jueves, 5 de diciembre de 2013

Dicen los filósofos orientales que ningún encuentro es casual













Ese extracto de sabiduría recoge miles de experiencias humanas de todos los tiempos, entre las que sin duda nos incluimos y en diferentes planos de la vida.

Además, las oportunidades se multiplican cuando se cree, a pie juntillas, en la comunicación.

Los beneficios de la comunicación son innumerables pero quizá el más relevante sea que puntualmente nos completa, aunque sostengamos con firmeza que somos “seres en permanente construcción”. Sin “los Otros”, sin ese incómodo o agradable Otro, siempre estaremos instalados en el falso orden de nuestro mundito propio; el Otro me sacude para que tome conciencia de un error o me abraza compartiendo mi insignificante acierto.

En la disposición de estar abiertos al encuentro a través de la comunicación, hace pocos días vivimos un episodio que gestó la posibilidad de que podamos presentarles hoy la profusa y solvente actividad cultural de EL VITRAL, un Centro Artístico ubicado en la ciudad de Dolores, departamento de Soriano.


























Fue creado por la artista plástica y docente Cristina Galeano, una militante social sin duda porque, tal como lo ha declarado, El VITRAL surgió a raíz de la crisis del 2002, como un intento de contención emocional y cultural para la desintegración que a todo nivel se estaba produciendo en la comunidad.
Por ejercer en una localidad del interior del país puedo acreditar que ese período fue devastador, porque muchos factores operan tradicionalmente para la marginación cuando todo está centralizado en la capital.

Pero tal cual lo declaraban los románticos, el artista y el docente son seres cuasi-videntes cuando de avizorar los peligros se trata, quizá porque su actividad transcurre siempre en la incertidumbre.
Así que Cristina, a quien tampoco le faltó “sentido común”, ese ingrediente que parece en extinción, se arremangó y fundó EL VITRAL. Allí imparte sus talleres.

Hasta hoy, el colectivo de Dolores -adultos/as, jóvenes, niños/as- subraya con su presencia la necesidad de ese espacio para alimentar el espíritu. Lo comprobarán en las fotos.

Por otra parte, y honrando su calidad de pedagoga social, Cristina crea y ofrece para el deleite público una variedad de eventos (exposiciones, declamación, conferencias, música en vivo,...) en los que ya, desde la mirada curiosa, estamos participando. Para eso están los vitrales, ¿no? Para contemplar y admirar la vida a través de la visión que cada uno/a pueda proyectar, para imaginarnos que estamos del otro lado, creando esas aproximaciones que a veces la realidad nos niega mientras la voz de Cristina nos va convenciendo de que no existe lo imposible.    

A todos/as los/as integrantes de EL VITRAL, nuestra cálida bienvenida y en un fraterno abrazo el deseo intenso de que esa energía que nos transmitieron espontáneamente, se reproduzca bajo el único límite de la pasión que cada uno/a entregue a la utopía de todos/as.






































































¡Adelante,
Hermanos!
Gracias por
este hermoso Encuentro.
La belleza es
patrimonio de todos/as.