sábado, 1 de noviembre de 2014

“Convive con tus poemas, antes de escribirlos”- Carlos Drummond de Andrade


El mundo es grande y cabe...


El mundo es grande y cabe
en esta ventana sobre el mar.
El mar es grande y cabe
en la cama y en el colchón de amar.
El amor es grande y cabe
en el breve espacio de besar.




Los que sufren


Las plantas sufren como nosotros sufrimos.
¿Por qué no habrían de sufrir
si esta es la llave de la unidad del mundo?

La flor sufre, tocada
por la mano inconsciente.
Hay una ahogada queja
en su docilidad.

La piedra es sufrimiento
paralítico, eterno.

Nosotros -animales- no tenemos
ni siquiera el privilegio de sufrir.


De: amediavoz.com

31 de octubre de 1902- Brasil
Poeta y periodista.

























Pequeño homenaje a una fascinante actitud de vida

Axel Munthe
31 de octubre de 1857- Suecia
Escritor y médico sueco. Hijo de un farmacéutico, estudió Medicina en Upsala y en París, en la escuela de Charcot, y ejerció la Medicina primero en París (a partir de 1881) y después en Roma, desde 1890. Prestó valerosamente ayuda a los enfermos del cólera en Nápoles durante la epidemia que estalló allí; relató esa experiencia en Desde Nápoles (1885) y Bocetos (1888), obras reunidas después en la edición inglesa (Memories and Vagaries, 1898).

Narró con espíritu abiertamente antialemán sus experiencias de médico militar en la primera Guerra Mundial: Cruz roja y Cruz de Hierro (Red Cross and Iron Cross, 1916), y más tarde, en un libro autobiográfico, de extraordinario éxito, La historia de San Michele (1929 ) en el que cuenta su vida de médico humanista y humanitario en Anacapri, donde compró y restauró un antiguo santuario, que luego donó al Estado sueco. En sus mejores páginas, Axel Munthe une a sus dotes de animado narrador un naturalismo nórdico, tal vez algo excesivo.

De: http://www.biografiasyvidas.com


Si os encontráis con un doctor de moda, observadlo atentamente, desde una prudente distancia, antes de confiaros a él. Quizá sea un buen médico, pero en muchísimos casos no lo es. En primer lugar, porque invariablemente está demasiado ocupado para escuchar con paciencia vuestra larga historia. En segundo lugar, porque está inevitablemente destinado a convertirse en un snob si no lo es ya; a dejar pasar a la condesa antes que a vosotros, a examinar el hígado del conde con más atención que el de su criado, a ir a la Garden Party de la Embajada británica en vez de visitar a vuestro hijo menor, cuya tos ferina se agrava. Y en tercer lugar, porque, a menos que tenga muy sano el corazón, pronto demostrará indudables señales de un endurecimiento precoz de aquel órgano y se volverá indiferente e insensible a los padecimientos ajenos, como la gente ávida de placeres que le rodea. Sin piedad no se puede ser buen médico.



La cruel bestia feroz no está detrás de los barrotes de la jaula, sino ante ellos.