Morada del Ctro. de Fción. Humanística PERRAS NEGRAS (Uruguay: "País de los Pájaros Pintados")
domingo, 8 de octubre de 2017
jueves, 5 de octubre de 2017
sábado, 30 de septiembre de 2017
“Soy un modesto, modestísimo, obrero del pensamiento, que acopio y ordeno materiales para que otros que vengan detrás de mí sepan aprovecharlos. La obra humana es colectiva; nada que no sea colectivo es ni sólido ni durable”- Miguel de Unamuno
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29 de setiembre de 1864- España |
viernes, 29 de septiembre de 2017
“Los abismos atraen. Yo vivo a la orilla de tu alma”- Juan José Arreola
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21 de setiembre de 1918- Méjico |
La hiena
Animal de pocas palabras. La
descripción de la hiena debe hacerse rápidamente y casi como al pasar: triple
juego de aullidos, olores repelentes y manchas sombrías. La punta de plata se
resiste, y fija a duras penas la cabeza de mastín rollizo, las reminiscencias
de cerdo y de tigre envilecido, la línea en declive del cuerpo escurridizo,
musculoso y rebajado.
Un momento. Hay que tomar también
algunas huellas esenciales del criminal: la hiena ataca en montonera a las
bestias solitarias, siempre en despoblado y con el hocico repleto de colmillos.
Su ladrido espasmódico es modelo ejemplar de la carcajada nocturna que
trastorna al manicomio. Depravada y golosa, ama el fuerte sabor de las carnes
pasadas, y para asegurarse el triunfo en las lides amorosas, lleva un bolsillo
de almizcle corrompido entre las piernas.
Antes de abandonar a este cerbero
abominable del reino feroz, al necrófilo entusiasmado y cobarde, debemos hacer
una aclaración necesaria: la hiena tiene admiradores y su apostolado no ha sido
vano. Es tal vez el animal que más prosélitos ha logrado entre los hombres.
De: https://bibliotecaignoria.blogspot.com.uy
domingo, 24 de septiembre de 2017
Contigo, venerado Maestro, hoy hemos muerto, demasiado, todas y todos.
Foto de trovador
Probablemente, cuando su amigo
le sacó esta instantánea,
el trovador pensaba en inscripciones
de lápidas hebreas,
cisnes, bueyes perdidos.
Sentado en una silla,
lee un libro no determinado;
el cuerpo levemente en arco,
lentes de carey grueso, el pelo
corto (período de vacas flacas)
el buzo y pantalón -acaso- grises
(en el gris dominante de la toma).
La imagen, es imagen solitaria.
¿Leía en su retiro, esperando mejores
tiempos de la canción y de la alondra?
¿Leía en realidad? ¿O meditaba
el tono de aquel verso, aquel acorde,
en Alicia despojada de toda maravilla,
la relación filosa del tiempo y su trabajo,
esa segunda realidad que duele?
La delgada figura adolescente
(mano con cigarrillo)
absorta
es un detalle del friso. El friso
que no ves, porque eres parte
del mismo.
Fragmentaria
como toda aprehensión
de este terrible huevo.
De "Fotos"
1986
En: http://www.poesiaspoemas.com
domingo, 17 de septiembre de 2017
“Y la escritura sea de palabras lentas y rápidas, pronta a morder, tranquilas en la espera, insomnes”- William Carlos William
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17 de setiembre de 1883 |
EL VIENTO SUBE
La tierra
se ve arrasada
Los árboles
las puntas del tulipán
brillantes
se ladean y
se vuelcan –
Suelto, flota
tu amor
¡Vuela!
Dios mío, qué es
un poeta – si
es que lo hay
hombre
cuyas palabras
mordisquean
el camino
a casa – que es real
en forma
de movimiento
En cada punta de una rama
nueva
sobre el torturado
cuerpo del pensamiento
que aprieta
la tierra
está el camino
hacia la última
punta de la hoja
Hubo un muchacho que de tanto barrer hojas en las calles de Praga, se convirtió en “el árbol más alto del bosque checo” de las Letras. Se llamaba Vladimir Holan.
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16 de setiembre de 1905 |
Cuando llueve en domingo y tú estás solo
Cuando llueve en domingo y tú estás solo,
completamente solo,
abierto a todo, pero no llega ni el ladrón
y no llama a la puerta ni el borracho ni el enemigo;
cuando llueve en domingo mientras tú estás abandonado
y no comprendes cómo vivir sin cuerpo
y cómo no vivir puesto que tienes cuerpo;
cuando llueve en domingo y, solo, no eres más que tú,
¡no esperes ni hablar contigo mismo!
Entonces el ángel es el único que sabe
lo que hay encima de él,
entonces el diablo es el único que sabe
lo que hay debajo de él.
El libro sostenido, el poema al caer...
La gruta de las palabras
No entra impunemente el joven con su luz en la gruta de las
palabras.
Audaz, presiente apenas donde se encuentra.
Joven, aunque ha sufrido, no sabe lo que es el dolor.
Sabio antes de tiempo, se escapa sin haber entrado
Y alega, como excusa, la inmadurez de su edad.
¡La gruta de las
palabras!
Sólo el verdadero poeta, y por su cuenta y riesgo,
Pierde, delirando en ella, las alas
y con ellas, la manera de someterlas, de nuevo, a la
gravedad
y no menoscabar esa fuerza que atrae hacia la tierra.
¡La gruta de las palabras!
Sólo el verdadero poeta regresa con su silencio
Para encontrar, ya viejo, a un niño que llora
Abandonado por el mundo en su umbral.
De: La Gruta de las palabras
En: bibliotecadepoesiacontemporanea.webnode.es
muro
¿Por qué te pesa el año,
por qué así se rezaga?
Durante quince años hablé
al muro
y al muro solo arrastro aquí
desde mi infierno
para que él
os lo diga todo…
En: https://sites.google.com
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Si te interesa conocer la relevancia de esta casa en su producción artística, consulta la biografía en esta misma página. |
“Sin el amor no se puede nada.
Ni siquiera morir se puede
sin el amor".
|
martes, 12 de septiembre de 2017
“Serás amado el día en que puedas mostrar tu debilidad sin que el otro se sirva de esto para afirmar su fuerza.” ― Cesare Pavese
Manía de soledad
Ceno cualquier cosa junto a la clara ventana.
El cuarto tiene ya la oscuridad del cielo.
Al salir, las calles tranquilas conducen,
en pocos pasos, al campo abierto.
Como y miro el cielo —quién sabe cuántas mujeres
están comiendo a estas horas—; mi cuerpo está tranquilo;
el trabajo y la mujer aturden mi cuerpo.
Afuera, después de la cena, las estrellas vendrán a tocar
la tierra en su extensa llanura. Las estrellas están vivas
pero no valen lo que estas cerezas que como a solas.
Miro el cielo, pero sé que entre los tejados mohosos
ya brilla alguna luz y que abajo hay rumores.
Un gran sorbo y mi cuerpo saborea la vida
de las plantas y los ríos, sintiéndose apartado de todo.
Basta un poco de silencio para que todo se detenga
en su lugar real, como ahora mi cuerpo.
Toda cosa se aísla frente a mis sentidos
que la aceptan sin corromperse: un murmullo de silencio.
Puedo saberlo todo en la oscuridad,
como sé que la sangre corre por mis venas.
La llanura es un gran correr de aguas entre las hierbas,
una cena de todas las cosas. Todas las plantas y las piedras
viven inmóviles. Oigo a mis alimentos nutrirme las venas
de todas las cosas que viven sobre esta llanura.
No importa la noche. El cuadrado del cielo
me susurra todos los fragores y una estrella pequeña
se debate en el vacío, lejana de los alimentos,
de las casas, distinta. No se basta a sí misma,
necesita demasiadas compañeras. Aquí, en la oscuridad,
solo,
mi cuerpo está tranquilo y se siente señor.
De: http://www.materialdelectura.unam.mx
sábado, 9 de septiembre de 2017
domingo, 3 de septiembre de 2017
“En suma, desde pequeño, mi relación con las palabras, con la escritura, no se diferencia de mi relación con el mundo en general. Yo parezco haber nacido para no aceptar las cosas tal como me son dadas”.- Julio Cortázar
Capítulo 7
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de
tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu
boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y
recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y
te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad
elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no
busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que
mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más
de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y
nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se
miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente,
mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando
en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un
silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente
la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena
de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos
mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber
simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva
y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna
en el agua.
De: Rayuela
En: http://www.literaberinto.com
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26 de agosto de 1914 |
miércoles, 30 de agosto de 2017
martes, 29 de agosto de 2017
jueves, 24 de agosto de 2017
“Cada poema un pájaro que huye del sitio señalado por la plaga”. - Álvaro Mutis
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25 de agosto de 1923- Colombia
Acusado de fraude por la Standart Oil, la Esso colombiana,
Mutis fue recluido 15 meses
en la celda 52 de la crujía I del Penal de
Lecumberri.
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“Conozco México mejor porque estuve en Lecumberri” - Álvaro
Mutis
Por: Elena Poniatowska
Si no hubieras estado en el
Palacio Negro de Lecumberri, ¿habrías escrito siete novelas?
–Bueno, no sólo no habría escrito
las siete novelas, sino ninguna otra cosa. En la cárcel tú llegas al final de
la cuerda; todo lo que sucede en la cárcel es verdad absoluta. Ahí no tienes
lugar especial, ni por tu posición social, ni por tu condición de escritor;
pierdes todos tus privilegios, y eso es muy sano… Estás frente a la nada, no
sabes qué va a ser de ti. Y para quien viene de un país extranjero, la única
manera de conocer a fondo un país es una experiencia como ésa. Yo no me quejo
para nada, aunque desde luego que no hubiera querido tener nunca esa vivencia.
–¿Antes de entrar a Lecumberri
qué habías escrito?
–Había publicado Los elementos
del desastre, Reseña de los hospitales de ultramar, La balanza y tenía mucho
poema suelto que no había reunido. Pero es a partir de que empiezo a escribir
La nieve del almirante –publicada en 1986– cuando se empezó a destilar, a
reproducirse, una cantidad de material que se fue convirtiendo en las otras
seis novelas. Me di cuenta de que esas novelas las podía hacer porque había
vivido la experiencia de Lecumberri. Después de Lecumberri, también salieron
publicados ocho libros de poesía: Los trabajos perdidos, Los emisarios, Crónica
regia y alabanza del reino, Un homenaje, Siete nocturnos… Nunca quise volver a
escribir sobre la experiencia de la cárcel, porque sentía que iba a mentir; tú
sabes que la experiencia real, a medida que va pasando el tiempo, uno la va
transfigurando (tuve la tentación de decir enriqueciendo, pero puede ser
también empobreciendo). Jamás he vuelto a tocar el tema. Eso sí, puede que en
algunas de las novelas haya un mundo de picaresca o que en el carácter, en la
sicología o en la conducta de Maqroll, El Gaviero, haya material de alguien que
ha conocido el submundo del hampa.
“Cuando encuentras un hombre que
ha cometido varios homicidios brutales, conversas con él y te cuenta de sus
hijos, tiene contigo detalles de afecto, se te abren los ojos del alma y te das
cuenta de que estás con una persona que es como tú. Esa lección no hay con qué
pagarla. No te digo que te haga mejor o que te haga más feliz, pero sí te
enriquece. Una cosa que yo aprendí a partir de Lecumberri es que ningún hombre
tiene el derecho de juzgar a nadie. Finalmente, todas las leyes, todos los
códigos, todos los decretos, todos los reglamentos acaban siendo de una gran
injusticia. Mira, te voy a contar una anécdota: estaba yo un día en una tienda
departamental, aquí en México, y de pronto se me acerca un policía y me dice:
‘¡Quihubo, mi Mayor!’ Era un compañero mío de la crujía H, cuando yo fui
‘Mayor’ de la crujía. Era una fiera, listo como no te imaginas. Su especialidad
era el robo en casas, (esos ladrones se llaman ‘zorreros’). Y le dije: ‘¿Y tú
qué haces aquí?’ Me dijo: ‘Pues aquí trabajando’, ‘¿Cómo entraste?’ ‘Pues ahí
con unos papeles, ya sabe usté”. Pensé yo: ‘Este hombre fue juzgado por robo y
ahora el es el que atrapa al que roba’”.
–Y cuando te sucedió lo de
Lecumberri, ¿tú pensaste en algún momento en que era irrevocable?
–Sí. Me cayó la justicia encima,
me cambió la ley. Me sentí acorralado, cercado, pero pocas semanas después me
fui dando cuenta, a medida que recibía cartas y visitas que no estaba solo.
Soledad
En mitad de la selva, en la más oscura noche de los grandes
árboles, rodeado del húmedo silencio esparcido por las vastas hojas del banano
silvestre, conoció el Gaviero el miedo de sus miserias más secretas, el pavor
de un gran vacío que le acechaba tras sus años llenos de historias y de
paisajes. Toda la noche permaneció el Gaviero en dolorosa vigilia, esperando,
temiendo el derrumbe de su ser, su naufragio en las girantes aguas de la
demencia. De estas amargas horas de insomnio le quedó al Gaviero una secreta
herida de la que manaba en ocasiones la tenue linfa de un miedo secreto e
innombrable. La algarabía de las cacatúas que cruzaban en bandadas la rosada
extensión del alba, lo devolvió al mundo de sus semejantes y tornó a poner en
sus manos las usuales herramientas del hombre. Ni el amor, ni la desdicha, ni
la esperanza, ni la ira volvieron a ser los mismos para él después de su
aterradora vigilia en la mojada y nocturna soledad de la selva.
De: Biblioteca Digital Ciudad Seva
miércoles, 23 de agosto de 2017
"Hay solo dos cosas con las que uno se puede acostar: una persona y un libro."- Ray Bradbury
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22 de agosto de 1920- Estados Unidos |
-¿Qué le pasa? -le pregunté.
El hombre me respondió desabotonándose lentamente el cuello
apretado. Cerró los ojos, y con movimientos muy lentos se abrió la camisa.
Luego, con la punta de los dedos, se tocó la piel.
-Es curioso -dijo con los ojos todavía cerrados-. No se las
siente, pero están ahí. No dejo de pensar que algún día miraré y ya no estarán. Camino
al sol durante horas, en los días más calurosos, cocinándome y esperando que el sudor las
borre, que el sol las queme; pero llega la noche, y están todavía ahí.
El hombre ilustrado volvió hacia mí la cabeza, mostrándome
el pecho.
-¿Están todavía ahí? -me preguntó.
Durante unos instantes no respiré.
-Si -dije-, están todavía ahí.
Las ilustraciones.
-Me cierro la camisa a causa de los niños -dijo el hombre
abriendo los ojos-. Me siguen por el campo. Todo el mundo quiere ver las imágenes, y sin
embargo nadie quiere verlas.
El hombre se sacó la camisa y la apretó entre las manos.
Tenía el pecho cubierto de ilustraciones, desde el anillo azul, tatuado alrededor del
cuello, hasta la línea de la cintura.
-Y así en todas partes -me dijo adivinándome el
pensamiento-. Estoy totalmente tatuado. Mire.
Abrió la mano. En la mano se veía una rosa recién cortada,
con unas gotas de agua cristalina entre los suaves pétalos rojizos. Extendí la mano
para tocarla, pero era sólo una ilustración.
De: El Hombre ilustrado
domingo, 20 de agosto de 2017
Un hombre especial: Juan Gutiérrez. Éste es un momento crucial para escucharlo.
Juan Gutiérrez estudió filosofía
en Hamburgo y participó muy directamente en los movimientos estudiantiles
alemanes. Fue director durante años del centro de paz Guernica Gogoratuz
("recordando Guernica") y asesor entre 2004 y 2011 de la Asociación
11M Afectados por Terrorismo. De 1990 a 2000 actuó en una mediación informal de
alto nivel en el conflicto vasco. Desde 2011 coordina en Medialab-Prado un
proyecto de Memoria y Paz y actualmente es presidente de la Asociación de
ámbito internacional Hebras de Paz Viva.
En http://www.eldiario.es tendrán la oportunidad de leer el Artículo <Juan Gutiérrez: "El poder de la violencia es un mito,
la paz de vida es más fuerte">.
Nuestro agradecimiento a Travesías - Denise Najmanovich info@denisenajmanovich.com.ar y a su Newsletter Nº 72 por este valiosísimo aporte.
Denise Najmanovich es una de las más serias estudiosas de la
poliédrica situación humana en la contemporaneidad. Un privilegio sentir,
pensar y actuar con y a raíz de su extensa e intensa “mirada”.
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