Dulce Chacón 6 de junio de 1954 |
-¿Cómo surge La
voz dormida? ¿Es un poso de Cielos
de barro, algo que le quedó y que tenía que decir?
-No, yo
empecé esta novela antes que Cielos
de barro. Lo que ocurre es que Cielos se me atravesó y tuve que dejar esta.
La voz dormida surge de una necesidad personal de hace mucho tiempo, de conocer
la historia de España que no me contaron, aquella que fue censurada y
silenciada. Para mí, era importante conocer la historia reciente de nuestro
país, me movió un deseo y un impulso de saber más. He estado documentándome e
investigando durante cuatro años para poder escribir la novela. He consultado
con historiadores, he leído muchos libros y, sobre todo, he recogido muchos
testimonios orales. Esto fue lo que me motivó a centrar la historia en las
mujeres, porque creo que son las protagonistas de la Historia que nunca se
contó. Esa es la voz silenciada, la figura en la sombra. La historia con
minúscula es la que me ha servido para darle carne a los personajes e
incorporar a cada uno de ellos una historia real.
-Todas
las historias que aparecen en la novela ¿son reales?
-Prácticamente
todas las historias están documentadas en hechos reales, no es que sean reales
en sí. Hortensia, por ejemplo, una mujer condenada a muerte que esperan que
nazca su hijo para fusilarla, no existió y es, por tanto, ficticia. Pero ha
habido muchos casos parecidos y en ellos me he basado.
-¿Qué
diferencia La voz dormida con sus obras anteriores?
-Lo que
he hecho ha sido ficcionalizar la realidad, he cogido pedazos de realidad y los
he incorporado a la novela. La línea argumental de la novela es ficticia, pero
el tiempo en el que se desarrolla es real. Las penurias están documentadas en
hechos reales. He construido una verdad a medias sobre el hecho de una verdad
completamente auténtica. Es la primera vez que mezclo ficción y realidad.
-¿Qué
diferencias ha encontrado entre lo que le contaron de pequeña sobre la guerra y
lo que ha descubierto después?
-Hay una
fundamental: la mayor parte de la información que tenemos los españoles ha sido
la historia que nos han contado los vencedores de la guerra civil. Los
vencedores ocultaron gran parte de la historia que no interesaba que se
supiera. Esa parte oculta y en sombras es la que intentamos recuperar muchos, a
través de las novelas, del cine, de los documentales. Hay en España, una
inquietud por adentrarnos en esa época. Hay que darle a la memoria el lugar que
debe ocupar.
-¿Produce
resquemor hablar de la guerra civil con la gente?
-Yo
pienso que sí hay un conflicto. Hablar todavía del conflicto es revivirlo, y
existe ese resquemor quizá porque se ha hablado poco de él. Es necesario hablar
más y contar más, para que la voz sea un instrumento de reconciliación y no un
arma arrojadiza contra el otro. La reconciliación real todavía no ha llegado,
porque aún no se ha producido esa conversación. Hemos oído la versión de los
vencedores, ahora tenemos que oír a los vencidos
-¿Hay
ira en esa gente que salió derrotada?
-Yo
recuerdo una mujer que habló conmigo, que se llama Pepita y es la que me
inspira la protagonista de la historia...
.....
-He leído en algún sitio que usted dijo que la guerra civil no acabó con
el bando franquista del 39, sino con la muerte del franquismo. Pero ahora acaba
de decir que aún no ha terminado.
-No, yo no he dicho
que acabara con la muerte de Franco. La guerra civil acabó para unos en el 39,
y para otros quizá no haya acabado, porque hay mucha gente que todavía no ha
podido contar su historia. El silencio está enquistado de tal manera que está
hecho callo, y es muy difícil sanar ese silencio. El conflicto acabó, por
supuesto, en el 39, pero la exterminación física de los republicanos y de los
rojos era la política de “tierra quemada” del franquismo. Durante muchísimos
años se estuvo fusilando a gente diariamente. Y luego, cuando ya habían
conseguido lo que querían, se siguió reprimiendo a los familiares de los
presos.
-Sí, es como esa anécdota que cuenta en la
novela, en la que un personaje muere en abril del 76 poco antes de que la
policía se presente a buscarlo, como todos los años, para evitar que se
manifestara en el primero de mayo, y les dice su mujer: "pasen y
llevénselo".
-Claro, eso es.
Porque la libertad era una libertad vigilada, incluso los que no habían sufrido
penas de cárcel, estaban vigilados. El horror debió haber acabado al finalizar
la guerra, y no fue así. El silencio debía haber acabado cuando murió Franco y
no acabó. Se hicieron los Pactos de la Transición, que obligaban a cambiar
armonía por silencio. Cuando ya han pasado 25 años de la transición, mucha
gente dice "bueno, y ahora para qué contar esta historia", a mí eso
me lo han dicho. Ese "para qué" forma parte del silencio. El
conflicto acabará cuando se pueda hablar libremente de él. No es ira ni
revancha, sino un deseo legítimo de recuperar una memoria olvidada y
secuestrada. Hay muchísimo que contar. Yo he hablado con gente que no había
hablado de esto con nadie, gente que me pide que cierre la ventana para poder
hablar, porque teme que sus vecinos la escuchen o que la señalen con el dedo.
Eso significa que no se ha hablado todo lo que se debía haber hablado.
-¿Cómo ve el papel de la mujer hoy día?
-La mujer perdió
dos veces. Perdió la guerra civil y perdió los derechos civiles que había
logrado durante la República. En el primer caso, perdieron las mujeres
republicanas, en el segundo, las dos, tanto republicanas como nacionales,
porque fueron relegadas al ámbito doméstico. Hubo un organismo oficial que se
llamaba la Sección Femenina, y que ensañaba a la mujer a ser ama de casa,
descanso del guerrero y ángel del hogar. Esto lo explica muy bien Mary Nash en
un libro que se titula Rojas. Esa pérdida la hemos arrastrado hasta hoy. La
mujer tiene que mostrar su valía doblemente en cualquier campo, porque nuestra
sociedad, la sociedad española, sigue siendo muy machista.
Fragmentos de Entrevista a Dulce Chacón
extraídos de Revista Espéculo
© Santiago Velázquez Jordán 2002
Espéculo. Revista de estudios literarios.
Universidad Complutense de Madrid
El URL de este documento es
http://www.ucm.es/info/especulo/numero22/dchacon.html
La novela, cuya lectura recomendamos fervorosamente, fue transferida a lenguaje cinematográfico después del fallecimiento de la autora. |
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