Escritora y activista por los derechos de las mujeres, de los obreros, de las personas negras, de los privados de libertad. |
Todo poder cae a impulsos del mal
que ha hecho. Cada falta que ha cometido se convierte, tarde o temprano, en un
ariete que contribuye a derribarlo.
La injusticia, siempre mala, es
horrible ejercida contra un desdichado.
No es tan culpable el que
desconoce un deber como el que lo acepta y lo pisa.
El amor es para el niño como el
sol para las flores; no le basta pan: necesita caricias para ser bueno y ser
fuerte.
¿Los pobres serían lo que son, si
nosotros fuéramos lo que debiéramos ser?
La educación de las mujeres hasta
aquí podría llamarse, sin mucha violencia: Arte de perder el tiempo.
Proteger el trabajo es proteger
la virtud, consolar dolores, arrancar víctimas al crimen y a la muerte.
La ley económica es inflexible y
despide al obrero.
“Desde chiquito era muy curioso,
y me preguntaba quién era Concepción Arenal, que daba el nombre a una calle muy
importante de Montevideo, y descubrí que era una mujer admirable, gallega, que
a mediados del siglo XIX asistió a la Facultad de Derecho disfrazada de hombre,
porque estaba prohibido para mujeres, así como a las tertulias nocturnas de
Madrid. Realizó una carrera brillantísima como criminóloga, pero siempre como
una intrusa en el mundo de los machos, tanto que cuando la asociación más
prestigiosa de criminología del mundo la nombra delegada de honor en España, el
certificado no es a nombre de 'miss' o 'mrs' Concepción Arenal, sino a nombre
de 'sir' Concepción Arenal. Creo que estas cosas es bueno saber que ocurrieron
para entender que el ascenso de los derechos femeninos al primer plano del
mundo de hoy viene de un largo camino anterior, que fue difícil”.
Eduardo Galeano
De: Entrevista “''Mi manera de
mirar el universo es por el ojo de la cerradura''
En: http://elprogreso.galiciae.com/
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