viernes, 24 de mayo de 2013

La Quebrada


El sendero marcado, los escalones, las barandas, las cuerdas y alguna indicación precisa, y después nada más, nada más que la magia del entorno, la magia viva del lugar.

Al principio del camino, y antes de la escalinata de madera, una suerte de vitalidad,  energía o hechizo, único;  al final de la escalinata el misterio, lo desconocido y ajeno a la mano del hombre, solamente la conjunción propia, natural y más expresiva de un secreto develado, la naturaleza en la suma de sus gestos.

En la sinfonía de colores,  mezcla de los distintos tonos de verde, a veces bajo la movilidad de la luz, producto de la densa vegetación, otras veces entre la sombras, como escondidos; el canto vivo  de los pájaros, un mirlo,  ahora un pirincho; el ulular del viento, ya sea veloz o esquivo, entre las ramas, entre las hojas; y el pequeño hilo de agua, que con su movimiento produce esa música inigualable, paz, armonía, por qué no, felicidad.

En lo alto, en lo más alto, sobre las copas de los árboles, majestuoso, el cuervo.

Mauro Vaghi


"Uno de los libros más bellos jamás escritos" -Umberto Eco

Gerard de Nerval
22 de mayo de 1808





Así calificó Eco a “Sylvia”, de Gerard de Nerval, uno de los exponentes más singulares del Romanticismo francés y un portentoso precursor del Simbolismo y del Surrealismo, a pesar de que poco se le reivindique como tal. 

¿Será que avergonzó conceder semejantes títulos a un psicótico?
¿Será que, a fin de salvaguardar la normalidad social, también sobre la carne siempre fresca de “la palabra” se ejerce el mismo control que sobre el  cuerpo “monstruoso” (como refería Foucault)?

Que este poema motive tu acercamiento a su obra. Te está esperando desde hace mucho tiempo.





¡Hombre! pensador libre...

¡Y bien! Todo es posible.
Pitágoras

¡Hombre! pensador libre, crees que sólo tú piensas
en este mundo en que la vida estalla en todo:
de las fuerzas que tienes tu libertad dispone,
pero de tus consejos se desentiende el cosmos.

En las bestias respeta un espíritu activo...
cada flor es un alma abierta a la natura;
un misterio de amor en el metal reposa:
todo es sensible; ¡y todo sobre tu ser actúa!

Teme en el muro ciego una mirada espía:
a la materia misma un verbo está adherido...
No lo hagas servir para impíos menesteres.

Hay en el ser oscuro un Dios oculto a veces;
y, como ojo naciente cubierto por sus párpados,
un espíritu crece tras la piel de las piedras.


Gérard de Nerval
Versión de Aníbal Núñez


Giorgio De Chirico