29 de abril de 1863 - Egipto Poeta y periodista. |
Ventanas
En estos cuartos
oscuros,
donde paso mis días
oprimido,
de un lado a otro
me muevo
buscando las
ventanas.
Cuando se abra una,
tendré un consuelo.
Mas las ventanas no
existen,
o no puedo
encontrarlas.
Acaso es preferible
no encontrarlas.
Quizá la luz sea
una distinta tiranía;
quién sabe cuantas
cosas nuevas revelará…
1911
Los caballos de Aquiles
Cuando vieron a
Patroclo muerto,
tan fuerte, joven y
gallardo,
prorrumpieron en
llanto los caballos de Aquiles.
Su naturaleza
inmortal se conmovió
al ver la obra de
la muerte;
movieron las
cabezas, agitaron las crines en el aire
y golpearon la
tierra con sus patas.
Lloraban a Patroclo
al darse cuenta que estaba sin vida,
su carne inerte,
su alma perdida,
sin aliento, salida a la gran nada.
Zeus vio las
lágrimas de los inmortales caballos
y se entristeció:
“No debí actuar impulsivamente
en la boda de
Peleo. No debí regalarlos.
Tristes caballos.
¿Qué tenían que
hacer allá,
entre los
desdichados humanos, juguetes del destino?
Ustedes, para
quienes no existe la muerte ni la vejez,
si algún problema
humano los alcanza
caerán también en
la desdicha.”
Sin embargo, los
caballos continúan llorando
por el interminable
desastre que es la muerte.
1911
Hedonismo
El gozo y la
esencia de mi vida
es el recuerdo de
las horas en que encontré
y retuve el placer
como quise.
El gozo y la
esencia de mi vida
fue así, para mí
que rehusé todo el
sabor de los amores de rutina
1917
Recuerda,
cuerpo
Recuerda, cuerpo, cuánto te amaron;
no sólo las camas que tuviste,
sino también los deseos que brillaron abiertamente
en los ojos que te vieron;
las voces temblorosas, que algún obstáculo frustró.
Ahora que todos están en el pasado,
parece como si en realidad te hubieras
entregado a esos deseos.
Cómo deslumbraban.
Recuerda los ojos que te vieron,
las voces que temblaron por ti.
Recuerda, cuerpo.
no sólo las camas que tuviste,
sino también los deseos que brillaron abiertamente
en los ojos que te vieron;
las voces temblorosas, que algún obstáculo frustró.
Ahora que todos están en el pasado,
parece como si en realidad te hubieras
entregado a esos deseos.
Cómo deslumbraban.
Recuerda los ojos que te vieron,
las voces que temblaron por ti.
Recuerda, cuerpo.
1918
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