lunes, 29 de mayo de 2017

" Siempre hay un verdadero camino y otro equivocado; y el equivocado siempre parece el más verdadero. " – Thomas More

LA ÚLTIMA ROSA DEL VERANO


Es la última rosa del verano,
que solitaria queda floreciendo;
Todas sus adorables compañeras
Han marchitado y se han ido;
No hay flor de su linaje,
No hay capullo cercano,
Que reflejen su rubor,
O devuelvan suspiro por suspiro.
28 de mayo de 1779- Irlanda

No dejaré que tú, solitaria!
Languidezcas en el tallo;
Ya que las adorables duermen,
Ve tú a dormir con ellas.
Así yo esparciré, suavemente,
Tus hojas sobre el lecho,
Donde tus compañeras de jardín,
Yacen sin perfume y muertas.

Tan pronto como pueda seguirte,
Cuando las amistades decaigan,
Y desde el círculo brillante del amor,
Las gemas caigan alejadas.
Cuando los corazones sinceros yazcan marchitos,
Y los bondadosos hayan volado,
¡Oh! ¿Quién habitaría

Este mundo sombrío en soledad?











viernes, 26 de mayo de 2017

"La noche es como alcázar de emperador sombrío / que se asoma, en silencio, a un balcón de tinieblas."- Emile Verhaeren








Las fábricas


Mirándose con los ojos quebrados de sus ventanas
y reflejándose en el agua con brea y salitre
de un canal recto, trazando su límite al infinito,
frente a frente, a lo largo de los muelles de sombra y noche,
a través de los suburbios agobiantes
y la miseria en andrajos de esos suburbios,
roncan horriblemente usinas y fábricas.

Rectángulos de granito y monumentos de ladrillos,
y largos muros sombríos que se prolongan por leguas,
inmensamente, por los suburbios;
y sobre sus techos, en la niebla, aguijoneadas
por hierros y pararrayos,
las chimeneas.

Mirándose con sus ojos negros y simétricos,
por los suburbios, en el infinito,
roncan día y noche
las usinas y las fábricas.

¡Oh, los barrios enmohecidos de lluvia y sus calles principales!
Y las mujeres y sus andrajos que aparecen
y las plazas, donde surge, en unas caries
de escombros y escorias,
una flora pálida y descompuesta.

En las esquinas, puerta abierta, los bares:
estaños, cobres, espejos ajados,
estanterías de ébano y frascos locos
desde donde resplandecen el alcohol
y su destello hacia las aceras.
Y pintas que de repente refulgen
sobre el mostrador, en pirámides de coronas;
y personas borrachas, de pie,
cuya largas lenguas lamen, sin frases,
las ales de oro y el whisky color topacio.

A través de los suburbios agobiantes
y la miseria en lágrimas de esos suburbios,
y los turbios y lúgubres vecindarios,
y los odios que se entrecruzan de personas en personas
y de parejas en parejas,
y el robo incluso entre indigentes,
retumban, al final de los patios, siempre,
los jadeantes ronquidos sordos
de las usinas y las fábricas simétricas.

Aquí, bajo grandes techos donde centellea el vidrio,
el vapor se condensa en fuerza prisionera:
mandíbulas de acero muerden y humean;
grandes martillos monumentales
trituran bloques de oro sobre yunques,
y, en un rincón, se iluminan las fundiciones
en hogueras arqueadas y frenéticas que son domadas.

Allá, los dedos meticulosos de los oficios prestos,
con ruidos pequeños, con minúsculos gestos,
tejen telas con hilos que vibran
ligeros y delgados como fibras.
Cintas de cuero transversales
corren de un extremo a otro de las salas
y los volantes grandes y violentos
giran, parecidos a las aspas al viento
de los locos molinos, bajo las ráfagas.
Un día de encierro avaro y chato
roza, a través de los vidrios engrasados
y húmedos de un tragaluz,
cada labor.
Automáticos y minuciosos,
obreros silenciosos
ajustan el movimiento
de universal tictacamiento
que fermenta de fiebre y locura
y hace trizas, con sus dientes de obstinación,
la palabra humana abolida.

Más lejos, un estruendoso alboroto de impactos
asciende de la sombra y se erige por bloques;
y, repentinamente, quebrando el impulso de las violencias,
muros de ruido parecen caer
y acallarse, en un charco de silencio,
mientras que los exacerbados llamados
de los crudos silbatos y las señales
continúan aullando hacia las lámparas,
alzando sus salvajes fulgores,
en zarzas de oro, hacia las nubes.

Y todo alrededor, al igual que un cinto,
allá, arquitecturas nocturnas:
las dársenas, los puertos, los puentes, los faros
y las estaciones locas de estrépito;
y más lejos aún techos de otras fábricas
y tanques y fundiciones y cocinas
asombrosos de nafta y resinas,
cuyas jaurías de fuego y altos resplandores
muerden a veces el cielo, a fuerza de ladridos e incendios.

A lo largo del viejo canal al infinito,
a través de la inmensidad de la miseria
de los sombríos sendero y los caminos de piedra,
las noches, los días, siempre,
roncan las continuas pulsaciones sordas,
en los suburbios,
de las fábricas y las usinas simétricas.

El alba se enjuga
Emile Verhaeren
mayo de 1855
Poeta belga, futurista.
en sus pañuelos de hollín;
el mediodía y su sol azorado
como un ciego vagan por sus nieblas;
solo, cuando al final de la semana, al atardecer,
la noche se deja en las tinieblas caer,
el áspero esfuerzo se interrumpe, pero permanece en reposo,
como un martillo sobre un yunque,
y la sombra, a lo lejos, entre las esquinas, parece
una bruma de oro que se enciende.

De: https://buenosairespoetry.com


























jueves, 25 de mayo de 2017

"¿Por qué mi corazón siente este largo y olvidado calor? (...) De Abelardo vino, / y Eloísa aún debe besar su nombre".- Alexander Pope

21 de mayo de 1868- Reino Unido
Poeta y ensayista.













Un ensayo sobre el hombre

Epístola II

1.

Entonces conócete a ti mismo, no supongas a un Dios que investigar;
el estudio del hombre es el estudio apropiado de la humanidad.
Situado en este istmo de estados intermedios,
un ser oscuramente sabio y rudamente extraordinario:
con bastante conocimiento de la orilla escéptica,
con bastante debilidad por la soberbia del estoico,
pende en el medio; dudando de actuar o descansar;
dudando de juzgarse Dios o animal;
dudando si por su mente o cuerpo optar;
nacido solamente morir y razonando solamente para errar;
igual que su ignorancia su razón es tal,
bien sea que piense poco o piense asaz:
caos de pensamiento y de pasión, todo confundido;
aún por sí mismo abusado o desmentido;
creado en parte para elevarse y en parte para caer;
gran amo de todas las cosas, si bien presa de todas;
único juez de la verdad, arrojado al error interminable:
¡la gloria, broma y enigma del mundo!

¡Ve, maravillosa criatura! Cabalga a donde la ciencia lleva,
ve, mide la tierra, pesa el aire y delimita las mareas;
instruye a los planetas en qué orbitas correr,
corrige el tiempo antiguo y regula el sol;
ve, elévate junto a Platón hacia la esfera celestial,
hasta el bien primero, la perfección primera y la justicia primera;
o pisa el círculo intrincado que sus seguidores pisaron
y perdiendo el juicio llama imitando a Dios
como sacerdotes de oriente corriendo en torpes círculos
y girando las cabezas para imitar al sol.
Ve, enséñale a la Sabiduría Eterna cómo gobernar
—¡y luego cae en ti mismo y sé un idiota!

Seres superiores, cuando vieron hace poco
a un Hombre mortal desdoblar toda la ley Natural,
admiraron tal sabiduría en una forma terrenal
y mostraron a un Newton como mostramos a un Simio.

¿Podría él, cuyas leyes atan el rápido cometa,
describir o fijar un movimiento de su cabeza?
¿Quien vio sus fuegos aquí alzarse y allí descender
podrá explicar su propio origen o su fin?
¡Ay, qué maravilla! La parte superior del hombre
puede alzarse sin control y escalar de arte en arte;
mas cuando su propia gran obra ha tan sólo comenzado,
lo que hila la razón por la pasión es deshilado.

Sigue a la ciencia, pues, con la modestia como guía;
primero desnuda todo su bagaje de orgullo;
deduce lo que es solo vanidad o atavío
o el lujo del aprendizaje o la pereza;
o trucos para mostrar el alcance del cerebro humano,
simple placer curioso o dolor ingenioso;
purga todo o poda las partes sobrantes
de todos nuestros vicios que han creado artes;
luego mira cuán poca la suma restante,
¡la que sirvió al pasado y debe hacerlo en los tiempos por venir!





lunes, 22 de mayo de 2017

El adulto del mañana también puede formarse desde la butaca de un teatro. Ideal, si la Compañía es "Fondo Rojo".

Sentimos una especial alegría al invitarles a acompañar a sus hijos en una experiencia que, para ellos, trascenderá la diversión pues, sutilmente, irá generando reflexiones y actitudes garantizadoras de una adultez sensible, equilibrada, sana, en definitiva. No en vano los antiguos griegos adoptaron como política de Estado la concurrencia al teatro (aunque la vedaran a quienes no pertenecieran a la aristocracia, medida que tampoco debemos olvidar cuando nos referimos a la "democracia" griega).

En este caso,  la apuesta por una formación a través del Arte está vinculada, además, a la certeza de que Marcelo Caldarelli -escritor, actor y director teatral- ha orientado siempre su creación en base a sólidos principios humanistas. 

Para nosotros es ésta una convicción, ya que fue integrante de PERRAS NEGRAS por largo tiempo, y su presencia dejó un preciado caudal de emociones. 

Ahora, tenemos el agrado de que Laura Mantegani -su pareja, también actriz- esté con nosotros, afinando su natural talento y enriqueciéndonos con un intercambio realmente singular.

Argumentos no faltan entonces para reiterar la sugerencia de una complementación al proyecto familiar de una educación integral: ¡ Acompañen al teatro a sus hij@s, a sus sobrin@s, a sus niet@s!




lunes, 1 de mayo de 2017

Otro hijo de Praga: Jaroslav Hasek

30 de abril de 1883
Periodista y escritor










“Bertolt Brecht dijo en una ocasión que si tuviera que apostar por tres libros del siglo XX destinados a formar parte de la literatura universal, uno de ellos sería sin duda Las aventuras del buen soldado Švejk de Jaroslav Hašek. Esta valoración tan extrema de un texto y un autor poco conocidos fuera del ámbito cultural centroeuropeo resulta sorprendente, pero la lectura de la obra obliga a admitir el fino olfato del gran poeta y dramaturgo alemán. 

El relato esperpéntico de las desventuras de Švejk en el ejército Austro-Húngaro enfrascado en la Gran Guerra es uno de los más brillantes exponentes de ese humor incisivo y sabio en literatura que marca la grandeza de Rabelais o Cervantes. 

El propio Švejk, que al principio simplemente nos divierte con su carácter disparatado, termina incorporándose al fin con pleno derecho a una galería universal de personajes que en su comportamiento extraño esconden una crítica certera del orden y las instituciones sociales. En el caso de Švejk, el blanco de sus críticas no podía ser otro que la corrupción extrema de un imperio que desplegaba sus últimas energías en una matanza espantosa.  

Jaroslav Hašek nació en Praga en 1883 en una familia humilde y aunque conoció oficios diversos en su juventud, como droguero, empleado de banca o vendedor de perros, la literatura y el anarquismo se convirtieron pronto en los resortes de su vida. Llamado a filas con el estallido de la guerra, es hecho prisionero por los rusos en 1915, incorporándose después a la legión checa que luchaba con la Entente por la independencia de Chequia. En 1917 se une a los bolcheviques, pero en 1920 regresa a su patria con la intención de dedicarse a la literatura y plasmar sus experiencias bélicas en un libro que reutilizaría el personaje de Švejk, creado por él en sus primeros relatos, para construir un retablo crítico e hilarante de la guerra. Es un trabajo que a su temprana muerte en 1923 dejaría inconcluso, con sólo tres volúmenes completos de los seis previstos para el libro.

Hašek nos presenta un cuadro de brutalidad, corrupción y cinismo en los mandos y estupidez en la tropa que resulta demoledor. Podemos decir que el autor se recrea con la violencia esperpéntica de su retrato, porque sabe que forzando levemente los tonos está enfocando el espíritu justo de aquella barbarie. La miseria de la guerra se expresa en diálogos absurdos de hombres idiotizados que se disponen valientemente a morir por un puñado de grandes mentiras. Encerrado en el cerco fatal, Švejk es un buen hombre que trata en cada momento de hacerlo todo lo mejor posible (dentro de su natural simpleza), pero las leyes de lo inevitable harán que todo salga siempre al revés. El recurso a sus ejemplos interminables se nos revela entonces como la desesperación del simple que busca penosamente la sabiduría. De todas formas, refugiado en sus buenas maneras, su retórica y sus recuerdos, Švejk parece haberse dotado de una inmunidad que lo lleva sonriente a través de la locura desatada.  El tono rabelaisiano que refleja toda la crudeza de la vida, los paisajes autobiográficos que dan autenticidad a la narración y un humor mordaz de carcajada que estalla a cada paso hacen de la lectura de este libro un placer irrepetible que se dilata hasta el triste e imprevisto final. Y estremece pensar que Hašek dictaba las hilarantes escenas que cierran la obra desde su lecho de muerte. Pero sin duda, fiel a su destino, gozaba en esos mismos momentos de la perfección de su retrato como el propio Švejk en su verborrea. 

Las aventuras del buen soldado Švejk, del que hay disponibles varias ediciones en castellano, es un demoledor alegato pacifista al que sin duda es necesario volver en este tiempo de espanto en que a los muñidores de guerras les conceden el premio Nobel de la paz. Su caricatura genial ofrece a cada paso generosa sabiduría: “Hay perros que están malcriados y viciados como un arzobispo”.

Fragmentos del Artículo “Las aventuras del buen soldado Švejk de Jaroslav Hašek”

En:   http://www.jesusaller.com



sábado, 29 de abril de 2017

“Y cuanto de mi amor puedas, memoria, cuanto puedas, tráemelo de nuevo esta noche”.- Constantino Kavafis








Recuerda, cuerpo

Cuerpo, recuerda no solamente cuánto fuiste amado,
no solo los lechos en que te acostaste,
sino también aquellos deseos que por ti
brillaban en los ojos manifiestamente,
y temblaban en la voz; y algún
obstáculo casual los hizo vanos. Ahora que todo ya está en el pasado,
parece casi como si a los deseos
aquellos te hubieses entregado; cómo brillaban,
recuerda, en los ojos que te miraban;
cómo temblaban en la voz, por ti, recuerda, cuerpo.

Constantino Cavafis


De: Ciudad SEVA






29 de abril de 1863
“Cuando un escritor sabe bien que unos pocos ejemplares serán vendidos, gana una gran independencia para su trabajo creador. El escritor que tiene la seguridad, o al menos la posibilidad de vender toda su edición, y quizás futuras ediciones, no pocas veces es influenciado por las futuras ventas. Casi sin saberlo, sin pensarlo, habrán circunstancias cuando conociendo lo que el público piensa, lo que gusta y compraría hará algunos pequeños sacrificios, escribirá esta frase un poco diferente, dejará fuera aquello. Y no hay nada más destructivo para el arte, tiemblo con sólo pensarlo, cuando una frase debe ser cambiada, cuando hay que omitir algo."












jueves, 27 de abril de 2017

“Martí, el hombre más puro de nuestra raza,” no tuvo sobre su pecho más que una medallita escolar que recibió a sus nueve años. Eso obliga a una gran humildad.”- Josefina García Marruz

Cuba- 28 de abril de 1923










Cine mudo

No es que le falte
el sonido,
es que tiene
el silencio.



Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna...

Cuando el tiempo ya es ido, uno retorna
como a la casa de la infancia, a algunos
días, rostros, sucesos que supieron
recorrer el camino de nuestro corazón.
Vuelven de nuevo los cansados pasos
cada vez más sencillos y más lentos,
al mismo día, el mismo amigo, el mismo
viejo sol. Y queremos contar la maravilla
ciega para los otros, a nuestros ojos clara,
en donde la memoria ha detenido
como un pintor, un gesto de la mano,
una sonrisa, un modo breve de saludar.
Pues poco a poco el mundo se vuelve impenetrable,
los ojos no comprenden, la mano ya no toca
el alimento innombrable, lo real.

Los extraños retratos

Ahora que estamos solos,
infancia mía,
hablemos,

olvidando un momento
los extraños retratos
que nos hicieron.

Hablemos de lo que tú y yo,
por no tener ya nada,
sabemos.

Que esta solitaria noche mía
no ha tenido la gracia
del comienzo,

y entré en la danza oscura de mi estirpe
como un joven tristísimo
en un lienzo.

Mi imagen sucesiva no me habita
sino como un oscuro
remordimiento,

sin poder distinguir siquiera
qué de mi pan o de mi vino
invento.

En el oscuro cuarto en que levanto
la mano con un gesto
polvoriento,

donde no puedo entrar, allí me miras
con tu traje y tu terco
fundamento,

y no sé si me llamas o qué quieres
en este mutuo, extraño
desencuentro.

Y a veces me parece que me pides
para que yo te saque
del silencio,

me buscas en los árboles de oro
y en el perdido parque
del recuerdo,

y a veces me parece que te busco
a tu tranquila fuerza
y tu sombrero,

para que tú me enseñes el camino
de mi perdido nombre
verdadero.

De tu estrella distante, aparecida,
no quiero más la luz tan triste
sino el Cuerpo.

Ahonda en mí. Encuéntrame.
Y que tu pan sea el día
nuestro.


De: amediavoz.com






miércoles, 26 de abril de 2017

Recomendación para los memoriosos: Alicia Gaione en EL NARRATORIO.


CIERRO LOS OJOS…


Quise volver a sentir mi ciudad natal en toda su intensidad y hacia allí me dirigí en tren.
El ruido de la locomotora y las paradas en aquellas viejas estaciones me hacen vibrar de emoción. Experimento la misma sensación que el viaje me provocaba cuando era niña.

Cierro los ojos, ahora rodeada de silencio, y puedo escuchar aquel sonido ronco de los colosos de vapor que parecían resoplar cuando se ponían en marcha, es una sensación extraña porque veo mucho humo, me veo en medio del encanto de aquellas viejas estaciones que aún están en pie...todo combinado con el silbato de la locomotora ---chu-chúuuu...chu-chúuu, el grito en la estación de: ¡Paaaasajeeros al tren!!!  y yo sentada en los vagones de madera y con mi frente apoyada en la ventanilla que no cesaba de trepidar, a la vez que mi cabeza saltaba porque no se podía mantener fija apoyada sobre el vidrio, pero aún así no dejaba de mirar el paisaje que pasaba ante mi vista en forma lenta. Y el tren seguía marchando abriéndose paso con un ruido continuo, chacachá ...chacachá ...chacachá aumentado con el golpeteo de los paragolpes de los vagones entre sí, y el chirriar de los engranajes y el vaivén que se producía dentro del vagón cuando cambiaba de riel.
Pero abro los ojos…. Vuelvo.

El tren llega un poco retrasado a la estación de Santa Lucía, que está cerca del río.  Bajo del tren y voy caminando hacia la ciudad.

Lo primero que veo es el viejo Hotel Biltmore y no lo puedo creer. Está igual que hace cincuenta años, cuando me fui a vivir a Montevideo.
Conserva su blanca fachada en todo su esplendor y algo de su historia me viene a la mente, porque fue el primer hotel turístico que tuvo el Uruguay, construido allá por 1872. Anteriormente se  llamaba Hotel Oriental, hasta que en el año 1920 lo compró la familia Monzeglio y lo bautizó Hotel Biltmore, como se conoce hasta el día de hoy.
Un gran cartel a su entrada subraya mi recuerdo, pero para mi sorpresa me entero de que ya no funciona como hotel (no es redituable) y que las habitaciones se alquilan a personas estables.
Me parece mentira, ya que tuvo épocas de esplendor, cuando era disfrutado por gente adinerada que pasaba allí las vacaciones o simplemente los fines de semana. Muchas personalidades del Uruguay también hicieron uso de sus instalaciones, como Máximo Santos, que entre los años 1885 y 86, desde allí gobernó el país, ocupando por una temporada todas las instalaciones con toda su comitiva.
También se conserva intacta una habitación, la 32, donde Carlos Gardel cantó para la delegación del Club Nacional de Fútbol en el año 1933.
En la actualidad sólo se abre al público el Día del Patrimonio. Realmente, una gran pérdida.

Ante mi insistencia me permiten entrar y recorrerlo con entera libertad. Subo los seis escalones de mármol blanco y entro como si estuviera retrocediendo en el tiempo. Me encamino al enorme salón principal, y percibo que el mobiliario se mantiene intacto. Las lozas inglesas, francesas y alemanas que adornan los antiguos aparadores color caoba me arrojan una mirada cómplice que viaja desde aquellos mediodías que compartí junto a mis padres y hermanos.

Me siento en una de las sillas de antaño y otro torbellino de sensaciones me invade.
Comienzo a sentir el aroma de verduras de aquella sopa pavesa que preparaban muy a menudo y que saboreábamos como un manjar de los dioses. Recuerdo a los mozos trayendo las cazuelas de barro, con los croutons de pan fritos en manteca, sobre los que rompían un huevo, añadían mucho queso rallado y encima vertían el caldo hirviendo.

Me inclino hacia atrás en la silla y comienzo a escuchar, desde el salón contiguo, una audición radial que trasmitían todos los mediodías. Se llamaba “A la caza del gazapo” y consistía en encontrar los errores que se cometían en los periódicos. Cada vez que leían uno, lo aprobaban con el sonido de un tiro de escopeta. Me parece estar oyendo esos sonidos.

Luego recorro el gran patio, con sus canteros y plantas al que dan las habitaciones. Entro en varias, algunas aún conservan las camas con sus respaldares de bronce torneado, roperos de madera con ovalados espejos biselados y arañas con caireles de cristal.

Esta visita, después de tantos años, me llena de emoción y me motiva para seguir recorriendo aquellos lugares que marcaron huellas en mi niñez.

Alicia Gaione
Taller de Novela 
Centro de Formación Humanística PERRAS NEGRAS











EL NARRATORIO <elnarratorioblog@gmail.com>, nuestro agradecimiento.





Canelones, aromando a verde o a sal la memoria de l@s uruguay@s.