la casa por los huecos tan grandes que yo he abierto en el techo con mis subidas y bajadas, buscando los pichones de totises o reuniéndome con mis primos muertos.

Yo no sé qué hacer. El cuello me arde mucho. Me paso la mano por él y resulta que no tengo nada. Ni un rasguño siquiera. Las hormigas bravas me han comido toda la espalda y los abujes ya empiezan a treparme por la cara. Mi madre ha desaparecido y es casi ya de noche. Si pudiera llegar a la casa sin que nadie me viera y sin que ella me empezara de nuevo a jurgar con la garrocha, o abuela me echase un poco de agua caliente en el lomo.

-Sí, puedes. Esta noche sí puedes -me dice una bandada de totises, que pasan volando muy alto y todos en filas, uno tras el otro. Pero, ¡cómo es posible que esos totises me hayan hablado! No lo creo. Vuelvo a mirar al cielo y la línea negra de sus alas es recta y perfecta: el viaje de los pájaros ha continuado y ya yo nunca podré saber la verdad.





Sr. Fidel Castro, ¿recuerda a Reinaldo Arenas? ¿No recuerda en él a todos los homosexuales que para la Revolución trabajaron, confiados en una inexistente capacidad de apertura mental?
Reconocer los errores políticos es una cuestión de hombría, Comandante, y un signo indiscutible de humanismo. ¿No será hora para la autocrítica?



FRAGMENTOS DE El Exilio y el SIDA de Margarita Sánchez


"Creo que el esplendor de mi infancia fue único, porque se desarrolló en la absoluta miseria, pero también en la absoluta libertad; en el monte, rodeado de árboles, de animales, de apariciones y de personas a las cuales yo les era indiferente"

"Mi existencia ni siquiera estaba justificada y a nadie le interesaba; eso me ofrecía un enorme margen para escaparme sin que nadie se preocupase por saber dónde estaba, ni la hora a que regresaba"

"Siempre he creído que mi familia, incluyendo a mi madre, me consideraba un ser extraño, inútil, atolondrado, chiflado o enloquecido; fuera del contexto de sus vidas. Seguramente, tenían razón"

"En aquel momento yo estaba integrado a la revolución; no tenía nada que perder, y entonces parecía que había mucho que ganar; podía estudiar, salir de mi casa en Holguín, comenzar otra vida"

"Ahora estaba solo con mi miseria; nadie podía contemplar mi desgracia en aquella celda. Lo peor era seguir existiendo por encima de todo, después de haberme traicionado a mí mismo y de haber sido traicionado por casi todos".

El mensaje oficial muestra al escritor rendido ante las autoridades. Hay, sin embargo, una grieta invisible por donde están saliendo mensajes ilícitos que dan cuenta de la verdadera situación del personaje [8]. Y es que Arenas no sólo se caracterizó por su sagacidad en el acto sexual prohibido, sino también por el uso de métodos increíbles para sacar de la isla textos prohibidos aun antes de darse a conocer por su contenido anti-revolucionario. [9]

[8] Arenas encuentra siempre la manera de atravesar las paredes clausuradas de la cárcel para que la gente se entere de las terribles condiciones en las que se encuentra. Su madre y sus amigos íntimos están encargados de sacar estos textos de la cárcel.

[9] Sus amigos Jorge y Margarita Camacho, cubanos exiliados en Francia a comienzos de la revolución, se convirtieron en la mejor conexión para Arenas, quien les enviaba sus manuscritos con cualquier turista conocido que viajaba a la isla. Así salió El mundo alucinante y más adelante la tercera versión de Otra vez el mar.

“Yo no quise estar mucho tiempo en aquel lugar, que era como estar en la caricatura de Cuba; de lo peor de Cuba: el dime qué te diré, el chanchullo, la envidia. No soportaba tampoco la chatadura de un paisaje que no tenía siquiera la belleza insular; era como una especie de fantasma de la Isla; una península arenosa e infecta tratando de convertirse en el sueño para un millón de exiliados de tener una isla tropical, aérea y bañada por el mar y la brisa. En Miami el sentido práctico, la avidez por el dinero y el miedo a morirse de hambre, han sustituido a la vida y, sobretodo, al placer, a la aventura, a la irreverencia”.

“Y cuando miro hacia atrás me sorprendo al igual que Francisco Manzano pensando no en cuanto he vivido sino en cuanto he sufrido. En cuanto al futuro ninguna ilusión: me resta también el silencio, las tinieblas y espero que por lo menos la nada absoluta. La diferencia entre el estar aquí y el haber sido allá, es que allá éramos dueños de una indignada inocencia, había algo nuestro a lo que debíamos odiar. Aquí tenemos la posibilidad de gritar (cosa que en la isla ya no teníamos, como en general nada teníamos), pero me pregunto sin intenciones de parodiar a Rilke, ¿quién si yo clamara, no ya entre los ángeles, siquiera entre los demonios me va a escuchar? ¿y la luz roja?¿y los cheques que hay que pagar? ¿y la multitud que se abalanza para tomar un tren y poder llegar a su cajón donde sueña con quitarse los zapatos ante el televisor para ver un programa idiotizante?...(Archivo de la Universidad de Princeton, carta del 27 de abril de 1990).

Veo que llego al final de esta presentación, que es en realidad mi fin, y no he hablado mucho del SIDA. No puedo hacerlo, no sé qué es. Nadie lo sabe realmente. He visitado decenas de médicos y para todos es un enigma. Se atienden las enfermedades relativas al SIDA, pero el SIDA parece más bien un secreto de Estado. Sí puedo asegurar que, de ser una enfermedad, no es una enfermedad al estilo de todas las conocidas (...) El SIDA es un mal perfecto porque está fuera de la naturaleza humana y su función es acabar con el ser humano de la manera más cruel y sistemática posible. Realmente jamás se ha conocido una calamidad tan invulnerable. Esta perfección diabólica es la que hace pensar a veces en la posibilidad de la mano del hombre. Los gobernantes del mundo entero, la clase reaccionaria siempre en el poder y los poderosos bajo cualquier sistema, tienen que sentirse muy contentos con el SIDA, pues gran parte de la población marginal que no aspira más que a vivir y, por lo tanto, es enemiga de todo dogma e hipocresía política, desaparecerá con esta calamidad.



Las “UMAP’s’”

Las “UMAP’s’”, o mejor dicho, las llamadas eufemísticamente “Unidades Militares de Ayuda a la Producción” fueron campos de trabajos forzados, creados por Fidel Castro Ruz, que existieron en Cuba entre 1965 y 1968. Allí fueron confinados unos 25000 hombres, básicamente jóvenes en edad militar, entre los cuales había religiosos, homosexuales y disidentes, a los que se cataloga como parásito, vago y antisocial, y a los que se pretendía reinsertar en la vida revolucionaria. Durante una acción policial a gran escala por todo el país, miles de jóvenes fueron arrestados en sus casas y llevados por la fuerza en trenes, camiones y autobuses hasta la provincia de Camagüey, donde eran concentrados en diversos estadios deportivos. Luego se les trasladaba hacia zonas agrícolas para realizar trabajo forzado, sobre todo en el corte de caña. Se albergaban en barracas insalubres, ubicadas en campamentos cercados con alambre de púas, que son custodiados por efectivos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR).

La UMAP se desarrollo en una época en que no existían grupos ni activistas de los Derechos Humanos, coincidió con el embeleso y romanticismo de la prensa por el régimen. La presión de los familiares, únicos defensores, encontró poca resonancia, reducidos sectores religiosos e intelectuales manifestaron solidaridad con los confinados, el incremento de las presiones de estos grupos llevaron al régimen a terminar con los campos de concentración a finales de 1968.  Por décadas la UMAP permaneció olvidada, quienes estuvieron en los campos de concentración sufrieron al igual que sus hijos y familiares, la discriminación, humillaciones y rechazos.

A finales de los años 80 un grupo de ex prisioneros se unen y crean la “Asociación de Ex Confinados Políticos de la UMAP”, organización patriótica y humanitaria, para dar a conocer la realidad de lo que sucedió, divulgar la verdad ocultada, antecedentes, hechos y consecuencias de los campos de concentración y trabajo forzados de la UMAP.


De: http://armandina1959.wordpress.com

 
Prisión del Morro- Cuba

Prisión del Morro- Cuba
También aquí estuvo encarcelado Arenas
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