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16 de julio de 1943- Cuba Escritor |
CELESTINO ANTES DEL
ALBA
Tengo deseos de levantarme y abrazarla. De pedirle perdón y
llevármela lejos donde ni abuela ni abuelo nos mortifiquen. Tengo deseos de
decirle: «Madre mía, madre mía, ¡qué bonita estás hoy con tantas campanillas en
el pelo! Te pareces a una de esas mujeres que solamente salen en las postales
de Navidad. Vámonos de aquí ahora mismo. Recojamos las cosas y larguémonos ya.
No estemos ni un segundo más en esta casa horrible, que se parece al fondo de
un caldero. Vámonos ahora, antes de que el condenado de abuelo se despierte y
nos haga levantar para que ordeñemos las vacas.
«Vámonos ahora mismo porque de día no podremos salir».
-¡Madre mía! ¡Madre mía!...
Y no dije más nada. Lo que tenía pensado se me hizo un rollo
en la garganta. Chocó con la punta de la garrocha que ya me traspasaba. Y no
salió por la boca. Por un momento mi madre se quedó paralizada: escuchándome.
Todo el sao sabe que yo le he dicho madre mía. Todo el cerro también lo sabe y
ahora lo repite lo repite lo repite en un no sé qué tipo de eco casi tan
cercano como mi propia voz.
Mamá se queda lela. Me saca la garrocha del cuello. La tira
sobre la yerba. Se lleva las manos a la cara y da un grito enorme.
Enorme.
Enorme.
Enorme.
Y echa a volar, cruzando ya el mayal viejo y entrando en la
casa por los huecos tan grandes que yo he abierto en el techo con mis subidas y
bajadas, buscando los pichones de totises o reuniéndome con mis primos muertos.
Yo no sé qué hacer. El cuello me arde mucho. Me paso la mano
por él y resulta que no tengo nada. Ni un rasguño siquiera. Las hormigas bravas
me han comido toda la espalda y los abujes ya empiezan a treparme por la cara.
Mi madre ha desaparecido y es casi ya de noche. Si pudiera llegar a la casa sin
que nadie me viera y sin que ella me empezara de nuevo a jurgar con la
garrocha, o abuela me echase un poco de agua caliente en el lomo.
-Sí, puedes. Esta noche sí puedes -me dice una bandada de
totises, que pasan volando muy alto y todos en filas, uno tras el otro. Pero,
¡cómo es posible que esos totises me hayan hablado! No lo creo. Vuelvo a mirar
al cielo y la línea negra de sus alas es recta y perfecta: el viaje de los
pájaros ha continuado y ya yo nunca podré saber la verdad.
Sr. Fidel Castro,
¿recuerda a Reinaldo Arenas? ¿No recuerda en él a todos los homosexuales que
para la Revolución trabajaron, confiados en una inexistente capacidad de apertura
mental?
Reconocer los errores
políticos es una cuestión de hombría, Comandante, y un signo indiscutible de humanismo.
¿No será hora para la autocrítica?
FRAGMENTOS DE El Exilio y el SIDA de Margarita Sánchez
"Creo que el esplendor de mi infancia fue único, porque se desarrolló en la absoluta miseria, pero también en la absoluta libertad; en el monte, rodeado de árboles, de animales, de apariciones y de personas a las cuales yo les era indiferente"
"Mi existencia ni siquiera estaba justificada y a nadie le interesaba; eso me ofrecía un enorme margen para escaparme sin que nadie se preocupase por saber dónde estaba, ni la hora a que regresaba"
"Mi existencia ni siquiera estaba justificada y a nadie le interesaba; eso me ofrecía un enorme margen para escaparme sin que nadie se preocupase por saber dónde estaba, ni la hora a que regresaba"
"Siempre he creído que mi familia, incluyendo a mi
madre, me consideraba un ser extraño, inútil, atolondrado, chiflado o
enloquecido; fuera del contexto de sus vidas. Seguramente, tenían razón"
"En aquel momento yo estaba integrado a la revolución;
no tenía nada que perder, y entonces parecía que había mucho que ganar; podía
estudiar, salir de mi casa en Holguín, comenzar otra vida"
"Ahora estaba solo con mi miseria; nadie podía
contemplar mi desgracia en aquella celda. Lo peor era seguir existiendo por
encima de todo, después de haberme traicionado a mí mismo y de haber sido traicionado
por casi todos".
El mensaje oficial muestra al escritor rendido ante las
autoridades. Hay, sin embargo, una grieta invisible por donde están saliendo
mensajes ilícitos que dan cuenta de la verdadera situación del personaje [8]. Y
es que Arenas no sólo se caracterizó por su sagacidad en el acto sexual
prohibido, sino también por el uso de métodos increíbles para sacar de la isla
textos prohibidos aun antes de darse a conocer por su contenido
anti-revolucionario. [9]
[8] Arenas encuentra siempre la manera de atravesar las
paredes clausuradas de la cárcel para que la gente se entere de las terribles
condiciones en las que se encuentra. Su madre y sus amigos íntimos están
encargados de sacar estos textos de la cárcel.
[9] Sus amigos Jorge y Margarita Camacho, cubanos exiliados
en Francia a comienzos de la revolución, se convirtieron en la mejor conexión
para Arenas, quien les enviaba sus manuscritos con cualquier turista conocido
que viajaba a la isla. Así salió El mundo alucinante y más adelante la tercera
versión de Otra vez el mar.
“Yo no quise estar mucho tiempo en aquel lugar, que era como
estar en la caricatura de Cuba; de lo peor de Cuba: el dime qué te diré, el
chanchullo, la envidia. No soportaba tampoco la chatadura de un paisaje que no
tenía siquiera la belleza insular; era como una especie de fantasma de la Isla;
una península arenosa e infecta tratando de convertirse en el sueño para un
millón de exiliados de tener una isla tropical, aérea y bañada por el mar y la
brisa. En Miami el sentido práctico, la avidez por el dinero y el miedo a morirse
de hambre, han sustituido a la vida y, sobretodo, al placer, a la aventura, a
la irreverencia”.
“Y cuando miro hacia atrás me sorprendo al igual que
Francisco Manzano pensando no en cuanto he vivido sino en cuanto he sufrido. En
cuanto al futuro ninguna ilusión: me resta también el silencio, las tinieblas y
espero que por lo menos la nada absoluta. La diferencia entre el estar aquí y
el haber sido allá, es que allá éramos
dueños de una indignada inocencia, había algo nuestro a lo que debíamos
odiar. Aquí tenemos la posibilidad de gritar (cosa que en la isla ya no
teníamos, como en general nada teníamos), pero me pregunto sin intenciones de
parodiar a Rilke, ¿quién si yo clamara, no ya entre los ángeles, siquiera entre
los demonios me va a escuchar? ¿y la luz roja?¿y los cheques que hay que pagar?
¿y la multitud que se abalanza para tomar un tren y poder llegar a su cajón
donde sueña con quitarse los zapatos ante el televisor para ver un programa
idiotizante?...(Archivo de la Universidad de Princeton, carta del 27 de abril
de 1990).
Veo que llego al final de esta presentación, que es en
realidad mi fin, y no he hablado mucho del SIDA. No puedo hacerlo, no sé qué
es. Nadie lo sabe realmente. He visitado decenas de médicos y para todos es un
enigma. Se atienden las enfermedades relativas al SIDA, pero el SIDA parece más
bien un secreto de Estado. Sí puedo asegurar que, de ser una enfermedad, no es
una enfermedad al estilo de todas las conocidas (...) El SIDA es un mal
perfecto porque está fuera de la naturaleza humana y su función es acabar con
el ser humano de la manera más cruel y sistemática posible. Realmente jamás se
ha conocido una calamidad tan invulnerable. Esta perfección diabólica es la que
hace pensar a veces en la posibilidad de la mano del hombre. Los gobernantes
del mundo entero, la clase reaccionaria siempre en el poder y los poderosos
bajo cualquier sistema, tienen que sentirse muy contentos con el SIDA, pues
gran parte de la población marginal que no aspira más que a vivir y, por lo
tanto, es enemiga de todo dogma e hipocresía política, desaparecerá con esta
calamidad.
Las “UMAP’s’”
Las “UMAP’s’”, o mejor dicho, las
llamadas eufemísticamente “Unidades Militares de Ayuda a la Producción” fueron
campos de trabajos forzados, creados por Fidel Castro Ruz, que existieron en
Cuba entre 1965 y 1968. Allí fueron confinados unos 25000 hombres, básicamente
jóvenes en edad militar, entre los cuales había religiosos, homosexuales y
disidentes, a los que se cataloga como parásito, vago y antisocial, y a los que
se pretendía reinsertar en la vida revolucionaria. Durante una acción policial
a gran escala por todo el país, miles de jóvenes fueron arrestados en sus casas
y llevados por la fuerza en trenes, camiones y autobuses hasta la provincia de
Camagüey, donde eran concentrados en diversos estadios deportivos. Luego se les
trasladaba hacia zonas agrícolas para realizar trabajo forzado, sobre todo en
el corte de caña. Se albergaban en barracas insalubres, ubicadas en campamentos
cercados con alambre de púas, que son custodiados por efectivos de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias (FAR).
La UMAP se desarrollo en una
época en que no existían grupos ni activistas de los Derechos Humanos,
coincidió con el embeleso y romanticismo de la prensa por el régimen. La presión
de los familiares, únicos defensores, encontró poca resonancia, reducidos
sectores religiosos e intelectuales manifestaron solidaridad con los
confinados, el incremento de las presiones de estos grupos llevaron al régimen
a terminar con los campos de concentración a finales de 1968. Por décadas la UMAP permaneció olvidada,
quienes estuvieron en los campos de concentración sufrieron al igual que sus
hijos y familiares, la discriminación, humillaciones y rechazos.
A finales de los años 80 un grupo
de ex prisioneros se unen y crean la “Asociación de Ex Confinados Políticos de
la UMAP”, organización patriótica y humanitaria, para dar a conocer la realidad
de lo que sucedió, divulgar la verdad ocultada, antecedentes, hechos y
consecuencias de los campos de concentración y trabajo forzados de la UMAP.
De: http://armandina1959.wordpress.com
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Prisión del Morro- Cuba También aquí estuvo encarcelado Arenas. |