Barato se liquida
A ti, mujer,
a quien enredo en
conmovedora aventura,
o a ti, transeúnte,
a quien miro simplemente.
Todos pasan
temerosos apretando los bolsillos.
¡Ridículos!
¡A los pobres,
qué pueden
robarles!
Pasarán los años
lo sabrán ustedes,
tal vez, yo,
candidato a dos
metros de la morgue municipal,
soy infinitamente
más rico,
que cualquier Pierpont
Morgan.
Al cabo de tantos y
tantos años,
ya no viviré,
moriré de hambre,
o un tiro me pegaré
a mí,
al de fuego,
me estudiarán los
profesores,
hasta los puntos y
las comas,
y hablarán de dónde
y cómo,
y cuándo vivió y
nació...
Y desde la cátedra,
un idiota de frente
saliente,
recordará a Dios o
al demonio.
Se inclinará la
muchedumbre,
adorándome
inquieta,
y no me
reconocerán.
Yo no soy yo.
Dibujarán una
cabeza,
con cuerpo o con
aureola,
y todas las
estudiantes,
antes de dormirse,
soñarán acostadas sobre
mis versos.
Soy pesimista
-dicen-
¡Ya lo sé!
¡Siempre habrá
aprendices en la tierra!
Pero al fin,
escuchádme:
todo lo que posee
mi alma,
todo,
¿a ver quién se
atreve a medir esta hondura?
Toda la maravilla,
que en la eternidad
adornará mi paso,
y aún mi propia
inmortalidad,
que tronando por
todos los siglos,
juntará a mis
admiradores de rodillas,
en el mundo y
siempre,
¿todo eso quieren?
lo doy enseguida,
por una sola
palabra,
cariñosa,
humana.
¡Gente!
¡Venid, levantando
polvo por las avenidas,
aplastando cuerpos,
pisando rostros!
Venid de toda la
tierra.
hoy,
en San Petersburgo,
en la calle
Nadiézda¹
por menos de un
kopek²
se liquida una
valiosísima corona,
por una palabra
humana.
¿Barato, verdad?
¡Anda,
prueba encontrarla!
¹Calle donde vivió
Mayakovski
² Moneda rusa que
equivalía a un céntimo
Publicado en la
revista "El Nuevo Satiricón" en 1916
Amo
Escrito en 1922,
dedicado a Lili Brick. Es
de carácter
autobiográfico.
1. Comunmente es así
El amor le es dado
a cualquiera
pero...
entre el empleo,
el dinero y demás,
día tras día,
endurece el
subsuelo del corazón.
Sobre el corazón
llevamos el cuerpo,
sobre el cuerpo la
camisa,
pero esto es poco.
Sólo el idiota,
se pone los puños,
y el pecho lo cubre
de almidón.
De viejos se
arrepienten.
La mujer se
maquilla.
El hombre hace
ejercicios con sistema Müller,
pero ya es tarde.
La piel multiplica
sus arrugas.
El amor florece,
florece,
y después se
deshoja.
De: AMediaVoz.com
Conversación con el inspector de impuestos
sobre poesía
¡Ciudadano
inspector fiscal!
Disculpe la molestia.
Gracias...
no se moleste...
me quedo de pie...
Tengo con usted
un asunto
de naturaleza delicada:
El lugar
del poeta
en las filas obreras.
Al lado
de los propietarios
de almacenes y tierras
he sido gravado
y debo ser castigado.
Usted demanda
de mí
quinientos por medio año
y veinticinco
por no rendir
declaración.
Mi trabajo
a
cualquier
trabajo se parece.
Mire
cuánto he perdido
cuáles
gastos
en mi producción
y cuánto se
invierte
en
material.
A usted,
por supuesto, le es conocido
el fenómeno de la rima.
Digamos,
una línea
termina con la
palabra
“atsá”.
Entonces
en la línea alternada
repitiendo las sílabas
pondremos
algo así:
“lamtsabritsa-tsá.”
Hablando como
usted,
la
rima
es una letra de cambio.
¡Cóbrese a la línea
alternada!
He ahí la
disposición.
Y buscas
el cambio de sufijos y
flexiones
en la desolada caja
de declinaciones
y conjugaciones.
Intentas
una palabra
meter en la
línea,
pero no cabe;
la aprietas y se
rompe.
Ciudadano inspector
fiscal,
palabra de honor,
al poeta
le salen caras las
palabras.
Hablando como
nosotros,
la rima
es
un tonel.
Tonel con dinamita.
La línea
es la mecha.
El renglón se
consume,
estalla la
línea
y la ciudad
por los aires
vuela en
estrofas.
¿Dónde encontrar,
a qué precio,
rimas
que de un golpe maten,
certeras?
Puede que
cinco
inusitadas rimas
queden solamente
en Venezuela.
Y me dan
ganas
en el
frío y en el ardor.
Me lanzo
enredado en anticipos y
préstamos.
¡Ciudadano,
considere el boleto del
viaje!
La Poesía
¡toda!
es un viaje a lo
desconocido.
La Poesía
es como la extracción de radio.
Se desperdician
por una sola
palabra
miles de toneladas
de mineral
verbal
Pero qué
abrasador
es el ardor de estas
palabras
junto
a la prodredumbre
de la palabra
cruda
Estas palabras
pondrán en movimiento
por miles de años
a millones de
corazones.
Por supuesto, hay
distintas calidades poetas
Cuántos poetas
poseen agilidad de manos!
Sacan,
como prestidigitadores,
líneas de la boca,
tanto de la suya
como de la de
otros.
¡¿Qué decir
de los castrados líricos?!
Una línea
ajena
ponen
y son
felices.
Esto es
un común
robo y despilfarro
entre los
despilfarros que acosan al país.
Estos
de hoy
versos y odas,
aplaudidos a
rabiar,
pasarán
a la historia
como gastos
accesorios
de lo hecho
por nosotros,
por dos o
tres.
Un pud,
como se dice,
de sal de mesa
consumes
y cien bocanadas de
cigarrillo,
para
extraer
la palabra preciosa
de las artesanas
profundidades de la
humanidad.
Y de golpe
se reduce
el tamaño del
impuesto.
¡Rebaje
de la imposición
la rueda
de un cero!
Uno noventa,
cien cigarrillos;
uno sesenta
la sal de mesa.
En su encuesta
hay un montón de
preguntas:
—¿Ha salido?
¿O no ha salido?—
¿Y qué
si yo
diez pegasos
reventé
en los últimos
quince años?
Usted—
póngase en mi lugar—
pregunta por
sirvientes
y bienes
en esta sección.
¿Y qué
si yo soy
conductor del pueblo
y al mismo tiempo
su sirviente?
La clase
se expresa
en nuestras palabras;
y nosotros,
proletarios,
somos
agitadores de la pluma
La máquina
del alma
se desgasta con
los años.
Dicen:
¡Archívenlo!
¡Ya no interesa!
¡Ya
es hora!
Cada vez amas
menos,
cada
vez te atreves menos
y mi frente
el tiempo terrible
atormenta.
Llega
la más temida de las amortizaciones:
la del
corazón y el alma.
Y cuando
este sol
cerdo cebado
se levante
sobre el futuro
sin
miserables ni inválidos,
yo
ya
estaré oculto,
muerto bajo la
cerca
junto
a diez
de mis colegas.
¡Conduzca
mi
balance mortuorio!
Yo afirmo
y lo sé —no miento—
que sobre el fondo
de los actuales
oportunistas y bribones
yo seré
el único
con deudas impagables.
Nuestro deber
es aullar
con una
sirena garganta-de-cobre
entre la neblina de
pequeñoburgueses,
en
la espuma de la tormenta.
El poeta
siempre
es deudor del universo.
Paga
por el dolor y la pena
porcentajes.
Yo
estoy en deuda
con los faroles de
Brooklin,
con ustedes,
cielos de Bagdadí,
con el Ejército
Rojo,
con los cerezos del Japón—
con todo
acerca de lo cual
no pude
escribir.
¿Y para qué
finalmente
esta
complicación gratuita?
¿Para disparar
rimas
y enfurecer con
los ritmos?
La palabra del
poeta
es su
resurrección,
su inmortalidad,
ciudadano burócrata.
Dentro de siglos
de su marco de papel
tome el verso
¡y restituya el tiempo!
Y aparecerá
este día
con inspectores
fiscales
con brillo de
prodigios
y hedor de tinta.
Habitante
convencido de los días presentes,
consiga
en el Ministerio
un pasaje a
la inmortalidad
y, calculando
la eficacia de los versos,
reparta
mis ganancias
¡en trescientos años!
Pero la fuerza del
poeta
no sólo
está en eso
de que, a usted
recordando,
en el futuro hipéen.
¡No!
También hoy
la rima del poeta
es caricia
y consigna
y bayoneta
y látigo.
Ciudadano inspector
fiscal,
pagaré cinco,
¡todos
los ceros
de la cifra tachando!
Yo
por derecho
exijo una pulgada
al lado
de los empobrecidos
obreros y campesinos.
Y si
a ustedes, les parece
que mi
trabajo
es utilizar
palabras ajenas,
ahí tienen,
camaradas,
mi pluma,
y pueden
escribir
¡por sí mismos!
Poeta obrero
Gritan al poeta:
“Te veríamos junto
al torno.
¿Qué son los
versos?
¡Son estériles!
Imagino que
trabajar... Entrañas delicadas.”
Puede ser
que para nosotros
el trabajo,
de todas las
ocupaciones, sea la más entrañable.
Yo también soy una
fábrica.
Y, si bien sin
chimeneas,
puede ser
que para mí
sin chimeneas sea
más difícil.
Yo sé
que ustedes no
gustan de las frases vanas.
Talan robles para
trabajar.
Y nosotros,
¿no somos acaso
ebanistas?
De la cabeza de los
hombres pulimos robles.
Por supuesto
que pescar es un
oficio honorable:
Recogen la red y
¡en las redes hay
esturiones!
Pero el trabajo del
poeta es también honorable.
Se pescan hombres,
que no peces.
Enorme trabajo es
arder sobre la fragua,
templar el acero
sibilante.
Pero, ¿quién pues
de “ociosos” nos
arroja el reproche?
Cerebros pulimos
con la lima de la lengua.
¿Quién es más
grande: el poeta
o el técnico,
el cual
conduce a los
hombres al beneficio material?
Ambos.
El corazón es tal
motor.
El alma, tal diestra
máquina.
Somos iguales:
Camaradas en la
masa de los trabajadores.
Proletarios de
cuerpo y espíritu.
Sólo juntos
el universo
embelleceremos
y las marchas
dejaremos sonar.
Aislémonos a cal y
canto de la tormenta de palabras.
¡A la obra!
Trabajo vivo y
nuevo.
Y los vacuos
oradores,
¡al molino!
¡Con los molineros!
Que el agua de sus
discursos haga girar la noria.
De: Material de LecturaUNAM
Y NO DIJIMOS NADA
“La primera noche,
ellos se acercan y toman una flor de
nuestro jardín.
No decimos nada.
La segunda noche ya
no se esconden, pisan las flores, matan
a nuestro perro y no decimos nada.
Hasta que un día,
el más frágil de ellos, entra sólo a nuestra casa, nos roba la luna, y
conociendo nuestro miedo, nos arranca la voz de la garganta.
Y porque no dijimos
nada, ya no podemos decir nada”.
Vladimir Maiakovski
7 de julio de 1893
Poeta, ensayista,
pintor, artista cinematográfico.
Fundador del futurismo en Rusia.
|
En 1908, fue despedido de la escuela
primaria porque su madre ya no era capaz de pagar las tasas de matrícula.
Alrededor de este tiempo, Maiakovsky fue
encarcelado en tres ocasiones por actividades políticas subversivas. Durante un
período de incomunicación en la prisión de Butirka en 1909, empezó a escribir
poesía, pero sus poemas fueron confiscados.
A su salida de la cárcel, continuó
trabajando en el movimiento socialista, y en 1911 se incorporó a la Escuela de
Arte de Moscú, donde conoció a los miembros del movimiento futurista ruso. Se
convirtió en un destacado portavoz del grupo Gileas y un amigo cercano de David
Burliuk, a quien veía como su mentor.
De 1912 la publicación futurista una
bofetada en la cara, del gusto del público contenía los primeros poemas de
Mayakovski publicado: "Night" y "Mañana". Debido a sus
actividades políticas, Burliuk y Maiakovski fueron expulsados de la Escuela de
Arte de Moscú en 1914.
Su trabajo continuó en la vena futurista
hasta 1914. Su desarrollo artístico se desplaza cada vez más en la dirección de
la narración y es este trabajo, publicados en el período inmediatamente anterior
a la revolución rusa, que iba a establecer su reputación como poeta en Rusia y
en el extranjero.
Eugenia Seménova,
Rusia Hoy
No es tan fácil encontrar el museo de Maiakovski, ubicado
en el mismo centro de la vieja Moscú. Para llegar a él es preciso al principio
encontrar el edificio en un insignificante patiecito y luego pasar por el
oscuro y estrecho corredor de una librería de viejos. Al ingresar al museo
propiamente dicho, a primera vista uno comprende porque se lo considera como
uno de los más originales del mundo.
En el
primer piso se exhibe una enorme escupidera llena de pintura roja, en la que
nadan los afiches de uno de los espectáculos más audaces de Maiakovski: “La chinche”,
merecedor de no pocas reseñas críticas. Junto con la escupidera se encuentra un
aparato y una mesa servida, a la cual están sentados cartones con las figuras
de los actores que interpretaron la obra. En algunos de ellos hay pinchados
tenedores.
Más
abajo se encuentra una tenebrosa exposición en tonos grises, blancos o negros,
dedicada a la muerte del escritor. Cerca de la pared se encuentra un enorme
calendario metálico. Dos días antes de su suicidio, ocurrido el 14 de abril de
1930, Maiakovski escribió su nota póstuma. Fue entonces que arrancó de su
calendario de mesa las páginas correspondientes al 13 y al 14 de abril.
Luego
de la recorrida los visitantes pueden ver el filme mudo “La señorita y el
atorrante”, en el que Maiakovski interpretó el papel de un atorrante
provinciano enamorado de una joven maestra. La velada continúa con la lectura
de los poemas de Maiakovski acompañados por una música elegida para los versos
de “Palabras invalorables de un manirrota y disipado”, como se calificaba a sí
mismo el poeta.
Al
final del programa los actores del teatro “Komediant” presentan “Él mismo”, un
espectáculo sobre Maiakovski. Los cuatro pisos del museo se convierten en
escenario. Las acciones comienzan en el vestíbulo. Del público surge de pronto
el mismo Maiakovski (interpretado por Guennadi Nóvikov) y comienza a recitar
poemas. Los actores permanecen permanentemente entre los espectadores y se hace
imposible adivinar cuándo comenzarán a actuar. Pueden aparecer desde atrás con
ensordecedores silbidos o entreverarse en una cómica paliza con sus colegas.
Los actores, a propósito, se animan a mezclar en el espectáculo a los propios
espectadores pidiéndoles que vayan más rápido o preguntándoles qué piensan de
la obra del poeta.
Los
colores estridentes, las formas incorrectas, los pasos inesperados se
transportan al mundo material por las estrofas ingeniosas de Maiakovski, que
cien años después siguen sonando frescas y originales.
De:
http://la.rusiahoy.com
De una entrevista a Juan Bonilla, autor de "Prohibido entrar sin pantalones":
Maiakovski es el vórtice de
una época, si entendemos por vórtice el punto donde se concentra la máxima
energía. Me interesaba especialmente la elipse que describe su trayectoria, un
chaval que va al Instituto de las Artes y es descubierto por un pintor
futurista que ve en él lo que había en él de veras, un entusiasmo desmedido,
una fuerza colosal, un gusto premeditado por el espectáculo y un narcisismo a prueba
de bombas. Ese chaval va convirtiéndose en un personaje de una época bulliciosa
y frenética –una época que es, no se olvide, la edad de oro de la poesía rusa:
la época de Ajmatova, Pasternak, Klenikhov, Tsvetaieva, Blok, Esenin–, hasta
que todas las guerras artísticas de la época se callan ante la guerra mayor, la
Gran Guerra, que en Rusia da pie a la Revolución y a la Guerra Civil y luego al
leninismo –que convierte a Maiakovski en una especie de poeta nacional, de
poeta oficial del bolchevismo– y al stalinismo –que combate y enmudece a
Maiakovski y a las vanguardias, porque los burócratas que suben al poder,
obviamente, quieren salir guapos en los retratos, no quieren posar para un
vanguardista que les entregue un retrato en el que no se reconozcan.
Por otra parte no hay mayor
empatía del narrador con el personaje: Maiakovski es, fue, un botarate
constante, se iluminaba con algunos relámpagos de auténtica poesía, y su afán
de transformar la vida, de asesinar la rutina inventándose la vida a diario, habla
mucho de su ansiedad adolescente, que por otra parte puede ser extendida a casi
toda la vanguardia de la que él era vórtice.
Como dice Felipe Benítez
Reyes, los vanguardistas eran adolescentes estéticos metidos en cuerpos de
adultos. Y la adolescencia siempre me ha interesado, desde su pura etimología,
ese “estar falto de”, sobre todo cuando quienes están faltos de lo que sean se
atreven a ponerse en marcha para tomarlo. Maiakovski se propuso tomar nada
menos que el futuro, que para él no era un punto de referencia, como el
horizonte, sino un lugar concreto, un lugar significado fundamentalmente porque
en él ya no habría que esperar nada del futuro, ya habríamos llegado a lo
máximo que podíamos llegar. No se puede ser más adolescente…por peligroso que eso
sea.
Juan Bonilla, Prohibido entrar sin
pantalones,
Por: Gema Sánchez de la Nieta
sumacultural.unir.net
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