Morada del Ctro. de Fción. Humanística PERRAS NEGRAS (Uruguay: "País de los Pájaros Pintados")
martes, 28 de octubre de 2014
lunes, 27 de octubre de 2014
“Donde enfría la noche la manzana en flor yo ando” - Sylvia Plath
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27 de octubre de 1932- Estados Unidos |
- ¿Tus poemas ahora tienden a
salir de los libros más que de tu propia vida?
- No, no: No diría eso en
absoluto. Pienso que mis poemas surgen inmediatamente de experiencias
sensoriales y emocionales que tengo, pero debo decir que no puedo simpatizar
con esos gritos del corazón, informados sólo por una aguja o cuchillo, o lo que sea. Creo que uno debería
ser capaz de tener el control y manipular experiencias, incluso las más
terribles, como la locura o el ser torturado, este tipo de experiencias, y uno
debería ser capaz de manipular esas experiencias con un conocimiento y una
mínima inteligencia, pienso que la experiencia personal es muy importante pero
sin duda no debería ser una especie de experiencia narcisista de caja cerrada y
mirarse en el espejo. Creo que debería ser pertinente y relevante a cosas
mayores, cosas más grandes como Hiroshima y Dachau y demás.
- Y entonces, detrás de la
reacción emocional primitiva debe haber una disciplina intelectual.
- Estoy muy convencida: habiendo
sido una académica, después de haber sido tentada por la invitación de quedarme
para convertirme en doctora, profesora, y todo eso, una parte de mí sin duda
respeta todas las disciplinas, siempre y cuando no se atrofien.
Fragmento de la Entrevista
publicada en http://transtierros.blogspot.com
Escayola
¡Nunca me liberaré de esto! Ahora soy dos personas:
ésta, completamente blanca, y la antigua, amarilla,
y la blanca es, sin duda, la más importante.
No necesita alimentos, es, ciertamente, uno de los santos
indudables. Al principio la odiaba, carecía de lógica
propia.
Se pasaba los días en la cama conmigo, igual que un cadáver,
y yo me asustaba, pues su forma era idéntica a la mía,
aunque mucho más blanca, e irrompible, y jamás se quejaba.
Era tan fría que me tuvo despierta una semana.
Yo le echaba la culpa de todo, pero ella jamás respondía.
¡Qué ridícula conducta, yo no la entendía! Pero ella
guardaba silencio. La pegaba, pero no se movía,
pacifista sincera, y entonces me dije que deseaba mi amor:
comenzó a ser más cálida, y vi entonces sus muchas virtudes.
Sin mí no existiría, por eso me mostraba cariño.
Yo le daba alma, florecía de ella cual rosa
florece de un jarrón de porcelana barata,
era yo quien brillaba, no ella con su pulcra blancura,
como había pensado al principio. Yo entonces
la protegía un poco y ella estaba encantada, era claro
que su mente de esclava la regía.
Yo aceptaba su culto y a ella le encantaba.
Matinal, despertábame del sol al reflejo. En su torso
sorprendentemente albo lucía su pulcra
nitidez, y su calma y su dura paciencia:
mimaba mis debilidades como experta enfermera,
poniendo mis huesos en su sitio, para que se curasen.
Y, así, nuestro vínculo se volvió más firme.
Fue dejando de venirme tan justa, empezó a separárseme.
Yo notaba sus críticas a pesar de mí misma,
como si mis costumbres la ofendiesen de alguna manera.
Dejaba pasar las corrientes y volvióse distraída y lejana.
Y la piel me escocía y se me iba pedazo a pedazo
sólo porque ella me cuidaba con tanto desvío.
Vi por fin el misterio: se creía inmortal.
Quería dejarme, se pensaba superior a mí en todo.
¡Y yo que la tenía a oscuras, apilando rencores,
malgastando sus días al servicio de un semicadáver!
En secreto empezó a desearme la muerte. Y entonces
podría cubrirme la boca y los ojos, del todo cubrirme,
y llevar mi rostro pintado como funda de momia
con la faz faraónica, aunque fuera de barro y de agua.
Y yo no podía arrojarla de mí, se apoyaba
en mí tanto tiempo que me estaba volviendo inmóvil,
habiendo olvidado la manera de andar o sentarme,
por eso cuidaba yo mucho de nunca ofenderla
o jactarme imprudente de mi cierta venganza.
Esta convivencia era igual que vivir con mi tumba:
yo dependía de ella, aunque muy contra mi voluntad.
Solía pensar que podríamos vivir muy bien juntas,
tan unidas estábamos que pudieran pensarnos casadas.
Pero ahora comprendo que no compatíamos, que ella
sería una santa y yo fea e hirsuta, más tarde o temprano
tales diferencias caerían inanes, pues yo recobraba mi
fuerza
y un día podría vivir sin su apoyo y entonces
su cáscara huera y muriente lloraría mi ausencia.
De: amediavoz.com
domingo, 26 de octubre de 2014
..." soy un abrojo, y muero, mar, sucumbo en mi pobreza..." - Alfonsina Storni
viernes, 24 de octubre de 2014
"La belleza gruñe en la fértil penumbra” - Denise Levertov
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24 de octubre de 1923- Inglaterra |
LA SALA
Con un espejo
podría ver el cielo.
Con dos o tres, bien situados,
podría ver el sol
inclinándose ante las chimeneas de la noche.
La salida de la luna -la luna misma podría aparecer
en un cuarto espejo, alto,
cerca de la ventana abierta.
Con suficientes espejos adentro
0 incluso afuera de la sala, con una viga
para sostenerlos, las montañas
y los mares podrían manifestarse.
Entiendo perfectamente
que demasiado seguido podría toparme
con mis ojos -tengo en cuenta
el peligro-
Si los espejos
son bastante grandes, y se disponen
con bravura, puedo mirar
más allá de mi propia mirada.
Con un espejo
¿cuántas estrellas podría ver?
No quiero escaparme, solamente mirar
la celebración de los ritos.
SALMO ACERCA DEL
CASTILLO
Déjame estar en el lugar del castillo.
Deja que el castillo esté en mí.
Deja que se alce sólido desde el círculo del foso.
Deja que las aguas del foso reflejen el plumaje verde de los
patos, que los caparazones de las tortugas acuáticas rompan la superficie o se
vean a través de las profundidades ondulantes.
Deja que a su vera se detengan los jinetes, y un perro
siempre alerta a la orilla del sueño.
Deja que esté oscuro el espacio bajo el primer piso, que el
agua lama los pilares de piedra, y el limo verde vivo destelle sobre ellos;
deja que allí se guarde un bote.
Deja que las cariátides del segundo piso sean osos
sostenidos por rayos que sean dragones.
Deja que seamos cuatro arqueros sobre el parapeto del salón
central, oteando los cuatro horizontes. Y que, adentro, el príncipe esté en su
hogar. Deja que se siente pensativo, en paz, con todas las ventanas abiertas a
las logias.
Deja que arriba se siente la joven reina, al fresco, con su
hijo en brazos; deja que mire con gozo el gran círculo, las sombras de los
peregrinos, el trabajo del sol y el juego del viento. Déjala ir y venir. Deja
que las columnas sostengan al techo, y que los pisos sostengan a las columnas,
seamos el espacio oscuro bajo el piso más bajo, deja que el castillo se alce
sólido desde el foso, deja que el foso sea un círculo y el agua piélago, deja
que los guardias lo guarden, seamos tierra vasta a su alrededor, deja que el
campo donde se emplaza esté dentro de mí, déjame estar donde esté.
De: http://deniselevertov.blogspot.com
“Maravilloso nido del vértigo, ¡tu boca! Dos pétalos de rosa abrochando un abismo”... Delmira Agustini
EL CISNE
. . .Pupila azul de mi parque
Es el sensitivo espejo
De un lago claro, muy claro!...
Tan claro que á veces creo
Que en su cristalina página
Se imprime mi pensamiento.
.
. . .Flor del aire, flor del agua,
Alma del lago es un cisne
Con dos pupilas humanas,
Grave y gentil como un príncipe;
Alas lirio, remos rosa...
Pico en fuego, cuello triste
Y orgulloso, y la blancura
Y la suavidad de un cisne...
.
. . .El ave cándida y grave
Tiene un maléfico encanto;
-Clavel vestido de lirio,
Trasciende á llama y milagro!...
Sus alas blancas me turban
Como dos cálidos brazos;
. . .Ningunos labios ardieron
Como su pico en mis manos;
Ninguna testa ha caído
Tan lánguida en mi regazo;
Ninguna carne tan viva,
He padecido ó gozado:
Viborean en sus venas
Filtros dos veces humanos!
.
. . .Del rubí de la lujuria
Su testa está coronada;
Y va arrastrando el deseo
En una cauda rosada...
.
. . .Agua le doy en mis manos
Y el parece beber fuego;
Y yo parezco ofrecerle
Todo el vaso de mi cuerpo...
.
. . .Y vive tanto en mis sueños,
Y ahonda tanto en mi carne,
Que á veces pienso si el cisne
Con sus dos alas fugaces,
Sus raros ojos humanos
Y el rojo pico quemante,
Es solo un cisne en mi lago
O és en mi vida un amante...
.
. . .Al margen del lago claro
Yo le interrogo en silencio...
Y el silencio es una rosa
Sobre su pico de fuego...
Pero en su carne me habla
Y yo en mi carne le entiendo.
- A veces ¡toda! soy alma;
Y a veces ¡toda! soy cuerpo .-
Hunde el pico en mi regazo
Y se queda como muerto...
Y en la cristalina página,
En el sensitivo espejo
Del lago que algunas veces
Refleja mi pensamiento,
El cisne asusta de rojo,
Y yo de blanca doy miedo !
De: http://www.damisela.com
jueves, 16 de octubre de 2014
“El amor nunca tiene razones. Y la falta de amor tampoco. Todo son milagros.”- Eugene O´Neill
... ¡Apresúrate! Últimamente,
gracias a ti, no tardo mucho en preparar el desayuno. Esta mañana sólo tenemos
pan, manteca y café: y ni siquiera tendrías eso si yo no me estropeara los
dedos cosiendo. El pan está duro. Supongo que te gustará. Tú no te mereces nada
mejor, pero no veo por qué he de sufrir yo. (Yendo hacia la cocina de gas) El
café dentro de un momento, y no esperes que te lo sirva.
(Repentinamente, con violenta
ira) ¿Qué diablos estás haciendo ahora? (Va hacia la puerta y atisba) Bueno,
por lo menos estás casi vestido. Creí que te habías metido en la cama de nuevo.
Eso sería muy propio de ti. ¡Qué aspecto horrible tienes esta mañana!
¡Aféitate, por amor de Dios! ¡Estás repulsivo! Pareces un vagabundo. Por algo
nadie quiere darte empleo. No los culpo… Tu aspecto no es ni aun medianamente
decente. (Va hacia la cocina de gas) Aquí hay mucha agua caliente. No tienes la
menor excusa. (Toma un tazón y vierte en él un poco de agua de la cafetera)
Toma.
(Él tiende la mano en procura del
tazón. Se ve una mano sensible, de finos dedos, que tiembla, y parte del agua
se derrama sobre el piso.)
(La señora Rowland, con tono
insultante) ¡Mira cómo te tiembla la mano! Más vale que abandones la bebida. No
puedes soportarla. Los hombres como tú son los mejores candidatos al delirium
tremens. ¡Eso sería la gota que hace desbordar el vaso! (Mirando el piso) Mira cómo has dejado el piso… hay colillas y
cenizas en toda la habitación. ¿Por qué no los tiraste sobre el plato? No, no
serías lo bastante considerado para hacerlo. Nunca piensas en mí. Tú no tienes
que barrer la habitación, y eso es todo lo que te importa.
(Toma la escoba y empieza a
barrer malignamente, levantando una nube de polvo. De las habitaciones
interiores llega el rumor de una navaja de afeitar que afilan)
(Barriendo) ¡Apresúrate! Ya debe
ser casi hora de que me vaya. Si llegara tarde, me expondría a perder mi empleo
y entonces ya no te podría seguir manteniendo. (Y al ocurrírsele algo más,
agrega sarcásticamente) Y entonces, tendrías que trabajar o hacer alguna cosa
horrible de esa especie. (Barriendo debajo de la mesa.) Lo que quiero saber es
si buscarás hoy trabajo o no. Sabes que tu familia no nos seguirá ayudando.
También ellos ya están hartos de ti. (Después de barrer en silencio durante
unos instantes) Estoy cansada de toda esta vida. Ganas me dan de irme a casa,
pero soy demasiado orgullosa para permitir que te sepan un fracasado… a ti, el
hijo único del millonario Rowland, el egresado de Harvard, el poeta, el hombre
notable del pueblo… ¡Bah! (Con amargura) No serían muchas las que me
envidiarían mi hombre notable si supieran la verdad. Me gustaría saber una
cosa… ¿Qué ha sido nuestro matrimonio? Aun antes de que tu padre millonario
muriera debiéndole dinero a todo el mundo, nunca derrochaste un solo minuto a
tu esposa. Supongo que, a tu entender, yo debía darme por satisfecha con tu
honorable actitud al casarte conmigo… después de haberme puesto en
dificultades. Yo te avergonzaba ante tus refinados amigos porque mi padre sólo
es un almacenero, eso es lo cierto. Por lo menos es un hombre honrado, y tú no
podrías decir lo mismo del tuyo. (Sigue barriendo enérgicamente hacia la
puerta. Se apoya sobre su escoba por un momento)
Suponías que todos creerían que
te habías visto obligado a casarte conmigo y te compadecerían… ¿verdad? No
vacilaste mucho para decirme que me querías y para hacerme creer en tus
mentiras antes de que sucediera aquello… ¿no es cierto? Me hiciste suponer que
no querías que tu padre me sobornara, como trató de hacerlo. Pero ya sé a qué atenerme.
Por algo he vivido tanto tiempo contigo. (Sombríamente) Es una suerte que
nuestro pobre hijo naciera muerto, después de todo… ¡Qué padre hubieras sido...
De: Antes del Desayuno
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16 de octubre de 1888- Estados Unidos Dramaturgo |
miércoles, 15 de octubre de 2014
martes, 14 de octubre de 2014
“Que mi mente se pasee hambrienta por ahí, intrépida, sedienta y flexible”. E.E. Cummings
Llevo tu Corazón en
mi Corazón
Llevo tu corazón conmigo,
lo llevo en mi corazón.
Nunca estoy sin él
donde quiera que voy, vas tú
amor mío,
y lo que sea que yo haga
es tu obra.
No temo al destino,
ya que tú eres mi destino.
No quiero ningún mundo,
porque tú eres mi mundo, mi certeza.
Y eso es lo que eres tú.
lo que sea que una luna
siempre pretendió,
lo que sea que un sol quiera ser.
Este es el secreto más profundo
que nadie conoce.
Esta es la raíz de la raíz,
el brote del brote,
el cielo del cielo
de un árbol llamado vida,
que crece más alto
de lo que el alma puede esperar
o la mente ocultar.
Es la maravilla que mantiene
a las estrellas separadas.
Llevo tu corazón.
Lo llevo en mi corazón.
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14 de octubre de 1894- Estados Unidos Escritor, pintor. |
sábado, 11 de octubre de 2014
Aleksis Kivi en el Día de la Literatura Finlandesa
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10 de octubre de 1834- Finlandia Tardíamente reconocido como el Padre de la Literatura en finés |
Un domingo por la tarde, en pleno
verano, mientras el sol declina en el aire en calma y sobre el bosque quieto,
se sienta a solas con su hijo en el banco, junto a la mesa. Eero ha ido a dar
una vuelta por sus prados y sus campos, y toda la servidumbre está en la aldea.
Una absoluta paz reina en la naturaleza y en la amplia sala de la granja, cuyo
piso alfombrado de fresco ramaje sonríe en su bordado de fronda. Todo es paz y
silencio. De vez en cuando llegan de la colina poblada de abedules los dulces
sones de los cencerros del ganado. La mujer, sentada en la banqueta, habla con
su niñito, quien, tendido en sus rodillas, parece una aurora radiante. «Dime,
chiquitín», dice ella hablando y cantando, «dime, chiquitín, ¿cómo has
encontrado el camino de tu casa?» «He venido por la ruta de Turku, he retozado
por los senderos de Háme». «¿Pero en qué has reconocido tu casa, pequeñín?» «En
el perro que ladra bajo la puerta, la he reconocido en el pozo dorado del patio
y he visto también los caballos de los pastores eclesiásticos ante el henil y
en el pajar un tonel de cerveza.» «¿Y en qué has conocido a tu querida mamá, en
qué a tu papá?» «Mamá sacaba agua de malta junto a las llamas del fuego, sacaba
y cantaba, cantaba con voz clara, llevaba anudado al cuello un pañuelo de lana,
un pañuelo como la nieve y la bóveda del cielo.» «¿En qué has conocido a papá?»
«Tallaba un mango de hacha, tallaba junto a la ventana dorada.» «¿De manera que
has encontrado el camino, has reconocido tu casa, has reconocido en la sala a
tu madre y a tu padre? ¿Pero dónde está papá, a dónde ha ido, piensa en
nosotros? Seguramente piensa en nosotros, y si él no piensa en ti, yo no te
olvidaré nunca jamás, ni en la misma muerte, aurora y crepúsculo de mi alma, mi
gozo y mi dulce tristeza. ¿Y por qué eres tú mi tristeza? ¡Ah! Este mundo es
pérfido y turbulento y muchos navegantes se han hundido en las simas eternas de
sus mares. Dime, hijo mío, hierbecita mía, ¿no te gustaría navegar hacia el
puerto de la paz mientras todavía ondea en toda su pureza el estandarte blanco
de tu infancia?
De: Siete hermanos
“Los siete hermanos” fue novela muy atacada por los
partidarios de la escuela clásica, y Kivi se fue al norte, creyendo que había
fracasado. Uno de sus hermanos lo recogió y murió en esa casa de madera,
similar a aquella en la que nació. Fue el 31 de diciembre de 1872, o sea a los
38 años. Bastó que muriera para que empezara a considerársele la aurora de la
literatura finlandesa.
Hyalmar Blixen
Diario "Lea" - Montevideo
4 de febrero de 1990
De: EspacioLatino.com
viernes, 10 de octubre de 2014
"La cultura, fundamento y fin último de la política"- Léopold Sédar Senghor
Canto de primavera
Para una muchacha negra de talón rosa
I
¡Cantos de aves se elevan diáfanos en el cielo primitivo,
El aroma verde de la hierba asciende, Abril!
Escucho el aliento de la aurora conmovida, las nubes blancas
de mis cortinas.
Escucho el canto del sol sobre mis postigos melodiosos.
Siento como un aliento el recuerdo de Naët sobre mi nuca
desnuda
amotinándose.
Mi sangre, a mi pesar cómplice, murmura en mis venas
Eres tú, amiga mía — ¡Oh! escucha la respiración ya cálida
en el abril de
otro continente.
¡Oh! escucha cómo se deslizan escarchadas de azul las alas
de las golondrinas
migratorias.
Escucha el aleteo blanco y negro de las cigüeñas en el
extremo de sus
velos desplegados.
Escucha el mensaje de la primavera de otra época,
de otro
continente.
Escucha el mensaje del África lejana y el canto de tu
sangre
Escucho la sabia de abril en tus venas cantar.
II
Tú me has dicho:
—Escucha amigo mío, lejano y sordo, el gruñido precoz
del ciclón como un
fuego rodante de maleza.
Y mi sangre grita de angustia en el abandono de mi cabeza
demasiado pesada y
entregada a las corrientes eléctricas.
¡Oh, allá la tormenta súbita, es el incendio de las costas
blancas de la
blanca paz del África mía.
Y en la noche donde truenan los grandes desgarrones de
metal.
Escucha más cerca de nosotros, sobre trescientos kilómetros,
los aullidos de
los chacales sin luna y los maullidos
felinos de las
balas.
Escucha el rugido breve de los cañones y los barritos de
los paquidermos de
cien toneladas.
¿Es aún el África esta costa móvil, este orden de batalla,
esta línea larga y
recta, esta línea de acero y de
fuego?...
Mas escucha al huracán de las águilas-fortalezas, los
escuadrones aéreos
tirando a las artillerías
Y fulminando a las capitales en un instante de relámpago.
Y las pesadas locomotoras saltando por debajo de las
catedrales.
Y las soberbias ciudades arden, en llamas más amarillas
que la hierba de
la maleza en época de estío.
Y he aquí que las altas torres, orgullo de los hombres,
caen como los
gigantes de los bosques con un ruido de
demolición.
Y he aquí que los edificios de cemento y acero se funden
como se derrite la
cera a los pies de Dios.
Y la sangre de mis hermanos blancos hierve por las calles,
más roja que el
Nilo — ¿abajo qué cólera de Dios?
Y la sangre de mis hermanos negros, los Tirailleur
senegaleses, de la
que cada gota derramada es una
punta de fuego en
mi flanco.
¡Primavera trágica! ¡Primavera de sangre! ¿Es este tu
mensaje,
África?...
¡Oh! amigo mío — ¡Oh! ¿cómo escucharé tu voz?
Como ver tu rostro negro tan dulce a mi mejilla morena a
mi alegría morena.
¿Cuándo tendré que taparme ojos y oídos?
III
Yo te he dicho:
—Escucha el silencio bajo las cóleras llameantes de la
tormenta.
La voz del África rasgando el suelo bajo la rabia de los
cañones de largo
alcance
La voz de tu corazón, de tu sangre, escúchala bajo el
delirio
que encabezan tus
gritos.
¿Tiene acaso la culpa si Dios le ha pedido las primicias
de sus cosechas,
Las más bellas espigas y los más bellos cuerpos, elegidos
pacientemente
entre mil pueblos?
¿Tiene acaso la culpa si Dios hace de sus hijos las varas
que castigarán la
soberbia de las naciones?
Escucha su voz azul en el aire limpio de odio, mira al
sacrificador
verter las libaciones al pie del túmulo.
Ella proclama la gran emoción que hace temblar los cuerpos
con el aliento
cálido de abril.
Ella proclama la espera amorosa de la renovación en la
fiebre de esta
primavera.
La vida que hace dar vagidos a dos niños recién nacidos
al borde de una
tumba hueca.
Ella dice: tu beso es más fuerte que el odio y la muerte.
Veo en el fondo de tus ojos turbados la luz ostentosa del
verano.
Respiro entre tus colinas la embriaguez dulce de las
cosechas.
¡Ah, este rocío de luz en las aletas estremecidas de tu
nariz!
Y tu boca es como una yema que se hincha al sol,
Y como una rosa color del vino añejo que se dilata al canto
de tus labios.
Escucha el mensaje, amiga sombría de talón rosa.
Escucho tu corazón de ámbar que germina en el silencio
y la primavera.
París, abril de 1944
De: http://www.materialdelectura.unam.mx
![]() |
Creación de Frank Morrison. |
![]() |
9 de octubre de 1906- Senegal, África Escritor, político, Presidente de Senegal. |
jueves, 9 de octubre de 2014
«Todo es una transición, un puente. Y toda nuestra esperanza está al otro lado»- Ivo Andric
![]() |
9 de octubre de 1892, Bosnia-Herzegovina Escritor, Doctor en Filosofía. |
Sarajevo, 1946
Aquí, como en Belgrado, veo en las calles un número
importante de mujeres jóvenes cuyo cabello está encaneciendo
o ya se ha vuelto gris.
Sus rostros atormentados son aún jóvenes y las formas de sus
cuerpos
revelan aún más claramente su juventud.
Me parece apreciar en las cabezas de estos seres frágiles
la huella de la última guerra…
No puedo conservar esta escena para el futuro,
pues muy pronto esas cabezas serán aún más blancas y
desaparecerán.
Es de lamentar, pues nada podría explicar más claramente a
las generaciones futuras los tiempos que nos ha tocado vivir que estas jóvenes
cabezas encanecidas,
privadas ya de la despreocupación de la juventud.
Que al menos estas breves palabras sirvan para perpetuar su
recuerdo.”
De: http://lunazul.ucaldas.edu.co
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