viernes, 29 de marzo de 2013

Néstor Gorriarán saluda a todos sus compañer@s de Taller


FELICES PASCUAS



Tiempos de Francisco I, el Papa argentino
Tiempos de Santas Pascuas
Que para no quedarnos en ascuas
Deberemos reflexionar con mucho tino



Al ansiado Domingo llegamos
Con felicidad y alegría
En familia y algarabía
Todos juntos festejamos


Brindemos con el mayor fervor
Con solidaridad y servicio
Por la amistad, la paz y el amor


Y cada uno con sus matices
Que por siempre Tengamos
Unas Pascuas muy Felices


                                                                                   njg      31/03/13





"Mi paz os dejo..."


En el mundo occidental, la figura de Jesús sigue siendo interpretada en concordancia con la visión que postulan la diversidad de religiones gestadas al correr de los tiempos.

La Pascua, que los cristianos reconocen como la instancia temporal en que se produce la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús, quizá sea el punto verdaderamente controversial: no todas las ideologías religiosas admiten que se haya consumado el retorno íntegro desde el límite final de la vida, aún parcialmente conocido por la ciencia.





Resulta interesante saber que la etimología de la palabra “pascua” apunta a épocas muy anteriores al nacimiento de Cristo (pues está vinculada a las fiestas fiestas paganas en honor de la diosa teutónica de la primavera Easter, a la estancia del pueblo judío en Egipto, y hasta está reseñada como vocablo acádico, según comentarios recogidos en varios portales culturales de la web: Sitio al margen, por ejemplo).

No obstante, nadie puede rebatir que Jesús existió y que su accionar corresponde al de un ser entregado a transformar la calidad de la vida humana, individual y social, en un mundo perversamente injusto.

Recordar su compromiso no le hace mal a nadie, cualquiera sea su ideología; vivenciarlo, en la medida de las posibilidades de cada un@, es una de las formas más efectivas de superar nuestra situación personal y colectiva.

Juan, el Evangelista del Amor, recoge aquellas palabras de “La paz os dejo, mi paz os doy; no como el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón ni tenga miedo” (14-27).

Es el desafío que este Hombre Superior nos ha legado: su paz no es la de los sepulcros; es la de quien, desde el dolor, nos propone la lucha siempre conflictiva de la fraternidad, la solidaridad, la comprensión. Ponernos en el lugar del otr@ nos descentra y altera nuestro aparente equilibrio. Nos expone a un peligro. Pero sin riesgo no hay crecimiento y eso lo saben hasta los más acendrados neoliberales. Crisis es sinónimo de salto cualitativo. ¡Qué sapiencia la de este Jesús! Que “su paz” nos acompañe a tod@s.







Centro de Formación Humanística Perras Negras




























"A redoblar, a redoblar, muchachos, la Esperanza..."


El ámbito intelectual la conoció como docente -de Educación Secundaria, del I.P.A., del Instituto de Estudios Superiores, de la Universidad Católica-; lingüista, miembro de la Academia Nacional de Letras. Sus otras virtudes tampoco deben de haber sido ignoradas .

Para sus alumn@s, fue Carolina. Ni Escudero; ni de López-Lázaro. Carolina. Mujer, madraza, amiga, de repente una gurisa, de pronto una chamana sutil. Carolina, trepanadora de nuestros rígidos cerebros hasta que se nos abrieron como una flor.

Hasta encontrarnos, para nosotr@s la Teoría Gramatical se había reducido a la postura de una sola fuente rectora y tradicional.

De clase a clase, Carolina nos clavaba ante los ojos un pequeño y aparentemente inofensivo párrafo que nos insumiría horas analizar, según Amado Alonso, según Gili Gaya, según la RAE, según Alarcos, y si algún otro gramático cuadraba, por supuesto no estaba para desdeñar. 
En general, y con una delicadeza mayúscula, nos acercaba a autores insoslayables para la época, aunque era tan curiosa que inevitablemente compartíamos sus fisgoneos (así leímos a Ulalume González de León y su “A cada rato lunes”, que nos encantó, aunque en realidad, y en criollo, literalmente “lo destripamos”). Sí, Carolina nos mostró el macro y el micro mundo como son: un prisma.

Un adagio anglosajón dice que “enseñar es conmover una vida para siempre”. Carolina fue más certera y nos modeló el corazón. Con sus actos. Actos vinculados a su vida privada, que no es del caso exponer. No importaba que lloviera a cántaros y que ella estuviera transida de dolores que ningún medicamento curaba: a las cinco, estaba allí, ante nosotr@s, con su entrecejo fruncido y su calmada voz, reclamando nuestra tarea con aquella energía tan digna que estremecía, con aquella bocanada de luz que se le escapaba entre un travieso pronombre y el más desacatado de los verbos.

Carolina Escudero fue la adicta más encarnizada que le conocí a la Esperanza en aquellos años. Imposible evitar semejante iniciación.

Droga dura todavía, para mí, la Esperanza. Sostén y norte. Aunque ya no estés aquí, en el prisma,  estás en mi corazón, urgiéndome “a redoblar”.




Nuestra entrañable Carolina Escudero
falleció el 6 de enero del corriente año.