jueves, 25 de septiembre de 2014

“Para ser grande hace falta un 99 por 100 de talento, un 99 por 100 de disciplina y un 99 por 100 de trabajo.―William Faulkner

25 de setiembre de 1897- Estados Unidos
Escritor y periodista.

Todos los que vivimos en esta región del Sur, hemos aprendido desde nuestro nacimiento unas pocas cosas que valoramos sobre todas las demás. Una de las primeras -no por ser la mejor, sino por estar en primer término- enseña que solamente a costa de la vida se puede pagar la vida que se ha quitado a alguien, que una muerte sin pago de otra muerte es algo incompleto. Admitiéndolo así, podríamos haber salvado la vida de este acusado impidiéndole que saliese de su casa aquella noche; podríamos haber salvado una de esas dos existencias, aun cuando para ello hubiésemos debido quitarle la vida al acusado. Pero no lo supimos a tiempo. Por eso me toca hablarles ahora: no de la víctima, de su carácter o la moralidad del acto que cometió; no de la legítima defensa, estuviese o no justificado el reo en llegar al extremo de matar; sino de nosotros; nosotros, los que no estamos muertos; seres humanos que en el fondo deseamos obrar bien, que no deseamos hacer daño al prójimo; seres humanos con toda la complejidad de pasiones, sentimientos y creencias, sufrimos el peso de todos estos elementos en la aceptación o el rechazo de aquello en lo cual no hemos tenido realmente libertad de elección; y tratamos de hacer lo mejor que podemos, a favor o a pesar de esos elementos. He aquí, pues, a este acusado con la misma complejidad de pasiones, instintos y creencias, frente a un problema: el de la inevitable desgracia de su hija que, con la obstinada inconsciencia de la juventud y revelando una vez más esa complejidad atávica -que por su parte no tuvo culpa de heredar-, fue incapaz de velar por su propia preservación. Este hombre resolvió el problema según su capacidad y sus creencias sin pedir ayuda a nadie; y por último aceptó las consecuencias de su determinación y de sus actos.

De: Mañana

En: CiudadSeVa.com