sábado, 28 de junio de 2014

Bifurcaciones


Aquellas botas raspaban nuestros oídos adolescentes casi todos los días. Estábamos en clase y, de pronto, por las escaleras del Nocturno del I.B.O., resonaba el tranco atemorizante del destino innominado (no sabíamos a quién venían a buscar ni por qué pero allí estaban). Esa presencia fue un escándalo en mi incipiente conciencia, un escándalo que hasta aquí me trajo, un escándalo que les debo agradecer...










A Dorita y Jorge, en quienes concentro
la infinita y extraña alegría
de haber conocido seres de tamaña estatura moral y afectiva
como cuantos entregaron su tiempo existencial
a la causa de un mundo más justo para tod@s.