sábado, 28 de septiembre de 2013

"Yo soy lo que digo." - Miguel de Cervantes Saavedra




29 de setiembre de 1547 - Alcalá de Henares










Sostienen los investigadores la factibilidad de que
en esta celda se haya gestado el embrión
de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha






























Carta de don Quijote a Dulcinea del Toboso (Capítulo XXV)


Soberana y alta señora:

El ferido de punta de ausencia y el llagado de las telas del corazón, dulcísima Dulcinea del Toboso, te envía la salud que él no tiene. Si tu fermosura me desprecia, si tu valor no es en mi pro, si tus desdenes son en mi afincamiento, maguer que yo sea asaz de sufrido, mal podré sostenerme en esta cuita, que, además de ser fuerte, es muy duradera. Mi buen escudero Sancho te dará entera relación, ¡oh bella ingrata, amada enemiga mía!, del modo que por tu causa quedo. Si gustares de acorrerme, tuyo soy; y si no, haz lo que te viniere en gusto; que, con acabar mi vida, habré satisfecho a tu crueldad y a mi deseo.

Tuyo hasta la muerte,

El Caballero de la Triste Figura. 






Su criatura más libre
ha liberado a muchos otros





Van Gogh
Pablo Picasso
Salvador Dalí


EL TESTAMENTO DE DON QUIJOTE
FRANCISCO DE QUEVEDO



De un molimiento de güesos,
a duros palos y piedras,
Don Quijote de la Mancha
yace doliente y sin fuerzas.
Tendido sobre un pavés,
cubierto con su rodela,
sacando como tortuga
de entre conchas la cabeza;
con voz roída y chillando,
viendo el escribano cerca,
ansí, por falta de dientes,
habló con él entre muelas:
Escribid, buen caballero,
[...] el testamento que fago
por voluntad postrimera.
Y en lo de «su entero juicio»,
que ponéis a usanza vuesa,
basta poner «decentado»,
cuando entero no le tenga.
A la tierra mando el cuerpo;
coma mi cuerpo la tierra,
que, según está de flaco,
hay para un bocado apenas.
En la vaina de mi espada
mando que llevado sea
mi cuerpo, que es ataúd
capaz para su flaqueza.
Que embalsamado me lleven
a reposar a la iglesia,
y que sobre mi sepulcro
escriban esto en la piedra:
«Aquí yace Don Quijote,
el que en provincias diversas
los tuertos vengó, y los bizcos,
a puro vivir a ciegas».
A Sancho mando las islas
que gané con tanta guerra:
con que, si no queda rico,
aislado, a lo menos queda.
Ítem, al buen Rocinante
dejo los prados y selvas
que crió el Señor del cielo
para alimentar las bestias.
[...] De los palos que me han dado,
a mi linda Dulcinea,
para que gaste el invierno,
mando cien cargas de leña.
[...] Mi lanza mando a una escoba,
para que puedan con ella
echar arañas del techo,
cual de si San Jorge fuera.
[...] Dejo por testamentarios
a don Belianís de Grecia,
al Caballero del Febo,
a Esplandián el de las Xergas.
[...]
En esto la extramaunción
asomó ya por la puerta;
pero él que vio al sacerdote
con sobrepelliz y vela,
dijo que era el sabio proprio
del encanto de Niquea;
y levantó el buen hidalgo
por hablarle la cabeza.
Mas viendo que ya le faltaban
juicio, vida, vista y lengua,
el escribano se fue
y el cura se salió afuera.



LETANÍAS DE NUESTRO SEÑOR DON QUIJOTE
RUBÉN DARÍO


Rey de los hidalgos, señor de los tristes,
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
coronado de áureo yelmo de ilusión;
que nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y lanza en ristre, toda corazón.

Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias,
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...

Caballero errante de los caballeros,
barón de los varones, príncipe de fieros,
par entre los pares, maestro, ¡salud!
¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes,
entre los aplausos o entre los desdenes,
y entre las coronas y los parabienes
y las tonterías de la multitud!

¡Tú, para quien pocas fueron las victorias
antiguas y para quien clásicas glorias
serían apenas de ley y razón,
soportas elogios, memorias, discursos,
resistes certámenes, tarjetas, concursos,
y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón!

Escucha, divino Rolando del sueño,
a un enamorado de tu Clavileño,
y cuyo Pegaso relincha hacia ti;
escucha los versos de estas letanías,
hechas con las cosas de todos los días
y con otras que en lo misterioso vi.

¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida,
con el alma a tientas, con la fe perdida,
llenos de congojas y faltos de sol;
por advenedizas almas de manga ancha,
que ridiculizan al ser de la Mancha,
el ser generoso y el ser español!

¡Ruega por nosotros, que necesitamos
las mágicas rosas, los sublimes ramos
de laurel! Pro nobis ora, gran señor.
(Tiemblan las florestas de laurel del mundo,
y antes que tu hermano vago, Segismundo,
el pálido Hamlet te ofrece una flor.)

Ruega generoso, piadoso, orgulloso;
ruega, casto, puro, celeste, animoso;
por nos intercede, suplica por nos,
pues casi ya estamos sin savia, sin brote,
sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote,
sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios.

De tantas tristezas, de dolores tantos,
de los superhombres de Nietzsche, de cantos
áfonos, recetas que firma un doctor,
de las epidemias de horribles blasfemias
de las Academias,
¡líbranos, señor!

De rudos malsines,
falsos paladines,
y espíritus finos y blandos y ruines,
del hampa que sacia
su canallocracia
con burlar la gloria, la vida, el honor,
del puñal con gracia,
¡líbranos, señor!

Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...

¡Ora por nosotros, señor de los tristes,
que de fuerza alientas y de sueños vistes,
coronado de áureo yelmo de ilusión;
que nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, toda corazón.




SUEÑA ALONSO QUIJANO - JORGE LUIS BORGES


El hombre se despierta de un incierto
Sueño de alfanjes y de campo llano
Y se toca la barba con la mano
Y se pregunta si está herido o muerto.
¿No lo perseguirán los hechiceros
que han jurado su mal bajo la luna?
Nada. Apenas el frío. Apenas una
Dolencia de sus años postrimeros.
El hidalgo fue un sueño de Cervantes
Y don Quijote un sueño del hidalgo.
El doble sueño los confunde y algo
está pasando que pasó mucho antes.
Quijano duerme y sueña. Una batalla:
Los mares de Lepanto y la metralla.




DISQUISICIÓN EN EL INSOMNIO -
CARLOS DRUMMOND DE ANDRADE


¿Qué es locura: ser caballero andante
o seguirlo como escudero?

¿De él o yo, quién es loco verdadero?
¿El que, despierto, sueña insanamente?

¿El que, aunque esté vendado,
sigue el sueño y ve lo real
de un loco por las brujas embrujado?

Heme, tal vez, único demente
y sabiéndome tal, fuera de quicio,
soy —insensato— un loco de juicio.



VENCIDOS - LEÓN FELIPE


Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...

Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar...
va cargado de amargura...
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar...
va cargado de amargura...
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar...

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
va cargado de amargura...
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura
en horas de desaliento así te miro pasar...
y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar.
Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor,
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo
pastor.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...




A SANCHO PANZA - GABRIEL CELAYA



Sancho-bueno, Sancho-arcilla, Sancho-pueblo,
tu lealtad se supone,
tu aguante parece fácil,
tu valor tan obligado como en la Mancha lo eterno.
Sancho-vulgar, Sancho-hermano,
Sancho, raigón de mi patria que aún con dolores perduras,
y, entre cínico y sagrado, pones tu pecho a los hechos,
buena cara a malos tiempos.

Sancho que damos por nada,
mas presupones milenios de humildad bien aceptada,
no eres historia, te tengo
como se tiene la tierra patria y matria macerada.

Sancho-vulgo, Sancho-nadie, Sancho-santo,
Sancho de pan y cebolla,
trabajado por los siglos de los siglos, cotidiano,
vivo y muerto, soterrado.

Se sabe sin apreciarlo que eres quien es, siempre el mismo,
Sancho-pueblo, Sancho-ibero,
Sancho entero y verdadero,
Sancho de España es más ancha que sus mil años y un cuento.

Vivimos como vivimos porque tenemos aún tripas,
Sancho Panza, Sancho terco.
Vivimos de tus trabajos, de tus hambres y sudores,
de la constancia del pueblo, de los humildes motores.

Sancho de tú te la llevas,
mansa sustancia sin mancha,
Sancho-Charlot que edificas como un Dios a bofetadas,
Sancho que todo lo aguantas.

Sancho con santa paciencia,
Sancho con buenas alforjas,
que en el último momento nos das, y es un sacramento,
el pan, el vino y el queso.

Pueblo callado, soporte
de los fuegos de artificio que con soberbia explotamos,
Sancho-santo, Sancho-tierra, Sancho-ibero,
Sancho-Rucio y Rucio-Sancho que has cargado con los fardos.
[...]


 
LETRA - BLAS DE OTERO


..y dándole una lanzada en el aspa,
la devolvió el viento con tanta furia...
Quijote, I,8.

Por más que el aspa le voltee
y españa le derrote
y cornee,
poderoso caballero
es Don Quijote.

Por más que el aire se lo cuente
al viento, y no lo crea
y la aviente,
muy airosa criatura
es Dulcinea.



Dulcinea del Toboso

      Leyó tantas novelas que terminó perdiendo la razón. Se hacía llamar Dulcinea del Toboso (en realidad se llamaba Aldonza Lorenzo), se creía princesa (era hija de aldeanos), se imaginaba joven y hermosa (tenía cuarenta años y la cara picada de viruelas). Finalmente se inventó un enamorado al que le dio el nombre de don Quijote de la Mancha. Decía que don Quijote había partido hacia remotos reinos en busca de aventuras y peligros, tanto como para hacer méritos y, a la vuelta, poder casarse con una dama de tanto copete como ella. Se pasaba todo el tiempo asomada a la ventana esperando el regreso del inexistente caballero. Alonso Quijano, un pobre diablo que la amaba, ideó hacerse pasar por don Quijote. Vistió una vieja armadura, montó en su rocín y salió a los caminos a repetir las hazañas que Dulcinea atribuía a su galán. Cuando, seguro del éxito de su estratagema, volvió al Toboso, Dulcinea había muerto.
 

Marco Denevi



Teoría de Dulcinea

En un lugar solitario cuyo nombre no viene al caso hubo un hombre que se pasó la vida eludiendo a la mujer concreta. Prefirió el goce manual de la lectura, y se congratulaba eficazmente cada vez que un caballero andante embestía a fondo uno de esos vagos fantasmas femeninos, hechos de virtudes y faldas superpuestas, que aguardan al héroe después de cuatrocientas páginas de hazañas, embustes y despropósitos.

En el umbral de la vejez, una mujer de carne y hueso puso sitio al anacoreta en su cueva. Con cualquier pretexto entraba al aposento y lo invadía con un fuerte aroma de sudor y de lana, de joven mujer campesina recalentada por el sol.

El caballero perdió la cabeza, pero lejos de atrapar a la que tenía enfrente, se echó en pos a través de páginas y páginas, de un pomposo engendro de fantasía. Caminó muchas leguas, alanceó corderos y molinos, desbarbó unas cuantas encinas y dio tres o cuatro zapatetas en el aire.

Al volver de la búsqueda infructuosa, la muerte le aguardaba en la puerta de su casa. Sólo tuvo tiempo para dictar un testamento cavernoso, desde el fondo de su alma reseca. Pero un rostro polvoriento de pastora se lavó con lágrimas verdaderas, y tuvo un destello inútil ante la tumba del caballero demente.


Juan José Arreola





Año
Biografía de Cervantes
Nace Miguel de Cervantes Saavedra, cuarto hijo del cirujano Rodrigo de Cervantes y de Leonor de Cortinas , en Alcalá de Henares.
Posiblemente naciese el 29 de septiembre, día de San Miguel, de ahí su nombre, pera hasta el momento sólo se ha encontrado su acta bautismal, según la cual fue bautizado el 9 de octubre de 1547 en la iglesia de Santa María la Mayor.
En busca de mejor fortuna, la familia Cervantes marcha a Valladolid, donde a la sazón se hallaba la Corte. Allí se establece en el barrio del Sancti Spiritus,pero las deudas contraídas llevan al padre a la cárcel y provocan el embargo de todos sus bienes.
Tras el fracaso de Valladolid, la familia vuelve a Alcalá de Henares y, al menos el padre -no sabemos si acompañado de su esposa e hijos o no-, emprende un verdadero peregrinaje que lo lleva, primero, a Córdoba.
Es posible que Cervantes asistiese allí al colegio jesuítico de Santa Catalina, emprendiendo así sus primeros pasos escolares y empapándose ya, con seis años, en los ambientes picarescos que luego recrearía en sus escritos.
En otoño de este año, Rodrigo Cervantes se halla establecido con los suyos en Madrid, ahora metido en negocios, entre otros, con Alonso Getino de Guzmán, gracias a quien (era organizador de espectáculos de la capital) Cervantes inicia sus primeros pasos poéticos con un soneto ("Serenísima reina en quien se halla") escrito a propósito de la celebración del nacimiento (1567) de la infanta Catalina Micaela, segunda hija de Felipe II e Isabel de Valois.


Sorprendentemente, al año siguiente lo encontramos instalado en Roma, convertido en camarero de monseñor Acquaviva, con quien no permanecería más de un año y pico.
La única explicación coherente dada a ese brusco cambio de escenario tiene que ver con una provisión real, fechada en septiembre de 1569, en la que se ordenaba el apresamiento de un joven estudiante homónimo de nuestro autor, por haber herido en duelo al maestro de obras Antonio de Sigura. Y es hipótesis, por poco que nos guste, bastante sólida hasta que no se documente la existencia de otro Miguel de Cervantes.
1571
Las tropas de Diego de Urbina embarcan en la galera Marquesa, encargadas de prestar apoyo al contingente veneciano. Cervantes enferma de malaria y padece fiebres altas, lo que no impide que pelee heroicamente, situado en el esquife de la nave, en la más "alta ocasión que vieron los pasados siglos, ni esperan ver los venideros", como él denominaba a la batalla de Lepanto. Allí recibe dos disparos de arcabuz en el pecho y un tercero en la mano izquierda, que se la dejaría inutilizada para inmortalizarlo como "manco de Lepanto". Se recupera de sus heridas en Mesina.
Pese a haber perdido el movimiento de la mano izquierda, se incorpora a la compañía de don Manuel Ponce de León, del tercio de don Lope de Figueroa, y participa, ya en calidad de "soldado aventajado", en varias campañas militares durante los años siguientes: Navarino y La Goleta son las más importantes. Entre tanto permanece en los cuarteles de invierno en Sicilia, Cerdeña y Nápoles.
Convertido en "soldado aventajado", obtiene cartas de recomendación de don Juan y el duque de Sessa y decide regresar a España. A principios de septiembre embarca en Nápoles en una flotilla de cuatro galeras que se dirige a Barcelona. Una tempestad las dispersa y El Sol, en la que viajaban Cervantes y su hermano, es apresada, frente a las costas catalanas, por unos corsarios berberiscos al mando de Arnaut Mamí. Los cautivos son conducidos a Argel y Miguel de Cervantes cae en manos de Dalí Mamí, apodado El Cojo, quien, a la vista de las cartas de recomendación de nuestro soldado, fija su rescate en 500 ducados de oro, cantidad prácticamente inalcanzable para su familia.
Se inicia así el período más calamitoso de su vida: cinco años de cautiverio en los baños argelinos, jalonados por numerosos intentos de fuga siempre fallidos.
Primer intento de fuga: huye con otros cristianos rumbo a Orán, pero el moro que los guiaba los abandona y han de regresar a Argel.
Segundo intento: Cervantes se encierra con catorce cautivos en una gruta del jardín del alcaide Hasán, donde permanecen cinco meses en espera de que su hermano Rodrigo, rescatado poco antes, acuda a su liberación. Un renegado apodado El Dorador los traiciona y son sorprendidos en la gruta: Cervantes se declara el único responsable, lo que le vale ser cargado de grillos y conducido a las mazmorras del rey.
Tercer intento: envía a un moro con unas cartas dirigidas a don Martín de Córdoba, general de Orán, para que les envíe algún espía que los saque de Argel. El moro es detenido y Hasán ordena que se le den 2000 palos a Cervantes. Tan sólo sabemos a ciencia cierta que el castigo no se cumplió.
Cuarto intento: procura armar una fragata en Argel para intentar alcanzar España con unos sesenta pasajeros. De nuevo una delación, realizada por el renegado Caybán, frusta la empresa y Cervantes, otra vez, se responsabiliza de todo y se entrega a Hasán, quien le perdona la vida y lo encarcela en sus baños.
El 19 de septiembre de 1580, cuando Cervantes está a punto de partir en la flota de Hasán Bajá hacia Constantinopla, los trinitarios fray Juan Gil y fray Antón de la Bella pagan el monto del rescate y nuestro autor queda en libertad. El 27 de octubre llega a las costa españolas y desembarca en Denia (Valencia): su cautiverio ha durado cinco años y un mes.
A finales de año se traslada a Madrid, para iniciar una serie de demandas que recompensen sus servicios militares.
Tan sólo consigue una oscura misión en Orán, llevada a cabo a mediados de 1581, desde donde se tralada a Lisboa para dar cuenta a Felipe II del resultado.
Mantiene relaciones con Ana de Villafranca, o Ana Franca de Rojas, de quien nacería la única descendencia (dejando de lado el Promontorio que se alude en el Viaje al Parnaso) de nuestro autor: Isabel de Saavedra.
Inmediatamente, Cervantes viaja a Esquivias para entrevistarse con Juana Gaitán, viuda de su amigo Pedro Laýnez, e intentar publicar sus obras. Allí conoce a Catalina de Palacios, con cuya hija de diecinueve años, Catalina de Salazar, contrae matrimonio, a sus treinta y siete, el 12 de diciembre. Se instala con su esposa de momento, pero pronto iniciará un permanente peregrinaje entre Esquivias y Madrid.
El 5 de marzo firma un contrato con Gaspar de Porres, quien le entregará cuarenta ducados por dos piezas perdidas: El trato de Constantinopla La confusa (por estos años debieron de componerse también los títulos desaparecidos de su primera época teatral).
Pocos días después se publica la Primera parte de la Galatea, dividida en seis libros, dirigida a Ascanio Colona e impresa en Alcalá de Henares, por Juan Gracián, a costa de Blas de Robles.
Ese mismo año muere su padre. Los viajes arrecian: se desplaza con frecuenencia a Toledo y ya a finales de año lo encontramos en Sevilla, desde donde regresa a Esquivias por Navidad.
A mediados de año vuelve a viajar a Sevilla, para regresar en seguida y recibir en agosto la dote de Catalina (algo más de 400 ducados). Escribe algunos sonetos de circunstancias.
Desde principios de mayo aparece instalado en Sevilla, donde, por fin, obtiene, por mediación del Alcalde de la Real Audiencia de Sevilla, Diego de Valdivia, el cargo de comisario real de abastos para la Armada Invencible, al servicio de Antonio de Guevara, comisario general de la provisión de las galeras reales.
Inicia así un ajetreado vagabundeo mercantilista, al que se dedicaría durante unos quince años, sin lograr más que disgustos, denuncias y algún encarcelamiento.
Comienza en Écija, donde sus requisas de grano eclesiástico le valen la excomunión por parte del vicario general de Sevilla. Recorre luego Córdoba: La Rambla, Castro del Río (vuelve a ser excomulgado, ahora por el vicario general de Córdoba), Espejo, Cabra, etc.
Sigue requisando aceite y trigo en Écija y sus alrededores durante dos años. Allí es acusado de malversaciones, de las que sale airoso, por el regido Luis de Portocarrero.
A principios de mayo muere su suegra, Catalina de Palacios.
A principios de año está en Carmona, comisionado por el sustituto de Guevara, Miguel de Oviedo, para requisar aceite en la región. Cansado de sus correrías, en mayo dirige una petición al presidente del Consejo de Indias, solicitando un oficio en las indias de los vacantes a la sazón: contaduría del reino de Granada, gobierno de Soconusco, contador de las galeras de Cartagena o corregidor de la Paz. La respuesta vuelve a ser negativa y decepcionante: "busque acá en que se le haga merced".
A estos años pertenece la Novela del Cautivo intercalada en el primer Quijote(XXXIX-XLI).
Los enfrentamientos a que da lugar su enojosa tarea dan con él en la cárcel de Castro del Río, merced a una orden del corregidor de Écija por venta ilegal de trigo. De nuevo, la mediación de Isunza logra que se le deje en libertad muy pronto.
El 5 de septiembre se compromete con Rodrigo Osorio, mediante contrato y a cambio de 300 ducados, a componerle seis comedias.
Su labor como comisario de abastos toca a su fin, coincidiendo con la muerte de su madre en octubre: sólo le queda un último encargo de Miguel de Oviedo, tras el cual se pondrá fin, en 1594, a la vasta empresa iniciada por Guevara. A Cervantes, sin embargo, todavía le quedan nuevos sinsabores.
Por estos años (1590-93) compone algunos poemas sueltos (odas a la Invencible, romance a La morada de los celos, etc) y es posible que esboce algunas de sus novelas cortas: El cautivo, Rinconete y Cortadillo, El celoso extremeño, etc.
Agustín de Cetina encomienda al ex-comisario la misión de recaudar los atrasos de tasas en el reino de Granada. Cervantes acepta y vuelve a su tarea de recaudador, depositando el dinero en casa del banquero Simón Freire, cuya quiebra daría con los huesos de nuestro autor, otra vez, en la cárcel.
Al no poder hacer frente a la cantidad recaudada, el juez Gaspar de Vallejo, abusando de su autoridad, decreta su encarcelamiento en Sevilla el 6 de septiembre, donde permanecería durante varios meses.
Allí podría haber esbozado el plan novelesco del Quijote y aun haber iniciado su andadura.
Durante el verano abandona Sevilla, por las mismas fechas en las que su hermano Rodrigo muere en la batalla de las Dunas, sin que sepamos mucho más de él a ciencia cierta -como no sea que se dedica de lleno al Quijote- hasta 1604. Parece que viajó a Toledo, a Esquivias y hay quien supone, con poca fiabilidad, que pudo volver a la cárcel sevillana en 1602.
Nuevas complicaciones económicas con el Tesoro público.
A principios de año ve la luz El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, dirigido al duque de Béjar, en la imprenta madrileña de Juan de la Cuesta, a costa de Francisco de Robles. El éxito es inmediato y apabullante: inmediatamente salen ediciones piratas en Lisboa, Valencia y Zaragoza; a los tres meses Cuesta inicia la segunda edición; salen numerosos lotes rumbo a América...
Pero la alegría dura poco: a finales de junio Gaspar de Ezpeleta es herido de muerte a las puertas de los Cervantes, lo que provoca un nuevo, y también efímero, encarcelamiento del escritor y de parte de su familia, ahora por decisión del alcalde Villarroel, que sin duda se dejó llevar por la mala fama que envolvía a "la cervantas".
En abril, preocupado ya por su salvación, ingresa en la congregación de los Esclavos del Santísimo Sacramente del Olivar; Magdalena, Catalina y Andrea los han hecho antes en la Orden Tercera de San Francisco. La muerte se ceba en sus parientes: en octubre muere su hermana Andrea; seis meses después, su nieta Isabel Sanz y, transcurridos otros tantos, Magdalena.
El matrimonio Cervantes, acompañado por Constanza, se traslada al número 18 de la calle Huertas, frente a las casas del príncipe de Marruecos, don Felipe de África.
Todavía aficionado a la poesía, el ya célebre novelista asiste a las academias de moda: entre ellas, a la Academia Selvaje, fundada por don Francisco de Silva y Mendoza en su palacio de la calle de Atocha. Entre tanto, el Quijote es traducido al inglés por Thomas Shelton.
Cervantes viaja a Alcalá e ingresa como novicio en la Orden Tercera de San Francisco, en la que haría votos definitivos tres años después.
Salen las Novelas ejemplares, dirigidas al conde de Lemos, en Madrid, por Juan de la Cuesta, en casa de Francisco de Robles.
En compañía de su esposa y de una criada, Cervantes se traslada, por última vez, a una casa sita en la calle de Francos, esquina a la del León, frente al mentidero de los comediantes.
Publica el tomo de teatro: Ocho comedias y ocho entremeses nuevos nunca representados, dirigidas, de nuevo, al conde de Lemos, en Madrid, por la viuda de Alonso Martín, a costa de Juan de Villarroel.
Se publica la Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, en Madrid, por Juan de la Cuesta, en casa de Francisco de Robles.
Enfermo, sin cura, de hidropesía, en abril profesa en la Orden Tercera. El 18 del mismo mes recibe los últimos sacramentos y el 19 redacta, "puesto ya el pie en el estribo", su último escrito: la sobrecogedora dedicatoria del Persiles.
El viernes 22, poco más de una semana después que Shakespeare, el autor del Quijote expira, siendo enterrado al día siguiente, con el sayal franciscano, en el convento de las trinitarias descalzas de la calle de Cantarranas (actualmente, de Lope de Vega)


Biografía elaborada por OSVALDO A RODRIGUEZ SOTO
De: cervantes.uah.es/biografia/cronologia



"No hay en la tierra, conforme a mi parecer, contento que se iguale a alcanzar la libertad perdida."

"Me moriré de viejo y no acabaré de comprender al animal bípedo que llaman hombre; cada individuo es una variedad de su especie."

"La pluma es la lengua de la mente."