viernes, 28 de febrero de 2014

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En Julio, publicaremos la producción 2013-2014.
¿Vas a perderte esa hermosa experiencia?


 Pasiones Literarias
Centro de Formación Humanística
PERRAS NEGRAS


(Las imágenes han sido extraídas de Pinterest, un mar de belleza)

"La lucha del hombre contra el poder es la lucha de la memoria contra el olvido"- Milan Kundera























Invisible a los ojos

Los acontecimientos de febrero de 1973 desencadenaron el “golpe invisible”, y son abordados en el libro “El golpe de febrero”. Los periodistas Yuri Gramajo y Sergio Israel, autores del trabajo, en conversación con Montevideo Portal, hablaron de la obra, analizaron las circunstancias que llevaron a los distintos actores a tomar posición y conversaron sobre la necesidad de echar luz sobre el tema.



El 27 de junio de 1973, con la disolución de las Cámaras, los encendidos discursos parlamentarios y el inicio de la Huelga General, la historiografía uruguaya marca el comienzo de la última dictadura, que se prolongó hasta 1985. Sin embargo, meses antes, en el bucólico febrero montevideano, los militares ya habían tomado la decisión de hacerse con el poder. De esa trama "invisible" trata El Golpe de Febrero (Planeta, 2013) de los periodistas Yuri Gramajo y Sergio Israel.

El libro surgió de la inquietud de los autores, al comprobar que no existía material organizado sobre este episodio, e insumió un trabajo de meses en los que hubo que realizar entrevistas, contrastar información y hurgar en archivos de distintas fuentes.

"Es un tema que ha quedado un poco escondido, que ha pasado desapercibido", explica Gramajo. "El Golpe de Febrero quedó a la sombra del Golpe de Junio, y en rigor, las dos son partes de una misma cosa. Nosotros decimos en el libro que el golpe se hace en febrero. Claro, el 27 de junio tenés algunos símbolos muy fuertes, como la disolución de las Cámaras, que está muy asociada al imaginario colectivo. Además, las actitudes políticas de junio fueron muy contundentes, y no pasó lo mismo en febrero: no hubo disolución de Cámaras, la prensa siguió trabajando, con censura, por supuesto, pero claramente hubo una manifestación de carácter golpista que desconocía el Poder Constitucional legalmente establecido. Se conjugaron, fatalmente, una serie de elementos: irresponsabilidades, falta de visión, falta de olfato, falta de capacidad de reacción, un presidente debilitado, no querido, miradas complacientes, porque quizás eso pudiera ir en beneficio de alguno, y eso pasó en varias tiendas... Hay una cosa clarísima: el 8 de febrero, los mandos militares del Ejército y la Fuerza Aérea diciendo 'no reconocemos al ministro de Defensa designado, le sugerimos al presidente que lo cambie', y además lo dicen públicamente en un comunicado. Acto seguido, le prohíben al presidente expresarse ante la población de la misma manera en que ellos se dirigían. ¿Qué más se necesita?

De ese golpe en las sombras poco se ha escrito, y poco se habla. No había, hasta la fecha, un libro que recogiera los distintos puntos de vista y acciones de los principales protagonistas de los hechos, y muchos de ellos guardaron silencio hasta este momento. ¿Por qué escribir este libro en este momento, 40 años después?

Israel: Capaz que por eso mismo. Lo que ocurrió en febrero repercutió en toda nuestra vida. Encontrar respuestas sobre lo que pasó en febrero era una necesidad, sobre todo cuando las vas a buscar y no están. Nosotros le llamamos el Golpe Invisible, porque no se ve. Fue invisible en ese momento, e incluso hoy, 40 años después, no es muy de recibo, si bien hay muchísimos actores vivos. Es molesto porque los políticos tienden a verse a sí mismos como protagonistas, y en febrero no estuvieron a la altura. Entonces: invisible en aquel momento, invisible en parte todavía, cuatro décadas después.

(...)

Fragmentos del reportaje de
Jorge Costigliolo | Montevideo Portal
jcostigliolo@montevideo.com.uy

Invitamos a leerlo en forma completa en montevideo.com.uy
(Las cursivas son nuestras)



Yuri Gramajo


Sergio Israel

De: El Muerto/videoblog de información alternativa

Leer es también una forma de no olvidar.

Poesía: una luz para tu sombra




Vanidad


De improviso
está, alto,
sobre las ruinas
el límpido
estupor
de la inmensidad

Y el hombre
encorvado
sobre el agua
sorprendida
por el sol
se descubre
una sombra

Mecida y
despacio
rota


Giuseppe Ungaretti

De: http://www.komedi.com.br





“Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía” - José Mauro De Vasconcelos


26 de febrero de 1920 - Brasil
Entrenador de boxweo, cargador de bananas,
modelo de escultores, camarero,
escritor.

Fue mamá quien tuvo la idea.

Hoy todo el mundo va a ver la nueva casa.

Totoca me llamó aparte y me avisó en un susurro.

Si llegas a contar que ya conocemos la casa, te hago polvo.

Pero yo ni siquiera había pensado en eso.

Era un mundo de gente por la calle. Gloria me llevaba de la mano y tenía órdenes de no soltarme ni un minuto. Y yo llevaba de la mano a Luis.

¿Cuándo tenemos que mudarnos mamá?

Mamá le respondió a Gloria con una cierta tristeza.

Dos día después de Navidad hemos de comenzar a arreglar los trastos.

Hablaba con una voz cansada, cansada. Y yo sentía mucha pena por ella. Mamá había nacido trabajando. Desde los seis años de edad, cuando construyeron la Fábrica, la habían puesto a trabajar allí. La sentaban encima de una mesa y tenía que quedarse allí limpiando y enjuagando las herramientas. Era tan chiquita que se mojaba encima de la mesa porque no podía bajar sola... Por eso nunca fue a la escuela ni aprendió a leer. Cuando le escuché esa historia me quedé tan triste que prometí que cuando fuese poeta y sabio le iba a leer todas mis poesías.

Y la Navidad ya se anunciaba en tiendas y mercerías. E todos los vidrios de las puertas ya habían dibujado a Papá Noel. Algunas personas compraban postales para que cuando llegase la hora no se llenasen demasiado las casas de comercio. Yo tenía una lejana esperanza de que esta vez el Niño Dios naciera. Pero que naciera para mí. A lo mejor, cuando llegara a la edad de la razón, tal vez mejorase un poco.

Aquí es.

Todos quedaron encantados. La casa era un poco más chica. Mamá, ayudada por Totoca, desató el alambre que sostenía el portón y todo el mundo se alzó hacia delante. Gloria me soltó y olvidó que ya estaba haciéndose una señorita. Se precipitó en una carrera y abrazó la "mangueira".

Esta es mía. Yo la agarré primero.

Antonio hizo lo mismo con la planta de tamarindo.

No había quedado nada para mí. Casi llorando miré a Gloria.

¿Y yo, Gloria?

Corre al fondo. Debe de haber más árboles, tonto.

Corrí, pero sólo encontré el yuyo crecido. Un montón de naranjos viejos y pinchudos. Al lado de la zanja había una pequeña planta de naranja-lima.

Estaba desconcertado. Todos estaban mirando las habitaciones y determinando para quién sería cada una.

Tiré la falda de Gloria.

No hay nada más.

No sabes buscar bien. Espera aquí que voy a encontrarte un árbol.

Al rato vino conmigo. Examinó los naranjos.

¿No te gusta aquél? Es un lindo naranjo.

No me gustaba ninguno. Ni siquiera ése. Ni aquel otro, ni ninguno. Todos tenían muchas espinas.

Para quedarme con esos mamarrachos, antes prefiero la planta de naranja-lima.

¿Cuál?

Fuimos hacia donde estaba.

¡Pero que linda plantita de naranja-lima! Mira, no tiene ni siquiera una espina. Y tiene tanta personalidad que ya desde lejos se sabe que es naranja-lima. ¡Si yo tuviera tu estatura no querría otra cosa!

Pero yo quería un árbol grandote.

Piensa bien, Zezé. Es muy pequeño todavía. Con el tiempo será un naranjo grandote. Así crecerán juntos. Los dos se van a entender como si fuesen dos hermanos. ¿Viste la rama que tiene? Es verdad que es la única, ¡pero parece un caballito hecho para que montes en él!

Me sentía el ser más desgraciado del mundo. Recordaba lo ocurrido con la botella de bebida que tenía la figura de los ángeles escoceses. Lalá dijo: "Ese soy yo"; Gloria señaló otro para ella; Totoca eligió otro para él. ¿Y yo? Finalmente me tocó ser esa cabecita que había atrás, casi sin alas. El cuarto ángel escocés, que ni siquiera era un ángel entero... Siempre tenía que ser el último. Cuando creciera iban a ver. Compraría una selva amazónica y todos los árboles que tocaran el cielo serían míos. Compraría un depósito de botellas llenas de ángeles y nadie tendría ni siquiera un trozo e ala.

Me enojé. Sentado en el suelo, apoyé mi enojo en mi planta de naranja-lima. Gloria se alejó sonriendo.

Ese enojo no dura, Zezé. Acabarás descubriendo que yo tenía razón.

Agujereé el suelo con un palito y comencé a dejar de lloriquear. Habló una voz, venida quién sabe de dónde, cerca de mi corazón.

Creo que tu hermana tiene toda la razón.

Todo el mundo tiene siempre toda la razón; el único que no la tiene nunca soy yo.

No es cierto. Si me mirases bien, acabarías por darte cuenta.

Me levanté, asustado, y miré al arbolito. Era raro, porque siempre conversaba con todo, pero pensaba que era mi pajarito de adentro que se encargaba de arreglar las conversaciones.

¿Pero tú hablas de verdad?

¿No me estás escuchando?

Y se rió bajito. Casi salí gritando por la quinta. Pero me sujetaba la curiosidad.

¿Por dónde hablas?

Los árboles hablan por todas partes. Por las hojas, por las ramas, por las raíces. ¿Quieres ver? Apoya tu oído aquí en mi tronco y vas a escuchar palpitar mi corazón.

Me quedé medio indeciso, pero viendo su tamaño perdí el miedo. Apoyé la oreja y una cosa lejana hacia tic... tac... tic... tac...

Pero, dime, ¿todo el mundo sabe que hablas?

No. Solamente tú.

¿De verdad?

Puedo jurarlo. Un hada me dijo que cuando un niño igual que a ti se hiciera amigo mío, yo podría hablar y ser muy feliz.

¿Y vas a esperar?

¿Qué cosa?

Hasta que me mude. Falta más de una semana. Hasta ese momento ¿no te irás a olvidar de hablar?

Jamás. Es decir, para ti solamente. ¿Quieres ver cómo soy de blando?

¿Cómo eres de que?

Súbete a mi rama.

Obedecí.

Ahora, balancéate un poco y cierra los ojos.

Hice lo que me mandaba.

¿Qué tal? ¿Alguna vez tuviste en la vida un caballito mejor?

Nunca. Es maravilloso. Voy a darle a mi hermanito menor mi caballito "Rayo de Luna". Te va a gustar mucho mi hermano, ¿sabes?

Bajé adorando ya mi planta de naranja-lima.

Mira, haré una cosa. Siempre que pueda, antes de mudarnos, vendré a charlar un ratito contigo... Ahora necesito irme, ya están saliendo todos.

Pero los amigos no se despiden así.

¡Chist! Allá viene ella.

Gloria llegó en el momento en que lo abrazaba.

Adiós, amigo. ¡Eres la cosa más linda del mundo!

¿No te lo había dicho?

Si, lo dijiste. Ahora aunque ustedes me diesen la "mangueira" y la planta de tamarindo a cambio de mi árbol, no la querría.

Me pasó la mano por el pelo, tiernamente.

¡Cabecita, cabecita!...

Salimos tomados de las manos.

Godóia, ¿no te parece que tu "mangueira" es un poco sosa?

Todavía no se puede saber, pero parece un poco, sí.

¿Y el tamarindo de Totoca?

Es un poco sin gracia, ¿por qué?

No sé si lo puedo contar. Pero un día te contaré un milagro, Godóia.


Fragmento del Capítulo 2 de “Mi planta de naranja-lima

De: http://www.ruta000.com.ar


 



 










El 49% de los niños pobres de Latinoamérica
son brasileños.
Decir "pobre", actualmente, es decir
"vulnerado", "usado","cosificado",
"marginado", "ignorado", "desaparecido".
en fin,
"el paria de 
Zygmunt Bauman".

 










“El hombre tiene el amor por ala, y el deseo por yugo”- Víctor Hugo



26 de febrero de 1802- Francia
Poeta, narrador, dramaturgo, dibujante.

Si pudiéramos ir


Él decía a su amada: Si pudiéramos ir
los dos juntos, el alma rebosante de fe,
con fulgores extraños en el fiel corazón,
ebrios de éxtasis dulces y de melancolía,

hasta hacer que se rompan los mil nudos con que ata
la ciudad nuestra vida; si nos fuera posible
salir de este París triste y loco, huiríamos;
no se adónde, a cualquier ignorado lugar,

lejos de vanos ruidos, de los odios y envidias,
a buscar un rincón donde crece la hierba,
donde hay árboles y hay una casa chiquita
con sus flores y un poco de silencio, y también

soledad, y en la altura cielo azul y la música
de algún pájaro que se ha posado en las tejas,
y un alivio de sombra... ¿Crees que acaso podemos
tener necesidad de otra cosa en el mundo?


Plenitud


Puesto que apliqué mis labios a tu copa llena aún,
y puse entre tus manos mi pálida frente;
puesto que alguna vez pude respirar el dulce aliento
de tu alma, perfume escondido en la sombra.

Puesto que me fue concedido escuchar de ti
las palabras en que se derrama el corazón misterioso;
ya que he visto llorar, ya que he visto sonreír,
tu boca sobre mi boca, tus ojos en mis ojos.

Ya que he visto brillar sobre mi cabeza ilusionada
un rayo de tu estrella, ¡ay!, siempre velada.
Ya que he visto caer en las ondas de mi vida
un pétalo de rosa arrancado a tus días,

puedo decir ahora a los veloces años:
¡Pasad! ¡Seguid pasando! ¡Yo no envejeceré más!
Idos todos con todas nuestras flores marchitas,
tengo en mi álbum una flor que nadie puede cortar.

vuestras alas, al rozarlo, no podrán derramar
el vaso en que ahora bebo y que tengo bien lleno.
Mi alma tiene más fuego que vosotros ceniza.
Mi corazón tiene más amor que vosotros olvido.

Versión de L. S.


Un deseo


Te deseo primero que ames,
y que amando, también seas amado.
Y que, de no ser así, seas breve en olvidar
y que después de olvidar, no guardes rencores.
Deseo, pues, que no sea así, pero que sí es,
sepas ser sin desesperar.

Te deseo también que tengas amigos,
y que, incluso malos e inconsecuentes
sean valientes y fieles, y que por lo menos
haya uno en quien confiar sin dudar.

Y porque la vida es así,
te deseo también que tengas enemigos.
Ni muchos ni pocos, en la medida exacta,
para que, algunas veces, te cuestiones
tus propias certezas. Y que entre ellos,
haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro

Te deseo además que seas útil,
más no insustituible.
Y que en los momentos malos,
cuando no quede más nada,
esa utilidad sea suficiente
para mantenerte en pie.

Igualmente, te deseo que seas tolerante,
no con los que se equivocan poco,
porque eso es fácil, sino con los que
se equivocan mucho e irremediablemente,
y que haciendo buen uso de esa tolerancia,
sirvas de ejemplo a otros.

Te deseo que siendo joven no
madures demasiado de prisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer,
y que siendo viejo no te dediques al desespero.
Porque cada edad tiene su placer
y su dolor y es necesario dejar
que fluyan entre nosotros.

Te deseo de paso que seas triste.
No todo el año, sino apenas un día.
Pero que en ese día descubras
que la risa diaria es buena, que la risa
habitual es sosa y la risa constante es malsana.

Te deseo que descubras,
con urgencia máxima, por encima
y a pesar de todo, que existen,
y que te rodean, seres oprimidos,
tratados con injusticia y personas infelices.

Te deseo que acaricies un gato,
alimentes a un pájaro y oigas a un jilguero
erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera,
te sentirás bien por nada.

Deseo también que plantes una semilla,
por más minúscula que sea, y la
acompañes en su crecimiento,
para que descubras de cuántas vidas
está hecho un árbol.

Te deseo, además, que tengas dinero,
porque es necesario ser práctico,
Y que por lo menos una vez
por año pongas algo de ese
sólo para que quede claro
quién es el dueño de quién.

Te deseo también que ninguno
de tus defectos muera, pero que si
muere alguno, puedas llorar
sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.

Te deseo por fin que, siendo hombre,
tengas una buena mujer, y que siendo
mujer, tengas un buen hombre,
mañana y al día siguiente, y que cuando
estén exhaustos y sonrientes,
hablen sobre amor para recomenzar.

Si todas estas cosas llegaran a pasar,
no tengo más nada que desearte.


De: Ciudad SeVa.com

Obra de Víctor Hugo
Obra de Víctor Hugo para Los Miserables