domingo, 27 de enero de 2013

" Si se debiera juzgar del valor de los sentimientos por su intensidad, ninguno tan rico como el miedo.... pues es el que mejor defiende la vida..." Horacio Quiroga (El galpón)

ADRIANA RAMILO


         Siendo una niña, leí por primera vez un cuento de Horacio Quiroga, “El almohadón de plumas” y recuerdo que el relato me impresionó mucho. Más adelante, leyendo otros cuentos del mismo autor, me llamó la atención la constante de la tragedia, el horror, la enfermedad y el sufrimiento de los seres humanos, siempre presentes en la vida de sus personajes. Esto me llevó a pensar que en su vida, Quiroga habría sufrido algún acontecimiento que lo había marcado. Leí su biografía y comprendí que varias habían sido sus tragedias vitales; imaginé que su obra literaria debió servirle como canal para expresar su dolor y su sentir.
         Son admirables las personas que logran dibujar su mundo interior a través de  palabras plasmadas en un papel. Tienen la valentía de compartir ese mundo con todo aquel que lo quiera conocer; corren el riesgo de ser invadidos, cuestionados o interpretados, cuando sólo deberían ser aceptados o rechazados. Horacio Quiroga es un ejemplo a seguir, supo volcar en el papel toda su pasión por la vida y su resignación ante la muerte, con la que convivió inevitablemente.
         Siempre tuve el sueño de escribir, pero el miedo a exponer mi interior lo detenía. Ahora me lo he propuesto como un proyecto y lo desarrollo participando en el taller literario, donde tengo mucho para aprender.  La idea es poder sumergirme en el mundo fascinante de la literatura, navegarlo con libertad y seguridad e intentar transmitir algo de lo que siento. Este es un primer pequeño paso, espero que lo disfruten y agradezco que me permitan, a través de estos cuentos, entrar en su imaginación.

                                         Adriana Ramilo







Fobia
  

         Vas por la vereda tranquilamente y ¡zas!, lo ves sentado en la puerta de su casa o dando vueltas por la vereda, olfateando aquí y allá, levantando la pata, parece que no te ve…pero no te habrá visto o se hace el distraído, te vas a arriesgar, vas a seguir caminando por esta vereda o mejor cruzás, el corazón ya se te subió a la garganta y ese escalofrío que te hace transpirar…te va a olfatear, ellos se dan cuenta cuando tenés miedo, eso te dicen todos los adultos, te olfatean y sienten tu olor a miedo y vos te acordás de eso y te da más miedo y decidís que es mejor dar la vuelta y seguir por otra calle, total igual vas a llegar al almacén donde te mandó mamá, si tenés suerte por la otra calle no te encontrás con ninguno. Ahora ya no vas tan tranquila, tenés que ir atenta, escuchar bien de dónde vienen los ladridos, porque hasta los que están adentro de los jardines son peligrosos, vos sabés que son peligrosos, sobre todo si se escapan, ahí salen derecho a morder y los dueños te dicen: no hace nada, es buenísimo, nunca mordió a nadie y es verdad  que nunca mordió a nadie, hasta que te muerde y vos sabés porque te pasó…y te pasa cada vez que te cruzás con uno y lo ves pasar a tu lado, gigante y largo y la dueña que te abraza y te pregunta si te hizo algo y vos que no, nada…y no terminás de decir cuando sentís sus mandíbulas enormes apretando tu piernita flaca y la dueña que lo cincha del cuello y nada, que no suelta y le pega y le grita y nada, no sale de tu pierna y vos que no sentís nada, no te duele, no llorás, no decís nada, y la dueña que se va y te deja ahí con esa enorme cabeza prendida a tu pierna y vos mirás con el rabillo del ojo y no alcanzás a ver el final del cuerpo porque tu cabeza no gira y es tan largo, es tan grande…y la ves volver con la escoba en la mano y a pegarle para que te suelte, escobazos en la cabeza para que te suelte y vos que no sabés cuánto tiempo durará esto…te gusta el jardín, es tan lindo, tiene rosas plantadas y un césped muy verde…la dueña te lleva caminando a la cocina y ahí te deja y sale corriendo…estás parada sobre un charco de sangre...¿ A qué te había mandado tu madre a la casa de la vecina? Ya no está en tu pierna… ¿Cuándo se decidió a soltarte? No te duele nada, estás parada sola junto a la pared… hoy seguro no vas a la escuela.



  

Una noche cálida


         Es una noche cálida de enero, una de esas noches en las que cuesta conciliar el sueño.
         Me acosté, no porque quiera dormir, sino porque quiero estar a solas conmigo, y quiero poder pensar, tengo que pensar, qué hacer, cómo salir de esto. Cada vez que hablo de separarnos es un drama insoportable, llora y no puede creer que ya no lo quiero, dice que tiene que haber otro, no puede ser que no lo quiera o me dice que yo estoy mal, que me tiene que pasar algo en la cabeza, y qué van a decir los nenes, y cómo se lo vamos a decir, los vamos a hacer sufrir. Yo le explico pero no me escucha, no me cree cuando le digo que me grita y que me insulta, y no sólo a mí, a los nenes también. Yo creo que no se da cuenta, porque se transforma, se convierte en otra persona; es cierto que es un buen padre, que no les deja faltar nada, también es un buen marido, comparte las tareas, es un buen compañero, pero cuando se enoja…ya no es él, le sale un demonio de adentro y no escucha nada, sólo gritos y más gritos. Yo también empecé a gritar, porque me tiene que oír, llevo años soportando su maltrato y ya no me puedo callar. Pero me tengo que ir, a dónde ir, qué hacer, tengo que pensar. Lo he visto siguiéndome a escondidas, siento que me vigila, que me controla, él sabe que me voy a ir, él no me quiere dejar.
         Oigo la llave en la puerta, está llegando, es temprano para estar acostada, pero no lo quiero ver. El corazón me golpea el pecho, se agita la respiración, no va a creer que estoy dormida, va a saber que estoy fingiendo, no quiero que me toque, sólo quiero dormir, descansar, olvidar, quiero dejar de pensar. Sus manos me acarician, recorren mi cuerpo que se entumece, sólo late el corazón descontroladamente, llegan a mi cuello y lo aprisionan, no tengo fuerzas para quitarlas, de pronto me invade el sueño y una suave calma, un profundo silencio me acompaña, ya no pienso, ya no temo, ya me pude ir...




Con toda la fuerza


         ¡Pah! qué nudo tengo en la panza y las piernas cómo pesan no sé que es peor lo que tiemblan o lo que pesan me tiembla todo pero creo que mis compañeros no se dan cuenta me palmean la espalda vos podés vos sabés movela como sabés me revuelven el pelo me río si me río… qué largo es este túnel me río pero de nervios claro que sé si no hago otra cosa desde que me acuerdo tenía cuatro años cuando entré de abejita corríamos todos juntos para un lado y para el otro y Pepe cómo gritaba y gritaba todo el tiempo pero algo aprendimos…qué griterío todos gritan todos te dicen lo que tenés que hacer pasala pasala no tuya hacela vos qué comilón por qué no la pasaste si te sale bien sos un héroe si no se acuerdan de toda tu familia yo no escucho nada ya me acostumbré es sólo un murmullo fuerte que ensordece pero no escucho nada el pasto está divino parece una alfombra mullida ya siento mis piernas como siempre cada músculo me pide que corra se me llena el pecho con todo el aire del campo y ahora hay que demostrar como dice el viejo pero hoy me toca banco de entrada espero que no por mucho tiempo porque estoy acá pero estoy ahí corriendo con todos mis compañeros me canso más de estar acá sentado que corriendo ahí… qué pase se mandaron saquen eso córtenlo bien ahí ese Nacho es una roca no se le pasa uno avisale que te llevan te llevan cómo se la soplaron y el Roni haciendo vista qué taponazo metieron suerte que estaba el palo…ya se pasó todo el primero más vale que me pongan alguien tiene que meterla adentro y yo me tengo fe están mirando pa´l banco sí a mí no a quién ah a todos todos a correr a calentar denle que se va el tiempo me ponés o no me ponés dele hablar y hablar esta es la parte que no me gusta trabajo y trabajo toda la semana hago las cosas bien hago todo lo que me dicen me cuido como bien muchos tallarines que me hace la vieja porque me dan energía no salgo bueno a veces salgo no todo lo que yo quisiera porque tengo mucha energía y me da pa´ todo y a las minitas les decís que jugás al fútbol y pan comido no saben nada pero enseguida te preguntan y de qué jugás es lo mismo si no saben y cualquier pavada que les decís largan la risa y este que no se decide y el tiempo que se pasa cuándo quiere que la meta si no me pone con  todos los dibujitos que le hago en la práctica y siempre una coloco claro que con los compañeros es más fácil ninguno me va a matar como estos desgraciados que se me tiran con todo y si no salto me arrancan la pata o me apoyan un codo en las costillas que me dejan sin aire y el juez los ve o no los ve y como este es un juego de machos ¡a aguantarse! los blanditos no llegan a nada y nadie los quiere al Lucho lo viven bajando y la mitad no se las cobran él protesta pero con rabia con rabia de macho yo lo miro y aprendo hago algunas cositas como las que hace él a veces alguna me sale  me está mirando ahora sí me da la señal grande grande confió en mí gracias vieja por los tallarines tengo las piernas duras como fierro y toda la fuerza a llenar los pulmones no me para nadie hoy sin duda la clavo.




Hoguera


Tan leves e inseguras tus palabras,
que un soplo de viento vasto para llevarlas
Tan profundo tu amor que proclamabas,
que a un temblor de la vida lo enterrabas
Te creí mi cómplice y amigo,
sin condición ni tiempo ni medida
Te confié mi cuerpo y mis sentidos,
tuyos fueron mi alma y mi memoria
Mis entrañas fueron cuna de tu brío
con delirio de las mentes desatadas
Con la fuerza y energía que detona
con dos cuerpos que acoplan sus sentidos
Tan sublime y natural la conjunción
que con solo pensarla es provocada
 a resurgir con toda su lujuria,
arrasando las vallas levantadas,
a cortar las distancias sostenidas
que las causas sin razón han construido
De amoroso y fiel te has convertido,
en temible inquisidor desconocido
De la cumbre de amor me has descendido
a una hoguera que consume con olvido
  





Ya no es cautiva del miedo Adriana. Nadita de miedo ahora. Tanto, que  concurrió a una entrevista radial  en el Programa de Alejandro Camino, por gentil invitación de la Editorial Rumbo, con la cual publicamos este libro colectivo que estamos difundiendo. ¡Gracias, Adrianita!
Estupenda tu actitud.
¡Qué razón tenía Quiroga! ¿Es o no es
el más rico de los sentimientos el miedo?




Versión historieta de "El almohadón de plumas" de Horacio Quiroga











                                  
                                  



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