jueves, 26 de junio de 2014

“¿Debo aprisionar un pensamiento, llevarlo a la iluminada celda de una frase?”- Ingeborg Bachmann

Despedida


La carne, que envejeció muy bien conmigo, 
la mano rugosa, que sostuvo fresca la mía, 
ha de quedarse sobre el pálido muslo,
rejuvenecerse la carne, por un instante, 
para que así venga más rápido el derrumbe en ella,
rápido llegan las arrugas, casi sanas, 
y todo sobre la rígida musculatura.
No ser amada. El dolor podría ser aún
mayor, Se siente muy bien, toca a la puerta.
Pero la carne, con su línea abierta en la rodilla,
las arrugadas manos, todo ello sobrevino de noche, 
el curtido omóplato, donde ya no crece ningún verde,
donde alguna vez se mantuvo oculto un rostro.
Avejentada en cien años, en un solo día,
El confiado animal fue llevado bajo latigazos
a su armonía preestablecida.



Niños de Julio


Por nuestros propios medios nonatos,
mis niños de julio, las monstruosidades
que se mueven con el pie mutilado, no lo sabemos,
que agitan el muñón, no lo sabemos,
y la cabeza perdida.
Por nuestros propios medios, 
perdiendo la cabeza,
mis queridos niños
nada les habría podido enseñar
pero bien alimentados les habría hecho
enamorarse de lo otro, del viento en el aire
Unos miles de ellos en Julio
habría sido siempre Julio
monstruos alimentados
desde mi ternura 
que es lo que buscáis vosotros, espectros etéreos 
Transformadores del mundo, vosotros me
lo habríais cambiado el mundo 
y cambiármelo hasta la muerte por cariño
hasta la muerte para algo otro
Viento en el aire el papel jironeado
que se desgarra, antes que alguno pueda 
leer lo que ha sucedido 
como se os ha arrancado
de mí, se ha desgarrado el jirón de
papel que no puede sin embargo leer aun nadie.



La noche de los perdidos
El final del amor

Una luna, un cielo
y el mar obscuro.
Tan sólo eso, y todo obscuro. 
Tan sólo eso, porque es de noche.
Y nada humano
entreteje además esa acción efectiva, 
Que me reprochas también tú 
y semejante amargura
No lo hagas. 
Nada mejor hay que yo pudiera conocer
sino amarte, nunca
pensé,
que a través del sudor de la piel
se me haría presente 
el […] mundo.



[Sin título]


Observad, amigos ¡acaso no lo veis!
que no lo he sobrevivido ni menos resistido, no lo veis,
que voy hacia adentro, que 
para aquél de ahí yo voy hablando por dentro, que
me repliego y desdeño
mi cabello, que embolso mis manos
retiro mi palabra, no lo veis, 
observad,
que me marcho, que voy
cayendo, que me entrego,
y grito, porque los locos
buscan tanteando a sus protectores, como
yo a mi guarda.


[Sin título]


Qué difícil es perdonar,
un trabajo muy lento y muy arduo, 
del que sola me he ocupado
durante ya muchos años.
El odio me ha enfermado,
me siento deformada, estos abscesos
me prohíben incluso mostrarme 
junto a los hombres.
Sólo sé que yo 
no puedo odiar más de este modo
ni desear tu muerte, 
la cual tampoco deseo,
ni cumpliría yo por mi mano,
He aprendido que la mía
ha de amar a sus enemigos, y
esto es tan simple, pues si no cómo
podrían luego mis enemigos
hacerme más de un mal. 
Si se extravía una bala, 
si alguien me escupe en a cara, 
como ayer, no me guardo pensamientos 
contra el amor que me ha sido dado.
Tengo miedo ante el amor 
que me has infundido tú, 
con la intención más cruel. 
Totalmente ajada de cortantes ácidos,
venenos de todo tipo, por el opio,
aturdida por completo en mi destrucción.
Puesto que ya no vivo más en ti, 
y muerta me encuentro ya, donde estoy. 
Lo que cuentan y persisten son las cúpulas
comen dos veces al día, satisfacen 
luego sus necesidades, e
imploran por los medicamentos, 
que me han de sumir en un largo sueño.


De: http://web.uchile.cl


25 de junio de 1926- Austria.
Escritora.
























"Ni el amor, ni los encuentros verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados"- Ernesto Sábato



24 de junio de 1911- Argentina
Físico, pintor, escritor


Estamos indudablemente frente a la más grave encrucijada de la historia, ya no se puede avanzar más por el mismo camino. Hace tiempo que el sentimiento humanista de la vida perdió su frescura; en su interior han estallado contradicciones destructivas: el escepticismo le ha minado su ánimo. La fe en el hombre y en las fuerzas autónomas que lo sostenían se ha conmovido hasta el fondo. Las altas torres se han derrumbado. Demasiadas esperanzas se han quebrado en el corazón de los hombres. ¿Era el destino del ser humano intentar su supremacía y su independencia?, ¿estaba esta hora inscripta ya en los papiros de la eternidad?


Debo confesar que durante mucho tiempo creí y afirmé que éste era un tiempo final. Por hechos que suceden o por estados de ánimo, a veces vuelvo a pensamientos catastróficos que no dan más lugar a la existencia humana sobre la tierra. En otros, la capacidad de la vida para encontrar resquicios donde volver a crear me dejan anonadado, como quien bien comprende que la vida nos rebalsa, y sobrepasa todo lo que sobre ella podamos pensar.


Sé que a mucha gente le irritará esta carta, yo mismo la hubiera rechazado hace años cuando confundía resignarse con aceptar. Resignarse es una cobardía, es el sentimiento que justifica el abandono de aquello por lo cual vale la pena luchar, es, de alguna manera, una indignidad. La aceptación es el respeto por la voluntad de otro, sea éste un ser humano o el destino mismo. No nace del miedo como la resignación, sino que es más bien un fruto.


De: La Resistencia

En: https://docs.google.com










“El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa.” - San Juan De la Cruz



NOCHE OSCURA

Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado de
la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de la
negación espiritual. 

1. En una noche oscura,
con ansias, en amores inflamada
¡oh dichosa ventura!,
salí sin ser notada
estando ya mi casa sosegada.

2. A oscuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡Oh dichosa ventura!,
a oscuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.

3. En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz y guía
sino la que en el corazón ardía.

4. Aquésta me guiaba
más cierto que la luz del mediodía,
adonde me esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.

5. ¡Oh noche que guiaste!
¡Oh noche amable más que la alborada!
¡Oh noche que juntaste
Amado con amada,
amada en el Amado transformada!

6. En mi pecho florido
que entero para él sólo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba

7. El aire de la almena,
cuando yo sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería
y todos mis sentidos suspendía.

8. Quedéme y olvidéme,
el rostro recliné sobre el Amado,
cesó todo y dejéme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.


De: http://www.mercaba.org



24 de junio de 1542- España