miércoles, 8 de enero de 2014

“El ruiseñor se niega a anidar en la jaula, para que la esclavitud no sea el destino de su cría” - Khalil Gibrán



Gibrán Jalil Gibrán
Poeta, novelista, ensayista, pintor.
6 de enero de 1883 - Líbano


La estatua


Cierta vez, entre las colinas, vivía un hombre poseedor de una estatua cincelada por un anciano maestro. Descansaba contra la puerta cara al suelo. Y él nunca le prestaba atención.

Un día pasó frente a su casa un hombre de la ciudad, un hombre de ciencia. Y, advirtiendo la estatua, le preguntó al dueño si la vendería.

-¿Quién desea comprar esa horrible y sucia estatua? -respondió el dueño, riéndose.

-Te daré esta pieza de plata por ella -dijo el hombre de la ciudad.

El otro quedó atónito, pero complacido.

La estatua fue trasladada a la ciudad sobre el lomo de un elefante. Y luego de varias lunas el hombre de las colinas visitó la ciudad y, mientras caminaba por las calles, vio a una multitud ante un negocio, y a un hombre que a voz en cuello gritaba:

-Acérquense y contemplen la más hermosa, la más maravillosa estatua del mundo entero. Solamente dos piezas de plata para admirar la más extraordinaria obra maestra.

Al instante, el hombre de las colinas pagó dos piezas de plata y entró en el negocio para ver la estatua que él mismo había vendido por una sola pieza de ese mismo metal.


Sobre la arena


Dijo un hombre a otro:

-Con la marea alta, hace mucho tiempo, escribí con mi cayado unas líneas en la arena. Y la gente aún se detiene para leerlas y cuida mucho de que no se borren.

Y el otro hombre dijo:

-Yo también escribí unas líneas en la arena, pero lo hice durante la marea baja. Y las olas del inmenso mar las borraron y breve fue su vida. Pero dime; ¿qué fue lo que tú escribiste?

Y el primer hombre respondió:

-Escribí: Soy lo que soy. ¿Y tú, qué escribiste?

Y el otro hombre dijo:

-Escribí esto: Soy sólo una gota de este mar inmenso.









La relación entre tú y yo es
lo más hermoso que me ha sucedido en la vida,
Es la cosa más maravillosa que yo haya conocido en cualquier vida.
Es eterna".

“El Diario de Mary Haskell”, Septiembre 11, 1922



10 de marzo de 1912
Mary, mi adorada Mary, ¿cómo puedes pensar que me estás dando más sufrimiento que alegrías? Nadie sabe bien cuál es la frontera entre el dolor y el placer: muchas veces pienso que es imposible separarlos. Tú me das tanta alegría que llega a doler, y me causas tanto dolor que llego a sonreír.



20 de Junio de 1914
 Yo te amo. Mi deseo es mayor que tu deseo hacia mí.
Cada vez que te encuentro tu presencia llena todo el espacio que me rodea.Yo te amo y sé que el contacto físico tiene su momento.
Después, este momento desaparece.

No quiero que nada de lo que sea muy importante entre nosotros termine por desaparecer, porque no sabemos qué puede suceder después de eso. Nuestra relación ya es suficientemente fuerte, pero no sé a dónde pueden llevar los límites que se le imponen al amor.
A pesar de todo, me entrego en tus manos. Un hombre solamente puede entregarse en las manos de alguien cuando el amor es tan grande que el resultado de esta entrega es libertad total.

Yo te amo con todo lo que existe en mí. La punta de mis cabellos, el borde de mis uñas, todo está repleto de este amor que te tengo, Mary.



10 de Septiembre de 1920
Para vivir es necesario coraje.
Tanto la semilla intacta como la que rompe su cáscara tienen las mismas propiedades. Sin embargo, sólo la que rompe su cáscara es capaz de lanzarse a la aventura de la vida.
Esta aventura requiere una única osadía: descubrir que no se puede vivir a través de la experiencia de los otros, y estar dispuesto a entregarse. No se puede tener los ojos de uno, los oídos de otro, para saber de antemano lo que va a ocurrir; cada existencia es diferente de la otra.
No importa lo que me espera, yo deseo estar con el corazón abierto para recibir. Que yo no tenga miedo de poner mi brazo en el hombro de alguien, hasta que me lo corten. Que yo no tema hacer algo que nadie hizo antes. Déjenme ser tonto hoy, porque la tontería es todo lo que tengo para dar esta mañana; me pueden reprender por eso, pero no tiene importancia. Mañana, quién sabe, yo seré menos tonto.
Cuando dos personas se encuentran, deben ser como dos lirios acuáticos que se abren de lado a lado, cada una mostrando su corazón dorado, y reflejando el lago, las nubes y los cielos. No logro entender por qué un encuentro genera siempre lo contrario de esto: Corazones cerrados y temor a los sufrimientos.
Cada vez que estamos juntos, conversamos durante cuatro, seis horas seguidas. Si pretendemos pasar juntos todo este tiempo, es importante no tratar de esconder nada, y mantener los pétalos bien abiertos.

He de reconocer que desconocía el gran papel jugado por la norteamericana Mary Haskell en la vida y en la obra del gran libanés Kahlil Gibrán (1883-1931). Ella, directora de una escuela para niñas en Boston, se ocupó de la práctica totalidad de los gastos del poeta desde que lo conoció a los treinta años, manteniendo con él una relación de naturaleza platónica durante la mayor parte de su vida.
Gibrán había llegado con su madre a los Estados Unidos a los doce años. Su mamá y dos hermanos murieron al poco tiempo de distintas enfermedades. Su hermana Mariana se ocupó de cuidarlo, mantenerlo y velar por  él, mientras él pintaba, estudiaba y escribía. Sus versos, escritos en árabe, se hicieron populares. A los veintiún años conoce a Mary, de treinta, quien lo envía a estudiar a París. A su regreso, se compromete con ella pero nunca llegaron a casarse. En 1911 decide irse a Nueva York, donde Mary le alquila un apartamento. La separación inspira sus cartas de amor, palabras que quedaron en el papel, pues no hay evidencia de que alguna vez hayan tenido relaciones íntimas. Aparentemente, él nunca quiso. Y ella se conformó, como escribió en su diario, con que la gente “supiera que él me amaba porque era el más grande honor que tuve y quería que me lo reconocieran”.
Cuando decide escribir en inglés, ella se convierte en su correctora. “Él siempre daba todas las grandes ideas y a veces yo simplemente encontraba las frases”. ¿Cuánto hay de Mary en los libros en inglés de Gibrán? Nunca lo sabremos pero todos y cada uno de los libros en inglés de Kahlil Gibrán, incluyendo la traducción de “El Profeta”, fueron corregidos por Mary Haskell.
Gibrán tenía cuarenta y ocho años cuando es encontrado, gravemente enfermo, en su habitación. Muere al otro día. A pesar de que en ese momento tiene una relación con su secretaria, Bárbara Young, deja el manejo de su colección de arte (pinturas y escritos) a Mary, quien en ese momento está casada con Jacob Florance Minis. De ahí en adelante, Mary dedicará su vida a divulgar su obra, en la que, más allá de El profeta (1923), cabría destacar sus censurados Espíritus rebeldes (1903), El loco nieztschiano, o Jesús el Hijo del hombre (1928).

Carlos Morales

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