lunes, 12 de agosto de 2013

Bajo la Serpiente de los Huesos Blancos -11-

Cirugía de invierno


     Lo dicho queda, cala, corroe
     la leve pulpa que otro construye a solas,
     como a follaje que el otoño ataca.

     
     Porque el otoño seca las hojas
     de manera bellísima:
     deja en el aire las puras nervaduras,
     esas casi invisibles
     en las que reparábamos apenas,
     y evapora esa verde sustancia
     de lo que fue verano.
     

     Caen así de pronto los verdores.
     Hay que arrastrar cadáveres amados,
     consentir —ay— el lujo de infinitas
     dilaciones e indecisos traslímites
     y el filo que mutila hojas, esperas.






Agosto, Santa Rosa



Una lluvia de un día puede no acabar nunca,
puede en gotas,
en hojas de amarilla tristeza
irnos cambiando el cielo todo, el aire,
en torva inundación la luz,
triste, en silencio y negra,
como un mirlo mojado.
Deshecha piel, deshecho cuerpo de agua
destrozándose en torre y pararrayos,
me sobreviene, se me viene sobre
mi altura tantas veces,
mojándome, mugiendo, compartiendo
mi ropa y mis zapatos,
también mi sola lágrima tan salida de madre.
Miro la tarde de hora en hora,
miro de buscarle la cara
con tierna proposición de acento,
miro de perderle pavor,
pero me da la espalda puesta ya a anochecer.
Miro todo tan malo, tan acérrimo y hosco.
¡Qué fácil desalmarse,
ser con muy buenos modos de piedra,
quedar sola, gritando como un árbol,
por cada rama temporal,
muriéndome de agosto!





Ida Vitale

Docente de Literatura. Poeta de trazo sutil: te toca el nervio central del alma con la precisión de un cirujano avezado y clava detrás de tus ojos una mirada de la realidad -la minúscula, la casi invisible- de la que ya no podrás despojarte.

Otro haz de energía superior que perdimos y que tanta falta nos hace. Otra sensibilidad obligada al exilio por la fuerza bestial de la ignorancia. Pero como ella misma plasmó: "Está(n) aquí y allá: de paso, en ningún lado", aunque osadamente me atrevo a agregar: "Estás en todos". 

Reside actualmente en Estados Unidos, junto a su esposo, el poeta Enrique Fierro, nuestro, también.