viernes, 3 de mayo de 2013

3 de mayo- Día de la Libertad de Expresión



















“Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra”.José Martí.
Héroe cubano y escritor.
Supo en carne propia que
por la libertad de expresión
hay que pagar lo que vale:
a los 17 años fue encarcelado
a raíz de un artículo periodístico
que escribió en un periódico universitario.
Producto de esta experiencia es
"El presidio político".

“¡Ah, la libertad! ¡Qué tesoro! Sólo una ligera alusión
 a la libertad, la vaga esperanza de ser libres, 
da alas a nuestra alma”.
- Un hombre enfundado- Chéjov-
Médico y Escritor.
Su abuelo, un siervo, debió comprar 
la libertad propia y de su familia.
¿Habrá sido por eso que Anton
resolvió también ejercer 
la libertad del "decir" 
("Escribir es decir mucho 
con pocas palabras")?


                

El conflicto


Esperé que cayera la ceniza. No sé si era un pretexto para dilatar el momento. De pronto, él me solucionó el problema. Dijo sin vehemencia: “No podemos seguir.”

Yo no hice pregunta alguna. Sabía que eso estaba por llegar. Con una mezcla de rabia y de curiosidad pregunté si era por ella.
“No, eso es un “ayudame a vivir. Lo nuestro fue muriendo de a poco. No supimos mantener encendida la pasión. Nos convertimos, primero, en buenos amigos; después, de a poco, dejamos de contarnos nuestras cosas... no tuvimos hijos... no quedó nada”.

No seguimos hablando, se fue sin mirar atrás, siguió su camino.

Yo reviví. Me convertí en otra mujer: alegre, llena de vida, tuve varios amores y cada uno de ellos me aportó algo. Fui feliz.

Varios años después vino a mi encuentro. Tenía el mismo mirar, el andar cansino; estaba triste, como vencido.
Sólo me dijo “Te necesito”, y le contesté... “Yo también”.


Lecita Morales
Grupo Alas



Ella


En algún lugar está, lo sé.

Mucho tiempo la tuve a mi lado, acompañándome. No sólo a mí. También a otros. Y es que el hermoso color de sus ojos no pasa inadvertido para nadie.
¿De color noche? ¿De color cielo? Qué importa, si con ellos atraviesa el alma con sus suaves destellos.

Yo sé que está en la noche y que está en el día, disfrutando de ser la dueña del tiempo, del espacio, de los sueños del que duerme y del que no.

Un día aciago, no sé cómo ni por qué la perdí, y no quise vivir; tampoco morir.

Después sólo quise recuperarla. No como los otros que se dieron por vencidos cuando todo se volvió gris, y la abandonaron, a Ella, la Esperanza.

G.L.
Grupo Alas



Rosas y Jazmines


Llegué ante la casa donde vivía Franco con su mamá. Había un jardín de bellas rosas y perfumados jazmines al frente. Al contemplarlos pensé: “Ésta pronto será mi casa, el lugar donde voy a vivir y a formar mi familia”. Me encantaba aquel jardín. En mi ilusión de mujer joven veía el día en que allí empezaría a pasar mi vida. Con mi compañero formábamos una pareja que tenía todo lo que se  necesita para ser feliz: amor, comprensión,  amistad, aunque...

Su padre murió unos meses antes de nuestra unión. Franco cambió desde ese día: se fue poniendo más lejano, dando excusas, postergando nuestro amor, nos citábamos menos; en fin, todo fue distinto. Yo no me daba cuenta de que en nuestras conversaciones estaba ausente, de que en sus ojos ya no veía el fondo de su alma, de que poco a poco su amigo había ido ocupando el lugar que yo tenía. Comencé a sentir la ausencia, la falta de su mano en la mía; pensaba que era por el dolor reciente de la falta de su padre.

Un día, el gran escándalo: Franco fue encontrado en una situación muy comprometedora con su gran amigo, aquel que él decía que protegía como a un hermano.   
¿Qué sentí en ese momento? Lo que todos quienes lo queríamos: mi familia, los amigos, su madre...Ella siempre lo defendió: “A un hijo no se le abandona”. Pero yo, que era su novia, que había vivido para ese amor, ¿qué podía hacer? Sentí que mi corazón se partía, que nunca más podría creer un el amor.

Después, la suerte quiso que nos mudáramos a un lugar distinto, lo que me apartó de la gente que conocía y juzgaba los hechos sin mucha razón.
Al tiempo conocí a un hombre que, no siendo  tan espectacular, era bueno,  tranquilo, y se enamoró apasionadamente de mí.
La vida me recompensaba de la crueldad del pasado.

Nos casamos, tuvimos tres hijos maravillosos. Pero una vez más la vida no me dejó gozar de las rosas: él se enfermó, y después de años de lucha, se fue apagando, como el perfume obstinado de los jazmines.


Reina Piazza
Grupo ALAS