miércoles, 28 de enero de 2015

Como tú lo querías: sobre nuestros pechos, el vivo libro de tu acción infatigable.

José Martí
28 de enero de 1853- Cuba

El Presidio Político en Cuba
VIII

Si los dolores verdaderamente agudos pueden ser templados por algún goce, sólo puede templarlos el goce de acallar el grito de dolor de los demás. Y si algo los exacerba y los hace terribles es seguramente la convicción de nuestra impotencia para calmar los dolores ajenos.

Esta angustia que no todos comprenden, con la que tanto sufre quien la llega a comprender, llenó muchas veces mi alma, la llenaba perennemente en aquel intervalo sombrío de la vida que se llama presidio de Cuba.

Yo suelo olvidar mi mal cuando curo el mal de los demás. Yo suelo no acordarme de mi daño más que cuando los demás pueden sufrirlo por mí. Y cuando yo sufro y no mitiga mi dolor el placer de mitigar el sufrimiento ajeno, me parece que en mundos anteriores he cometido una gran falta que en mi peregrinación desconocida por el espacio me ha tocado venir a purgar aquí. Y sufro más, pensando que, así como es honda mi pena, será amargo y desgarrador el remordimiento de los que la causan a alguien.

Aflige verdaderamente pensar en los tormentos que roen las almas malas. Da profunda tristeza su ceguedad. Pero nunca es tanta como la ira que despierta la iniquidad en el crimen, la iniquiedad sistemática, fría, meditada, tan constantemente ejecutada como rápidamente concebida.

Castillo, Lino, Figueredo, Delgado, Juan de Dios Socarrás, Ramón Rodríguez Alvarez, el negrito Tomás y tantos otros, son lágrimas negras que se han filtrado en mi corazón.

¡Pobre negro Juan de Dios! Reía cuando le pusieron la cadena. Reía cuando le pusieron a la bomba. Reía cuando marchaba a las canteras. Solamente no reía cuando el palo rasgaba aquellas espaldas en que la luz del sol había dibujado más de un siglo. El idiotismo había sucedido en él a la razón; su inteligencia se había convertido en instinto; el sentimiento vivía únicamente entero en él. Sus ojos conservaban la fiel imagen de las tierras y las cosas; pero su memoria unía sin concierto los últimos con los primeros años de su vida. En las largas y extrañas relaciones que me hacía y que tanto me gustaba escuchar, resaltaba siempre su respeto ilimitado al señor y la confianza y gratitud de los amos por su cariño y lealtad. En el espacio de una vara señalaba perfectamente con el dedo los límites de las más importantes haciendas de Puerto Príncipe; pero en diez palabras confundía al biznieto con el bisabuelo, y a los padres con los hijos, y a las familias de más remoto y separado origen.

Aquello que más le hería, que más dolor le causaba, hallaba en él por respuesta esa risa bondadosa, franca, llena, peculiar del negro de nación. Los golpes sólo despertaban la antigua vida en él. Cuando vibraba el palo en sus carnes, la eterna sonrisa desaparecía de sus labios, el rayo de la ira africana brillaba rápida y fieramente en sus ojos apagados, y su mano ancha y nerviosa comprimía con agitación febril el instrumento del trabajo.

El Gobierno español ha condenado en Cuba a un idiota.

El Gobierno español ha condenado en Cuba a un hombre negro de más de cien años. Lo ha condenado a presidio. Lo ha azotado en presidio. Lo ve impávido trabajar en presidio.

El Gobierno español. O la integridad nacional, y esto es más exacto; que aunque tanto se empeñan en fundir en una estas dos existencias, España tiene todavía para mí la honra de tenerlos separados.

Canten también, aplaudan también los sancionadores entusiastas de la conducta del Gobierno en Cuba.


José Martí



Martí publicó esta protesta en 1871. En ella el joven de 18 años denunció los horrores que presenció durante su encarcelamiento. Fue publicada por la imprenta de Ramón Ramírez en el mismo Madrid, sede del sistema que le condenaba y donde él se encontraba desterrado.


Ésta es la primera obra de Martí que se da a la prensa. No cabe duda que es de carácter político, pero en ella podemos ver el desenvolvimiento narrativo, el simbolismo, las similitudes y el juego de simetría que emplea para darle énfasis a la narración.


Le advertimos al lector que el contenido de esta obra no es agradable. Fueron muchos los abusos que Martí presenció y recibió, abusos que causarían el fin de la dominación española en América. Martí sólo nos cuenta de algunos, los detalla de tal forma que es muy posible perder el apetito o tener una mala digestión. Le recomendamos que proceda con cautela, y si se altera, mañana lo puede seguir leyendo.


El Presidio Político en Cuba se encuentra separado en doce secciones o capítulos.

De: http://www.damisela.com











“La dictadura y la verdadera literatura sólo pueden cohabitar de una forma: devorándose día y noche una a otra”- Ismael Kadaré

28 de enero de 1936- Albania
Escritor, periodista, diputado socialista, asilado en Francia.


Pijamas y aeropuertos

Zumbando se posan las moscas
sobre las listas de los pijamas,
y los aviones, con estruendo,
sobre las pistas de los aeropuertos...
No me abandones jamás, vasto mundo.
¡Jamás tus puertas me cierres!

Hay amores pequeños,
primeros amores (nº 1),
devaneos
que zumban en la memoria como moscas,
que preparan chocolate,
que lavan camisetas;
hay amores grandes, libres como el viento,
desperdigados al azar por todo el mundo,
que no saben dónde estamos,
que dónde se encuentran no sabemos.

El amor pequeño reclama la devolución de fotografías;
a los grandes amores se los lleva el viento en los andenes;
son sus sollozos semejantes a sirenas,
a las sirenas resonantes de las separaciones.

¡No me abandones jamás, vasto mundo!
¡Sobre las listas de mis pijamas
sigan descendiendo los aviones!

Que en la cuerda de mi ventana cuelguen,
agitadas por el viento,
las camisetas de las nubes;
que se instale el sol
en el casquillo de mi lámpara de noche.


Versión de Ramón Sánchez Lizarralde

De: salvoelcrepúsculo.blogspot.com



Algunas de sus novelas.
Vasta es su producción
como las vicisitudes que ha debido sortear.
Por eso tal vez afirme que
llegó a la libertad a través de la literatura.