Morada del Ctro. de Fción. Humanística PERRAS NEGRAS (Uruguay: "País de los Pájaros Pintados")
sábado, 5 de agosto de 2017
lunes, 31 de julio de 2017
"En apariencia, fácil es hacer desaparecer al vivo. La cuestión es hacer desaparecer al muerto. Un cadáver se entierra, un fantasma, no. ¡Matar! Y ¿Después? ¿Para qué cerrar la puerta al vivo durante el día, si ha de venir el muerto cada noche a sentarse en el borde de la cama?"- Rafael Barrett
GALLINAS
Mientras no poseí más que mi
catre y mis libros, fui feliz. Ahora poseo nueve gallinas y un gallo, y mi alma
está perturbada.
La propiedad me ha hecho cruel.
Siempre que compraba una gallina la ataba dos días a un árbol, para imponerle
mi domicilio, destruyendo en su memoria frágil el amor a su antigua residencia.
Remendé el cerco de mi patio, con el fin de evitar la evasión de mis aves, y la
invasión de zorros de cuatro y dos pies. Me aislé, fortifiqué la frontera,
tracé una línea diabólica entre mi prójimo y yo. Dividí la humanidad en dos
categorías; yo, dueño de mis gallinas, y los demás que podían quitármelas.
Definí el delito. El mundo se llena para mí de presuntos ladrones, y por
primera vez lancé del otro lado del cerco una mirada hostil.
Mi gallo era demasiado joven. El
gallo del vecino saltó el cerco y se puso a hacer la corte a mis gallinas y a
amargar la existencia de mi gallo. Despedí a pedradas el intruso, pero saltaban
el cerco y aovaron en casa del vecino. Reclamé los huevos y mi vecino me
aborreció. Desde entonces vi su cara sobre el cerco, su mirada inquisidora y
hostil, idéntica a la mía. Sus pollos pasaban el cerco, y devoraban el maíz
mojado que consagraba a los míos. Los pollos ajenos me parecieron criminales.
Los perseguí, y cegado por la rabia maté uno. El vecino atribuyó una
importancia enorme al atentado. No quiso aceptar una indemnización pecuniaria.
Retiró gravemente el cadáver de su pollo, y en lugar de comérselo, se lo mostró
a sus amigos, con lo cual empezó a circular por el pueblo la leyenda de mi
brutalidad imperialista. Tuve que reforzar el cerco, aumentar la vigilancia,
elevar, en una palabra, mi presupuesto de guerra. El vecino dispone de un perro
decidido a todo; yo pienso adquirir un revólver.
¿Dónde está mi vieja
tranquilidad? Estoy envenenado por la desconfianza y por el odio. El espíritu
del mal se ha apoderado de mí. Antes era un hombre. Ahora soy un propietario...
LA ROSA
La ancha rosa abierta empieza a deshojarse.
Inclinada lánguidamente al borde del vaso, deshace con lento frenesí sus
entrañas purísimas, y uno a uno, en el largo silencio de la estancia, van
cayendo sus pétalos temblando. Aquella en quien se mezclaron los jugos
tenebrosos de la tierra y el llanto cristalino del firmamento, yace aquí
arrancada a su patria misteriosa; yace prisionera y moribunda, resplandeciente
como un trofeo y bañada en los perfumes de su agonía.
Se muere, es decir, se desnuda.
Van cayendo sus pétalos temblando; van cayendo las túnicas en torno de su alma
invisible. Ni el sol mismo con tanto esplendor sucumbe. En las cien alas de
rosa que despacio se vuelcan y se abaten, palpita la nieve inaccesible de la
luna, y el rubor del alba, y el incendio magnífico de la aurora boreal. Por las
heridas de la flor sangra belleza.
Esta rosa, más bella aún al morir
que al nacer, nos ofrece con su aparición discreta una suave enseñanza. Sólo ha
vivido un día; un día le ha bastado para ocupar la más noble cumbre de las
cosas. Nosotros, los privados de belleza, vivimos, ¡ay!, largo tiempo. Nos
conceden años y años para que nos busquemos a tientas y avancemos un paso. Y
confiemos siquiera en que la muerte nos dará un poco más de lo que nos dio la
vida. ¿A qué prolongaría la belleza su visita a este mundo extraño? No podemos
soportar el espectáculo de la belleza sino breves momentos.
Los seres bellos son los que nos
hablan de nuestro destino. La flor se despide; me habla de lo que importa,
porque es bella. Se va y no la he comprendido. Desnuda al fin, su alma se
desvanece y huye.
El crepúsculo se entretiene en
borrar las figuras y en añadir la soledad al silencio. Entre mis dedos cansados
se desgarran los pétalos difuntos. Ya no son un trofeo resplandeciente, sino
los despojos de un sueño inútil.
De: http://www.portalguarani.com
![]() |
Rafael Barrett (1876-1910) Periodista y escritor español que se convirtió en una figura relevante de la literatura paraguaya. |
domingo, 23 de julio de 2017
jueves, 20 de julio de 2017
Otro Premio Internacional para nuestra querida isabelina Graciela Vargas.
En el lapso de los últimos dos años, Graciela ha sido reconocida, a nivel nacional y en el exterior, con más de ciento cincuenta premios, por lo cual figura en diversas antologías (de varias, hemos dejado registros en nuestros blogs, oportunamente).
Nunca ha escrito estimulada por el mero propósito de alcanzar una ubicación satisfactoria en algún Concurso Literario; escribe porque es una apasionada creadora, escribe porque es una incansable observadora del mundo y de sus habitantes y se propuso, desde muy joven, dejar una constancia más que contemplativa de tal intención. Estas premiaciones son, en realidad, una proporcional consecuencia de ese íntimo compromiso con la escritura y con el tiempo histórico que le tocó en suerte (a veces, no basta sostener públicamente una postura política si no se es capaz de accionar, desde la intimidad de la convicción evidenciada por el lenguaje -el artístico en especial-, a favor de los más vulnerables, de los invisibilizados, de los que no figurarán en los catálogos de la Historia oficial; sobre ellos y ellas escribe Graciela, sobre sus miserias y sus riquezas; en fin, una elección y una acción constructoras de zonas muy significativas de nuestra identidad son las de Vargas).
Esas dos actitudes no son producto de su pertenencia a este Centro. Ningún Taller dota a sus integrantes de tales atributos; son inalienables.
Es cierto que, desde su ingreso y hasta hoy, siempre con su talante de humildad, ha podido organizar sus naturales saberes y ha logrado munirse del conocimiento de otras técnicas, aportes menores cuando la sensibilidad es optimizada por el trabajo constante, como el que despliega con la formalidad que corresponde a su compromiso personal con el Arte.
Para quienes dudan de la efectividad de un Taller A Distancia, pueden hallar en este caso una óptima condensación de las competencias pertinentes a ambos actores.
Este Centro aplaude con verdadera alegría este nuevo reconocimiento otorgado a Graciela Vargas y, honrado por sus aptitudes humanas y artísticas, agradece la confianza con que continúa distinguiéndonos.
![]() |
Tanto la Televisión como la Radio locales rindieron homenaje a Graciela por su trayectoria. |
![]() |
A.E.D.I. isabelino hizo lo propio. |

martes, 18 de julio de 2017
“Un libro que se escribe, o es papel vano, o es un alma que teje con su propia substancia su capullo”. - José Enrique Rodó
Leí Ariel y Motivos de Proteo
desde los doce años… ¡Bah! Decir “leer” es reconocer que me entrego
absolutamente a la atmósfera de candidez propia de ciertas evocaciones infantiles.
Se dormía siesta por aquel
entonces o, por lo menos, había que respetar el ritual del silencio hasta las
cuatro de la tarde, como mínimo. Y qué importaba. Mi caja de resonancia se
complacía en desobedecer el mandato social y allí fulguraban decenas de
imágenes impresionantes, como el viejo de la Pampa de Granito, y destellaban
sonidos increíbles, como el que suponía desprendía la copa de cristal después
de un tinguiñazo imaginario del niño en el jardín de la casa. Y había también un
montón de palabras y frases que no entendía, pero esos blancos me resultaban
inofensivos: el vocablo “utilitarismo” tenía el suficiente poder para
envolverlos en una bolsa negra y maloliente; en ella estaban contenidos todos
los males que mi inocencia proyectaba desterrar de los suburbios y de las más
urbanizadas avenidas del mundo. Ése fue mi primer contacto con la sensación
amenazante que el término “imperialismo” deslizó por mi columna vertebral
durante décadas.
Recién desde los dieciocho, ya
intentando asumir una actitud académica, la obra completa de Rodó se me
transformó en una meta quimérica, aleteando aún en este horizonte inabarcable del
conocimiento, nuestra versión prosaica y elemental de Sísifo.
A Rodó le debo, entonces, un
profundo agradecimiento, a pesar de las contrastantes emociones que, en estado
de “la más suave y persuasiva unción”, grabaron en mí sus palabras: le
agradezco la energía con que su voz dotó de exuberancia a mi imaginación; le
agradezco la severidad con que moldeó las primeras nervaduras para las hojas de
mi árbol latinoamericano, bajo cuya sombra ya sólo es posible permanecer
despiertos.
lunes, 17 de julio de 2017
jueves, 13 de julio de 2017
"La mayor amenaza para la libertad es la ausencia de crítica"- Wole Soyinka
![]() |
13 de julio de 1934- Nigeria Escritor, docente, crítico. |
¿Se puede crear conciencia a
través de la literatura?, ¿las palabras pueden cambiar una sociedad, una
realidad?
Creo que uno no debería de
esforzarse mucho para ello. La literatura, que como sabemos es un producto del
ambiente, que determinará quién será un escritor, un intérprete o lo que sea,
viene del ambiente, y de lo que un individuo en particular le regresa a ese
ambiente: su percepción, su representación de esa realidad. Permite a aquellos
que ocupan ese ambiente darle una segunda mirada. No al mismo tiempo en que
ocurre, sino que es un proceso gradual.
Pero los libros, seamos
prácticos, pueden ser muy caros, y algunas veces la literatura se convierte en
un negocio. Los publicistas están más preocupados acerca de lo que vende que de
lo que le dice algo a la gente. Entonces, hago una pregunta en términos
prácticos: ¿será por medio de insistir en la accesibilidad de la palabra
escrita a la gente, al desarrollar todo tipo de medios para hacer que esa recompensa
sea accesible, por medio de las escuelas, por medio de las ferias públicas,
utilizando a la cultura pop, si así lo queremos? Lo que quiero decir, e insisto
absolutamente, es que la palabra no debe de ser restringida sólo a algunos.
Creo que esa es la única manera
en la que podemos promover prácticamente el proceso de integrar la literatura
en la conciencia de la gente.
Fuera de eso, los promotores
seguirán haciendo lo que hacen ahora y nunca sabrán hasta dónde puede llegar la
palabra.
Yo viajo mucho y he experimentado
qué tan lejos puede viajar la palabra.
¿Cómo se involucró en ayudar a
los escritores perseguidos a exiliarse en otros países?
Aquí hay otro tema: solamente me
involucré con todo el concepto de libertad, me involucré con ese principio casi
como una religión. Creo que tiene que ver con haber visto ejemplos de la
negación de la libertad; sentir, intuitivamente, que eso no estaba bien.
Creo que la gente se ve reducida
cuando tiene miedo. La humanidad se ve disminuida; ya no son seres humanos
completos, y quizá yo prefiero vivir completamente y con seres humanos
completos. Por eso encuentro intolerable que alguien, porque se quiere sentir
más grande, más rico, más poderoso, despoje a otros seres humanos de su propia
naturaleza humana.
¿Usted se inclina más por un
pensamiento de izquierda?, ¿qué piensa de los extremismos?
Acabas de poner el dedo en el
tema: básicamente mi orientación es socialista. Creo mucho en la erradicación
de las clases sociales, la no distinción entre un ser humano de otro sobre las
bases de género, raza, origen étnico o posición en la sociedad. Creo que estas
distinciones de grupo deberían ser eliminadas tanto como se pueda… Es imposible,
es puramente romántico pensar que se podrían eliminar completamente, pero
deberíamos reducirlas a un nivel que se conviertan en virtualmente
imperceptibles.
Además, creo con firmeza que
todas las funciones de la sociedad deben ser socializadas de modo que contengan
elementos de comunidad. Que las cosas se atribuyan a un individuo en particular
por un talento o una inclinación especial que éste tenga, no por la posición
que ocupe en la sociedad.
Hasta ahí puede llegar el
socialismo. Podríamos hablar todo el día, y elaborar teorías, pero tenemos
marxistas extremistas, como aquellos que teníamos antes de que cayera el muro
de Berlín y todas esas descalificaciones del marxismo, que eran tan extremistas
como los fundamentalistas religiosos. Ejercitan el poder de manera que no
puedes cuestionar un pequeño artículo del libro sagrado, así se trate de un
libro críptico o del libro secular. La gente ya no puede pensar por sí misma,
eso es un crimen. Y llevará, eventualmente a la reducción del pensamiento
socialista. Los fundamentalistas religiosos y los marxistas extremistas están
cometiendo exactamente el mismo error.
Entonces, ¿qué le queda a la
humanidad?
El humanismo. Creer en los
atributos irreductibles de todo ser humano y luchar por esos elementos
irreductibles. Y una de esas propiedades irreductibles es la libertad.
Fragmentos de Entrevista El miedo reduce al ser humano
En: https://lalibretadeirmagallo.com
lunes, 10 de julio de 2017
De la mano con La Cumparsita por los aires de España e Italia va nuestra Orquesta Sinfónica Juvenil del SODRE.
![]() |
por ser embajadores de paz, sensibilidad y compromiso. |
sábado, 8 de julio de 2017
Julio, mes de la Afrodescendencia.
-III-
Ya el Papa Nicolás V había
autorizado la esclavitud en 1454, al otorgar a Alfonso V -Rey de Portugal-
autorización para reducir a servitud perpetua a sarracenos y paganos. A partir
de la Conquista de América la esclavitud toma nuevos bríos y ciertas características
-como el color de la piel- pasaron a convertirse en símbolos de esclavitud. La
inferioridad social empezó a verse como natural. El hombre negro se convirtió
en el paradigma del salvajismo. El mismo Renacimiento europeo lo consideraba
como una contradicción humana, como algo raro y al mismo tiempo imperfecto.
Para justificar la trata de
esclavos, referida como "rescate”, muchos autores vieron en la práctica
una forma de apostolado evangelizador. África no era tierra de misión, sino
almacén natural de esclavos.
Es decir, el negro era pagano
porque era negro, del mismo modo que el blanco era cristiano por ser blanco. De
esta forma, los europeos no pensaban en seres humanos como lo eran ellos, sino
en seres de otra categoría. Es lo que Frantz Fanon define como la invención del
hombre negro por el hombre blanco. Una vez inventado este "negro"
pagano y salvaje lo mejor que se podía hacer por él era sacarle de su tierra
-llena de miserias espirituales- y la esclavitud en otras geografías se la
“percibía” como un beneficio espiritual.
-IV-
Cerca del lugar del embarque, en
tierra africana, se los marcaba con hierro candente para demostrar la
pertenencia al negrero o a la compañía. Este procedimiento similar al del
ganado se llamaba “carimbar” y causaba terror entre los africanos, que a veces preferían
la muerte antes que someterse. La marca podía estar en la espalda, en el caso
de los hombres, y en las nalgas, en las mujeres. Embarcados en condiciones
infrahumanas, 300 o 400 esclavos, amontonados y encadenados en bodegas (un
espacio mínimo de horror donde algunos sobrevivían porque otros morían) o por
el banzo (tristeza que mata de no comer), llegaban a Puerto donde según la
práctica, eran palmeados, medidos, para determinar valor y destino final.
“Pieza de india” era un hombre o una mujer de contextura robusta, cuya edad
oscilaba entre los 15 y 30 años, sin defecto alguno y con todos sus dientes.
Los que no alcanzaban esas condiciones se llamaban “cuarto”. Los recién
llegados recibían el mote de “negro bozal” mientras que a los que ya tenían un
año de esclavitud se los conocía como “negros ladinos”. Para los que eran muy
altos se reservaba el nombre de “negro de asta”.
A los niños africanos, en el
Virreinato del Río de La Plata, se los llamaba “mulequillo”, (los niños
esclavos hasta 7 años), ”muleque” (los niños-esclavos que tenían entre 7 y 12
años) o ”mulecón” (hasta los 16 años).
-V-
Basta recordar que, entre el
inicio del tráfico a fines del siglo XV y su abolición a mediados del siglo
diecinueve (con un despegue masivo después de 1690-1750), de 12 a 20 millones
de africanos encadenados atravesaron el Atlántico. A esta pérdida deben sumarse
los millones de seres -quizás un 40 por ciento del total- abatidos por la
enfermedad, el hambre o la tortura mientras viajaban desde el lugar de captura
hasta la costa donde abordaban los buques “negreros”. A esto se añaden 4
millones de almas que debieron cruzar el Sahara a pie para ser vendidas en los
mercados de esclavos del Cairo, Damasco y Estambul. Para el África occidental y
central occidental, la cantidad total de personas perdidas suma entre 24 y 37
millones, tomando como referencia las cifras más bajas. Algunos historiadores
sitúan la pérdida africana entre 70 y 80 millones de hombres, mujeres y niños.
Darcy Ribeiro manifiesta que los
esclavos fueron quemados por millones en América como si fueran carbón humano,
en los hornos de los ingenios y en las plantaciones de caña, minas y cafetales.
Tanto era así, que la vida media de un esclavo negro no pasaba de cinco a siete
años, luego de su captura, conforme a la región y a la intensidad de producción
de cada período. Tiempo suficiente para que rindiese mucho dinero.
En el siglo XVII, en la ciudad de
Mariana, en Minas Gerais, en Brasil, todo expósito recogido de las calles o de
los portales debería ser declarado a la Cámara Municipal, recibiría una
matrícula y aquel que lo recogiera, tres octavas de oro por mes, para la
crianza. Entre los años 1753 a 1759, fueron encontradas algunas de estas
matrículas, donde la Cámara expresaba el propósito de no criar mestizos,
mulatos, negros o criollos, exigiendo que además del certificado de bautismo,
fuese presentado también una certificación de “blancura”, firmada por un
médico.
Nunca antes había sido tan
empobrecido y degradado el género humano. En ciertos momentos, parecía que
todos los rostros bellos de nuestra especie serían apagados para sólo dejar
florecer blancos y europeos.
Fragmentos de: Los Negros, de Alberto Morlachetti
En: CUADERNOS DE LA MEMORIA
viernes, 7 de julio de 2017
“No es frecuente que tenga lugar un encuentro personal tan profundo y mutuo, pero estoy convencido de que, si no ocurre de vez en cuando, no vivimos como seres humanos”. - Carl Rogers
Sin duda, cada uno o una de
nosotr@s puede reconocer tales encuentros durante el tránsito de la vida porque
nos han dejado huellas de crecimiento interior, ésas que nos permiten detectar el
arañazo inesperado o la fresca risa hamacándose aún en la memoria.
Mi encuentro con Susana Sainz, Docente
y Psicóloga, ocurrió hace muchos años, en épocas difíciles para ambas y en una
zona muy erosionante por su natural complejidad. Pero nunca nos faltó el abrigo
de la escucha atenta y de la palabra comprensiva. Al término de aquellas
jornadas nos echábamos casi como heladas bolsas de papas en los asientos del último
ómnibus nocturno y todavía recuerdo cómo nos reíamos de nosotras mismas ante
tan desenfadada actuación. En su espejo aprendí cómo amasar hasta la peor
realidad para convertirla en una serena pelotita dispuesta siempre al juego,
porque de eso se trata la vida: de no olvidar que en algún momento debe existir
un espacio para jugar. Ella sabe muy bien cómo enseñarnos a mejorar nuestra
calidad de vida.
Así que, con muchísimo afecto y
certeza sobre su solvencia, les invito a cliquear en el siguiente enlace y visitar su “campo”:
![]() |
Psicóloga Susana Sainz
ssainz@vera.com.uy - 098803371
|
miércoles, 5 de julio de 2017
Desde el París del siglo XIX, les presento a George Sand: “Es estúpida y engreída. Sus ideas morales tienen la misma profundidad de juicio y delicadeza que las de las limpiadoras y las mantenidas… El hecho de que haya hombres que se enamoren de esta zorra es prueba de cuán bajo han caído los hombres de esta generación”. Soy Charles Baudelaire; muchos han opinado que yo tenía una mentalidad avanzada…
“Deschartres, muy afectuoso
conmigo y muy preocupado por mi salud, no pensaba en otra cosa cuando escuchaba
volar cerca a la codorniz. Yo me dejaba llevar también un poco de ese
entretenimiento salvaje de acechar y coger un ave. También mi papel de «llamador»,
consistente en estar acostada en los trigos inundados de rocío del amanecer, me
volvió a traer los dolores agudos en todos mis miembros que ya había sentido en
el convento.
Deschartres, vio un día que yo no
podía montar en mi caballo y que hacía falta llevarme en brazos. Los primeros
pasos de mi cabalgadura me arrancaban gritos; sólo después de vigorosos tiempos
de galopes con los primeros ardores del sol era cuando me sentía curada. Él se
asombró un poco y constató al fin que yo tenía reumatismo. Esto fue para él una
razón de más para prescribirme los ejercicios violentos y el vestido masculino
que me permitirían mejorar.
Mi abuela al verme vestida de
hombre lloró. –Te pareces demasiado a tu padre –me dijo–. Vístete así para
correr, pero vuelve a vestirte como una mujer al regreso, para que yo no me
equivoque, ya que eso me hace un mal espantoso y hay momentos en los que
embrollo tanto el pasado con el presente, que no sé ni la época en que vivo.
Mi manera de ser se exteriorizaba
tan naturalmente en la posición excepcional en la que yo me encontraba, que
hasta me parecía lógico vivir de una manera distinta a la de las otras jóvenes.
Me juzgaron muy extraña y, sin embargo, yo lo era infinitamente menos de lo que
podría haberlo sido si hubiese tenido el gusto de la afectación y de la
singularidad. Abandonada a mí misma en todo, no encontrando más control en la
casa de mi abuela, olvidada por mi madre, empujada a la independencia absoluta
por Deschartres, no sintiendo en mí ningún pesar del alma o de los sentidos, y
pensando siempre, a pesar de la modificación que se había hecho en mis ideas
religiosas, en retirarme a un convento con o sin votos monásticos, lo que
llamaban a mi alrededor «la opinión», no tenía para mí ningún sentido, ningún
valor y no me parecía de ninguna utilidad”...
Fragmento de: Historia de mi vida
George Sand
Pehuén Editores, 2001
Suscribirse a:
Entradas (Atom)