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Escribir fue su modo de resistir. Pero la resistencia no es un acto infinito. Ya lo había pronosticado Kafka: en los Estados Modernos no hay un afuera ni un adentro para aferrarnos. 11-2- 1963 |
Filo
La mujer ha alcanzado la perfección.
Su cuerpo
muerto tiene la sonrisa de la consumación,
lo ilusorio de la fatalidad griega
fluye por los pliegues de su toga.
Sus pies
desnudos parecen decir:
Hemos llegado tan lejos, se acabó.
Cada niño muerto enroscado, serpiente blanca,
en su pequeño
cántaro de leche, ahora vacío.
Ella los ha vuelto
a atraer hacia su cuerpo como pétalos
de una rosa que se encoge cuando el jardín
se petrifica y las fragancias sangran
en las gargantas dulces, profundas de la flor nocturna.
La luna no tiene por qué estar triste
mientras observa desde su cofia ósea.
Está habituada a este tipo de cosas.
Sus lutos crujen y se arrastran.
Versión de María Negroni
En: http://www.poesia.us