martes, 15 de abril de 2014

“Pour épater le bourgeois” - Tristán Tzara


16 de abril de 1896- Rumania
Ensayista, poeta.
Fundador del Dadaísmo







Dudas

-He sacado el antiguo sueño de la caja como sacas tú el sombrero
cuando te pones el traje de muchos botones
cuando agarras el conejo por las orejas
cuando regresas de cacería
como eliges la flor de la maleza
y al amigo de entre los cortesanos.

Mira lo que me pasó
cuando llegó la noche lentamente como una cucaracha
buena para muchos como remedio, cuando enciendo
en el alma el fuego de los versos
me acosté. El sueño es el jardín preparado para las dudas
no sabes lo que es verdad, lo que no lo es
te parece que es un ladrón y lo fusilas
y después te comunican que ha sido un soldado
así ocurrió conmigo exactamente
por esto te llamé para decirme -sin error
lo que es verdad- lo que no lo es


Elegía

El alma vieja, amada, quieres que sea como las flores del verano
durante el invierno los pájaros están encerrados en sus jaulas

Te quiero como espera la colina el cuerpo del valle
o como la tierra espera la lluvia espesa y fértil

Te espero en todos los atardeceres en la ventana, deshilando abalorios
colocando los libros, leyendo mis versos

Y ahora me alegro cuando en el patio ladran los perros ladran los perros
y cuando llegas para quedarte conmigo hasta mañana hasta mañana

Mi alma feliz es como nuestro cuarto cálido
cuando sé que está nevado y las calles se visten de blanco.


Inscripción sobre un sepulcro

Y sentía tu alma pulcra y triste
como sientes la luna que se desliza calladamente
detrás de los visillos corridos.
Y sentía tu alma pobre y encogida,
como un mendigo, con la mano tendida delante de la puerta,
sin atreverse a llamar y entrar,
y sentía tu alma frágil y humilde
como una lágrima vacilando en el borde de los párpados,
y sentía tu alma ceñida y húmeda por el dolor
como un pañuelo en la mano en el cual gotean lágrimas,
y hoy, cuando mi alma quiere perderse en la noche,
solamente tu recuerdo lo detiene
con invisibles dedos de fantasma





El circo romano anual del Uruguay: las jineteadas del Prado y del Parque Roosevelt







Después de haber visto los diversos informativos televisivos de estos últimos días, cualquier persona centrada se estará preguntando qué ubicación espacial ocupará en la platea -como observador privilegiado que debería ser- el médico veterinario asignado por las autoridades para garantía del "buen trato" de los animales obligados a participar de este espectáculo bárbaro y avergonzante, exhibido al mundo como "tradición". 

Nadie, lego o letrado, habrá podido sustraerse a la serie de actos de agresión a los que son sometidos los caballos en cada una de estas demostraciones de banalidades humanas, porque, en definitiva, muy ignorante, ególatra y venal resulta quien se considera superior al resto de los Seres Vivos y se ufana en "paseo de honor" de tal deleznable rango. 

Por cierto, no nos olvidemos de cuántos intereses sostienen la ejecución de esta infame muestra de bestialidad colectiva ni nos rasguemos las vestiduras ante la violencia cada vez más intensa desatada en el "paisito". Hay muchas formas de legitimar y de naturalizar la dominación por la fuerza; ésta es una: sutil, aparentemente inocua.




En mi país se mueren los caballos

En mi país se mueren los caballos.
Yo los he visto espuma y corazón desde el asfalto heridos
y los he visto muertos masticando el látigo
como quien ruega al cielo la clemencia que Dios no puede darle.

A golpes los veo morir;
tienen los ojos tristes de color como a pradera en el alma
y no gritan, no juzgan, no maldicen.
A palos los veo morir
ignorantes de tanto poderío; mansos
y venturosos de inocencia.
Lo más triste no es
el golpazo ni el látigo;
lo más triste es que mueren los caballos y nadie lo quiere ver.
Caballos y caballeros marchan juntos, criaturas del polvo:
unos ponen el casco y la paciencia,
otros ponen el fierro y el chasquido de dientes,
unos cuelgan monedas al pescante de su alma,
otros tiemblan debajo del machete.
Unos alcohol y negras.
Otros lomo y silencio.
Ambos ignoran mucho de vivir y todos sufren.
Por eso es que en mi país
en cualquier callejuela de la tarde se revienta un caballo
y deja su poca suerte desmembrada bajo plena canícula.
Desamparo y Caballo son la misma resurrecta miseria,
condominio del hambre y el país en la mejilla menos perdonada.
Y con el paso triste de los reyes enfermos veo pasar los caballos
tan limpios como Jesús de todo mal de conciencia.
Cuando han muerto setenta veces siete no precisan del odio,
no reniegan del cielo que no ven ni sueñan el pasto simple;
su desaliento es viejo como su hambre,
su cansancio es azul.
Y como llevamos dentro la cicatriz del caballo
esquivamos los ojos y apretamos el paso.
En mi país se mueren. Se están muriendo todos los caballos
y nadie lo quiere ver.
Yo estoy aquí para decir “lo siento”
Jorge Luis Mederos
De: http://verbiclara.wordpress.com


Estos gauchos modernos se han olvidado
de que soy el símbolo de la Libertad
en el Escudo Patrio.






“Quizás yo no sea más que una canción inventándote en las noches insomnes” - Nicolai Gumiliov

15 de abril de 1886 - Rusia
Escritor y fundador del Sindicato de Escritores Rusos.
Casado con la poeta Anna Ajmátova.
Fusilado por la Checa de Petrogrado. 

La palabra


En aquel tiempo, cuando Dios giraba
su rostro sobre el mundo nuevo, entonces,
detenían el sol con la palabra
y con ella se arrasaban torreones.
El águila no osaba alzar las alas
y los astros se anclaban a la luna,
si la palabra alguna vez volaba
como una llama roja en las alturas.
Y el número se usaba en lo mundano,
como un buey que trabaja uncido al yugo;
pues los matices del significado,
los transmiten los números fecundos.
El patriarca canoso, en tiempo antiguo,
que del bien y del mal sacó riqueza,
con su vara, por miedo a los sonidos,
el número trazó sobre la arena.
Pero olvidamos que, de lo terreno,
tan sólo en la palabra hay salvación,
y que en algún lugar del Evangelio
está escrito que la palabra es Dios.
Le impusimos los límites estrechos
que nos dictaba la naturaleza;
y como abejas de un panal desierto,
así se pudren las palabras muertas.

(1921)


El tranvía extraviado

Para mí aquel barrio era desconocido,
de repente oí unos graznidos de grajo,
notas de un laúd, un lejano rugido:
volaba un tranvía por la calle abajo.
Por algún misterio sucedió que luego
me encontraba montado en aquel tranvía;
dejaba a su paso una estela de fuego
que brillaba incluso a plena luz del día.
Alado ,corría, negra tempestad,
volaba extraviado a través del abismo
del tiempo... «Atención, conductor, por piedad,
detén el vagón, detenlo ahora mismo».
Tarde: hemos pasado hasta la última almena,
todo un palmeral se perdió a nuestro lado,
y a través del Neva, del Nilo y del Sena
por tres puentes nuestras ruedas han chirriado.
Surgió en la ventana, por sólo un momento,
mirando hacia dentro con un gesto huraño
un viejo mendigo —si no me lo invento—
aquel que murió en Beirut el pasado año.
¿En dónde me encuentro? Afligido, angustiado,
el corazón dice latiendo a raudales:
«Ves la estación donde se vende al contado
el billete a las Indias Espirituales».
Un cartel... en una escritura sangrienta
se lee: «verduras»; pero sé de cierto:
aquí no se trata de nabos en venta,
aquí se comercian cabezas de muerto.
En camisa roja, con su cara de ubre,
también mi cabeza rebana el verdugo
y en una gran caja pringosa la cubre
con otras cabezas rezumando jugo.
El gris de la hierba... Una casa, mirad,
con sus tres ventanas: en el callejón,
tras el seto—: «para, conductor, por piedad,
para ahora mismo, detén el vagón.»
Aquí tú, María, has cantado y vivido,
aquí para mí bordaste una cubierta;
tu cuerpo y tu voz, ¿hacia dónde se han ido ?
¿Acaso es posible que ahora estés muerta?
En tu cuarto estabas en plena agonía,
y, mientras, con una empolvada peluca,
fui a la emperatriz a rendir pleitesía
y ya no volví a mirarte en vida nunca.
Nuestra libertad es la luz emanada
—hoy lo sé— en lejanas regiones etéreas.
Hombres y animales están a la entrada
del jardín de fieras que son los planetas.
Pero siento un aire, familiar, ligero:
desde la otra orilla, una embestida cruel:
la mano de cobre del jinete fiero
y las arboladas patas del corcel.
Para la ortodoxia, fortaleza y guía,
San Isác se esculpe sobre el cielo: allí
haré rogativas en pro de María
y dirán la misa de réquiem por mí.
Pero el corazón está desconsolado,
cuesta respirar y la vida es dolor:
María, jamás me hubiera imaginado
que pueda existir tanta pena y amor.

(1921)

Ella

Conozco a una mujer: una quietud,
una amarga fatiga de palabras,
habita en el misterio de la luz
que brilla en sus pupilas ensanchadas.
Su alma tan sólo se abre ávidamente
al cobre de la música del verso;
ante la vida larga y sus deleites
su gesto se hace sordo y altanero.
Y con tanto sigilo, y con demora,
qué extraño es su pausado caminar;
no se puede decir que sea hermosa,
pero es dueña de mi felicidad.
Si ansío libertades y me siento
orgulloso y feraz, la voy a ver:
para aprender lo que es dolor sereno
y dulce, en su delirio y languidez.
Ella reluce en horas de zozobra
y lleva los relámpagos asidos,
y sus sueños contrastan como sombras
del ardiente arenal del paraíso.

(1912)


© Nikolai Gumiliov
© De la traducción, Xenia Dyakonova
© De la versión, José Mateo

De: www.eldigoras.com



 El acmeísmo y la vanguardia rusa

      Desde 1910, año de la crisis simbolista, hasta 1930, año del suicidio de Maiakovski, la cultura rusa se puso, por primera vez en su historia, a la vanguardia de las culturas europeas: Stravinski, Prokofiev, Rajmáninov, Scriabin, Stanislavski, Meyerhold, Kandinski, Chagall, Malévich, Larionov, Goncharova, Tatlin, Diaguílev, Nijinski, Eisenstein...

      Tal es el contexto cultural en el que surgieron en Rusia dos grandes movimientos poéticos de vanguardia: el futurismo y el acmeísmo. En torno al futurismo moscovita se agruparon un gran número de jóvenes poetas como Maiakovski, Jlébnikov, Pasternak, Kruchónij, Burliuk, Kamenski, Severianin, los cuales siguieron en lo fundamental los pasos del futurismo italiano...

      En cuanto a los acmeístas petersburgueses, guiados inicialmente por Nikolai Gumiliov, Anna Ajmátova y Osip Mandelstam, soñaban como los simbolistas con la nostalgia de una cultura universal. Clasicistas, admiradores del arte gótico y de Shakespeare, Rabelais, Villon, Gautier, se reunieron hacia 1909 en torno a una nueva revista, Apolo, crearon la editorial Acmé (palabra tomada del griego que significa la "cima", la "perfección", el "momento de mayor intensidad") y, a instancias de Gumiliov, fundaron en 1911 el Taller de los Poetas. El nuevo movimiento poético parecía en sus comienzos una renovación del simbolismo ruso, del que tomaron prestado su gusto por la cultura europea y la mitología occidental; una conciencia histórica; la dimensión ética y epistemológica de la sensibilidad poética; y una estética organicista, fundada en la forma interna del verso. Sin embargo, los acmeístas se alejaban del simbolismo en su rechazo de la metafísica, del misticismo, de la vaguedad, de lo ambiguo, como evidenciaba su primer grito de guerra: "¡Al diablo el simbolismo!

      ¡Viva la rosa viva!". Al creer en las propiedades "orgánicas" de la lengua, propugnaban un regreso a los orígenes de la lengua, a la noche etimológica de la palabra. En su principal manifiesto poético, La mañana del acmeísmo, escrito por Osip Mandelstam en 1913 (aunque sólo se publicaría en 1919),(1) el poeta reivindica frente a los futuristas el Logos como sentido consciente de la palabra poética; considera la creación poética como construcción verbal, como arquitectura sonora; declara su amor por la infinita complejidad de nuestro oscuro organismo, por la soberanía de la ley de identidad "A=A : ¡Qué maravilloso poema!"), por la aspiración de los acmeístas a la noble mezcla de razón y música, así como por la concepción del mundo como equilibrio vivo, que se resume en el primer mandamiento de los acmeístas: "Amad más la existencia de una cosa que a la cosa misma y vuestra vida más que a vosotros mismos".
   
      El Taller de los Poetas, fundado por Nikolai Gumiliov y Serguei Gorodetski en 1911, sirvió hasta 1915 como lugar de reunión, de germinación y de publicación de las poéticas y de los poetas acmeístas. De allí surgió Hiperborrea, la revista del movimiento, así como varios volúmenes colectivos de poesía y los primeros poemarios individuales de Ajmátova y de Mandelstam, quienes llevarían la poética acmeísta hasta las creaciones verbales próximas al cubo-futurismo de Jlébnikov y de Maiakovski, así como a su experiencia vital después de la revolución rusa, lo que convirtió al acmeísmo, paradójicamente, en el movimiento poético más innovador y más comprometido de las vanguardias rusas. Su compromiso era la creación poética y la capacidad de dar cuenta mediante la palabra poética de la realidad social e ideológica de la época soviética. De este modo, el acmeísmo condujo, en las obras mayores de Ajmátova (Réquiem Poema sin héroe)(2) y de Mandelstam (Cuadernos de Voronezh)(3), a una inversión estética del realismo socialista, aun nuevo realismo.

Jesús García Gabaldón

De: http://www.poeticas.com.ar


“¡Demasiado lo que no se puede escribir ni callar!”- Tomas Tranströmer

15 de abril de 1931- Suecia
Psicólogo,  traductor, escritor.
Trabajó durante décadas en contextos de encierro.

MADRIGAL


Heredé un bosque sombrío donde rara vez voy. Mas llegará un día en que los muertos y los vivos cambien de lugar. Entonces, el bosque se pondrá en movimiento. No estamos sin esperanzas. Los crímenes más difíciles continúan sin aclarar a pesar de los esfuerzos de muchos policías. Del mismo modo, hay en nuestra vida un gran amor sin aclarar. Heredé un bosque sombrío pero hoy yo camino en otro bosque, el luminoso. ¡Todas las criaturas que cantan, serpentean, mueven la cola y se arrastran! Es primavera y el aire es muy fuerte. Tengo un diploma de la universidad del olvido y estoy tan vacío como la camisa que se seca en el cordel.





LOS RECUERDOS ME MIRAN


Una mañana de junio es muy temprano
Para despertar, pero tarde para dormir de nuevo.
Debo ir a la hierba que está llena
De recuerdos, que me siguen con la mirada.
No se ven, se mezclan completamente
Con el fondo, camaleones perfectos.
Tan cerca que los escucho respirar
A pesar que el canto de los pájaros es estridente.





DESPUÉS DE UNA LARGA SEQUÍA


Ahora mismo el verano es gris; noches extrañas.
La lluvia se desliza desde el cielo
y en calma aterriza
como si se tratase de sorprender a alguien que duerme.

Los círculos de agua pululan en la superficie de la ensenada
y es la única superficie que hay
-lo otro es altura y profundidad,
ascender y hundirse.

Dos troncos de abeto
emergen y se estiran en largas, huecas señales de tambor.
Lejos están las ciudades y el sol.
El trueno está en la hierba alta.


Es posible llamar a la isla de los espejismos.
Es posible oír esa voz gris.
Para el rayo, el hierro es miel.
Uno puede vivir con su código.


MÚSICA LENTA


El edificio está cerrado. El sol entra por las ventanas
y calienta la parte superior de los escritorios
que son tan fuertes como para cargar el peso del destino del hombre.
Estamos afuera hoy, junto a la extensa y ancha ladera.
Muchos llevan ropas oscuras. Uno puede estar al sol y cerrar los ojos
y sentir cómo es soplado lentamente hacia adelante.
Rara vez vengo hasta el agua. Pero ahora estoy aquí,
entre grandes piedras con espaldas pacíficas.
Piedras que lentamente han caminado hacia atrás desde las olas.


De: http://www.elcultural.es