13 de febrero de 1912- Italia |
No tener un Dios
no tener una tumba
no tener nada firme
sólo cosas vivas que huyen—
ser sin pasado
ser sin futuro
y cegarse en la nada—
—ayuda—
por la miseria
que no tiene fin—
SOLEDAD
Aunque el olor de las hojas nuevas te despierta
a un deseo humano de sol
y el ocaso aún no transfigurado en noche
te empuja
por caminos de tierra
–remotos
los umbrales difuminados del cielo–
inútilmente buscas quien pueda
en esta hora llegar a través de tu deseo
junto a tu corazón–
cierto es que nadie
llega a tu corazón
inaccesible–
ese es el único hecho–
condenado a los gritos
de sus propias
golondrinas.
No sólo las hermanó la aspereza de un afecto tan austero que se pareció demasiado al desamor. |