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21 de marzo de 1923- Damasco, Siria |
EN TUS OJOS, EL
MUNDO AJUSTA SU HORA
Antes de que fueras
mi amada
había más
calendarios para contar el tiempo:
los hindúes,
los chinos,
los persas
y los egipcios
tenían sus calendarios.
Después de ser mi
amada,
la gente comenzó a
decir:
el año mil antes de
sus ojos
y el siglo décimo
después de sus ojos.
En tu amor alcancé
el grado de evaporación,
el agua del mar se
tornó mayor que el mar,
la lágrima del ojo
mayor que el ojo
y la superficie de
la herida
mayor que la de la
carne.
No puedo quererte
más aún
ni estar más unido
a ti.
Mis labios no
bastan para cubrir los tuyos,
mis brazos no
bastan para ceñir tu cintura
y las palabras que
conozco
son muchas menos
que los lunares que
adornan tu cuerpo.
No puedo
adentrarme más en
la espesura de tu pelo:
llevan años
publicando en los
periódicos que estoy perdido.
Sigo perdido
hasta próximo
aviso.
El lenguaje es ya
insuficiente para pronunciarte
y las palabras son
como caballos de madera
que corren tras de
ti noche y día,
sin alcanzarte.
Siempre que me
acusan de quererte,
me siento superior;
convoco una rueda
de prensa
y reparto tus fotos
a los periodistas,
aparezco en la
pantalla del televisor
con la rosa del
escándalo
prendida en mi
ropa.
Escuchaba a los
enamorados
hablar de sus
amores,
y me reía.
Pero cuando volví
al hotel
y tomé el café,
solo,
supe cómo penetra
el puñal del amor en el costado
para no salir
nunca.
Mi problema con la
crítica
es que siempre que
escribo un poema en negro,
dicen que lo he
copiado de tus ojos.
Mi problema con las
mujeres
es que siempre que
niego mi relación contigo,
oyen el tintineo de
tus pulseras
en la vibración de
mi voz
y ven tu camisón
colgado en el
armario de mi recuerdo.
No me acostumbres a
ti:
el médico me ha
aconsejado
que no mantenga mis
labios en los tuyos
más de cinco
minutos,
ni me siente bajo
el sol de tus pechos
más de un minuto,
para no abrasarme.
De: http://nuncallegantardelashadas.blogspot.com

CARTELES COMANDOS SOBRE LOS
MUROS DE ISRAEL
1
No haréis de nuestro pueblo
un pueblo de piel-rojas.
Pues nosotros nos quedamos
aquí...
En esta tierra, que lleva
en su muñeca
un arete de flores.
Este es nuestro país:
Aquí estamos desde el alba
de la existencia.
Aquí hemos jugado, amado,
escrito versos.
Estamos tan arraigados en
sus bahías
cual la hierba del mar.
Estamos arraigados en su
historia,
en su menudo plan, en sus
olivos,
en su trigo amarillo.
Estamos arraigados en su
sentir.
Seguiremos en Marzo
y en Abril.
Seguiremos, con la talla
sobre sus cruces.
Seguiremos en su noble Profeta,
en su Alcorán.
En los diez Mandamientos.
2
La Mezquita del Aqsa es un nuevo
testigo
que poder añadir a la ya
vieja cuenta.
Y el fuego y el incendio
no son más que candiles que
alumbran el camino.
3
Jamás descansaréis con
nosotros.
Cada víctima nuestra
muere miles de veces.
4
¡Estad,
estad alerta!
Los postes luminosos tienen
uñas,
diez ojos las ventanas.
Y la muerte os espera
en el rostro de cada
transeúnte,
cada gesto o cintura.
Tenéis la muerte oculta
en el peine de todas las
mujeres,
en la trenza del pelo.
5
Robasteis una patria.
Y el mundo aplaudió en la
aventura.
Confiscasteis nuestras
casas a miles.
Vendisteis a millares
nuestros hijos.
Y el mundo aplaudió en la
aventura.
Robasteis el aceite de las
iglesias.
Robasteis al Mesías de su
casa de Nazaret.
Y el mundo aplaudió en la
aventura.
Y organizáis en cambio un
funeral
si nosotros secuestramos un
avión.
6
Lo que hay entre nosotros y
vosotros
no termina en un año.
Ni en cinco, diez,
o mil.
Largas como el ayuno
son las batallas por la
libertad.
Seguiremos encima de
vuestros pechos
como el golpe de cincel
sobre el mármol.
Seguiremos en el sonar de
los desagües,
las alas de la tórtola.
Seguiremos en la memoria
del sol
y los cuadernos de los días.
Seguiremos en la diablura de
los niños
y el garabateo de las
plumas.
Seguiremos en los mapas de
colores.
Seguiremos en la poesía de
Imrul-Qays
y en la poesía de Abu-Tammám.
Seguiremos en los labios de
quienes amamos.
Seguiremos en la articulación
de las palabras.
7
Para la pena hay niños que
crecerán.
Para el largo dolor hay
niños que crecerán.
Para quienes matasteis en
Junio,
pequeños crecerán.
Para la tierra.
Para los callejones.
Para las puertas,
hay niños que crecerán.
Desde hace treinta años,
están todos reunidos
en las salas de encuesta,
en las comisarías,
en las cárceles.
Como el llanto,
están todos reunidos en los
ojos.
Y todos, todos esos,
no importa en qué momento,
entrarán por todas las
puertas de Palestina.
8
Estáis asediados por el
rencor y el odio.
Acá, por el ejército de Abu-Ubayda,
y por allá, Muawiya.
Vuestra paz está rota.
Vuestra casa cercada
como la de cualquier puta.
Y con nuestras kufiyyas, blancas, negras
dibujamos encima de vuestra
piel
la señal de la entrega.
Como el brotar del agua,
llegamos de la matriz misma
de los días,
de la tienda humillada
curtida por el viento.
Llegamos desde el rostro de
Husayn.
De la pena de Fátima la
Clara.
De Uhud y de Badr.
De las tristezas todas de
Kerbelá.
Venimos... A fin de corregir
las cosas y la Historia.
Para borrar las letras
de las calles de nombres
hebreos.
De: palestinalibre.org