Cuba
Se trata de
abrir los ojos, de poder ver más allá de esa miseria, de poder ver más allá de
esa pobreza, de esas voces pidiendo jabones y libertad, se trata de encontrar
el sentido a estas necesidades y a estos dolores. Sufre la gente sin su
libertad y sufre la gente porque sabe pensar, porque les han dado las herramientas
para pensar por sí solos, para razonar, para elegir, para ser libres, pero de mente y corazones, no del cuerpo, que
ese tiene que quedarse en Cuba.
“Tenemos
que reconocer que la educación y la salud son logros de la
Revolución
pero las personas también tienen otras necesidades, como conocer el mundo” dijo
Alexis.
Pero a
cambio tienen derecho a pensar y eso no pasa en nuestro pueblo, cada vez más
gente es semianalfabeta y tiene la libertad del cuerpo pero no del alma… y
entonces también hay necesidades. Sufre la gente sin su libertad y sufre la
gente sin darse cuenta que no sabe pensar. Pero miran la tele y bailan sueños
ajenos y creen ser felices.
Tenemos que
reconocer que la educación y la distancia entre la salud pública y privada son
las grandes fallas de nuestra sociedad, y además tampoco tenemos libertad.
Porque sin la posibilidad de pensar uno se hunde en la parodia de la pantalla
televisiva o en las vidrieras del consumismo o se hunde detrás de las rejas
reales o ficticias o definitivamente detrás del silencio. Sin la posibilidad de
pensar uno no puede decir, no puede elegir; sin las herramientas para
fortalecer el alma y la cabeza uno se queda en la penumbra, a la sombra de los
que eligen o creen elegir, a la sombra de los que a veces pensamos que estamos
eligiendo… la educación, los libros, la
lectura, la enseñanza, las palabras, los decires son los que nos hacen libres!
Libres de pensamiento y de alma y también libres para expresarnos, para no
callarnos, que esa también es una
libertad tan necesaria…
Pero en
aquellos pensantes caribeños había muchos callados.
Hasta se
podía percibir en sus miradas el atragantamiento de decires que no decían,
algunos por tristeza, otros por respeto, otros decían algo entre dientes como
arrepintiéndose inmediatamente de lo dicho
y estaban aquellos pocos que se animaban a decir, a pensar en voz alta,
a preguntarse un poco o preguntarnos sobre sus vidas atoradas en la isla.
Y sienten
tristeza por saber y no poder, y sienten dolores por haber creído y necesitar
seguir creyendo y se sienten heridos y defraudados porque eso de las igualdades
ya no les cierra mucho, viven con dos monedas, la de los ricos y la de los
pobres, viven con barrios pobres y barrios disfrazados de extranjeros que ellos
saben que son los ricos de su pueblo, y yo he visto la calle de extranjeros y
sus mansiones y sus banderas plantadas en sus patios… y ellos saben y dicen que
saben que ya no volverán a sentarse los políticos en la mesa de los
trabajadores como se sentaba aquel argentino revolucionario amante de las
igualdades… ellos saben que ya no… y les da tristeza, les da añoranza, les
duele haber creído, les duele hablar de esto a los callados, más que el
encierro les duele y más que el hambre…
También vi
las calles del pueblo y sus carnavales, y si uno no mirara la profundidad de
sus ojos hasta parecerían felices, bailando eternamente y escondiendo sus
hambres detrás de esas sonrisas blancas, escondiendo el alma sabia detrás de esos
carnavales.
En medio de
esa pobreza, todos pueden sonreír, más aún si somos de la tierra de su fiel
comandante, todos pueden bailar y todos pueden hablar más de un idioma, todos,
hasta el señor flaquito que estira la mano pidiendo una limosna…
Todos pueden
curar sus heridas en sus hospitales, hablo de las heridas del cuerpo y no de
las otras, que esas deben guardarse en la memoria, todos pueden dar a luz a sus hijos y todos reciben en forma
gratuita sus remedios aunque hoy son escasos los recursos materiales como casi
todo en la isla…
Valoran ser
cuidados y educados, valoran la revolución y su intento, lo valoran y lo añoran
y creen que el Che no lo hubiera permitido…
Eso de que
les mientan con aquello de la justicia social… les duele más que el hambre y más
que los encierros y más que los yanquis; les duele que ellos, aquellos
revolucionarios, que aún guardan haciéndose los distraídos en su alma, aquellos
héroes ávidos de justicia social y de reconstrucción
de derechos y de identidades, deseosos de independencia de aquella potencia
mundial económica, deseosos de libertad, de un pueblo sabio y sano, deseosos de
otros valores lejanos al devastador consumismo, promulgadores de las igualdades
y de los libros, de las palabras que permiten pensar y ser libres, que no
hallan podido mantenerse al margen del consumismo que arrasa con el mundo
entero… les duele en lo más profundo de sus almas y en las tristezas de sus
miradas que aquellos idealistas no hayan podido…
(A mí
también me duele, quise abrir los ojos y ver más allá pero se me llenaron de lágrimas…)
Lilia 06-02-2013
(Referencia viaje a Cuba en Agosto 2012)
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