viernes, 8 de febrero de 2013

“Borremos el racismo del lenguaje”- Campaña de la Casa de la Cultura Afrouruguaya


La Carta Abierta a la Real Academia Española, como iniciativa, es un buen síntoma de cohesión grupal y de ejercicio del derecho a proteger vulnerabilidades ancestrales, de manera más evidente, ante la sociedad toda.

Como apelación,  el destinatario es inadecuado.
En principio,  la Real Academia de la Lengua Española no tiene potestad para borrar expresiones de ningún tipo; por el contrario, uno de sus cometidos es registrar todas las realidades lingüísticas; que le insuma un tiempo dilatado, es harina de otro costal.
Cada expresión lleva acuñada un dato relevante, desde algún punto de vista, acerca de un momento histórico. Sería atroz, para una conciencia colectiva, esta eliminación. Se anularía el testimonio vital de la animalización o la cosificación, el abuso en sus más denigrantes manifestaciones, el genocidio lento pero efectivo impuesto a muchos, a través del trabajo forzado, para el enriquecimiento de muy pocos... en fin, ese repertorio degradante sufrido por personas -en este caso de piel de color negro-.

Es el hablante quien tiene la responsabilidad del uso de la variada gama que ofrece un diccionario, de la misma manera que debería asumir, en su medida, el compromiso moral de evitar que se repitan los actos que la expresión evoca; la Academia no es un órgano regulador de la ética. Es el hablante quien, con esa práctica selectiva, provoca la dilución del uso de una expresión hasta que sólo figura en ese lecho arqueológico que es también el diccionario. Las palabras carecen de intencionalidad por sí mismas; somos los usuarios quienes las llenamos de... y por eso, se sostiene que no existen “las malas palabras”.

Hasta qué punto es una cotidiana y perenne cuestión de todos el lenguaje, cobró parcial dimensión en el lamentable episodio vivido por Tania Ramírez.


Complejísima cuestión, por cierto.
En primer lugar, asunto intransferible de los Padres. De la Escuela. Del Liceo. De la Universidad. Del Trabajo. De los Medios. De la Salud. De la Política. Del País. En suma, de Cada Un@. Y de la mañana a la noche. Desde el nacimiento hasta la muerte. Ya lo había dicho el simple de Sancho en el episodio de los galeotes:
“... dicen ellos que tantas letras tiene un no como un sí y que harta ventura tiene un delincuente que está en su lengua su vida o su muerte, y no en la de los testigos y probanzas; y para mí tengo que no van muy fuera de camino”...Pero, quién subraya en estos tiempos que la palabra produce consecuencias para el emisor, para el receptor, para el entorno,...

Una cuestión que implica también una concepción mucho más amplia y profunda de la Educación y, a propósito, parece muy oportuna una frase de Noam Chomsky: “Enseñar no debe parecerse a llenar una botella de agua, sino más bien a ayudar a crecer una flor a su manera.” Justamente es este lingüista quien plantea que el idioma influye o determina la capacidad mental porque Lenguaje es igual a capacidad autónoma, y el Pensamiento es consecuencia del desarrollo idiomático. El lenguaje acelera nuestra actividad teórica, intelectual y nuestras funciones psíquicas, como la percepción o la memoria.

Pero, claro, qué trascendencia puede tener algo que la televisión no legitima. Hace años que, en vivo y en directo, es posible observar cuadros de ferocidad semejante a la puerta de escuelas y liceos, en plazas, en supermercados, en ómnibus, en la calle y en intramuros de las casas de todos los estratos sociales.
¿Estamos anestesiados? ¿Estamos totalmente convencidos del “no te metás”?
Reflexionando sobre el tema, escribió  Maiakovski:
En la primera noche, ellos se aproximan
y recogen una flor de nuestro jardín
y no decimos nada.
La segunda noche, ya no se esconden,
pisan las flores, matan nuestro perro
y no decimos nada.
Hasta que un día, el más frágil de ellos
entra solito en nuestra casa, nos roba la luna, y
conociendo nuestros miedos,
nos arranca la voz de nuestras gargantas
y porque no dijimos nada
ya no podemos decir nada.

Claro, todavía no estaba operativa la televisión en época del poeta. Otro prestigio tenía el lenguaje. ¿Otra conciencia sus usuarios?