Carta a los Reyes Magos
Montevideo, 5 de enero de 2013.
Queridos Reyes
Magos:
Debo,
primero, pedirles disculpas porque hace muchas décadas que no les escribo.
Además tengo que preguntarles si hay edad límite para dirigirse a ustedes. De
todas formas seguiré estas líneas para explicarles porqué lo hago. Si no les
gusta o ven que les hago perder demasiado tiempo, dejen de leerla y ¡a la
basura!
Dicen que después
de cierta edad se vuelve a la niñez y este puede ser mi caso. Pero quiero
molestarlos con un pedido, quizás, fuera de lo común.
No se trata de algo que necesito o quiero para
mí o para mis seres queridos, sino de cosas que deseo y les pido
encarecidamente que NO LE LLEVEN a los niños del mundo.
Aquí, en nuestro
pequeño país, la violencia no tiene límites, ha enlutado, incluso recientemente,
a deportes como el básquetbol.
La drogadicción
parece imparable.
Ya sé que estarán pensando que ustedes no
pueden hacer nada. Esperen.
En estos últimos días he visto, reiteradamente,
una propaganda de un vino; a un humorista español y por dos veces, una
entrevista a un excelente psicólogo.
En todas ellas se hablaba de las conductas de
la juventud (y también de los mayores) pero que en general provienen de la
permisividad de sus padres. El no saber poner límites.
De ahí devienen
jóvenes, que ante cualquier tropiezo se ven frustrados, luego agresivos y
potenciales drogadictos.
En mis tiempos esos límites eran muy
estrictos, ahora no los hay.
La tecnología es un avance indiscutible y
necesario, pero unos muchachos tirados en sillones todo el día, con sus
aparatos electrónicos, juegos, chateos y whatsapp, terminan alienados.
Mi pedido es pues, que si los padres permitieron las
cartitas de sus hijos con pedidos
desmedidos, ustedes no los cumplan, cámbienlos
por algo menos peligroso, que fomente la paz y no la desunión familiar.
Como dice el
comercial del vino (que no falte):
Que haya menos coffee
Break y más charlas de café, menos
combos y más asados, menos joystick y más truco, menos contactos y más amigos
de carne y hueso, y
abrazos
y besos verdaderos.
Queridos Reyes
Magos,
si llegaron a leerla hasta el final:
¡Gracias por vuestra
colaboración!
Un sincero abrazo
njg 05/01/13
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