Bernardino García, bisnieto del Cacique Sepé. Fuente: debellaunionparaelmundo.blogspot.com (recomendamos visitarlo) |
Fragmento de:
Ideólogo de Salsipuedes (11 de abril de
1831)
Nelson Caula
La otra cara de la luna
Si Fructuoso
Rivera ostenta la doble condición de autor material e intelectual del genocidio
de la Nación Charrúa a partir de la masacre de Salsipuedes el 11 de
abril de 1831 y comparte la primer responsabilidad
con "Bernabelito" Rivera, Laguna, el porteño Lavalle y el
brasilero Rodríguez Barbosa, sin descuidar la presencia en la misma vanguardia
del entonces joven capitán Venancio Flores; en la segunda, le valen prendas a
José Catalá y Codina. Es éste, el lado oscuro de la luna de su personalidad.
En tanto el
estanciero y hombre de los círculos financieros y navales, el ya mencionado
Diego Noble, juntaba los fondos necesarios para el operativo entre sus pares y
¡vaya casualidad!, expande sus propiedades por "puntas del Queguay"
y "Costa de Salsipuedes", según documentación que él mismo
firma en enero de1830; el
brasileño José Canto crea el clima desde su estancia salteña y toda aquella
caterva urbana del "gobierno independiente" se relame ansiosa
esperando el golpe del "Presidente-General"; Catalá y Codina recorre
todo el espinel funcional fomentando el exterminio: ideólogo, instigador,
alentador y hasta simple manijero.
Basta repasar algunos párrafos de 13 de
sus cartas -prácticamente inéditas- enviadas al Vicepresidente Gabriel Pereira:
1) Diciembre 15 de 1830, desde "Sandú":
"Cómo
esta va por mano de su tio... me provoca á hablarle con más claridad que en las
que escribo por otros conductos no tan seguros... Todos estos males y las
desgracias que acontecen á los habitantes y transeúntes de esta campaña se
remedian 1º. estacionando en este Departam.to una
fuerza de150 homb.s de Caballería
que persiga hasta esterminar á los malvados y cuadreros, dando proteccion
decidida á las propiedades y a las haciendas 2º.fijando
aqui la residencia de un justo y severo Juez de 1º instancia
que substancie las causas criminales semimilitarmente, y que les haga ejecutar
en la plaza de Paisandu 3º. un Gefe politico (si es que signe el
actual sistema de policia) activo... y decididamente adicto ál actual orden de
cosas 4º. siendo como es notorio que entre ese puñado de Charruas se ha
abrigado un numero considerable de asesinos y ladrones, y que estos son los
motores y factores de las incursiones, robos y asesinatos que se cometen bajo
el nombre de Charruas, que el Gob. Pida en Sesion secreta a las Camaras
autorización por q.e á el le está cometida la tranq.d interior del Estado; y que este golpe sea dado con tanto
secreto q.e nadie lo trasluzca ni aun los mismos que van a egecutarlo, sino en
el mismo momento de darlo". Considera "este golpe tan
necesario al fomento de la ganadería" y da a entender que el
Departamento no termina de poblarse "por la sola causa de (los)
espresados indios".
"Esta carta
-opina con gran razón Eduardo Acosta y Lara- puede haber ejercido mucha
influencia en el Gobierno". Toda ella indudablemente, desde lo secreto del
“golpe” en extremo hasta la manera de ir ordenando la campaña a sangre y fuego.
En realidad
los derechos de autor del "secreto", la artimaña, la engañifa o como
se la quiera llamar, le corresponden a uno de los más inflamados enemigos de
Artigas, el "triunviro" director porteño Manuel de Sarratea. Coherente
con su odio antiartiguista le manda a Carranza un "Muy reservado"
correo el 10 de octubre de¡1812!, teniendo documentada "la mala
fée y perversas intencion.s de los Indios Charrúas, á cuya cabeza marchan
caciq.s sospechosos, en union con facciosos, y criminales, y debiendo a toda
costa consultar la segurid.d de los vecinos... he hallado... conveniente...
cortar de Raiz esta planta venenosa... Procurará U. convidar p.a un día
determinado a los Caziques principalm.te, sus muger.s, quantos se puedan de
ellos, á una func.on q.e se celebre en Paysandu, ofreciendoles yerba, tabaco, y
aguardiente á fin de atraerlos mas cuyos renglones hará U. pedir al coron.l D.n
Dom.o French... Entre la embriagues, y festejos, teniendo á prevencion tropa
apostada, se hechará U. sobre todos ellos, y sus mugeres, acabando á los q.e se
resistan; y escoltados suficientem.te los hará venir... á este Quartel General".
Sarratea -por más que otras fueran las trampas utilizadas en Salsipuedes y
quizás menos sanguinarias- ya sabía en 1812 lo mismo que Catalá y Codina casi un
par de décadas más tarde: que en una batalla real lo más probable es que se
quedaran sin contar la historia.
"En
el año 1830 -testimonió el Sargento Mayor Benito
Silva- perseguidos unos 60 charrúas
por 300 brasileros avecinados en el país, en
la costa del Mataojo, empezaron a dispararles piedras con sus hondas y fueron
éstas también dirigidas, que los brasileros fueron corridos, y dejaron toda la
caballada a los charrúas".
Domingo
French -nombrado por Sarratea- fue parte de aquel grupo de exiliados porteños
en Baltimore que entusiasmó a Catalá y Codina para su viaje a estas tierras.
Quizás allí tuvo la primera lección sobre la mejor manera de relacionarse con
los indios "infieles". Como en los tiempos de Sarratea, el mismo
departamento de Paysandú era el elegido para la "limpieza" y
no deja de ser importante la precisión -sesgo de honestidad al fin y al cabo-
que Catalá y Codina hace cuando afirma que toda acusación se hace bajo el
nombre de charrúas.
Tenía “la
más formal amistad” de
Rivera
2) Enero 23 de 1831, desde “Sandú”:
"Con
la llegada de nuestro Presidente todo va tomando vida y vigor. Ya
van aprendidos mas de cincuenta criminales; y tengo toda seguridad de que dentro
de 15 dias quedará limpio todo este vasto
Departam.to de mas de mil
vagos, ladrones, y forajidos que se contienen en él, ya en las cuereadas, y ya incorporados a los Charruas;
asi... nos veremos libres de estos enemigos capitales de nuestras haciendas y
de la prosperidad del pais".
Son los
indios, reducto de los vagos y ladrones que impiden el fomento de la ganadería
de los hacendados y por ende la prosperidad del país.
Es de
imaginar como caerían estas ideas en la cabeza de "nuestro
Presidente" y su banda siempre predispuesta a lo punitivo armas en mano.
Sustento justificativo de la atrocidad imposible de superar. Provenían nada más
y nada menos de quien consideraban el ¡primer reformador de la enseñanza
oriental!, la que todos aquellos patricios devotos de la
"ilustración" querían para sus hijos, el que ya había sembrado
colegios en San Carlos, Rocha, Soriano, Santa Lucía, Salto, Víboras, Vacas, San
Salvador, Las Piedras y uno para la formación de maestros lancasterianos en
Montevideo. Todavía en 1840
"Unos jóvenes orientales amantes del progreso de las luces en esta
República", reimprimen un compendio gramatical suyo del año 22.
Según el
memorialista Antonio Pereira, hijo del ya nombrado Gabriel, "Catalá era
un hombre afable, simpático, que
a primera vista ya catequizaba. Tenía facilidad de expresión y hablaba con
claridad siempre... manejaba la pluma y escribía
de política en grande... todos lo querían y con todos simpatizaba, y así se
había popularizado".
Schulkin
afirma que "sin tener amistad personal con Rivera apoyó su candidatura en
la Villa (de Paysandú), hizo notoria propaganda y gastó hasta el último patacón
del menguado peculio, a favor suyo" y que "bastó la primera
entrevista para que estrecharan la más formal amistad". Confiesa el
mismo Catalá y Codina: "Desde aquel momento
me tomó por su bueno y me ha
metido en tantos atolladeros que si escapo de unos es casi imposible que no me
anegue en otros".
"Aquella
simpatía por el caudillo no tarda en transformarse en la más completa adhesión",
agrega el citado autor de la historia sanducera.
3) Marzo 3 de 1831, desde “Sandú”:
"Por
aquí va todo bien. Las partidas del gobierno están limpiando al Departamento de malhechores. El General
Laguna que lo tenemos aquí es hombre que lo entiende".
4) Marzo 30 de 1831, desde Salto:
"Mucha
falta hace una Balandra bien armada y tripulada que se estacione entre Salto
Grande y Cuareim para dejar paso al Cuareim, esta nos dejará el paso libre de los mamelucos y veremos si... con sus indios pasan
libremente a este lado, hacer sus robos y se ponen en contacto con los charrúas,
que no se porqué no han
concluido ya con esos treinta
o cuarenta malvados que restan y
que tantos males ocasionan a este pueblo".
Como en los
"años mozos" de Artigas, por la zona continúa imperando el corambre
clandestino, lo que exaspera a quienes pretenden el nuevo monopolio.
5) Abril 13 de 1831, desde “Paisandu”:
"Anteayer ó ayer era el dia destinado para cargar á
los Charruas que estaban reunidos en las puntas del Queguay. Nada sabemos
aqui todavia sobre su resultado... el puesto donde estan dista de aqui
cerca de 40 leguas".
Catalá y
Codina, según se aprecia, estaba perfectamente al tanto de los detalles del
plan de exterminio. 11 de abril
entre el tramo final del Queguay Grande y el Salsipuedes: el día D. Secreto de
muchos que no incluye a uno de sus principales mentores.
6) Junio 23 de 1831, desde “Sandú”:
"Todo
está tranquilo por ahora. A ecepcion de los indios Charruas que escaparon
entonces. Que han hecho algunas muertes y robado alg.s estancias. Esto que vale
poco, los enemigos lo pintan con mucho aumento para minar la opinión del
Gob.no, y conviene por lo mismo destruir
estos indios á todo costo, porque pueden unirse á ellos los descontentos y
darnos que hacer. También es menester socorrer las graves necesidades en
que se hallan los de Bella Union, porque nuestros enemigos si tubiesen
travesura bastante y valor para gastar en ellos algunos miles de pesos, los
harian servir á sus fines. ¿Porque no se manda reunir la milicia de este
Departamento á las ordenes de Raña? Esta sola milicia basta para acabar con todos los indios".
En efecto,
apenas puede, ocupado en tantos frentes, el Presidente Rivera la ordena al
Teniente Coronel José Raña, el jefe político -en realidad de policía y con las
condiciones antes pautadas por Catalá y Codina-, "que la division de
milicias del Departamento de Paisandú... se ponga inmediatamente en marcha”
para “perseguir” desde los invasores provenientes de Entre Ríos a los
"insurgentes de los naturales de Vella Union" y "los
restos de Salvajes, que han vuelto á ocupar el mismo Departamento".
Finalizando el año 32, Raña inicia lo mandado advirtiendo
movimientos "del paradero de los charrúas (por) costas del cuarey, y otros varios
arroyos", "unos portugueses q.e entraban al territorio del
Estado" y "D. Man.l Lavalleja (que) llegó al (pueblo) Arroyo de la china... con varios
of.s y algunos sold.s".
Tal cual
sucedía en el año 12 el peligro vuelven a ser los aliados
probables de los charrúas. Esta vez los "descontentos" y los
"facciosos" conspiran para coaligarse o ponerse a las órdenes de Lavalleja.
A ello se suman los guaraní misioneros traídos por Don Frutos a Bella Unión y
abandonados totalmente a su suerte, brutal desgracia en realidad.
¿Y si se
juntan todos contra el Gobierno? Catalá y Codina alerta y no encuentra mejor
solución que prevenir matando a "todos los indios": cristianizados,
infieles, de cualquier etnia.
Fácilmente se ve,
que el Presidente acepta los consejos casi al pie de la letra.
El “lazo
maestro”
7) Julio 3 de 1831, desde “Sandú”:
"Vienen
Laguna y Bernabé y no hay nada que temer".
Hasta se le
puede poner ritmo de milonga.
Por estas
fechas, Bernabé le dice Laguna que los charrúas escapados de Salsipuedes son
"mucho más de lo q.e pensamos" y además: "tengo el
mayor interes en la conclusion
de esta plaga"(SIC). Laguna se toma su tiempo en Paysandú
para detallar al presidente Rivera el nuevo plan "para exterminar los salvages que
infestan el territorio"(SIC).
8) Agosto 3 de 1831, desde “Paisandu”:
"Don
Bernabé Rivera ocho o dies dias hace que fue contra los indios y el General
Laguna que vino despues, está reuniendo gente para el mismo objeto".
Este mismo
día Bernabé recorre minuciosamente la Estancia de José Gervasio Artigas
–todavía lo era- en Arerunguá, reducto natural de charrúas y minuanes. "Creo
muy difícil... agarrarlos p.r q.e en los montes son peores q.e los gatos",
le manda por chasque a Laguna.
9) Agosto 23 de 1831, desde “Sandú”:
"Viva
la Patria.
¡Viva el
Coronel (Bernabé) Rivera!
Ya estamos
libres de nuestros principales
enemigos. El 17 por la madrugada sorprendió á los
Charruas el Coronel Rivera en la barra de Mataojo. Seis indios que habian
escapado de la refriega los hizo buscar por el Cacique Polidoro quien los trajo
al instante. Ni uno solo se ha escapado del lazo
maestro que les armó este
esperto Gefe. Segun asegura un peon de Canto que estubo entre ellos cuando fue
a llevarles reses para comer, son unos cuarenta de pelea, y unos ochenta entre
viejos, muchachos, y mugeres. El 18 los conducia D. Bernabé por campo
limpio ácia la tropa que fué de Araucho, con direccion á Arerunguá. Sirvase dar
de mi parte la enhorabuena á nuestro
Amigo el Sor. Presidente para
quien debe ser esta noticia muy satisfactoria, porque la existencia de ellos era un volcan
contra su credito y persona. Eran estos Charruas un campo de Asilo para los
malvados, ladrones, y asesinos y enemigos personales de su Excia. Eran en fin
una fuerza que, segun rumores, se pensaba hacer servir para derribar las
autoridades constituidas. Ya se les ha acabado á los enemigos de la actual
administración la cantinela de los Charruas. Veremos cual otra inventan, porque
quietos no han de estar".
Además de las
razones económicas para el exterminio, ahora se suman en el discurso de Catalá
y Codina, las políticas: los charrúas eran culpables de todo, los peores
subversivos del reino.
El "lazo
maestro" parece responder mucho más al segundo ardid luego de las
promesas que Bernabé le hace al Cacique Venado de devolver las familias
aborígenes detenidas en Salsipuedes y la inmediata emboscada aniquiladora
perpetrada en la Estancia de Bonifacio Benítez, narrada por Manuel Lavalleja
sin fecharla, que al ataque perpetrado en Barra del Mataojo, del que sólo da
cuenta el propio Bernabé. No habían mayores distancias entre un sitio y otro;
obsérvese que Faustino Texera le escribe a Julián Laguna el 22 de
agosto que "Correse aqui de positivo que los Salvages se han rendido a
discreción, a las fuerzas que... operan a las ordenes de Bernabelito",
lo que bien puede ser una manera de interpretar el pacto entre el Cacique y el
Coronel, igualmente que en la misma correspondencia en la que Bernabé anuncia
su victoria el 24 de agosto indica: "Oy marcho p.a la Est.a de Dn. Bonifacio Benites en el Queguay p.r ser la q.e esta mas
inmediata".
Bernabé ahora
en "guerra" contra los caciques guaraní misioneros Comandiyú, Tacuabé y Napacá de Bella Unión, se distrae ante un
grupo de charrúas en Yacaré Cururú. Esta vez el que cae en la celada es él.
Muere en su ley a manos del Cacique Sepé el 21 de junio de 1832. Cosa ya conocida.
Por noviembre del 33 Raña
culmina la campaña ordenada por Rivera, ideada por Catalá y Codina,
reconociendo su fracaso en cuanto "a las disposicion.s de V. E. p.a el
exterminio de los Salvajes...", y
no sabe como disculparse. El resultado no daba ni para inventar partes sobre
batallas inexistentes: "el
q.e firma, a pesar del sentimiento q.e lo acompaña por no haver conseguido un
objeto de tanta import.a, participa a V. E. no haver conseguido ningun triunfo
sobre aquellos a pesar de los muchos exfuerzos que se han practicado con este
fin".
Más que no
obtener triunfos recibió una buena paliza: "hallamos la toldería con
todos sus tiestos -consignó
el entonces Sargento Mayor Ramón de Cáceres-pues los indios y su chusma
estaban á caballo sobre los Cerros, empezamos á perseguirlos, y antes de una
hora habían todos desaparecido... Serían las dos de la tarde, cuando 22 indios
q.e era toda la gente de armas llevar q.e tenian en aquella epoca, se
presentaron á 6 cuadras de nuestro campo, provocandonos á la pelea... en mi
concepto nada podiamos hacerles... ellos tampoco podian incomodarnos; Pero Raña
dijo q.e era una verguenza y se resolvió á perseguirlos... pasaron los indios
un arroyo pantanoso, siguieron hasta la cuspide de una cuchilla q.e estaba del
otro lado toda minada de tucú tucú y cuando habían pasado los nuestros... y
subian medio desordenados á la cumbre... bolvieron cara, dos indios flecheros
q.e era toda su infanteria echaron pie a tierra, y cargaron todos con tal brio,
y rapidez, q.e trajeron mi guerrilla y agregados enbueltos hasta el arroyo
Pantanoso... En un abrir y cerrar de ojos nos habían muerto siete hombres, no
habia uno de los de la guerrilla, q.e no tubiese dos ó tres pares de bolas en
el caballo ó en el cuerpo. Luna, y Mieres, escaparon milagrosam.te con los
caballos boleados; De los indios no murió mas q.e uno, q.e fue el q.e nos hizo
el mayor destrozo, y q.e de golozo recibió un balazo... fué este el último
encuentro q.e tubimos los cristianos, con esa raza indomita". Como
cuando todavía estaban enteros, pocos meses antes de Salsipuedes, en que corrieron
a los trescientos brasileros, episodio del cual fue testigo el Sargento Silva.
De:
www.chasque.net/ vecinet
Óscar Pozzoli y Nelson Caula, creadores de la película "13.500". Fuente: debellaunionparaelmundo.blogspot.com |
La Naturaleza es el único Poder invulnerable. |