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21 de setiembre de 1908- Méjico Sieteoficios, escritor. editor, académico, ajedrecista. |
La canción de Peronelle
Desde su claro huerto de
manzanos, Peronelle de Armentières dirigió al maestro Guillermo su primer
rondel amoroso. Puso los versos en una cesta de frutas olorosas, y el mensaje
cayó como un sol de primavera en la vida oscurecida del poeta.
Guillermo de Machaut había
cumplido ya los sesenta años. Su cuerpo resentido de dolencias empezaba a
inclinarse hacia la tierra. Uno de sus ojos se había apagado para siempre. Sólo
de vez en cuando, al oír sus antiguos versos en boca de los jóvenes enamorados,
se reanimaba su corazón. Pero al leer la canción de Peronelle volvió a ser
joven, tomó su rabel, y aquella noche no hubo en la ciudad más gallardo cantor
de serenatas.
Mordió la carne dura y fragante
de las manzanas y pensó en la juventud de aquella que se las enviaba. Y su
vejez retrocedió como sombra perseguida por un rayo de luz. Contestó con una
carta extensa y ardiente, intercalada de poemas juveniles.
Peronelle recibió la respuesta y
su corazón latió apresuradamente. Sólo pensó en aparecer una mañana, con traje
de fiesta, ante los ojos del poeta que celebraba su belleza desconocida.
Pero tuvo que esperar hasta el
otoño la feria de San Dionisio. Acompañada de una sirviente fiel, sus padres
consintieron en dejarla ir en peregrinación hasta el santuario. Las cartas iban
y venían, cada vez más inflamadas, colmando la espera.
En la primera garita del camino,
el maestro aguardó a Peronelle, avergonzado de sus años y de su ojo sin luz.
Con el corazón apretado de angustia, escribía versos y notas musicales para
saludar su llegada.
Peronelle se acercó envuelta en
el esplendor de sus dieciocho años, incapaz de ver la fealdad del hombre que la
esperaba ansioso. Y la vieja sirviente no salía de su sorpresa, viendo cómo el
maestro Guillermo y Peronelle pasaban las horas diciendo rondeles y baladas,
oprimiéndose las manos, temblando como dos prometidos en la víspera de sus
bodas.
A pesar del ardor de sus poemas,
el maestro Guillermo supo amar a Peronelle con amor puro de anciano. Y ella vio
pasar indiferente a los jóvenes que la alcanzaban en la ruta. Juntos visitaron
las santas iglesias, y juntos se albergaron en las posadas del camino. La fiel
servidora tendía sus mantas entre los dos lechos, y San Dionisio bendijo la
pureza del idilio cuando los dos enamorados se arrodillaron, con las manos
juntas, al pie de su altar.
Pero ya de vuelta, en una tarde
resplandeciente y a punto de separarse, Peronelle otorgó al poeta su más grande
favor. Con la boca fragante, besó amorosa los labios marchitos del maestro. Y
Guillermo de Machaut llevó sobre su corazón, hasta la muerte, la dorada hoja de
avellano que Peronelle puso de por medio entre su beso.
De: CiudadSeVa.com
(Machaut, Francia, h. 1300-Reims,
id., 1377) Músico y poeta francés. Perteneciente a la Orden de Reims, fue
secretario y consejero del rey de Bohemia Juan de Luxemburgo, hasta que éste
fue asesinado. Pasó entonces al servicio de Bonne de Luxemburgo y al de Carlos
de Navarra, para finalmente entrar al servicio del futuro rey de Francia,
Carlos V. Acabó sus días como canónigo de la catedral del Reims, importante
foco cultural a finales de la Edad Media.
Como protegido de las diversas
familias a las que prestó su servicio, Machault se consolidó como uno de los
representantes más distinguidos del ars nova, término acuñado en el tratado de
Philippe de Vitry, quien menciona las nuevas posibilidades compositivas del
doble tiempo usadas por Machault en sus motetes a tres y cuatro voces, así como
en sus rondós, virelais y baladas.
Su actividad artística se dividió
entre la composición musical y la lírica, llegando a escribir más de 80.000
versos. Aunque su producción poética no alcanza el valor de algunos de sus
coetáneos, tiene el mérito de haber contribuido a la renovación de la lírica en
lengua francesa, además de consolidar la forma que definió algunas
composiciones, musicales y líricas, como el lai, el virelai, la balada, el
rondó y el canto real.
Pero, sin duda alguna, su obra
más importante es la llamada Misa de Notre-Dame, en la cual utilizó todas las
posibilidades que le ofrecía la isorritmia utilizada en sus motetes,
especialmente en las partes del Kyrie, Sanctus, Agnus e Ite missa est,
fundamentada en el ritmo y la medición, posibilitando la introducción del
canon. De este modo sentó las bases para el desarrollo de las grandes misas
polifónicas de los siglos XV y XVI, al mismo tiempo que consolidaba las
diversas partes de la misa, que llegarían hasta compositores como Bach y Mozart.
De: http://www.biografiasyvidas.com