Por alguna razón, un mal día, Anita Pepe no pudo abandonar ese desierto.
¿Un viento irrefrenable, el ardiente sol, los médanos caprichosos,...?
Pero su flor está intacta entre nosotros.
Es una flor especial: conversa, lee, escribe aromas desconocidas y se ríe hasta el temblor con Gómez de la Serna...
Gracias, Anita; tus compañeros/as de Pasiones Literarias seguimos cuidando tu mejor primavera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario