martes, 24 de noviembre de 2015

En la Paz de la Biblioteca Nacional, "dos sombras se alejaban en contrarias direcciones": la de Paco -quien se ovilló silenciosamente para escuchar a su Saltoncito- y la de Tabaré -que se aprestó para convertirse en cómplice fiel-.


Programa

*  Saltoncito (fragmento)
* Rodríguez
* El hombre pálido
*  María del Carmen

Narración: Tabaré Caputi
Acompañamiento musical: Thiago Hernández

























Tu presencia en PERRAS NEGRAS,
querido Tabaré,
es un privilegio
que siempre agradeceremos.


viernes, 20 de noviembre de 2015

“El acto más sublime consiste en poner a otro delante de ti”.- William Blake



Una imagen divina

La crueldad tiene corazón humano
y la envidia humano rostro;
el terror reviste divina forma humana
y el secreto lleva ropas humanas.

Las ropas humanas son de hierro forjado,
la forma humana es fragua llameante,
el rostro humano es caldera sellada
y el corazón humano, su gola hambrienta.

 De: amediavoz.com



jueves, 19 de noviembre de 2015

“Durante los últimos veinte, treinta años... han surgido en Grecia, por ejemplo, mujeres prosistas excelentes. La mayoría son de Creta, justamente de ahí, donde había una gran presión social machista; en fin, estos hombres nunca hicieron nada y en cambió eclosionó una generación de mujeres escritoras”. - Vasilis Vasilicós


18 de noviembre de 1934- Grecia
Escritor, periodista, diplomático.







La publicación de Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis, del escritor griego Vasilis Vasilicós, se ha convertido en uno de los fenómenos editoriales del inicio de 2014.

¿Cuánto hay de autobiográfico en Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis?
-Sólo el 10 por ciento. Usted esperaba que dijera el 90 por ciento, ¿verdad? Le diré que ahí hay muchas cosas que he vivido, pero a través de los demás. La fui escribiendo en una época en la que tenía esa capacidad de ver a través de los demás.

-¿Ha perdido esa capacidad de empatía?
-No lo sé, pero esta novela es una auto­biografía por medio de los demás. Lo que es totalmente autobiográfico es el regreso de Zrasakis a su país.

-Escribe en el libro: «... no puede haber libertad individual independiente del discurrir histórico». ¿No hay verdadera literatura sin relación con los hechos históricos?
-Así lo creo porque así lo he vivido. En to­do eso que he escrito no hay nada teórico, si­no cosas que he experimentado, empíricas.

-Es una novela con muchas facetas, también la política.
-¿Usted lo cree así?

-No sólo, evidentemente.
-Puede ser que en el fondo sea, sí, una novela política.

-Es también una novela que yo calificaría de «mestiza», donde mezcla distintas escri­turas y en el mismo sentido que lo es El Qui­jote. ¿Ha sido un modelo?
-Me hace usted un cumplido y le remito a Borges, quien comentó que el Quijote y Cer­vantes resumen la esencia de nuestro arte. Lo digo en el prólogo (de la edición españo­la) de la novela. El Quijote constituye el ca­non, en el significado filológico del término, de la novela occidental Y además me gusta mucho que usted se haya acordado de Cer­vantes, porque tiene relación con Grecia. No olvide que quedó herido en Lepanto.

-Lo poco que sé de Glafcos Zrasakis es un libro escrito desde el humor, la ironía, y el humor. ¿Está de acuerdo?
-Y también desde cierto sarcasmo.

-¿Fue la actitud que le permitió sobrellevar los años de exilio?
-Pero en el exilio lo primero que uno siente es dolor y luego, todo lo demás. Primero se sufre, después ríe uno y sólo al final llega el sarcasmo.

-En su novela hay, por cierto, un recuerdo de los exiliados republicanos españoles.
-Ellos estuvieron más de treinta años en el exilio, mientras que el nuestro duró una década. Querían la gran huelga y soñaban con ella; luego las cosas salieron de otra manera. He hablado mucho de este tema con Semprún, quien me contó una cosa que no he olvidado hasta hoy. Me dijo que el levantamiento de los estudiantes españoles en el 63 había sido cosa de cinco personas, sin un movimiento detrás. Y es que en Grecia, en 1973, ocurrió lo mismo cuando la revuelta de la Politécnica. Fueron tres personas las que se levantaron, sin un partido detrás. Los comunistas soñaban con la gran huelga, pero no ocurrió ni en España, ni en Grecia.

-¿El escritor, el artista, es siempre un exiliado?
-Sí, y lo peor es cuando resulta un exiliado dentro de su propio país, como me sucede a mí en Grecia. El exiliado no es el que está fuera del sistema, sino el que se encuentra alejado de los acontecimientos, de lo que sucede. Un buen ejemplo es el de los indignados: su movimiento duró un año y después desapareció; así es como se sienten los exiliados. La indignación en Grecia creció a partir de Amanecer Dorado.

-¿La organización de extrema derecha es un grave problema para los griegos?
-Es el principal problema. Hay quien cree que el asesinato del rapero Pavlos Fissas por parte de Amanecer Dorado tiene parecido con el de Lambrakis («Z» ofrece en clave ficticia la muerte de este político demócrata griego), pero el origen de un crimen y otro son muy distintos. Este segundo fue resulta­do de un clima de enfrentamiento civil, ideo­lógico, mientras que el segundo es producto de una situación económica determinada.

-¿Los graves problemas de Grecia tienen culpables con nombres y apellidos o son el resultado de una responsabilidad comparada, como en ocasiones se insiste?
-Detrás hay nombres y apellidos, pero más allá de esos nombres existe también una responsabilidad de la Unión Europea (UE) y le una señora en concreto.

-¿Merkel?
-La señora Merkel, que proviene de lo que fue el Bloque del Este y no tiene ni idea de lo que es una Europa unida. No estaba con el régimen comunista pero tampoco parece que le molestaba mucho. Viví en el Berlín occidental y sé lo que era estar en los años setenta contra el régimen soviético.


Fragmento de la entrevista concedida por el escritor griego Vasilis Vasilicós a José Luis Argüelles

En: lapasiongriega.blogspot.com

domingo, 15 de noviembre de 2015

Juan Ocos, de regreso en su Ítaca.


















Para ser justo conmigo, no estaba pensando convenientemente ayer, cuando Ana me propuso presentarme yo mismo y le respondí de inmediato que sí, que no habría problema. Pues bien, ahora acabo de descubrir que sí, que lo hay. Presentarse a uno mismo resulta un problema bastante complejo si uno pretende hacerlo bien y adelante de buenos escritores anónimos desconocidos.
Pero no importa. Ya estoy en esto y supongo que podría empezar por dar unos datos. Puedo decir, por ejemplo, que mi nombre es Juan, que tengo aproximadamente 32 años y que voy a los talleres de Ana porque me gusta mucho escribir.
Escribo chotadas desde que era chiquito. El primer texto de pretensiones literarias del que tengo constancia lo escribí a los ocho. Escribo desde entonces, a menudo y en intervalos regulares, y por lo general me limito a aburrir a mis allegados con las cosas que escribo. De todas formas, y sin idealizar ni un poco este “hábito de escribir cosas con pretensión literaria”, la verdad es que dicho hábito me ha hecho siempre muchísimo bien.
Desde chiquito quiero ser escritor entonces. Durante mi niñez en las vacaciones tenía la costumbre de reclamar a mis padres que me compraran cuadernos. Me encantaban los cuadernos en blanco y lo siguen haciendo pero no viene al caso. En aquellas vacaciones usaba los cuadernos Ipusa vacíos para convertirlos en una especie de novela. Numeraba las páginas, ilustraba alguna escena, y escribía las historias. Por alguna razón las historias que escribía en esa época indefectiblemente y sin excepciones tenían que ser consecuentes con la tapa que tuviera el cuaderno. Por eso eran historias de animales africanos por lo general, a veces historias de motociclistas con casco que hacían acrobacias, o simples historias acerca de pelotas de tenis alternando con pelotas de básquet.
Pero no importa mucho; la cosa es que todavía no he cambiado: antes en los cuadernos Ipusa y ahora frente al monitor, el motivo es siempre una cierta íntima felicidad y una pérdida del registro del tiempo que experimento cuando estoy escribiendo.
Siento ahora que si soy consecuente entonces con este objetivo auto-impuesto de las presentaciones honestas, debería admitir que no maduré demasiado luego de más de dos décadas y en todo este tiempo solo sumé algunos vicios. Soy el mismísimo niño raro que odiaba la playa (nervioso, pedante, antipático, soñador y misántropo) solo que con este muy agraciado y genial bigotito que incorporé hace unos años.
Puedo contar también, ya que estoy, que llegué al taller de Ana luego de que problemas personales, crisis introspectivas, distracción multimedia y pereza hicieran que durante muchísimos meses no fuera yo capaz de escribir ni un solo textito.
Quería escribir pero no era capaz de hacerlo. Y descubría mi profunda tristeza por sentir que abandonaba yo definitivamente la literatura cuando me acordé de Ana. Una muy macanuda escritora amiga de mi papá me había mencionado en casa sus talleres recomendándolos mucho.
Y estaba aburrido seguramente ese día, varios meses después, cuando mandé un mail para averiguar costos y horarios de los talleres. Y resultó que me involucré finalmente y luego de alguna ida y vuelta, llegué aquella tarde hasta el taller de Ana Milán.
Llegué, reconozco, cargado de prejuicios acerca de los talleres literarios en general, probablemente porque nunca había asistido a uno. En primer lugar pensé que quizás por mi manera de escribir, por mis intereses, por distancia generacional, o por creer que los talleres se desenvolvían solamente sobre algún “altar bien pensante de las cosas bonitas” para mí sería inútil y en extremo aburrido. (Soy un poco insoportable a veces)
 Pues bien: me equivocaba de plano en todo. Alcanza decir al respecto que entusiasmado una vez, llegué a exceder hasta en dos horas y media la hora de salida sin haberlo notado. Y si bien me sentí un poco mal por Ana cuando lo descubrí, el tiempo pasó rapidísimo porque Ana es brillante, interesante, buena gente y además sabe muchísimo en serio. En definitiva las dos horas y media extra fueron culpa de Ana.
Para mi sorpresa el taller resultó ser rico, útil y divertidísimo. Ana es genial, definitivamente me encanta el taller y no soy de los que suelen sentirse encantados fácilmente por la gente o las cosas. En un nivel general maravilla empezar a escribir otra vez luego de muchísimos meses. Y en el nivel específico, es un taller individual, y eso me permite pedirle a Ana trabajar cosas específicas.
El otro día, por ejemplo, le pedí si era posible trabajar en los diálogos. Durante años casi todos mis textos carecieron de diálogos, no me gustaba escribir diálogos, no sabía escribir diálogos y eran como una frontera infranqueable para mí frente al texto. Le comenté esa limitación a Ana y bastaron dos encuentros para resolver definitivamente ese tema. Recuerdo que charlamos mucho ese día acerca de escritores que brillaban en los diálogos, me contó cosas clave acerca del arte de escribir diálogos, escribí cosas allí en función de consignas, me mandó por mail la bibliografía correcta, me motivé finalmente y se produjo la magia: estoy ahora escribiendo diálogos en mis textos y de verdad siento que ya no tengo problemas con eso. Ana es, además, un ser humano excepcional y tengo una deuda de gratitud hacia ella.

Finalmente y sin más que decir, creyendo haberme extendido ahora más allá de la medida aceptable, me despido del intimidante escritor internauta desconocido adjuntando el textito que escribí aquella tarde en que, junto a Ana, trabajábamos diálogos.  



Soledad circular de dos mozos a oscuras


    El blanco recién estrenado del traje de Tony desplaza al de Ernesto hacia los tonos de gris. Ambos mozos resaltan en la oscuridad.
   
—Imposible —dice Tony sin acomodarse del todo en la silla. Pareciera estar listo para retomar sus labores en cualquier momento.

— ¡Te digo que es así! — le insiste Ernesto dando golpecitos de puño sobre la mesa en un intento de énfasis hacia las últimas sílabas.  

—No. No puede ser. —Tony se permite dar eventuales sorbos a su café cada tanto.

—Entonces, si no puede ser, explicámelo vos —Ernesto se cruza de brazos y se reclina hacia atrás desafiante aguardando la respuesta que demora en llegar.

      Pensativo, sin mover el codo de su punto de apoyo en la mesa, Tony toma lentamente su pocillo de café por el asa y da pequeñísimos sorbos. Su mirada se pierde sobre la bandeja circular de acero que yace en el piso.

—Por ahí es el efecto de alguna droga nueva o algo así—declara por fin luego de varios segundos. Sostiene el pocillo de café frente a su nariz unos instantes y lo devuelve al platito. Silencio. Tony levanta los ojos para buscar la mirada de Ernesto.

—No pueden ser drogas. Ninguna droga hace eso, Tony. Ya deberías darte cuenta. Lo único que sabemos es que somos los mozos acá. Decime vos: ¿Cómo carajo llegamos? ¿A quién le servimos? ¿Por qué somos mozos? ¿Desde cuándo? —El vaso de Ernesto siempre permanece vacío— Las drogas no explican ni la mitad de las cosas, Tony. Por ejemplo: ¿Por qué no nos vamos de acá?

—No sé. No sé… Esperemos.

— ¡Es que no podemos hacer otra cosa que esperar! ¡Tony! A ver… Contestáme: ¿Vos sabés algo más aparte de que somos los mozos?

   Tony se mantiene inmóvil como toda respuesta.

— ¿Qué hicimos hoy, Tony? ¿Cómo se llama este bar? ¿Tiene nombre?

—Ahora no me acuerdo. Pero debe tener un nombre… Estoy seguro de que ya nos acordaremos cuál es…

— ¿Es que a vos se te ocurre alguna otra explicación lógica? ¿Te acordás de algo más?   

—No, pero siento que puedo acordarme en cualquier momento...

— ¿Entonces por qué mierda estás tan tranquilo? Fijáte que lo único que sabemos es que somos los mozos, sabemos nuestros nombres de pila y prácticamente más nada… ¿A vos te parece normal eso, Tony? ¿No te preocupa ni un poco saber tu apellido? Decime… ¿Dónde carajo es tu casa, Tony? ¿Tenés familia? ¿Amigos? ¿Qué día es hoy? ¿En qué año vivimos, Tony?

—Seguro que nos vamos a acordar de todo en su debido momento. Sentáte. No deberías gritar tanto.

—Estoy muerto, Tony. Y vos también estás muerto.

El blanco recién estrenado del traje de Tony desplaza al de Ernesto hacia los tonos de gris. Ambos mozos resaltan en la oscuridad.

—Imposible —dice Tony sin acomodarse del todo en la silla. Pareciera estar listo para retomar sus labores en cualquier momento.

— ¡Te digo que es así! — le insiste Ernesto dando golpecitos de puño sobre la mesa en un intento de énfasis hacia las últimas sílabas.  

Juan Ocos
Taller Literario Personalizado
Ctro. Fción. Humanística PERRAS NEGRAS

















domingo, 8 de noviembre de 2015

Graciela Vargas, finalista del Certamen de Haikus "Kobayashi Issa".

No podía ser de otra manera en este caso,
porque Graciela -a quien ya hemos presentado
reiteradas veces este año
como finalista en Concursos internacionales-
es devota de la cultura oriental... y
amante (tal cual sostenía Chéjov) de la
literatura, una amante dedicada, una
trabajadora de la palabra
a la que admiramos.

A continuación, transcribimos el mensaje donde se la notifica:

CERTAMEN DE HAIKUS “KOBAYASHI ISSA”
FINALISTAS DEL CERTAMEN
4 DE NOVIEMBRE DE 2015

LISTADO DE FINALISTAS La lista está ordenada alfabéticamente por nombre. Les recordamos que de esta lista saldrá el ganador del CERTAMEN.


NOMBRE APELLIDOS                        PAIS

AGUSTÍN ESPINOSA BATAZ                       México 
AILEN MEISEN                                                 Argentina 
ALBERTO ARECCHI                                          Italia 
ALESSANDRO TROPEA                                     España 
ALEXANDRO ARANA ONTIVEROS                      México  
ANA CALLEJÓN ANDREU                                  España
ANA VALERA GUZMAN                                    España 
ANA MARÍA GONZÁLEZ                                    España 
ARMANDO LANDA VÁZQUEZ                             Cuba 
CALAMANDA NEVADO CERRO                           España
EDIXO ROSALES                                    Venezuela 
ELBA GRACIELA VARGAS RAMOS    Uruguay 
FLOR DEL CARMEN RODRÍGUEZ SEGURA           Costa Rica 
FRANCISCO JOSÉ RODRÍGUEZ CAMPO               España 
GREGORIO MUELAS BERMUDEZ                        España
GUILLERMO SILVEIRA                     Argentina
HÉCTOR ESTRADA PARADA           Venezuela 
HERNÁN SEMINO                              Argentina 
IGNACIO AGUADO FERNÁNDEZ    España 
ISAAC MANUEL CUENDE PÉREZ    España 
JESÚS LLOP PUIG                                             España 
JOSÉ MARTÍNEZ MORENO                                  España 
JOSÉ RAMÓN SERRANO JIMÉNEZ                        España 
JOSEFINA PARRILLA MATEO                               España 
JUAN FRAN NÚÑEZ PARREÑO                             España  
JUAN JOSE TAPIA URBANO                                 España 
LESTER ANDRÉS AGUILERA VALLE                       Cuba 
LISS EVERMORE                                                 España
 LUCÍA CRISTINA PÉREZ HERNÁNDEZ                   Cuba  
LUIS ZHUMI LAZO                                               Ecuador 
LUISA MARIA CORTÉS GARCÍA                              España
MªESTHER RUIZ ZUMEL                                      España 
MANUEL FERRADÁS BAUTISTA                             España
 MARÍA CECILIA MUÑOZ                                      Colombia






























Un fuerte abrazo, querida Graciela,
de tod@s l@s integrantes
del C.F.H. PERRAS NEGRAS.

sábado, 7 de noviembre de 2015

Los cuentos del inolvidable Paco Espínola en novedosa presentación.



Tabaré Caputi es narrador oral escénico
de actuación reconocida en Cuba, Méjico y,
por supuesto, a nivel nacional
en diversos encuentros
como el ya típico homenaje que tributa
a Mario Benedetti su Municipio natal.
Quizá su veta menos difundida sea
el solidario aporte que presta
a las Escuelas Públicas,
aun a las más distantes.






















                                                                                                       El Taller de Pasiones Literarias
tiene el placer de acompañar
a uno de sus queridos integrantes
en este desafío
y
augura una experiencia enriquecedora
para el público asistente,
pues la avala
el trabajo riguroso y comprometido
de quien la ha proyectado.


¡Para agendar!