sábado, 4 de abril de 2015

El silencio también se fisura y al cabo de 33 años escapan al fin las palabras, esas “perras negras que se vengan como pueden”.



















La docente e investigadora cordobesa Alicia Panero debe de haber pasado rascando ese pétreo murallón del silencio durante mucho tiempo y con oriental paciencia. No hay más redituable virtud que la perseverancia. Y si la acompaña la certeza en la palabra, el efecto resulta insuperable. 

Como lo ha sido, sin duda: a raíz de sus recaudos, podemos hoy conocer los nombres y las vivencias de muchas mujeres que también padecieron los horrores de la Guerra de  Malvinas, y a las que, burdamente, la Dictadura amenazó quién sabe con cuántas estrategias (porque había que mantener en alto la moral de las Fuerzas y del Pueblo a toda costa, ¿no es cierto?).

¿Sabían ustedes que, entre ese personal femenino, fueron enviadas menores de 15 y 16 años, como voluntarias? 

De estas y otras miserias patriarcales, pero también de esos actos de tibieza humana propios del género, pueden enterarse l@s lectores ingresando a bubok.com.ar, donde podrán bajar un ejemplar de la obra en forma gratuita.

A Alicia Panero, el abrazo emocionado de quienes creemos en la fuerza imbatible de la imperfecta Palabra.