movieron las
cabezas, agitaron las crines en el aire
y golpearon la
tierra con sus patas.
Lloraban a Patroclo
al darse cuenta que estaba sin vida,
su carne inerte,
su alma perdida,
sin aliento, salida a la gran nada.
Zeus vio las
lágrimas de los inmortales caballos
y se entristeció:
“No debí actuar impulsivamente
en la boda de
Peleo. No debí regalarlos.
Tristes caballos.
¿Qué tenían que
hacer allá,
entre los
desdichados humanos, juguetes del destino?
Ustedes, para
quienes no existe la muerte ni la vejez,
si algún problema
humano los alcanza
caerán también en
la desdicha.”
Sin embargo, los
caballos continúan llorando
por el interminable
desastre que es la muerte.
1911
Hedonismo
El gozo y la
esencia de mi vida
es el recuerdo de
las horas en que encontré
y retuve el placer
como quise.
El gozo y la
esencia de mi vida
fue así, para mí
que rehusé todo el
sabor de los amores de rutina
1917
Recuerda,
cuerpo
Recuerda, cuerpo, cuánto te amaron;
no sólo las camas que tuviste,
sino también los deseos que brillaron abiertamente
en los ojos que te vieron;
las voces temblorosas, que algún obstáculo frustró.
Ahora que todos están en el pasado,
parece como si en realidad te hubieras
entregado a esos deseos.
Cómo deslumbraban.
Recuerda los ojos que te vieron,
las voces que temblaron por ti.
Recuerda, cuerpo.
28 de abril de 1923- La Habana, Cuba Poeta e investigadora literaria. Integrante de la Revista Orígenes.
Y SIN EMBARGO SÉ QUE SON TINIEBLAS
Y sin embargo sé
que son tinieblas
las luces del hogar
a que me aferro,
me agarro a una
mampara, a un hondo hierro
y sin embargo sé
que son tinieblas.
Porque he visto una
playa que no olvido,
la mano de mi
madre, el interior de un coche,
comprendo los
sentidos de la noche,
porque he visto una
playa que no olvido.
Cuando de pronto el
mundo da ese acento
distinto, cobra una
intimidad exterior que sorprendo,
se oculta sin
callar, sin hablar se revela,
comprendo que es el
corazón extinto
de esos días
manchados de temblor venidero
la razón de mi paso
por la tierra.
AY, CUBA, CUBA...
Ay
Cuba, Cuba, esa musiquita ahora, de las entrañas, que conozco como un secreto
que fuera mío y no tuyo, tú que eres porque no te has conocido nunca, óyeme, no
te vayas detrás de esos extraños como una provinciana ilusionada por un actor
de paso que la deslumbra con trajes gastados de teatro, acuérdate de la portada
azul con lomerío atrás lejano, acuérdate del "mecido" como de cuna
sobre la hoja, y el "va y ven" que entra y sale como un mar del olor
del jazmín de noche, acuérdate de tu pulcro vestidito "de tarde": no
te vayas detrás de esos extraños, que cuando abras los ojos ya te habrán secado
el alma y demudado el rostro que yo amaba. Erguida, modesta, valiente ay!, no
serás nunca madre nuestra sino hija, Cuba, Cuba, loca mía, desvarío suave? Ay!,
pudiera yo protegerte cantándote tus propios sones de conocimiento "color
de arcano", pudiera protegerte con tu propia rapidez tu honda lentitud!
Pudiera decirte: no subas a esa alta montaña que tiene al pie todos los bienes
de la tierra rebrillando aciagos, tú que nada supiste poseer, secreta y sola
como alta palma, flor de desierto. Pudiera proteger los sones que me acunaron y
que ahora oigo como si faltara ya poco tiempo para que fueras a morir. Escapa,
escapa, pelota, pez, colibrí, escapa, a todas las posesiones, a todas las
certezas, a todas las negaciones, a todas las dudas, escapa, cefirillo, de la
nube negra al hondo azul. Azul es tu prestancia y lo azul tu secreto. Escapa,
como mirada de preso, al aire y al espacio tuyos! 0 salta, enloquece, búrlate,
"mi bien", son suave, piérdete, acomete, abeja, miel, sinsonte,
jilguerillo, a la sabana moteada, carmín, al "verdeclaro". Que no te toquen,
cuerpo glorioso, patria. Porque siempre fuiste "edén" de las primeras
miradas que te vieron, "edén" de la trova humilde, principio y fin,
paraíso: nada sino esto agarraste, nada sino esto entendiste, lejanía, nada
sino que no era esto sino otra cosa que no podías entender bien. Ensoñación
modesta, no te toquen. Yo sé que te vas y vuelves, vaivén! Que te meces y me
meces, cadencia! Que te vas "lejos, pero no muy lejos", aquí en el
allí. Yo sé que tus palmas no rindieron homenaje al Hijo sino a su Huida! Por
eso te pido ahora: reconoce! Regresa, Ave, con la Salutación!