viernes, 5 de julio de 2013

"La poesía llena una necesidad del ser humano" - Óscar Hann

5 de julio de 1938- Chile
Poeta, ensayista, crítico, docente.
ENTREVISTA A ÓSCAR HAHN: 
“QUERER ESCAPAR DE LA TRADICIÓN LITERARIA ES COMPLETAMENTE ILUSO”

Publicada en revista Carcaj. LOM ediciones

LOM ediciones acaba de publicar “Óscar Hahn – Poesía completa”, obra que reúne todo su trabajo literario desde “Esta rosa negra” (1961) a “La primera oscuridad” (2011). Desde el plano de la crítica e interpretación literaria, una publicación como ésta sugiere la búsqueda de diferencias, similitudes y/o rupturas entre una obra y otra. Hablar incluso, de “obra reunida”, motiva hacia la exploración de un discurso o intención suprema que permita entender aún más al autor. El siguiente es un cuestionario, acaso una de las entrevistas más recientes y completas a OH.

-          Frente a esto, si evalúas tu proceso creativo, ¿existen momentos donde surjan diferencias, similitudes, posibles rupturas y/o diálogos entre tu poesía?

Difícil pregunta, porque no es cómodo que el poeta se ponga a interpretar o analizar su propia obra.  Es fácil confundir lo que uno quiso hacer con lo que realmente hizo.  Lo único que tengo claro es que nunca tuve intenciones de nada, ni supremas ni de otro tipo.  Los poemas iban saliendo, uno tras otro, y cuando dejaban de salir y se producía un silencio prolongado, significaba que ese ciclo se cerraba y que había un libro.  El caso más claro sería el de Mal de amor.  Nunca me propuse escribir un libro de poemas de amor.  En algún punto me di cuenta de que era así.  Edgar Allan Poe tiene un ensayo en el que decribe detalladamente su plan para escribir el “El cuervo”, desde la elección del tema hasta por qué eligió un cuervo y no otro pájaro.  Yo jamás podría hacer eso a priori.  Puedo leer el poema después, como cualquier lector, y ver qué hay ahí, y eso es todo.  Ahora, lo que podría decirte es que los dos temas fundamentales de mi poesía, el amor y la muerte, se han mantenido desde el primero hasta el último libro y que en el plano formal he ido de un lenguaje que podríamos llamar barroco a una expresión exenta de figuras retóricas evidentes; más “limpias”, por así decirlo. Y desde luego veo que el tema fantástico fue ganando terreno y que en mi último libro se va acercando bastante a la ciencia-ficción.

-          Al pensar en tu trabajo como ensayista, antologador y docente uno puede apreciar evidentemente un gusto y estudio sobre la literatura fantástica ¿De qué manera crees que se relaciona esta estética, modalidad literaria o manera de concebir la literatura (lo fantástico) con tu poesía?

Hay una relación muy fuerte.  Creo no equivocarme si digo que en las dos últimas décadas la mayor influencia que he recibido no viene de la poesía, sino de la literatura fantástica.  Es algo que se vino gestando desde niño, a través de las historias de fantasmas y aparecidos que me contaba una nana todas las noches,  cuando tenía 9 o 10 años.  Después supe que en realidad eran leyendas tradicionales, pero ella siempre ponía como protagonistas a sus hermanos y las escenificaba en las oficinas salitreras del norte donde habían vivido.  Eso de situarlas en un contexto real, incluso familiar, era aún más inquietante para mí.  En la adolescencia empecé a leer cuentos fantásticos y muchos años después, cuando llegúe como profesor a la Universidad de Iowa, ofrecí un curso sobre ese género durante mucho tiempo.  Lo que significó más y más lecturas de narrativa fantástica de diversas culturas.  Eventualmente, todo eso fue a parar a mi poesía.  Como en las historias de mi nana, en mis poemas siempre lo fantástico irrumpe en un contexto realista.  Tanto es así, que por llamar de alguna manera a esta modalidad de mi escritura, la denominé “realismo fantástico”.  No tiene nada que ver, eso sí, con lo que se conoce como “realismo mágico”.  En el realismo mágico lo sobrenatural es una certeza; en el realismo fantástico lo sobrenatural es un misterio.       

-  Dentro de la crítica y prensa nacional e internacional surge como tema de interés el diálogo que planteas con la tradición literaria, sin embargo, en algunas entrevistas has planteado que la tradición para ti traspasa los planos literarios. Bajo esta perspectiva, ¿cómo nace esta relación constante entre la tradición y tu escritura? ¿Y qué grado de implicancia tiene la tradición en tu vida?

Querer escapar de la tradición literaria es completamente iluso.   Se puede esconder, se puede disimular, se puede disfrazar, pero tarde o temprano se nota.  Nadie entra en la actividad literaria desde la nada.   Creo haberlo demostrado en mi estudio sobre “Altazor”, que es considerado el poema más vanguardista de nuestra lengua, el más anti-tradición, y sin embargo, hasta el culto a la Virgen María está presente en ese poema.   Cosa muy distinta es tener una actitud servil hacia la tradición, quedarse pegado en ella sin utilizarla como pista para emprender el vuelo, o sea, sin proyectarse hacia el presente o hacia el futuro.  Jean Cocteau lo dijo de manera inmejorable:  “Bien canta el poeta cuando canta posado en su árbol genealógico”.  Ahora en mi caso personal, y ya que me pides hablar de mi propia experiencia, existe un ejemplo ilustrativo.  Hay un poema mío que se llama “Gladiolos junto al mar”.  Es un soneto y tiene un andamiaje gongorino.  O sea, tradición más tradición.  Pero la clave está en lo que dijo de él Enrique Lihn:  “Es un poema gongorino, pero no podría haber sido escrito por Góngora”.  Es decir, aquello que no podría haber sido escrito por Góngora, aquello que le da un sello personal al poema, es una determinada visión que corresponde a la estética y al  pensamiento de un individuo del siglo XX y no del siglo XVII.  Lo que estoy diciendo tiene que ver con la literatura, no con la vida.  En la vida real las cosas funcionan de otra manera.   En las comunidades o en las familias la tradición se actualiza a través de la práctica de ciertos ritos.  Pero más que de eso, prefiero hablar de valores, valores que un día fueron y que ahora están desvalorizados y son repudiables, y sobre todo hablar de nuevos valores que están dirigidos a respetar al ser humano sin discriminaciones ni abusos de ningún tipo.  Los estudiantes han puesto sobre el tapete el tema del lucro en la educación y ahí hay que seguir dando la pelea, pero no hay que olvidarse de los increíbles abusos que existen en el ámbito de la salud: clínicas, médicos, farmacias, laboratorios, que practican un culto desenfrenado al lucro y sobre lo cual se habla mucho y se hace muy poco.  Lucrar a costa de los que sufren es una de las cosas más abominables en las que uno podría pensar.

-          Hay un punto de eterna discusión. Y es que algunos creen en la existencia concreta del lazo entre la labor creativa y la vida de un autor. Otros, sin embargo, creen que este lazo no existe y la literatura es sencillamente “la representación de un mundo posible”. Si evalúas tu obra literaria ¿crees en la existencia del lazo arte/vida, vida/escritura? Y si es así, ¿qué obra o qué poemas reflejarían concretamente esta condición?

Mira, la literatura se nutre tanto de la vida como de la literatura.  Y también de otras manifestaciones como el cine, la pintura, la música y hasta de la televisión.  En los poemas uno puede ser el cronista documental de su vida o representarla no en forma explícita, sino metafórica o simbólicamente.  Y por cierto a veces surge más del deseo que de la relidad.  Pero fíjate que también pueden aparecer elementos biográficos que uno ignora que lo son hasta que alguien te lo dice.  Me pasó a mí.  En un par de poemas míos aparece la imagen de unos gatos quemados.  Yo pensé que eran pura imaginación, hasta que un día mi mamá me contó que cuando yo tenía unos 3 años pasé con ella frente a una casa incendiada y que me puse a llorar cuando vi que unos gatos quemados estaban en la vereda.  Esto no existía en mi conciencia para nada.  Si ella no me lo dice, jamás lo habría sabido.  Pero también ocurren cosas raras.  Por ejemplo mi poema “La muerte es una buena maestra”.  Ahí aparece una experiencia que el protagonista tiene en un hospital a raíz de un infarto.  ¿Qué tiene de raro?  Que eso mismo me ocurrió a mí algunos meses después de que escribí el poema y no antes.  Así que la relación arte / vida no es tan simple como se cree. 

-          ¿Resultó importante para tu proceso creativo la formación como docente y tu labor pedagógica en Iowa y en Chile?

Sin duda.  La labor docente no consiste en que un señor se pare frente a una clase y se ponga a pontificar mediante un monólogo interminable, sin permitirles a los estudiantes decir nada.  Para mí el diálogo profesor-alumno es fundamental.  Y fue justamente a través de ese diálogo como yo aprendí muchas cosas de mis estudiantes.  Por así decirlo, siempre me fueron poniendo al día, no sólo con respecto a lo que estaba pasando en sus propias vidas juveniles y a cuáles era sus intereses, sino sobre todo acerca de nuevas formas de mirar el mundo.  Y lo notable es esto: que los asistentes a las clases siempre se iban renovando.  Había un ir y venir de jóvenes, así que era difícil que uno se quedara atrás.  ¿Influyó esto en mi poesía?  Yo creo que sí.  Es feo que uno hable de sus supuestos méritos, pero una de las cosas que me agradan es cuando me dicen que mis poemas actuales se ven tan frescos como los que escribí cuando era joven.  Si es así, eso se lo debo más que nada a mis alumnos, ya que he sido profesor más de 50 años.     

-          Siempre me ha llamado la atención una serie de imágenes y conceptos que aparecen frecuentemente en tu obra. Parte de ellos son la imagen del fantasma, la sábana, el pasado, la muerte y la mujer ¿Por qué surgen estos temas en tu poética y qué representan dentro de ella?

Afortunadamente no sé por qué.  Si lo supiera, quizás me pondría a incluir esas imágenes o conceptos o temas deliberadamente y la manipulación se notaría.   Después de que surgen de manera espontánea las primeras palabras, que yo llamo “apariciones”, dejo que los versos siguientes se vayan deslizando solos por el cauce que va apareciendo.  Voy dejando que el poema mismo me diga quién es él.  Una vez que me lo dice, trato de completar los otros rasgos que dibujan su rostro.  Y eso es todo.

-          ¿Qué significa para ti la publicación del libro “Óscar Hahn – poesía completa” por LOM ediciones?

Desde luego un gran hito en la trayectoria de mis publicaciones.  LOM es una editorial que me apoyó desde el principio y que ha publicado una gran cantidad de títulos míos.  Con este libro hicieron un trabajo estupendo.  Cuidaron cada detalle y utilizaron materiales de mucha calidad y un diseño sobrio pero contundente, además de la impecable impresión. Me siento privilegiado con esta publicación de mis amigos de LOM.  Y, ojo, ellos no sabían si el autor recibiría el Premio Nacional o no, pero igual trabajaron con entusiasmo y dedicación en mi Poesía completa.  Que apareciera poco después del anuncio del premio fue una feliz coincidencia.


¿Qué significado y grado de importancia tienen para ti los concursos y premios literarios? ¿Crees que son fundamentales para establecer una especie de paradigma que defina el camino exitoso de un escritor?

Son importantes en el sentido de que implican un reconocimiento y un estímulo. Todo el mundo, por modesta que sea su labor, necesita ser reconocido alguna vez. El problema no es ese; el problema es que no son una garantía con respecto a la calidad de la obra.  De hecho hay escritores mediocres que han obtenido galardones de categoría. Basta con mirar la lista de Premios Nobel para convencerse y también la de los Premios Nacionales. Pero también está el reverso de la moneda. No ser premiado tampoco significa que la obra de un autor no valga. Injusticias se cometen y se seguirán cometiendo.



pablolacroix.wordpress.com/




El hombre


Emergió de aguas tibias
y maternales
para viajar a heladas
aguas finales.

A las aguas finales
de oscuros puertos
donde otra vez son niños
todos los muertos.




En una estación del metro

  
Desventurados los que divisaron
a una muchacha en el Metro

y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos

y la perdieron para siempre entre la multitud

Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por la estaciones

y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles

Y quizás el amor no es más que eso:

una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro

y resplandece unos segundos
y se pierde en la noche sin nombre



Invocación al lenguaje


Con vos quería hablar, hijo de la grandísima.
Ya me tienes cansado
de tanta esquividad y apartamiento,
con tus significantes y tus significados
y tu látigo húmedo
para tiranizar mi pensamiento.
Ahora te quiero ver, hijo de la grandísima,
porque me marcho al tiro al país de los mudos
y de los sordos y de los sordomudos.
Allí van a arrancarme la lengua de cuajo:
y sus rojas raíces colgantes
serán expuestas adobadas en sal
al azote furibundo del sol.
Con vos quería hablar, hijo de la grandísima.




Hotel de las nostalgias

                                                            Música de Elvis Presley

Nosotros
los adolescentes de los años 50
los del jopo en la frente
y el pucho en la comisura

los bailatines de rock and roll
al compás del reloj

los jóvenes coléricos
maníacos discomaníacos

dónde estamos ahora
que la vida es de minutos nada más

asilados en qué Embajada
en qué país desterrados

enterrados
en qué cementerio clandestino

Porque no somos nada
sino perros sabuesos

Nada
sino perros



Sociedad de consumo


Caminamos de la mano por el supermercado
entre las filas de cereales y detergentes

Avanzamos de estante en estante
hasta llegar a los tarros de conserva

Examinamos el nuevo producto
anunciado por la televisión

Y de pronto nos miramos a los ojos
y nos sumimos uno en el otro

y nos consumimos


  
















Dicen que, al paso del tiempo, los hijos se convierten en padres de sus progenitores



Así ocurre contigo, vieja Europa. Estás transitando por el llano de tu senectud y, como conviene a tu decadencia, ya tu aparente voluntad no es más que aferrada obediencia a los hijos que un día cruzaron la mar en busca de autonomía, de mayor estabilidad y -por qué no reconocerlo ahora- de algún lingotito de oro que ya no tendrían que compartir contigo.

Sí, ahora que estás en la noche, los Estados Unidos te mandan, y tú, por miedo a caer más hondo, acatas. Acatas y atacas, sin pensar demasiado, aunque la orden sea contra tu propia gente, como consignan los recuerdos que de generación en generación sobreviven a los más variados escondites oficiales que te has empeñado en inventar, vanamente. No puedes pensar: todavía paladeas, aunque rancio, el sabor inigualable de la ambición; es la sangre de tus entrañas.

Anteayer, como un pulpo enardecido, acataste y atacaste. ¿O no recuerdas haber desviado cuatro veces un avión procedente de América del Sur, más precisamente un aparato que transportaba al Presidente de Bolivia, Evo Morales?
¡Claro! Seguramente su atuendo no te permitió reconocerlo; su atuendo y su fisonomía. Imagino que tu senil cerebro no podrá dar crédito a que un personaje con tales señas sea un Jefe de Estado ¡Un indígena al mando de una nación! Pues sí, Señora, uno igualito a los millones que ustedes despojaron, torturaron, mataron y creyeron extinguir para siempre en cada oleada de su salvaje idea civilizatoria.

Parece que la Sagrada Familia del Poder Imperial, tan culta (a juzgar por las fechas milenarias de su documentación nunca interdicta) ha olvidado aquel conocidísimo poema:



LA TIERRA SE LLAMA JUAN


DETRÁS de los libertadores estaba Juan 
trabajando, pescando y combatiendo,
en su trabajo de carpintería o en su mina mojada. 
Sus manos han arado la tierra y han medido 
los caminos.
                  Sus huesos están en todas partes.
Pero vive. Regresó de la tierra. Ha nacido.
Ha nacido de nuevo como una planta eterna.
Toda la noche impura trató de sumergirlo
y hoy afirma en la aurora sus labios indomables.
Lo ataron, y es ahora decidido soldado.
Lo hirieron, y mantiene su salud de manzana.
Le cortaron las manos, y hoy golpea con ellas.
Lo enterraron, y viene cantando con nosotros.
Juan, es tuya la puerta y el camino.
                                        La tierra
es tuya, pueblo, la verdad ha nacido
contigo, de tu sangre.
          No pudieron exterminarte. Tus raíces, 
árbol de humanidad, 
árbol de eternidad, 
hoy están defendidas con acero, 
hoy están defendidas con tu propia grandeza 
en la patria soviética, blindada 
contra las mordeduras del lobo agonizante.
Pueblo, del sufrimiento nació el orden.
Del orden tu bandera de victoria ha nacido.
Levántala con todas las manos que cayeron, 
defiéndela con todas las manos que se juntan:
y que avance a la lucha final, hacia la estrella 
la unidad de tus rostros invencibles.








Aquí, en Montevideo-Uruguay, estamos seguros/as que los/as Juanes/as del mundo (especialmente los/as tuyos/as) no sólo lo recuerdan: lo han vivido, y deben de sentir vergüenza infinita por tus actos.






























El Barco


Pero si ya pagamos nuestros pasajes en este mundo
por qué, por qué no nos dejan sentarnos y comer?
Queremos mirar las nubes, queremos tomar el sol y oler la sal,
francamente no se trata de molestar a nadie,
es tan sencillo: somos pasajeros.

Todos vamos pasando y el tiempo con nosotros:
pasa el mar, se despide la rosa,
pasa la tierra por la sombra y por la luz,
y ustedes y nosotros pasamos, pasajeros.

Entonces, ¿qué les pasa?
¿Por qué andan tan furiosos?
¿A quién andan buscando con revólver?

Nosotros no sabíamos
que todo lo tenían ocupado,
las copas, los asientos,
las camas, los espejos,
el mar, el vino, el cielo.

Ahora resulta
que no tenemos mesa.
No puede ser, pensamos.
No pueden convencernos.
Estaba oscuro cuando llegamos al barco.
Estábamos desnudos.       

Todos llegábamos del mismo sitio.
Todos veníamos de mujer y de hombre.
Todos tuvimos hambre y pronto dientes.
A todos nos crecieron las manos y los ojos
para trabajar y desear lo que existe.

Y ahora nos salen con que no podemos,
que no hay sitio en el barco,
no quieren saludarnos,
no quieren jugar con nosotros.

¿Por qué tantas ventajas para ustedes?
¿Quién les dio la cuchara cuando no habían nacido?

Aquí no están contentos,
así no andan las cosas.

No me gusta en el viaje
hallar, en los rincones, la tristeza,
los ojos sin amor o la boca con hambre.

No hay ropa para este creciente otoño
y menos, menos, menos para el próximo invierno.
Y sin zapatos cómo vamos a dar la vuelta
al mundo, a tanta piedra en los caminos?

Sin mesa dónde vamos a comer,
dónde nos sentaremos si no tenemos silla?
Si es una broma triste, decídanse, señores,
a terminarla pronto,
a hablar en serio ahora.

Después el mar es duro.

Y llueve sangre.


Pablo Neruda
Navegaciones y Regresos (1959)