martes, 31 de octubre de 2017

“Que mi voz suba a los montes y baje a la tierra y truene, eso pide mi garganta desde ahora y desde siempre”. - Miguel Hernández

30 de octubre de 1910- España


SEPULTURA DE LA IMAGINACIÓN

Un albañil quería... No le faltaba aliento.
Un albañil quería, piedra tras piedra, muro
tras muro, levantar una imagen al viento
desencadenador en el futuro.

Quería un edificio capaz de lo más leve.
No le faltaba aliento. ¡Cuánto aquel ser quería!
Piedras de plumas, muros de pájaros los mueve
una imaginación al mediodía.

Reía. Trabajaba. Cantaba. De sus brazos,
con un poder más alto que el ala de los truenos
iban brotando muros lo mismo que aletazos.
Pero los aletazos duran menos.

Al fin, era la piedra su agente. Y la montaña
tiene valor de vuelo si es totalmente activa.
Piedra por piedra es peso y hunde cuanto acompaña
aunque esto sea un mundo de ansia viva.

Un albañil quería... Pero la piedra cobra
su torva densidad brutal en un momento.
Aquel hombre labraba su cárcel. Y en su obra
fueron precipitados él y el viento.


En: http://www.poesi.as


Según Antonio Buero Vallejo, compañero de Miguel en la cárcel de Toreno, en ella compuso el poeta oriolano uno de sus últimos poemas, el titulado «Sepultura de la imaginación».

En:  http://mhernandez-palmeral.blogspot.com