domingo, 14 de abril de 2013

Tristeza

   Nadie la ve.
   Pero está.
   Anillada.
   Simula enhiesto mi talle.

   Nadie la oye.
   Apenas si quiero saber que respira.
   Pero respira. Profundo.
   Túneles como branquias mis oídos.

   Para que la conozcan
   se ha subido (¡ asoma¡)
   a mis ojos.
   Y se lanza al espacio.

   Abiertas sus alas.
   Sólo de noche.
   Es mi tristeza.

 Carbonilla

Antonio Cánova (1757-1822)

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