jueves, 21 de febrero de 2013

" Tú no me calcula´ "-2







Cayman Islands (1999)


¡100!

El número 100 no es mágico, pero sí es significativo.
Llegar a 100 años de vida es casi imposible para los seres humanos, pero muy factible para las instituciones.
He tenido la dicha de festejar varias:
– Los 100 años de Nacional, el 14 de mayo de 1999.
– Los 100 años de Rotary Internationa,l el 23 de febrero de 2005.
– También estuve, hace muchos años, en los festejos de los 175 años del Practicaje Nacional.
– El año pasado, el 18 de mayo, se conmemoraron los 200 años del inicio de la gesta Libertadora.
– En cuanto a logros particulares, recuerdo que en mi primer viaje a Bahía Blanca con el buque Quijote, en el 73, luego de acontecimientos nefastos, efectué mi viaje Nº 100 a cargar sal, a dicho puerto.

El caso que ahora me ocupa es el cuento Número 100, que es éste y que deseo que no sea “puro cuento”.
Hace unos días escribí “Los sobrinos del Capitán” que tampoco era “un cuento del tío”

Cuando entré de Práctico, luego de estar navegando, embarcado en buques de bandera uruguaya durante 19 años, había visitado 25 países.

Comencé en el 81 a viajar como pasajero y a poder visitar y conocer diferentes países, etnias y culturas.

En el 85 llegué a 36; en el 89 a 50; en el 94 a 70; en el 96 a 81 y en el 98, año en que más países visité, llegué a 96 países visitados.
En el 99, mi último año como Práctico del Río Uruguay, Río de la Plata y Litoral Marítimo Oceánico, tenía solamente 21 días de licencia.

Planifiqué entonces, un viaje que tenía pensado, pero postergado por razones tanto ideológicas como familiares: visitar Cuba y las islas caribeñas cercanas. Allí me dirigiría en mayo.

A Miryam no le interesaba y prefería ir a Europa, luego de que me jubilara, por lo que viajaría solo.
Tenía millas de Smiles con lo que podía ir hasta Venezuela en Varig. Contacté una Agencia que era especialista en viajes al Caribe y le compré: por Cubana, i/v Caracas – La Habana, i/v La Habana – Nassau y por Jamaica Air: La Habana - Montego Bay - Cayman Is. - Kingston - La Habana. 

Cuba fue mi 97º país visitado. Llegué a La Habana, y me hospedé en uno de los nuevos hoteles sobre la costa, a bastante distancia del centro.                                                                     
En esos cuatro días, recorrí la ciudad a mi antojo. Anduve en un bus turístico que me conducía a la ciudad vieja y visité los lugares más importantes: La Universidad, La Catedral, El Teatro Nacional y su Escuela de Ballet, el Fuerte del Morro, el extraordinario Capitolio y en especial la Sala Camilo, el Museo de la Revolución, con la réplica en cera de las figuras a tamaño natural del Che y de Camilo. Vi también la embarcación Granma, donde llegaron desde México en 1956, dando comienzo la revolución.

Visité detenidamente el bello monumento a Martí, paseé por las callejuelas de la ciudad vieja, entré a La Bodeguita del Medio y me tomé un mojito en el Floridita, el bar que hizo famoso Hemingway.
En el puerto se encontraba atracado el Buque escuela español Sebastián Elcano. Visité la Oficina de Prácticos donde me recibieron muy cortésmente. A uno lo había conocido en el Congreso de Río del 96 y almorcé con ellos.

Se efectuaba esa semana una Feria de Turismo, y Osmani, mi primo, era Ministro de esa cartera. Traté de entrevistarme con él y conseguí solamente que me llamara disculpándose y quedamos de vernos varios después cuando retornara.

En el mismo hotel se encontraba el Gerente de la Agencia de Montevideo que me vendió los pasajes y le pedí que para mi vuelta me cambiara al hotel Inglaterra, un “belle epoque” muy bien conservado y céntrico.


Volé a Nassau, Bahamas. Poco interesante para ver en el centro, me dediqué a hacer playa. Visité varias. El domingo fui a la playa privada del Radisson, almorcé allí y por la tarde tomé una lancha hacia Paradise I. para conocer el inmenso y lujoso hotel Atlantis, Las paredes del restorán son parte de un gran acuario. La última noche visité el Cable Beach Rotary Club.

Regresé a Cuba, pasando dos noches en un “todo incluido” Meliá en Varadero. La segunda noche cambié el lugar de cena y además asistí a un show cubano. Recorrí la zona en un simpático trencito y disfruté del espléndido mar y su playa.

Volé hacia Montego Bay, Jamaica. También allí fui a la playa y al Rotary. La segunda y última tarde quise conocer el centro, que distaba pocas cuadras. Fui caminando y  llegué a una gran plaza en momentos que salían del colegio y había mucha gente esperando ómnibus. Me detuve a observar el movimiento y a tomar una foto. Fue cuando percibí que habría cerca de doscientas personas y el único blanco a la redonda, era yo.

Proseguí con mis vuelos. Iba en pos de mi meta del viaje.
Llegué al aeropuerto de George Town en Gran Cayman y por tanto estaba visitando el país número 100, Cayman Islands.

Fueron descubiertas por Colón en 1503. En 1586 Francis Drake atracó en las islas y las bautizó con su actual nombre. Inglaterra las ocupó. España reconoció la soberanía inglesa en 1670. Fue gobernada junto a Jamaica hasta que ésta se independizó en 1962. Desde esa fecha es territorio de Ultramar del Reino Unido.
Tomé un taxi y me alojé durante tres noches en Seven Mile Beach, en un cómodo hotel junto al tranquilo mar.
También visité la pequeña George Town, Capital del”Paraíso Fiscal”, famosa por sus bancos y tan de moda en esos años.
Además de comprobar su poco tamaño la encontré muy bien arregladita, pintada, pulcra y florida.

Volví a Jamaica y vía Montego Bay, llegué a Kingston, su Capital. Me alojé en el Hilton ya que allí se reunía el Kingston-Downtown Rotary Club al mediodía siguiente. Esa noche disfruté de su linda piscina al aire libre y luego cené. A la mañana recorrí New Kingston, zona próxima al hotel.
Luego del almuerzo rotario, uno de los socios me llevó hasta el centro, que yo quería conocer. Me advirtió que tuviera cuidado. Caminé, tomé fotos y luego de un rato, en un taxi, me dirigí a la cercana y antigua ciudad de Spanish Town, la que fue capital hasta el siglo XIX.

Nuevamente, vía Montego Bay, regresé a La Habana. Ahora tenía reservado el viejo, hermoso y céntrico Hotel Inglaterra. No tenía que tomar ómnibus y todo estaba al alcance de la mano o de mis todavía resistentes piernas.

Entre las visitas de esos dos últimos días se encontraban el Museo de la Ciudad, con sus guardias vestidos con trajes de la época española.
El edificio barroco cubano del siglo XVIII, ex Palacio de los Capitanes Generales se encuentra entre los mejores conservados. Tiene, entre otros rasgos destacables, un hermoso patio con el monumento a Colón, escaleras en madera tallada de gran calidad, excelentes candelabros y arañas y la sala con la pequeña estatua de La Giraldilla, símbolo de la ciudad, primera veleta fundida en bronce. También visité una fábrica de cigarros de hoja, confeccionados manualmente a la vista de los visitantes.

Tampoco tuve noticias de mi primo Osmani. Sí, supe del mayor, que se encontraba enfermo y le mandé saludos, por una empleada del hotel que me comentó lo conocía. Volé de retorno.

Había cumplido mi propósito: Visitar Cuba y llegar al  “País 100”.

            

  njg  Néstor Gorriarán                                     26/12/12     
 





" Tú no me calcula´"-1


Cuba

Se trata de abrir los ojos, de poder ver más allá de esa miseria, de poder ver más allá de esa pobreza, de esas voces pidiendo jabones y libertad, se trata de encontrar el sentido a estas necesidades y a estos dolores. Sufre la gente sin su libertad y sufre la gente porque sabe pensar, porque les han dado las herramientas para pensar por sí solos, para razonar, para elegir, para ser libres,  pero de mente y corazones, no del cuerpo, que ese tiene que quedarse en Cuba.

“Tenemos que reconocer que la educación y la salud son logros de la Revolución pero las personas también tienen otras necesidades, como conocer el mundo” dijo Alexis.

Pero a cambio tienen derecho a pensar y eso no pasa en nuestro pueblo, cada vez más gente es semianalfabeta y tiene la libertad del cuerpo pero no del alma… y entonces también hay necesidades. Sufre la gente sin su libertad y sufre la gente sin darse cuenta que no sabe pensar. Pero miran la tele y bailan sueños ajenos y creen ser felices.

Tenemos que reconocer que la educación y la distancia entre la salud pública y privada son las grandes fallas de nuestra sociedad, y además tampoco tenemos libertad. Porque sin la posibilidad de pensar uno se hunde en la parodia de la pantalla televisiva o en las vidrieras del consumismo o se hunde detrás de las rejas reales o ficticias o definitivamente detrás del silencio. Sin la posibilidad de pensar uno no puede decir, no puede elegir; sin las herramientas para fortalecer el alma y la cabeza uno se queda en la penumbra, a la sombra de los que eligen o creen elegir, a la sombra de los que a veces pensamos que estamos eligiendo… la educación,  los libros, la lectura, la enseñanza, las palabras, los decires son los que nos hacen libres! Libres de pensamiento y de alma y también libres para expresarnos, para no callarnos,  que esa también es una libertad tan necesaria…

Pero en aquellos pensantes caribeños había muchos callados.
Hasta se podía percibir en sus miradas el atragantamiento de decires que no decían, algunos por tristeza, otros por respeto, otros decían algo entre dientes como arrepintiéndose inmediatamente de lo dicho  y estaban aquellos pocos que se animaban a decir, a pensar en voz alta, a preguntarse un poco o preguntarnos sobre sus vidas atoradas en la isla.
Y sienten tristeza por saber y no poder, y sienten dolores por haber creído y necesitar seguir creyendo y se sienten heridos y defraudados porque eso de las igualdades ya no les cierra mucho, viven con dos monedas, la de los ricos y la de los pobres, viven con barrios pobres y barrios disfrazados de extranjeros que ellos saben que son los ricos de su pueblo, y yo he visto la calle de extranjeros y sus mansiones y sus banderas plantadas en sus patios… y ellos saben y dicen que saben que ya no volverán a sentarse los políticos en la mesa de los trabajadores como se sentaba aquel argentino revolucionario amante de las igualdades… ellos saben que ya no… y les da tristeza, les da añoranza, les duele haber creído, les duele hablar de esto a los callados, más que el encierro les duele y más que el hambre…

También vi las calles del pueblo y sus carnavales, y si uno no mirara la profundidad de sus ojos hasta parecerían felices, bailando eternamente y escondiendo sus hambres detrás de esas sonrisas blancas, escondiendo el alma sabia detrás de esos carnavales.

En medio de esa pobreza, todos pueden sonreír, más aún si somos de la tierra de su fiel comandante, todos pueden bailar y todos pueden hablar más de un idioma, todos, hasta el señor flaquito que estira la mano pidiendo una limosna…
Todos pueden curar sus heridas en sus hospitales, hablo de las heridas del cuerpo y no de las otras, que esas deben guardarse en la memoria, todos pueden dar  a luz a sus hijos y todos reciben en forma gratuita sus remedios aunque hoy son escasos los recursos materiales como casi todo en la isla…
Valoran ser cuidados y educados, valoran la revolución y su intento, lo valoran y lo añoran y creen que el Che no lo hubiera permitido…

Eso de que les mientan con aquello de la justicia social… les duele más que el hambre y más que los encierros y más que los yanquis; les duele que ellos, aquellos revolucionarios, que aún guardan haciéndose los distraídos en su alma, aquellos héroes ávidos de  justicia social y de reconstrucción de derechos y de identidades, deseosos de independencia de aquella potencia mundial económica, deseosos de libertad, de un pueblo sabio y sano, deseosos de otros valores lejanos al devastador consumismo, promulgadores de las igualdades y de los libros, de las palabras que permiten pensar y ser libres, que no hallan podido mantenerse al margen del consumismo que arrasa con el mundo entero… les duele en lo más profundo de sus almas y en las tristezas de sus miradas que aquellos idealistas no hayan podido…



(A mí también me duele, quise abrir los ojos y ver más allá pero se me llenaron de lágrimas…)

  Lilia 06-02-2013
 (Referencia viaje a Cuba en Agosto 2012)

















"Nunca es tarde", sostiene Néstor Gorriarán


 Carta a los Reyes Magos
  

                                                                              Montevideo, 5 de enero de 2013.


Queridos Reyes Magos:
                                         Debo, primero, pedirles disculpas porque hace muchas décadas que no les escribo. Además tengo que preguntarles si hay edad límite para dirigirse a ustedes. De todas formas seguiré estas líneas para explicarles porqué lo hago. Si no les gusta o ven que les hago perder demasiado tiempo, dejen de leerla y ¡a la basura!

Dicen que después de cierta edad se vuelve a la niñez y este puede ser mi caso. Pero quiero molestarlos con un pedido, quizás, fuera de lo común.
No se trata de algo que necesito o quiero para mí o para mis seres queridos, sino de cosas que deseo y les pido encarecidamente que NO LE LLEVEN a los niños del mundo.

Aquí, en nuestro pequeño país, la violencia no tiene límites, ha enlutado, incluso recientemente, a deportes como el básquetbol.
La drogadicción parece imparable.
Ya sé que estarán pensando que ustedes no pueden hacer nada. Esperen.

En estos últimos días he visto, reiteradamente, una propaganda de un vino; a un humorista español y por dos veces, una entrevista a un excelente psicólogo.
En todas ellas se hablaba de las conductas de la juventud (y también de los mayores) pero que en general provienen de la permisividad de sus padres. El no saber poner límites.
De ahí devienen jóvenes, que ante cualquier tropiezo se ven frustrados, luego agresivos y potenciales drogadictos.
En mis tiempos esos límites eran muy estrictos, ahora no los hay.
La tecnología es un avance indiscutible y necesario, pero unos muchachos tirados en sillones todo el día, con sus aparatos electrónicos, juegos, chateos y whatsapp, terminan alienados.

Mi pedido es pues, que si los padres permitieron las cartitas de sus hijos con pedidos desmedidos, ustedes no los cumplan, cámbienlos por algo menos peligroso, que fomente la paz y no la desunión familiar.

Como dice el comercial del vino (que no falte):
Que haya menos coffee Break y más charlas de café,  menos combos y más asados, menos joystick y más truco, menos contactos y más amigos de carne y hueso, y
                                             abrazos y besos verdaderos.
Queridos Reyes Magos,
                          si llegaron a leerla hasta el final:
           ¡Gracias por vuestra colaboración!
                   Un sincero abrazo
                                                                           njg                           05/01/13