domingo, 13 de octubre de 2013

“La necesidad de un poeta es la búsqueda de una verdad puntual, no de una verdad general... Que cante lo que une al hombre con los otros hombres, pero que no niegue lo que lo desune y lo vuelve único, irrepetible”. - Eugenio Montale


12 de octubre de 1896 - Génova
Poeta, ensayista, crítico de música.
Firmó el conocido Manifiesto contra el fascismo,
inspirado por Benedetto Crocce
y albergó a escritores perseguidos.

Encuentro


No me abandones tú, tristeza mía,
sobre el camino
que azota el viento extraño
con su cálido soplo, y cede; cara
tristeza al viento que se extingue: y empujada
por éste hacia la rada,
donde la última voz exhala el día,
viaja una niebla, alta se pliega un ala
de cormorán.

El tajo al lado del torrente, estéril
de aguas, vivo de piedras y argamasas;
tajo de humanos actos consumidos,
de mortecinas vidas declinando
más allá del confín
que en círculo se cierra: rostros secos,
manos, caballos en hilera, ruedas
chirriantes: vidas no: vegetaciones
del otro mar que la oleada vence.

Se avanza en el camino de cuajado
Iodo sin rastro
como una procesión de encapuchados
bajo la rota bóveda, caída
casi hasta reflejar escaparates,
en un aire que envuelve nuestros pasos
denso e iguala los sargazos
humanos fluctuando en las cortinas
de bambú murmurante.

Si me abandonas tú, tristeza, único
presagio vivo en este nimbo, siento
que alrededor de mí se extiende
un rumor como de esferas cuando
una hora está próxima a sonar;
y caigo inerte en la apagada espera
del que no teme ya
en esta orilla sorprendida por la ola
lenta, que no aparece.

Tal vez vuelva a tener una apariencia:
en la rasante luz
un movimiento me conduce junto
a una mísera rama que en un tiesto
crece sobre una puerta de hostería.
A ella tiendo la mano, hacerse mía
siento otra vida, huella de una forma
que me fue arrebatada; y como anillos
en los dedos no hojas se me enroscan
sino cabellos.

Y nada más después. ¡Oh sumergida!:
desapareces como habías venido
y nada sé de ti.
Tu vida es tuya aún: entre las raras
vibraciones del día ya esparcida.
Ruega por mí,
para que yo descienda otro camino
distinto de una calle de ciudad,
en el aire perdido, ante el tropel
de los vivos; que te sienta a mi lado, que
descienda sin ruindad.

Versión de José Ángel Valente



Felicidad lograda


Felicidad lograda, caminamos
por ti sobre un filo de espada.
Para los ojos eres resplandor que vacila;
para el pie, tenso hierro que se raja;
que no te toque, pues, quien más te ama.

Si llegas a las almas invadidas
de tristeza, iluminándolas, tu mañana
es dulce y turbadora como nidos en las molduras.
Mas nada paga el llanto de ese niño
cuyo globo se escapa entre las casas.


 Poema  5


Del brazo tuyo he bajado por lo menos
un millón de escaleras
y ahora que no estás, cada escalón es un vacío.
También así de breve fue nuestro largo viaje.

El mío aún continúa, mas ya no necesito
los trasbordos, los asientos reservados,
las trampas, los oprobios de quien cree
que lo que vemos es la realidad.

He bajado millones de escaleras dándote el brazo
y no porque cuatro ojos puedan ver más que dos.
Contigo las bajé porque sabía que de ambos
las únicas pupilas verdaderas,
aunque muy empañadas eran las tuyas.






Los limones


Escúchame, los poetas laureados

tan solo se mueven entre plantas

de nombre poco usados: bojes, alheñas o acantos.

Por mí, amo las calles que dan a los herbosos

fosos donde en charcos

medio secos agarran los muchachos

alguna anguila desmirriada;

las sendas que siguen los taludes

descienden entre los penachos

de las cañas y llegan a los huertos,

entre los limoneros.

Mejor si la algazara de los pájaros

englutida por el azul se apaga:

se escucha más claro el susurro

de las ramas amigas en el aire

que casi no se mueve,

y las sensaciones de este olor

que no sabe separarse de la tierra

y llueve en el pecho una dulzura inquieta.

De las desviadas pasiones

por milagro aquí calla la guerra,

aquí también nos toca

a nosotros los pobres

nuestra parte de riqueza

y es el olor de los limones.

Ve, en estos silencios en que las cosas

se abandonan y parecen próximas

a traicionar su último secreto,

a veces se espera descubrir

un error de la naturaleza,

el punto muerto del mundo, el anillo

que no resiste,

el hilo por desenredar

que nos ponga finalmente

en el medio de una verdad.

La mirada hurga en torno,

la mente indaga, acuerda, desune

en el perfume que inunda

al languidecer más el día.

Son los silencios donde se ve

en cada sombra humana que se aleja

alguna perturbada deidad.

Mas falta la ilusión y el tiempo nos devuelve

a las ciudades rumorosas donde el azul se muestra

solo a retazos, arriba, entre molduras.

La lluvia fatiga la tierra, después; sobre las casas

se adensa el tedio del invierno,

se hace avara la luz, avara el alma.

Cuando un día de un mortal mal cerrado

entre los árboles de un patio

el amarillo de los limones se nos muestra;

y el hielo del corazón se deshace,

entre el pecho nos borbotan sus canciones

las trompetas de oro de la solidaridad.




Para terminar


Recomiendo a mis herederos

[si los hubiese] en materia literaria,

lo que ya es imposible, que hagan

una hermosa fogata con todo lo que atañe

a mi vida, a mis actos, a lo no hecho.

Yo no soy un Leopardi; dejo poco a las llamas

y es demasiado ya vivir al porcentaje.

Viví al cinco por ciento; no aumentéis

la dosis. Demasiado a menudo, en cambio llueve

sobre mojado.


De: ginebramagnolia.wordpress.com
  


Hoy está de moda



Todos los días hay una revolución
de estaciones, de pueblos, de ideas.
Sine die es aplazada toda decisión.
Nada es ya estable, sino alguna canción
repetida bajo todas las banderas.
Cuánto se salvará de este temporal
no se sabe. Tal vez después de tanto derroche
incluso la palabra terminará en una zanja.
Nos queda la esperanza de que algún
anacoreta destile resinas doradas
de los troncos putrefactos del saber.



Las horas de la noche


Debemos esperar bastante antes que la crónica
se disfrace de historia.
Sólo entonces el vuelo de una hormiga
(el único que interesa) será de águila.
Sólo entonces el chistido del murciélago
parecerá la trompeta del Dies Irae.
El hecho es que están los sabicursantes del doctorado
y es preciso meterlos a todos en algún agujero
para echarlos después si viene lo bueno.
Desgraciadamente lo bueno (o malo) está en el congelador
y no se ve quien quiera o pueda sacarlo de ahí.
El murciélago chilla solo en el crepúsculo
de aquello que en un tiempo se llamaba el día,
pero ya no tenemos más jornadas,
somos una negra colada indivisible
que podría detenerse
o escurrirse no se sabe
con ventaja para quién.

De: campodemaniobras.blogspot.com




LA CAZA


Se dice que el poeta debe ir
a la caza de sus contenidos.
Y también se afirma que sus presas
deben corresponder a lo que sucede en el mundo,
más aún, a lo que sería un mundo mejor.

Pero en el mundo peor se puede herir
a algún otro cazador, o bien a un pollo
de granja huido de la jaula.
En cuanto al mejor, no habrá necesidad
de poetas. Todos comeremos trigo.




EL OTRO


No sé quién se dará cuenta
pero nuestros comercios con el Otro
fueron un largo chanchullo. Denunciarlos
sería, más que un acto de homenaje, una imploración de clemencia.
No somos responsables de no ser él
ni él tiene la culpa, o el mérito, de nuestra apariencia.
Tampoco hay temor. Astuto el flamenco esconde
la cabeza bajo el ala y cree que el cazador
no lo ve.



La uruguayita Anina Yatay Salas

Te espero en el cine. Me vas a reconocer en seguida
y yo también a vos.


NIÑA CAPICÚA OCUPA LOS CINES

POR MARIAN SOLOMITA CHIARELLI – 20/04/2013
PUBLICADO EN: NOTICIAS.UY


Alfredo Soderguit tiene casi 40 años. No los representa, aunque dice que haciendo Anina le salieron dos mil canas. Fue un proyecto que siguió la lógica del hombre orquesta, explica. Habla con una calma envidiable, a punto de estrenar su primer largometraje protagonizado por una niña animada de 10 años y pelo rojo que ya debe parecerle real.

En el estudio en el que ocurre esta charla Soderguit trabajó nueve años sobre un mismo proyecto. En Parque Rodó, a media cuadra de Bulevar España, suenan muchas alarmas y bocinas pero él no se inquieta. Hay rastros de Anina por todas partes, más que un personaje como si se tratara de un familiar. Cerca de su escritorio una postal pegada en la pared muestra el dibujo de una niña de pelo colorado y desprolijo bastante parecida a la Anina que está en los cines. Soderguit antes que ser cineasta es ilustrador de libros infantiles y así fue que conoció la historia de una niña con tres nombres palíndromos, que luego de una pelea con una compañera de clase recibe un particular castigo por parte de la directora de su escuela. Un sobre negro, lacrado, que no puede abrir hasta que ella lo indique. La ansiedad por saber qué contiene el sobre la llevará por aventuras más y menos divertidas, incluso a atravesar terroríficas pesadillas, “para Anina entender el contenido del sobre se transforma, sin que ella lo sepa, en entender el mundo y su lugar”.

Anina Yatay Salas es una creación del uruguayo Sergio López Suárez, un maestro que le encargó a Soderguit la ilustración de su libro. Y él vio una película: un largometraje de animación en un tiempo en el que hacer una película de este tipo en nuestro país era una quijotada que solo Walter Tournier creía realizable.

Hace 9 años el padre de la animación uruguaya daba los primeros pasos de Selkirk: el verdadero Robinson Crusoe y Soderguit se reunía con un escritor de libros infantiles para proponerle que se hiciera cargo del guión de Anina. “En el momento en que ilustré la novela casi inmediatamente conocí a Federico Ivanier (Martina Valiente, Lo que aprendí acerca de novias y fútbol, Música de vampyros, entre otros títulos) y empezó a trabajar en el guión. Estuvimos dos años así, él escribía y me consultaba cada tanto. No teníamos idea de cómo hacer una película pero teníamos la convicción de que de alguna manera la íbamos a hacer. Pero no estábamos en un plan desesperado de buscar la forma de hacerlo. Me parecía importante imaginármela lo mejor posible, hacer el guión más sólido que se pueda; que fuera un trabajo que hacíamos por el gusto de hacerlo.”

PRIMERO LO PRIMERO.
El dibujo en la vida de Soderguit empezó con el encargo de una directora, que a lo lejos uno imagina que debe parecerse a la de su película. En un gesto que se siente infantil, este dibujante habla de ella con el nombre y apellido: “Lo más cercano a lo profesional que había hecho era que la directora del liceo de Rocha, Blanca Mora, me pedía que le hiciera unos garabatos en las tarjetas que mandaba como agradecimiento a todos los colaboradores del liceo. Y me pagaba”, cuenta sonriente.

En ese liceo hizo su primera animación. “El último trabajo del año de la clase de literatura era sobre El viejo y el mar y a mí me daba pereza hacer un análisis intelectual de la obra y justo tenía a un amigo en Rocha que estaba trabajando en una pequeña empresa de publicidad y le propuse hacer dibujos animados. Armamos un grupo de unas 10 personas de las cuales ninguno sabía dibujar pero los hicimos dibujar y armamos el trabajo, bastante tosco, con cierta técnica artesanal muy precaria pero usada con ingenio. No tenía nada de reflexión literaria pero todos pasamos con 12″.

Por esa época, en Canal 10 también quedaron impactados. Presentó este trabajo en un concurso que organizaba el canal junto a la Embajada de España y consiguió una mención a la creatividad, “claro, vieron que éramos unos chiquilines y nos dieron para adelante. Nos pusimos muy contentos”.

Como muchos artistas audiovisuales de este país, Soderguit llegó a Montevideo para estudiar arquitectura. “En mi casa yo sabía desde mis 10 años que iba a ir a la Universidad. Un poco el Uruguay es así, yo vengo de una familia de trabajadores y la proyección siempre fue que los hijos tengan una carrera. Estaba cantado que si te gusta dibujar hacés arquitectura. Estudié tres años y en paralelo Bellas Artes. En mis últimos años en Bellas Artes se abrió el área de Multimedia, se instalaron computadoras, programas, fuimos la primer camada que se metió en esa área”. Un tiempo después, junto a otros colegas formó el colectivo artístico Operativa Simbólica que hacía instalaciones de gran escala en la ciudad y algunos trabajos experimentales audiovisuales. Varios de ellos hoy hacen cine. Luego estudió dirección de arte en la Escuela de Cine y ahí conoció a dos estudiantes que habían puesto una productora cinematográfica, Rain Dogs. Germán Tejeira y Julián Goyoaga son dos eslabones que harían posible la realización de Anina.

“Fue la típica ` ¿Ustedes hacen cine? yo tengo un guión`. Ellos me plantearon que recién estaban empezando pero que les interesaba producirlo. El primer fondo al que se presentó Anina fue el FONA, en 2006, y lo ganamos. Ahí empezó la máquina de cómo lo hacemos. El proyecto gusta, tenemos un apoyo, ¿alcanza con esto? El presupuesto es 10 veces mayor hoy”.


PASO AL FRENTE.
Anina llegó ayer a las salas de cine, lograrlo llevó 9 años. En el proceso se consiguió una importantísima co-producción con la productora colombiana Antorcha Films (que se encargó de contratar los servicios para los retoques de sonido y el proceso de laboratorio), el premio mayor de los Fondos de fomento que entrega el Instituto de Cine local, el apoyo de Montevideo Socio Audiovisual, de Ibermedia y del fondo suizo Visions Sud Est. Además colaboraron varias empresas privadas uruguayas y colombianas. “Esto se pudo hacer pero a mí me salieron dos mil canas. Es un chiste, pero son muchos años. Es un camino lleno de imprevistos, no que te tiren el proyecto al suelo sino imprevistos que vas aprendiendo sobre la marcha. Más que imprevistos tiene aprendizaje. Toda la gente que se involucró (un equipo de 35 personas) lo tomó de esa manera: como un proyecto lindo de participar, donde se dejó el corazón. Nadie sufrió haciendo Anina pero sí significó una inversión muy grande de energía, de tiempo, por eso es muy difícil pensar ahora cuál es realmente el costo de hacer una película así.” Los números fríos dicen que costó 600 mil dólares. “Un proyecto de animación que cueste el triple que Anina sigue siendo barato. Realmente creo que es una situación que tiene más que ver con el aprendizaje de cómo hacer las cosas.”

Esta película, la segunda de animación que se realiza en el país, es un paso más. Soderguit enumera a otros referentes, Walter Tournier, Tunda Prada, el estudio Coyote. El avance en animación es permanente, opina, el tema está en desde dónde se mire ese desarrollo: “capacidad y posibilidades de hacer cosas hay, el tema es que no hay posibilidades claras de sostener un equipo grande de trabajando estable. Lo que no está desarrollado acá es eso, una base de producción de animación estable donde haya 60 personas trabajando haciendo películas. De repente el caso de Anina y Selkirk son ejemplos de eso, de cómo articular las posibilidades para que las cosas sean viables y realizables. Hay que pensar en toda una estructura de trabajo que incluye una casa, el equipo, los sueldos, un método para ordenar los procesos de producción. Pero nada de esto quiere decir que sea inviable”.

El estudio que Soderguit comparte con los ilustradores Alejo Schettini (director de animación de Anina) y Claudia Prezioso, y que se llama Palermo, acaba de trabajar en un cortometraje y tiene previsto el rodaje de otro.

PUNTO UY.
 “Mi forma de trabajar va por ese lado: ir viendo las obras de otros e ir buscando algo que me inspire”. En estos días, mientras su ópera primera agota entradas en festivales de Colombia y Argentina, y conquistó al exigente público del Festival de Cine de Berlín, Alfredo Soderguit lee libros buscando una nueva historia. “No buscando otra Anina especialmente pero sí, capaz que es un vicio del trabajo de ilustrador, agarrar al texto de otro y reinventarlo con tus imágenes”.

En la técnica que se utilizó para dibujar y animar a Anina se notan esas raíces del dibujante. Se llama puppets digitales y es como ver muñecos de cartón recortados y animados por computadora. Los fondos develan el trazo del lápiz. “En esa apariencia de ilustración en papel, de ilustración de literatura, encontramos muchas posibilidades expresivas para contar la historia como queríamos. Fue un gusto personal mío y del equipo porque la mayoría somos ilustradores. Nos sentíamos cómodos con esa forma de trabajar porque es la estética con la que sentimos que podíamos hacer algo con una carga sensible. Nosotros no hacemos 3D al estilo Pixar entonces no sabemos expresar las cosas de esa manera”, explica.

Esta, reconoce y se reconoce, es una de las decisiones fundamentales que hacen de Anina un film con un lugar propio. No se imitó a otras animaciones. El universo de esta película es artesanal y nuevo. Además del gusto en esta opción hay también una viabilidad económica. Ganó el ingenio, se utilizó el arma más fuerte del equipo, que es la experiencia como ilustradores, para crear un mundo estético muy elaborado, donde descubrir el más mínimo detalle da una especie de placer.

HOMENAJE/PLAGIO/PRÉSTAMO
Así llama Soderguit a los guiños cinéfilos que se reconocen Anina. Tomó sombras y formas propias del expresionismo alemán y puntualmente de El gabinete del Doctor Caligari para una de las pesadillas. Además hay una secuencia que recuerda a The Wall aunque el director dice que sobre todo se inspiraron en una escena de El rey león. Otros directores referentes fueron Jim Jarmusch, Béla Tarr, Hayao Miyazaki, Silvain Chomet y Stanley Kubrick.

La película presenta también un tratamiento bien interesante del cotidiano uruguayo. Por un lado se utiliza al clásico barrio, las típicas comidas (fideos, milanesas con papas frías, hacer tortas fritas cuando llueve), música (hay temas de La Tabaré, de Alejandro Balbis y de Dino muy bien utilizados), expresiones y costumbres rutinarias (como volver en ómnibus de la escuela y que se suba un músico a cantar una canción, contar los números que aparecían en los boletos, que se envuelvan los huevos en un papel de diario) como forma de generar identificación en el espectador y hasta de humor. Anina funciona también como una película espejo de lo que conocemos. “Capaz que no es lo más importante, pero sí una de las cosas más encantadoras que tiene la novela es que está escrita desde un lugar muy naturalista, muy humano y muy profundo. Sergio López, el autor, trabaja desde lo que conoce, desde lo que percibe, entonces no tenía ningún sentido que la historia sucediera en un mundo neutro. No hay que entender la animación como algo situado en mundo siempre de fantasía. Hay una apariencia y un contexto. Se sitúa a la película en un lugar concreto, los personajes hablan de una manera, la idiosincracia, la cultura está presente como contexto. No es el tema de la película. La película puede pasar en cualquier parte del mundo”.

AUTO NO CARRO.
En primera instancia se pensó en doblar las voces a un español neutro para la exhibición en Colombia pero al escuchar la versión uruguaya desistieron. “Las voces son encantadoras. Si bien en todo lo que es mercado para niños globalizado hispanoparlante, la tendencia es que se hable en un español que no se habla en ninguna parte del mundo, también se conocen un poco los acentos y los niños en general son los que más los toleran. En Cartagena de Indias proyectamos la película para 1.700 niños entre 9 y 14 años que gritaron, aplaudieron, patearon pero nadie dijo ‘qué raro que hablan’. Hay muchas referencias personales en la película, y muchas a la cultural local, porque sentimos que esas cosas la cargan de sentimientos y sobre todo la cargan desde el interés de la película. La enriquecen”.

La riqueza de Anina pasa por un lado emocional. La película toda, al igual que suele suceder en sus pares japonesas, trabaja en torno al crecimiento emocional del personaje protagónico. Anina es una niña que odia su nombre que al poder leerse de atrás para adelante y sonar de la misma manera, es objeto de las burlas de sus compañeros, sobre todo de Yisel, a quien Anina apodó “la elefanta”. Lejos de ser una niña tímida, el film acompaña una semana de su vida, entre que se pelea con Yisel y recibe el castigo de la directora, hasta que finalmente debe presentarse frente a ella para escuchar el castigo. En esos días Anina se enamorará de un compañero, alentará a otro a una arriesgada demostración, jugará a los detectives con su mejor amiga, discutirá el porqué de sus nombres y la forma de educar a los niños. Y soñará mucho. Estos sueños que suelen ser pesadillas, alcanzan tonos surrealistas y hasta del terror, acudiendo varias veces al género musical. Son las partes más arriesgadas del film y una muestra de la belleza e inventiva de la animación creada por el equipo. Desde este punto de vista Anina no es una película que pensó únicamente en los niños. Se pueden reconocer guiños – homenajes a la historia del cine.

“Cuando ilustro novelas infantiles no lo considero algo infantil porque es parte de mi vida como adulto. Creo que desde ese lugar en las películas las cosas infantiles no son solo para niños. Es un error pensar así. Hay cosas hechas solo para niños que generalmente son un desastre, porque las cosas hechas para ese público tiene que tener un montón de valores ya sean plásticos, narrativos, artísticos, que también tienen que significar algo para los adultos porque si no es como si las recortaras para hacerlas fáciles. Creo que la única manera de narrar para niños es no pensar específicamente en niños”.

Esta nota se publicó el sábado 20 de abril en la revista Sábado Show.

De: PARAVER.com.uy





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"Va, pensiero, sull'ali dorate" - Giuseppe Verdi


Aunque nacido en la Francia actual  el 10 de octubre de 1813,
la vibración de su música ligó en un solo cuerpo
a la Italia desmembrada de la época,
un cuerpo al que rindió permanente tributo de amor.



Un 9 de marzo de 1842, Giuseppe Verdi, un joven compositor que había pensado en dejar la música para siempre, estrenó en la Scala de Milán una ópera que le haría abandonar sus dudas y su intención de no componer más (se hallaba en un estado desolador después de la muerte de su esposa y de sus dos hijos, aparte del fracaso de su obra cómica Un giorno di regno), y que le colocó definitivamente en los primeros lugares de la vida musical ya no italiana, sino universal: Nabucodonosor, más conocida por su nombre abreviado, Nabucco. Una obra, además, que conectaría (aunque no fuera esa su intención primigenia) con las ansias de libertad de los italianos ocupados por Austria, hasta el punto de que el coro del Acto III, “Va, pensiero”, se convirtió en una suerte de himno "oficioso" de Italia (y Verdi, por ende, en su compositor más patriótico). Lo sigue siendo incluso hoy, y la reacción del público asistente al estreno, que pidió el bis (como es también tradición), debió de ser muy similar a esta que se produjo en Nápoles en 1949 (una noche en la que, además, cantaba Abigaille una jovencita llamada Maria Callas...). Nabucco encarriló la carrera de Verdi, y además le dio ocasión de conocer a la que sería su segunda esposa, Giuseppina Strepponi, que estrenó el temible papel de Abigaille y que al poco tiempo perdería su voz.



“Verdi dice que ha cometido un error al firmar este contrato, porque lo obliga a trabajar y, por lo tanto, a sudar excesivamente en verano y luego a pasar demasiado frío en invierno. ¡Harán falta los tallarines y los macarrones bien preparados para recuperar su buen humor en medio del hielo y los abrigos de piel¡”

De una carta de Giuseppina Strepponi, esposa de Giusepe Verdi

De: http://www.elcondimentariodemargarita.com










La banalización del mal, es decir, en términos actuales, prosaicos, casi naturalizados, "la obediencia debida"


Se exhibe por estos días en la cartelera montevideana esta película que, sin lugar a dudas, debemos considerar ineludible. 

Varios son los motivos que podrían ser argumentados a favor de tal calificación pero quizá el primordial sea el de "la formación ciudadana", o sea, un aporte de singular dimensión en el proceso por el cual una sociedad debe transitar en forma permanente para sanar, crecer cualitativamente y fortificarse, amparando así diversas corrientes de opinión que se sustenten en "verdades" y no en "pareceres".

La convocatoria entonces está abierta al colectivo, sin distinción de ninguna especie. 

Pero como ocurre con toda temática distante a nuestro siempre menguado conocimiento, sería interesante prestar atención a la información contenida en el siguiente video:



Aquí, un breve adelanto de la película:























De: ciudadanosenblanco.blogspot.com


La banalidad del mal: Hannah Arendt, según Margarethe von Trotta
(fragmento)


"En 1983, quería hacer una película sobre Rosa Luxemburgo porque estaba convencida de que fue la pensadora más importante del siglo pasado y me interesaba descubrir a la mujer detrás de la luchadora revolucionaria. Pero ahora, al comenzar el siglo XXI, Arendt se presenta como una figura aún más fuerte: su concepto "la banalidad del mal", entonces duramente criticado, hoy es fundamental a la hora de discutir y pensar los crímenes cometidos durante el nazismo", asegura von Trotta.

Integrande del Nuevo Cine Alemán de los 70, von Trotta trabajó primero como actriz en las películas de Rainer Werner Fassbinder y luego como guionista en varias películas de quien fuera su marido, el director alemán Volker Schlondorff. Junto a él, debutó en 1975 en la co-dirección de El honor perdido de Katharina Blum (Die verlorene Ehre der Katharina Blum). Dirigió en solitario, en 1978, El segundo despertar de Christa Klages (Das zweite Erwachen der Christa Klages). Y recibió el León de Oro en el Festival de Venecia 1982 por Marianne & Juliane (Die bleierne Zeit), estrenada en Argentina como Las hermanas alemanas. Además obtuvo numerosos galardones por Rosa Luxemburg en 1986 y Rosenstrasse (La calle de las Rosas) en 2003.

A lo largo de toda su obra, von Trotta demostró siempre su preferencia por el cine político y reivindicativo, y por abordar problemáticas que atraviesan a la sociedad alemana. En su último filme, vuelve a trabajar junto a Barbara Sukowa, actriz que protagonizó cuatro de sus películas, y que construye a una vibrante Hannah Arendt que debe mantenerse firme en sus ideas, ante los ataques tanto de sus amigos como de desconocidos enojados por sus publicaciones en The New Yorker.

La película muestra cómo en 1961 Arendt llega entusiasmada a Jerusalén para seguir el proceso contra Adolf Eichmann, jerarca de las SS que llevó adelante la logística de "La solución final", y exterminó a seis millones de personas en los campos de concentración nazis en toda Europa. Desde las primeras declaraciones que realiza Eichmann en el juicio –dentro de una cabina de vidrio– la pensadora se da cuenta de que en vez de estar frente a un ideólogo del nazismo, se encuentra con un mediocre burócrata, orgulloso de haber cumplido su tarea con eficiencia. Es un acierto que von Trotta haya elegido utilizar el registro documental que se realizó del juicio, y se pueda ver y escuchar al verdadero Eichmann contestando las preguntas de jueces y fiscales. Es en estas filmaciones que irrumpe lo real, y se puede observar “la lógica siniestra de la obediencia debida” con la que se excusa Eichmann de sus crímenes.

La teórico política alemana regresa a los Estados Unidos, donde estaba radicada, luego de haber presenciado buena parte del juicio y relee todas las declaraciones, mientras espera el veredicto que sentenció a Eichmann a la horca, en mayo de 1962. Recién en febrero de 1963, Hannah Arendt comienza a publicar su reporte del proceso, en una serie de artículos en la revista neoyorquina, y a partir de la primera entrega debe afrontar todo tipo de críticas e incluso amenazas para que cambie sus ideas.

La película profundiza en esa gran controversia que despiertan los escritos de Arendt, sobre todo en la comunidad judía, que la acusa de justificar al criminal nazi con su concepto sobre “la banalidad del mal”; que no entiende por qué incluye en su informe el accionar de los líderes de los Consejos Judíos, que le entregaron a Eichmann las listas de deportación de las personas encerradas en los guetos hacia los campos de concentración.

Sobre el final del filme, Arendt regresa a la universidad en que enseñaba en la piel de Barbara Sukowa, para dar un brillante discurso en que se defiende de las acusaciones. Allí explica que durante el juicio, Eichmann repetía una y otra vez que él no había hecho nada que hubiera sido su iniciativa. “El no tuvo intenciones, cualquiera fueran, buenas o malas, él únicamente había obedecido órdenes. Esta es una típica defensa que usaron los nazis. Dejar claro que la peor maldad que se cometió en el mundo, fue una maldad de la que nadie es responsable”, asegura de forma enérgica Arendt. Y continúa: “Estos crímenes fueron cometidos por hombres, no por monstruos. Por seres humanos que se negaron a ser personas. Y es éste el fenómeno al que he llamado la banalidad del mal”.

De: Revista Ñ- Diario Clarín