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5 de julio de 1938- Chile Poeta, ensayista, crítico, docente. |
ENTREVISTA A ÓSCAR
HAHN:
“QUERER ESCAPAR DE LA TRADICIÓN LITERARIA ES COMPLETAMENTE ILUSO”
Publicada en
revista Carcaj. LOM ediciones
LOM ediciones acaba
de publicar “Óscar Hahn – Poesía completa”, obra que reúne todo su trabajo
literario desde “Esta rosa negra” (1961) a “La primera oscuridad” (2011). Desde
el plano de la crítica e interpretación literaria, una publicación como ésta
sugiere la búsqueda de diferencias, similitudes y/o rupturas entre una obra y
otra. Hablar incluso, de “obra reunida”, motiva hacia la exploración de un
discurso o intención suprema que permita entender aún más al autor. El
siguiente es un cuestionario, acaso una de las entrevistas más recientes y
completas a OH.
- Frente a esto, si evalúas tu proceso creativo,
¿existen momentos donde surjan diferencias, similitudes, posibles rupturas y/o
diálogos entre tu poesía?
Difícil pregunta,
porque no es cómodo que el poeta se ponga a interpretar o analizar su propia
obra. Es fácil confundir lo que uno
quiso hacer con lo que realmente hizo.
Lo único que tengo claro es que nunca tuve intenciones de nada, ni
supremas ni de otro tipo. Los poemas
iban saliendo, uno tras otro, y cuando dejaban de salir y se producía un
silencio prolongado, significaba que ese ciclo se cerraba y que había un
libro. El caso más claro sería el de Mal
de amor. Nunca me propuse escribir un
libro de poemas de amor. En algún punto
me di cuenta de que era así. Edgar Allan
Poe tiene un ensayo en el que decribe detalladamente su plan para escribir el
“El cuervo”, desde la elección del tema hasta por qué eligió un cuervo y no
otro pájaro. Yo jamás podría hacer eso a
priori. Puedo leer el poema después,
como cualquier lector, y ver qué hay ahí, y eso es todo. Ahora, lo que podría decirte es que los dos
temas fundamentales de mi poesía, el amor y la muerte, se han mantenido desde
el primero hasta el último libro y que en el plano formal he ido de un lenguaje
que podríamos llamar barroco a una expresión exenta de figuras retóricas
evidentes; más “limpias”, por así decirlo. Y desde luego veo que el tema
fantástico fue ganando terreno y que en mi último libro se va acercando
bastante a la ciencia-ficción.
- Al pensar en tu trabajo como
ensayista, antologador y docente uno puede apreciar evidentemente un gusto y
estudio sobre la literatura fantástica ¿De qué manera crees que se relaciona
esta estética, modalidad literaria o manera de concebir la literatura (lo
fantástico) con tu poesía?
Hay una relación
muy fuerte. Creo no equivocarme si digo
que en las dos últimas décadas la mayor influencia que he recibido no viene de
la poesía, sino de la literatura fantástica.
Es algo que se vino gestando desde niño, a través de las historias de
fantasmas y aparecidos que me contaba una nana todas las noches, cuando tenía 9 o 10 años. Después supe que en realidad eran leyendas
tradicionales, pero ella siempre ponía como protagonistas a sus hermanos y las
escenificaba en las oficinas salitreras del norte donde habían vivido. Eso de situarlas en un contexto real, incluso
familiar, era aún más inquietante para mí.
En la adolescencia empecé a leer cuentos fantásticos y muchos años
después, cuando llegúe como profesor a la Universidad de Iowa, ofrecí un curso
sobre ese género durante mucho tiempo.
Lo que significó más y más lecturas de narrativa fantástica de diversas
culturas. Eventualmente, todo eso fue a
parar a mi poesía. Como en las historias
de mi nana, en mis poemas siempre lo fantástico irrumpe en un contexto
realista. Tanto es así, que por llamar
de alguna manera a esta modalidad de mi escritura, la denominé “realismo
fantástico”. No tiene nada que ver, eso
sí, con lo que se conoce como “realismo mágico”. En el realismo mágico lo sobrenatural es una
certeza; en el realismo fantástico lo sobrenatural es un misterio.
- Dentro de la
crítica y prensa nacional e internacional surge como tema de interés el diálogo
que planteas con la tradición literaria, sin embargo, en algunas entrevistas
has planteado que la tradición para ti traspasa los planos literarios. Bajo
esta perspectiva, ¿cómo nace esta relación constante entre la tradición y tu
escritura? ¿Y qué grado de implicancia tiene la tradición en tu vida?
Querer escapar de
la tradición literaria es completamente iluso.
Se puede esconder, se puede disimular, se puede disfrazar, pero tarde o
temprano se nota. Nadie entra en la
actividad literaria desde la nada. Creo
haberlo demostrado en mi estudio sobre “Altazor”, que es considerado el poema
más vanguardista de nuestra lengua, el más anti-tradición, y sin embargo, hasta
el culto a la Virgen María está presente en ese poema. Cosa muy distinta es tener una actitud
servil hacia la tradición, quedarse pegado en ella sin utilizarla como pista
para emprender el vuelo, o sea, sin proyectarse hacia el presente o hacia el
futuro. Jean Cocteau lo dijo de manera
inmejorable: “Bien canta el poeta cuando
canta posado en su árbol genealógico”.
Ahora en mi caso personal, y ya que me pides hablar de mi propia
experiencia, existe un ejemplo ilustrativo.
Hay un poema mío que se llama “Gladiolos junto al mar”. Es un soneto y tiene un andamiaje gongorino. O sea, tradición más tradición. Pero la clave está en lo que dijo de él Enrique
Lihn: “Es un poema gongorino, pero no
podría haber sido escrito por Góngora”.
Es decir, aquello que no podría haber sido escrito por Góngora, aquello
que le da un sello personal al poema, es una determinada visión que corresponde
a la estética y al pensamiento de un
individuo del siglo XX y no del siglo XVII.
Lo que estoy diciendo tiene que ver con la literatura, no con la
vida. En la vida real las cosas
funcionan de otra manera. En las
comunidades o en las familias la tradición se actualiza a través de la práctica
de ciertos ritos. Pero más que de eso,
prefiero hablar de valores, valores que un día fueron y que ahora están
desvalorizados y son repudiables, y sobre todo hablar de nuevos valores que
están dirigidos a respetar al ser humano sin discriminaciones ni abusos de
ningún tipo. Los estudiantes han puesto
sobre el tapete el tema del lucro en la educación y ahí hay que seguir dando la
pelea, pero no hay que olvidarse de los increíbles abusos que existen en el
ámbito de la salud: clínicas, médicos, farmacias, laboratorios, que practican
un culto desenfrenado al lucro y sobre lo cual se habla mucho y se hace muy
poco. Lucrar a costa de los que sufren
es una de las cosas más abominables en las que uno podría pensar.
- Hay un punto de eterna discusión. Y
es que algunos creen en la existencia concreta del lazo entre la labor creativa
y la vida de un autor. Otros, sin embargo, creen que este lazo no existe y la
literatura es sencillamente “la representación de un mundo posible”. Si evalúas
tu obra literaria ¿crees en la existencia del lazo arte/vida, vida/escritura? Y
si es así, ¿qué obra o qué poemas reflejarían concretamente esta condición?
Mira, la literatura
se nutre tanto de la vida como de la literatura. Y también de otras manifestaciones como el
cine, la pintura, la música y hasta de la televisión. En los poemas uno puede ser el cronista
documental de su vida o representarla no en forma explícita, sino metafórica o
simbólicamente. Y por cierto a veces
surge más del deseo que de la relidad.
Pero fíjate que también pueden aparecer elementos biográficos que uno
ignora que lo son hasta que alguien te lo dice.
Me pasó a mí. En un par de poemas
míos aparece la imagen de unos gatos quemados.
Yo pensé que eran pura imaginación, hasta que un día mi mamá me contó
que cuando yo tenía unos 3 años pasé con ella frente a una casa incendiada y
que me puse a llorar cuando vi que unos gatos quemados estaban en la
vereda. Esto no existía en mi conciencia
para nada. Si ella no me lo dice, jamás
lo habría sabido. Pero también ocurren
cosas raras. Por ejemplo mi poema “La
muerte es una buena maestra”. Ahí
aparece una experiencia que el protagonista tiene en un hospital a raíz de un
infarto. ¿Qué tiene de raro? Que eso mismo me ocurrió a mí algunos meses
después de que escribí el poema y no antes.
Así que la relación arte / vida no es tan simple como se cree.
- ¿Resultó importante para tu proceso
creativo la formación como docente y tu labor pedagógica en Iowa y en Chile?
Sin duda. La labor docente no consiste en que un señor
se pare frente a una clase y se ponga a pontificar mediante un monólogo
interminable, sin permitirles a los estudiantes decir nada. Para mí el diálogo profesor-alumno es
fundamental. Y fue justamente a través
de ese diálogo como yo aprendí muchas cosas de mis estudiantes. Por así decirlo, siempre me fueron poniendo
al día, no sólo con respecto a lo que estaba pasando en sus propias vidas
juveniles y a cuáles era sus intereses, sino sobre todo acerca de nuevas formas
de mirar el mundo. Y lo notable es esto:
que los asistentes a las clases siempre se iban renovando. Había un ir y venir de jóvenes, así que era
difícil que uno se quedara atrás.
¿Influyó esto en mi poesía? Yo
creo que sí. Es feo que uno hable de sus
supuestos méritos, pero una de las cosas que me agradan es cuando me dicen que
mis poemas actuales se ven tan frescos como los que escribí cuando era
joven. Si es así, eso se lo debo más que
nada a mis alumnos, ya que he sido profesor más de 50 años.
- Siempre me ha llamado la atención una
serie de imágenes y conceptos que aparecen frecuentemente en tu obra. Parte de
ellos son la imagen del fantasma, la sábana, el pasado, la muerte y la mujer
¿Por qué surgen estos temas en tu poética y qué representan dentro de ella?
Afortunadamente no
sé por qué. Si lo supiera, quizás me
pondría a incluir esas imágenes o conceptos o temas deliberadamente y la
manipulación se notaría. Después de que
surgen de manera espontánea las primeras palabras, que yo llamo “apariciones”,
dejo que los versos siguientes se vayan deslizando solos por el cauce que va
apareciendo. Voy dejando que el poema
mismo me diga quién es él. Una vez que
me lo dice, trato de completar los otros rasgos que dibujan su rostro. Y eso es todo.
- ¿Qué significa para ti la publicación
del libro “Óscar Hahn – poesía completa” por LOM ediciones?
Desde luego un gran
hito en la trayectoria de mis publicaciones.
LOM es una editorial que me apoyó desde el principio y que ha publicado
una gran cantidad de títulos míos. Con este
libro hicieron un trabajo estupendo.
Cuidaron cada detalle y utilizaron materiales de mucha calidad y un
diseño sobrio pero contundente, además de la impecable impresión. Me siento
privilegiado con esta publicación de mis amigos de LOM. Y, ojo, ellos no sabían si el autor recibiría
el Premio Nacional o no, pero igual trabajaron con entusiasmo y dedicación en
mi Poesía completa. Que apareciera poco
después del anuncio del premio fue una feliz coincidencia.
¿Qué significado y
grado de importancia tienen para ti los concursos y premios literarios? ¿Crees
que son fundamentales para establecer una especie de paradigma que defina el
camino exitoso de un escritor?
Son importantes en
el sentido de que implican un reconocimiento y un estímulo. Todo el mundo, por
modesta que sea su labor, necesita ser reconocido alguna vez. El problema no es
ese; el problema es que no son una garantía con respecto a la calidad de la
obra. De hecho hay escritores mediocres
que han obtenido galardones de categoría. Basta con mirar la lista de Premios
Nobel para convencerse y también la de los Premios Nacionales. Pero también
está el reverso de la moneda. No ser premiado tampoco significa que la obra de
un autor no valga. Injusticias se cometen y se seguirán cometiendo.
pablolacroix.wordpress.com/
El hombre
Emergió de aguas tibias
y maternales
para viajar a heladas
aguas finales.
A las aguas finales
de oscuros puertos
donde otra vez son niños
todos los muertos.
En una estación del metro
Desventurados los que divisaron
a una muchacha en el Metro
y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos
y la perdieron para siempre entre la
multitud
Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por la estaciones
y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los
túneles
Y quizás el amor no es más que eso:
una mujer o un hombre que desciende de un
carro
en cualquier estación del Metro
y resplandece unos segundos
y se pierde en la noche sin nombre
Invocación al lenguaje
Con vos quería hablar, hijo de la
grandísima.
Ya me tienes cansado
de tanta esquividad y apartamiento,
con tus significantes y tus significados
y tu látigo húmedo
para tiranizar mi pensamiento.
Ahora te quiero ver, hijo de la grandísima,
porque me marcho al tiro al país de los
mudos
y de los sordos y de los sordomudos.
Allí van a arrancarme la lengua de cuajo:
y sus rojas raíces colgantes
serán expuestas adobadas en sal
al azote furibundo del sol.
Con vos quería hablar, hijo de la grandísima.
Hotel de las nostalgias
Música de Elvis Presley
Nosotros
los adolescentes de los años 50
los del jopo en la frente
y el pucho en la comisura
los bailatines de
rock and roll
al compás del reloj
los jóvenes coléricos
maníacos discomaníacos
dónde estamos ahora
que la vida es de minutos nada más
asilados en qué Embajada
en qué país desterrados
enterrados
en qué cementerio clandestino
Porque no somos nada
sino perros sabuesos
Nada
sino perros
Sociedad de consumo
Caminamos de la mano por el supermercado
entre las filas de cereales y detergentes
Avanzamos de estante en estante
hasta llegar a los tarros de conserva
Examinamos el nuevo producto
anunciado por la televisión
Y de pronto nos miramos a los ojos
y nos sumimos uno en el otro
y nos consumimos
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