viernes, 27 de enero de 2017

Hoy te invito a leer...



El esclavo


Ser el esclavo que perdió su cuerpo
para que lo habiten las palabras.
Llevar por huesos flautas inocentes
que alguien toca de lejos
o tal vez nadie. (Sólo es real el soplo
y la ansiedad por descifrarlo.)

Ser el esclavo cuando todos duermen
y lo hostiga el claror incisivo
de su hermana, la lámpara.
Siempre en terror de estar en vela
frente a los astros
sin que pueda mentir cuando despierten,
aunque diluvie el mundo
y la noche ensombrezca la página.

Ser el esclavo, el paria, el alquimista
de malditos metales
y trasmutar su tedio en ágatas.
en oro el barro humano.
para que no lo arrojen a los perros
al entregar el parte.

Eugenio Montejo



Lo nuestro


Tuyo es el tiempo cuando tu cuerpo pasa
con el temblor del mundo,
el tiempo, no tu cuerpo.
Tu cuerpo estaba aquí, tendido al sol, soñando;
se despertó contigo una mañana
cuando quiso la tierra.

Tuyo es el tacto de las manos, no las manos;
la luz llenándote los ojos, no los ojos;
acaso un árbol, un pájaro que mires,
lo demás es ajeno.
Cuanto la tierra presta aquí se queda,
es de la tierra.

Sólo trajimos el tiempo de estar vivos
entre el relámpago y el viento;
el tiempo en que tu cuerpo gira con el mundo,
el hoy, el grito delante del milagro;
la llama que arde con la vela, no la vela,
la nada de donde todo se suspende
–eso es lo nuestro.


Eugenio Montejo

De: http://amediavoz.com



miércoles, 25 de enero de 2017

“La vida no es una serie de farolas ordenadas simétricamente, sino un halo luminoso, una envoltura semitransparente que nos rodea desde el inicio de nuestra conciencia hasta su final”.- Virginia Woolf


Virginia Woolf- 25 de enero de 1882- Londres


Lunes o martes

Perezosa e indiferente, sacudiendo con facilidad el espacio de sus alas, conocedora de su camino, pasa la garza sobre la iglesia, bajo el cielo. Blanco e indiferente, ensimismado, el cielo cubre y descubre sin cesar, se va y se queda. ¿Un lago? ¡Quítale las orillas! ¿Una montaña? Sí, perfecto, con el oro del sol en las laderas. Cae desde lo alto. Helechos o plumas blancas, siempre, siempre…

Deseando la verdad, esperándola, destilando laboriosamente unas pocas palabras, deseando siempre (se inicia un grito a la izquierda, otro a la derecha; ruedas golpean divergentes; omnibuses se conglomeran en conflicto), deseando siempre (el reloj asevera con doce claras campanadas que es mediodía; la luz vierte escamas de oro; niños se arremolinan), deseando siempre verdad. Roja es la cúpula; de los árboles cuelgan monedas; el humo sale lento de las chimeneas; ladrido, alarido, grito. «Compro metal»… ¿Y la verdad?

Como rayos orientados hacia un punto, pies de hombres, pies de mujeres, negros o con incrustaciones doradas (Esa niebla… ¿Azúcar? No, gracias… La commonwealth del futuro), la luz del fuego salta y deja roja la estancia, salvo las negras figuras y sus ojos brillantes, mientras descargan una camioneta fuera, la señorita Thingummy sorbe té en su mesa escritorio, y las vitrinas protegen abrigos de pieles.

Cacareada, leve cual hoja, rizada en los bordes, pasada por las ruedas, plateada, en casa o fuera de casa, reunida, esparcida, derrochada en diferentes platillos de la balanza, barrida, sumergida, desgarrada, hundida, ensamblada… ¿Y la verdad?

Recordar ahora junto al fuego del hogar la blanca plaza de mármol. De las profundidades de marfil se alzan palabras que vierten su negrura, florecen y penetran. El libro caído; en la llama, en el humo, en las perecederas chispas; o ya viajando, la bandera en la plaza de mármol, minaretes debajo y mares de la India, mientras los espacios azules corren y las estrellas brillan… ¿la verdad?, o bien, ¿satisfacción con su proximidad?

Perezosa e indiferente la garza regresa; el cielo cubre con un velo sus estrellas; las borra luego.

De: CiudadSeva.com






jueves, 19 de enero de 2017

“Los hombres nunca están dispuestos a darlo todo”- Janis Joplin


19 de enero de 1943- Estados Unidos
                                                                                   

PARA JANIS JOPLIN


A cantar dulce y a morirse luego.
no:
a ladrar.

Así como duerme la gitana de Rousseau.
Así cantás, más las lecciones de terror.

Hay que llorar hasta romperse
para crear o decir una pequeña canción,
gritar tanto para cubrir los agujeros de la ausencia
eso hiciste vos, eso yo.
Me pregunto si eso no aumentó el error.

Hiciste bien en morir.
Por eso te hablo,
por eso me confío a una niña monstruo.


Alejandra Pizarnik








lunes, 16 de enero de 2017

“Todo lo que quise fue decir a la gente: Mírense a ustedes mismos y vean qué malas y monótonas son sus vidas. Lo importante es que la gente se dé cuenta de ello, porque entonces seguramente crearán para ellos mismos una vida distinta y mejor…y mientras esa vida diferente no exista, seguiré diciendo a la gente una y otra vez: por favor comprendan que su vida es mala y monótona”-Antón Chéjov

17 de enero de 1860- Rusia




"Amo las limitaciones porque son la causa de la inspiración"- Susan Sontag

16 de enero de 1932 -  Estados Unidos

¿Qué se hace con el saber que las fotografías aportan del sufrimiento lejano? Las personas son a menudo incapaces de asimilar los sufrimientos de quienes tienen cerca. (Hospital, la película de Frederick Wiseman, es un documento arrollador sobre este asunto.) Aunque se les incite a ser voyeurs —y posiblemente resulte satisfactorio saber que Esto no me está ocurriendo a mí, No estoy enfermo, No me estoy muriendo, No estoy atrapado en una guerra— es al parecer normal que las personas eviten pensar en las tribulaciones de los otros, incluso de los otros con quienes sería fácil identificarse. Una ciudadana de Sarajevo, de impecable adhesión al ideal yugoslavo y a la cual conocí poco después de llegar a la ciudad por vez primera en abril de 1993, me dijo: «En octubre de 1991 yo estaba aquí en mi bonito apartamento de la apacible Sarajevo cuando los serbios invadieron Croacia; recuerdo que el noticiario nocturno transmitió unas escenas de la destrucción de Vukovar a unos trescientos kilómetros de aquí y me dije: "¡Qué terrible!", y cambié de canal. Así que cómo puedo indignarme si alguien en Francia, Italia o Alemania ve las matanzas que suceden aquí día tras día en sus noticiarios nocturnos y dice: "¡Qué terrible!", y busca otro programa. Es normal. Es humano». Dondequiera que la gente se sienta segura —de este modo se inculpaba con amargura—, sentirá indiferencia. Pero sin duda una habitante de Sarajevo tendría algún otro motivo para evitar las imágenes de los terribles acontecimientos ocurridos en lo que era en ese entonces, con todo, otra región de su propio país, que los de los extranjeros dándole la espalda a Sarajevo. La negligencia extranjera, para la que era tan comprensiva, también fue consecuencia de un ánimo según el cual nada podía hacerse. Su renuencia a vincularse con estas imágenes premonitorias de una guerra próxima era la expresión del desamparo y el temor. La gente puede retraerse no sólo porque una dieta regular de imágenes violentas la ha vuelto indiferente, sino porque tiene miedo. Como todos han advertido, hay un creciente grado de violencia y sadismo admitidos en la cultura de masas: en las películas, la televisión, las historietas, los juegos de ordenador. Las imágenes que habrían tenido a los espectadores encogidos y apartándose de repugnancia hace cuarenta años, las ven sin pestañear siquiera todos los adolescentes en los multicines. En efecto, la mutilación es más entretenida que sobrecogedora para muchas personas en la mayoría de las culturas modernas. Pero no toda la violencia se mira con el mismo desapego. A efectos irónicos, algunos desastres son mejores temas que otros.
La compasión es una emoción inestable. Necesita traducirse en acciones o se marchita. La pregunta es qué hacer con las emociones que han despertado, con el saber que se ha comunicado. Si sentimos que no hay nada que «nosotros» podamos hacer— pero ¿quién es ese «nosotros»? — y nada que «ellos» puedan hacer tampoco —y ¿quiénes son «ellos»? — entonces comenzamos a sentirnos aburridos, cínicos y apáticos. Y ser conmovido no es necesariamente mejor. El sentimentalismo es del todo compatible, claramente, con la afición por la brutalidad y por cosas aún peores. La pasividad es lo que embota los sentimientos. Los estados que se califican como apatía, anestesia moral o emocional, están plenos de sentimientos: los de la rabia y la frustración. Pero si consideramos qué emociones serían deseables resulta demasiado simple optar por la simpatía. La imaginaria proximidad del sufrimiento infligido a los demás que suministran las imágenes insinúa que hay un vínculo a todas luces falso, entre quienes sufren remotamente —vistos de cerca en la pantalla del televisor— y el espectador privilegiado, lo cual es una más de las mentiras de nuestras verdaderas relaciones con el poder. Siempre que sentimos simpatía, sentimos que no somos cómplices de las causas del sufrimiento. Nuestra simpatía proclama nuestra inocencia, así como nuestra ineficacia.

De: Ante el dolor de los demás

























sábado, 14 de enero de 2017

“Somos libres: libres como las barcas perdidas en el mar”.- John Rodrigo Dos Passos

14 de enero de 1896-  Estados Unidos



I. EMBARCADERO

Tres gaviotas giran sobre las cajas rotas, las cáscaras de naranja, los repollos podridos que flotan entre los tablones astillados de la valla. Las olas verdes espumajean bajo la redonda proa del ferry que, arrastrado por la marea, corta el agua, resbala, atraca lentamente en el embarcadero. Manubrios que dan vueltas con un tintineo de cadenas, compuertas que se levantan, pies que saltan a tierra. Hombres y mujeres entran a empellones en el maloliente túnel de madera, apretujándose y estrujándose como las manzanas al caer del saetín a la prensa.
La enfermera, llevando la cesta en el brazo estirado, como si fuera una silleta, abrió la puerta de una gran sala excesivamente caldeada. En el aire impregnado de olor a alcohol y a yodoformo, ásperos berridos subían en espiral de otras cestas colocadas a lo largo de las paredes verdosas. Al dejar la cesta en el suelo le echó una mirada con los labios fruncidos. El recién nacido se retorció débilmente entre algodones como un hervidero de gusanos.
En el ferry iba un viejo tocando el violín. Tenía una cara de mona, toda torcida de un lado, y seguía el compás con la punta de un zapato de charol resquebrajado. Bud Korpenning, sentado en la barandilla de espaldas al río, le miraba. La brisa le alborotaba el pelo alrededor del borde ajustado de su gorra, y secaba el sudor de su frente. Tenía los pies llenos de ampollas, estaba hecho polvo, pero cuando el ferry se alejó del embarcadero, sintió por todas sus venas un cálido hormigueo.


Primer fragmento de la Novela Manhattan Tranfer de John Dos Passos



viernes, 13 de enero de 2017

Graciela Vargas -querida integrante de PERRAS NEGRAS- multipremiada a nivel internacional también en el 2017.



al igual que tod@s tus compañer@s











EL MURO DEL ESCRITOR
Expresa tus emociones

II CONCURSO DE MICRORRELATOS  "DE HUMOR"

GANADOR: SILVIA CLAUDIA RIVAS

MENCIONES ESPECIALES: ELBA GRACIELA VARGAS RAMOS



II CERTAMEN DE MICRORRRELATOS "AL CALOR DE LA RISA"

El Jurado ha decidido hacer mención especial de los siguientes autores:
ALEXANDRO ARANA ONTIVEROS-México
ELBA GRACIELA VARGAS RAMOS-Uruguay
JOSÉ LUIS CHAPARRO GONZÁLEZ-España
MANUEL ANTONIO POCIELLO HARO-España
SILVIA CLAUDIA RIVAS-Argentina



II CONCURSO CASA DE MUÑECAS MICROPOEMAS "LIBRE.

...///..Elba Graciela VARGAS RAMOS ...///..





CONCURSO DE MICROPOEMAS "DE HUMOR"

LISTADO DE FINALISTAS:
..///… ELBA GRACIELA VARGAS RAMOS .../







 II CONCURSO CASA DE MUÑECAS MICORRELATOS;" LOS NIÑOS TAMBIÉN SUFREN".

...///Elba Graciela VARGAS RAMOS ...///...




SELECCION HAYKUS II CERTAMEN DE HAIKUS “MASAOKA SHIKI”
 FINALISTAS DEL CERTAMEN 9 DE ENERO DE 2017

LISTADO DE FINALISTAS
La lista está ordenada alfabéticamente por nombre.
ELBA GRACIELA   VARGAS RAMOS   Uruguay












Animate a inscribirte.