miércoles, 19 de octubre de 2016

La Fe invita


Hoy necesito hablar sobre la Fe, la Fe en y de otros seres con quienes ya no recorro caminos apartados, escarpados, muy rigurosos ahora para mis pasos cansinos, enfermos, completamente conscientes de sus limitaciones.
Diez años anduve subiendo y bajando por empinadas cuestas, y esa gimnasia -elegida o predestinada- no sólo me abrió un espectro inimaginable de la condición humana, sino que fue un espejo irreemplazable de mis propios parajes interiores – los más oscuros y los más diáfanos-.

Sabemos que la Fe es un concepto originalmente circunscripto al ámbito religioso e implica una relación particular entre el devoto y la divinidad; peculiar, sí, porque sin pruebas objetivas, palpables, racionales, el creyente la mantiene.
La Docencia, aunque tan desacreditada actualmente, es hija primogénita de esa Fe y plasma su ascendencia en cada acto. Ningún docente puede avizorar el desarrollo exacto de los genes que implanta en el territorio de su obrar, aunque como su fe es una esperanza activa, siembra y siembra. Quizá la semilla caiga en terreno infértil, pero quién sabe si un viento imprevisto pueda desplazar algunos fecundos granos terrosos a la tierra rotulada de antemano como estéril. Su mano no lo sabe, así que siembra y siembra.

Por esa oportunidad me siento muy agradecida a la Vida y quizás sea éste un momento propicio para expresar mi sentimiento, porque voy a hablar sobre la Fe en seres socialmente aborrecidos, como son las personas privadas de libertad.
No es el momento ideal para un testimonio de esta naturaleza porque nuestra sociedad está sacudida por diarios y sucesivos actos de violencia delictiva. Pero, qué valor tendría un aporte testimonial si no irrumpiera en medio de un estado de conmoción.

Anteayer, recibí por celular una de las más emocionantes invitaciones de los últimos tiempos. Era en nombre de Roy Vitalis, ex alumno de Cárcel Central durante parte de los diez años en que me desempeñé como docente de Establecimientos Penitenciarios del Programa de Educación en Contextos de Encierro de Educación Secundaria.

Se me convocaba a una representación teatral y posterior debate, para el 20 de octubre a las 15.00 horas, en el Aulario El Faro de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República. Roy es hoy estudiante universitario de dicha Facultad, a pesar de su situación privada de libertad en Punta de Rieles. La persona mediadora, una colega, puntualizó textualmente: “A pesar de que se siente muy apoyado en el presente por muchas personas, Roy desea agradecer especialmente a los y las docentes que tuvieron fe en él cuando nada aseguraba una transformación en su vida. Y tú sos una de esas docentes, Ana”.

La emoción fue profunda; la reflexión se enredará a otras en la densa vegetación interior que gesta la profesión docente, se ejerza donde se ejerza. Recuerdo perfectamente al joven que conocí en el curso de 3er. Año de Literatura y al que vivió pausadamente una sólida evolución hasta llegar a 6º.; recuerdo al Roy que después de terminar su Bachillerato me pedía material de lectura, lo comentaba, lo cultivaba;  y al que me pidió opinión acerca de su proyecto-borrador sobre la organización carcelaria ideal, tan impactante, y de verdad análogo a las innovaciones que en ese campo estamos observando hoy en día en Punta de Rieles u otros Establecimientos. Recuerdo al Roy que, tras su celeste sonrisa, desesperaba por la autorización para inscribirse en la Facultad de Ingeniería, autorización que por burocracia o pensamiento estereotipado demoró pero no desmoronó su voluntad de ser ese otro que latía en su Fe. Ese es el mayor triunfo, querido Roy: tejer, día a día, la Fe en Ti mismo.

Te agradezco infinitamente esta vivencia, esta prueba de que en las grietas también crecen pétalos. Sólo hay que sembrar y sembrar. Como tú.


Roy Vitalis el 21 de mayo en el Instituto de Matemática de la Facultad de Ingeniería.
De: http://www.universidad.edu.uy


Cuando leer se convierte en respirar

Un día descubrió que la lectura le hacía bien. «Empezar a leer, empezar a querer entender. Leer se convierte como en respirar. Los libros me tiraron la cuerda para vivir. De repente estabas mal, tirado en el último pozo y vos decís “Bueno: tengo un libro” y el libro me hacía viajar en el tiempo o el espacio y te ibas lejos. Me ayudan hasta hoy». Una cárcel no es una biblioteca -«me costaba mucho leer por el ruido de la música, los gritos, la televisión»-, de modo que «tuve que buscar mis tiempos».
También quiso estudiar y se inscribió en un programa del Instituto Nacional de Rehabilitación que a partir de 2008 le permitió completar el segundo ciclo de secundaria. «Iba a todas las materias, tuve buena relación con los profesores y a todos pedí recomendaciones de lecturas. Los propios textos curriculares ya me resultaron impresionantes, y empezás a cambiar conceptos que estaban equivocados. Te vas metiendo más y más y después ya no podés parar: lo nuevo que quiero leer tiene que ser más interesante que lo que ya leí».
Durante su estadía en Cárcel Central se integró a la comisión de biblioteca. «Armamos una biblioteca con 400 libros y enseñamos a leer a mucha gente. No es que la gente no supiera leer, sabía, pero no tenía gusto por la lectura. A los más jóvenes los enganchaba con revistas de Paturuzú y Condorito, teníamos un estante lleno, y después les ofrecía algo más trabajado». 

De: Entrevista a Roy Vitalis
En: http://www.universidad.edu.uy


En el Aulario de Facultad de Ingeniería: Jueves 20 de octubre, 15 hs: se pone en escena
la obra "El día después" y se realiza una mesa debate con participación de Roy Vitalis.
¡Tod@s invitad@s!