Un maestro del haiku 15 de junio de 1763 - Japón De la nada a la nada a través del tamiz del dolor, y aun así, la serenidad.
están tranquilas.
El mendigo
tiene el cielo y la
tierra
como ropa de
verano.
La noche es larga;
el sonido del agua
dice lo que pienso.
El año se va:
oculto mis canas
a mi padre.
Escuchamos los
insectos
y las voces humanas
con distintos oídos.
Un exhausto gorrión
en medio
de un montón de
niños.
La mariposa
voladora:
yo me siento
una criatura del polvo.
Nosotros, seres
humanos,
retorciéndonos
entre
las flores que se
abren.
Bajo la fría
lluvia,
por amor a los
demás,
¡ten Piedad, Buda!
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