jueves, 17 de octubre de 2013

Porque hija y nieta soy de Mujeres Rurales...



Equilibrio



Las nervaduras de mil hojas
en tus manos inventaron
exuberantes pulseras, pródigos anillos,
las solitarias joyas
que al relumbre de la luna
cabizbaja luciste
asomada al balcón impasible
cuando la ciudad te escondió.


Así, nadie veía
tus ajadas plantas planas,
los mismos pies de la Abuela
que de tanto andar sobre terrones
cuarteados siguen prendidos
allá en los campos de Minas
como raíces fecundas, Madre,
para que ya no me caiga yo.

  
15 de Octubre - Día Internacional de la Mujer Rural


La cifra de mujeres rurales, en su mayoría agricultoras, es de más de 1.6 billones, más de un cuarto de la población mundial.

Las mujeres sólo tienen la propiedad del 2 % de la tierra y reciben sólo el 1 por ciento de créditos destinados a la agricultura.

Las dos terceras partes de la población mundial analfabeta son mujeres.

El número de mujeres rurales que viven en la pobreza se ha doblado desde 1970.

Desde hace años debido a la crisis del modelo de agricultura y sociedad rural tradicional, el medio rural  viene sufriendo numerosos cambios que inciden especialmente en la situación familiar, social y laboral de las mujeres.

Las mujeres rurales, viven en un entorno tradicionalmente muy masculinizado, realizan su trabajo dentro y fuera del hogar, pero carecen de remuneración y derechos sociales.  La escasa valoración de su contribución al desarrollo rural es la principal fuente de marginación.

Hoy en día el trabajo de la mujer se considera imprescindible para la economía, pero eso no significa que esté reconocido como mereciera.

Esta fecha pone en relieve la contribución de las mujeres del campo –en su mayoría dedicadas a la agricultura- a la seguridad alimentaria y al desarrollo de las zonas rurales del mundo entero, contribución que pasa en gran parte desapercibida.

Las principales problemáticas que enfrentan las mujeres rurales son:

El analfabetismo
La pobreza
Una situación social precaria y desventajosa
Algunos de los derechos que deberían de tener son:

No ser discriminadas por ningún motivo.
Que sus tradiciones y espacios necesarios para realizar sus tareas sean respetados.
Obtener apoyo para enseñar, practicar y manifestar sus costumbres y ceremonias.
Ser libres y no ser agredidas por nadie.

De: blogs.montevideo.com.uy







miércoles, 16 de octubre de 2013

"El gran estilo nace cuando lo bello obtiene la victoria sobre lo enorme." -Friedrich Wilhelm Nietzsche

15 de octubre de 1844- Röcken, actual Alemania
























El autor de Así hablaba Zaratustra definió su poesía como una llama, esto es, la simbolización del fuego eterno. Y es mediante ese simbolismo que deben leerse cada una de las poesías que comprenden la presente edición virtual.

El fuego consumiéndolo todo, el fuego alzándose majestuoso, mostrando su poder y su grandeza: he ahí la representación de Federico Nietzsche, ese filósofo aclamado por unos, rechazado por otros e incomprendido por la inmensa mayoría.


De: Presentación de Primera edición cibernética de las poesías de Nietzche, diciembre del 2002

De: Biblioteca Virtual Antorcha


Ecce homo


Ah, ya sé cual es mi origen...

Insaciable cual la llama

Me consumo, ardiendo estoy.

Luz es todo cuanto toco,

Ciertamente llama soy.

Mi hogar


Tengo mi hogar y patria en las alturas;

Por esto de subir no siento anhelo

Ni mis ojos levanto nunca al cielo.

Desde arriba yo miro las honduras.

Yo soy uno que debe bendecir,

y todo el que bendice mira al suelo.



A la melancolía


No lo tomes a mal, Melancolía,

Que yo aguce la pluma en tu alabanza

E inclinando la frente pensativa,

Ardiendo en tus loores, yo me siente

Que ahorrar su propia fama ha conseguido.

Solitario en un tronco. ¡Tantas veces!

Tu me viste -era ayer, bien lo recuerdo-

Bañado en los fulgores matutinos

Del sol ardiente! Allá en el hondo valle

Graznaba el buitre de botín sediento ...

Es que soñaba en un cadáver yerto

Allá en el yerto tronco abandonado.


¡Ah, cómo te engañabas, ave tétrica,

Aun cuando yo, cual una momia, inmóvil,

Seguía allí en mi tronco! No veías

Aquí y allá rodaban, fulgurantes

De altivez. Y por más que a tus sublimes

Alturas remontarse no podían,

Donde acceso las más lejanas nubes

No tienen, tanto más profundamente

En el abismo de la vida hundíanse

Para dejarlo todo iluminado

Con la divina luz de sus relámpagos.


Así sentado en medio las profundas

Soledades, pasaba yo las horas

Rudamente encorvado, a semejanza

Del bárbaro presente al sacrificio,

Pensando siempre en ti, Melancolía.

¡Tan joven todavía y penitente!

Así yo me gozaba en el magnífico

Vuelo del buitre, en el rodar tronante

De los aludes que la selva aplastan;

Y allí me hablabas tú, deidad que ignoras

La ruindad tan humana del engaño;

Allí me hablabas íntima y sincera

Aunque con faz severa, aterradora.


Y tú, ruda deidad, que del granito

Posees la firmeza, oh tú, mi amiga,

Gustas a mí cercana aparecerte;

Con gesto de amenaza tú me muestras

El siniestro volar del buitre hambriento

Y el desplomarse del alud gigante,

Deseoso de aplastarme. En torno mío

Respira jadeante y rechinando

Un anhelo feroz de sanguinaria

Crueldad, con un deseo obsesionante

De arrancar por doquier vida a zarpazos.

La solitaria flor por mariposas

Suspira tentadora allá en la peña.


Yo soy todo esto -siéntolo temblando-

Enamorada mariposa, dulce

Flor solitaria, el buitre carnicero

Y el arroyuelo helado y el terrible

Rugir de la borrasca -todo, todo

Para tu gloria y en tu prez perpetua;

Oh tú, diosa feroz, a quien postrado

Y humillada la frente, entre gemidos

Mi temerosa voz levanta un himno

Gimiente, suplicando me concedas

De vida, vida, vida, estar sediento

Súfreme ahora, oh tú, deidad maligna,

Que con gentiles rimas te corone.

Si tiembla todo aquel a quien te acercas,

Si se estremece aquel a quien alargas

La despiadada diestra, en tu presencia

Temblando balbuceo este mi canto

Y me estremezco en mis convulsos ritmos;

La tinta fluye, viva centellea

La aguda pluma; ahora oh, diosa, diosa,

Déjame libre y libre me gobierne.



¿Será ...?


¿Será nuestra caza de la verdad

Una caza de la felicidad?



 Silencio férreo


Yo escuchaba con todos mis sentidos...

Ni el más leve rumor Ilegaba a mi.

El mundo estaba mudo...


Yo escuchaba con el vivaz oído

De mi curiosidad. Por cinco veces

Por encima de mi tiré el anzuelo;

Sin ningún pez lo retiré otras cinco...

Pregunté... No cayó respuesta alguna

En mis redes vacías...


Yo escuchaba

Con el vivaz oído de mi Amor.



Consejo


De altas cumbres no seas ambicioso,

No te quedes tampoco en la llanura;

Desde mediana altura

Es como se ve el mundo más hermoso.



Aforismo


El poeta que, a sabiendas,

Puede en sus versos mentir.

Es el único que en todo

La verdad puede decir.





Del camino del creador


Quieres marchar, hermano mío, a la soledad? ¿Quieres buscar el camino que lleva a ti mismo? Detente un poco y escúchame.
«El que busca, fácilmente se pierde a sí mismo. Todo irse a la soledad es culpa»: así habla el rebaño. Y tú has formado parte del rebaño durante mucho tiempo.
La voz del rebaño continuará resonando dentro de ti. Y cuando digas «yo ya no tengo la misma conciencia que vosotros», eso será un lamento y un dolor.
Mira, aquella conciencia única dio a luz también ese dolor: y el último resplandor de aquella conciencia continúa brillando sobre tu tribulación.
Pero ¿tú quieres recorrer el camino de tu tribulación, que es el camino hacia ti mismo? ¡Muéstrame entonces tu derecho y tu fuerza para hacerlo! ¿Eres tú una nueva fuerza y un nuevo derecho? ¿Un primer movimiento? ¿Una rueda que se mueve por sí misma? (103)  ¿Puedes forzar incluso a las estrellas a que giren a tu alrededor? ¡Ay, existe tanta ansia de elevarse! ¡Existen tantas convulsiones de los ambiciosos! ¡Muéstrame que tú no eres un ansioso ni un ambicioso! Ay, existen tantos grandes pensamientos que no hacen más que lo que el fuelle: inflan y producen un vacío aún mayor. ¿Libre te llamas a ti mismo? Quiero oír tu pensamiento dominante, y no que has escapado de un yugo.
¿Eres tú alguien al que le sea lícito escapar de un yugo? Más de uno hay que arrojó de sí su último valor al arrojar su servidumbre.
¿Libre de qué? ¡Qué importa eso a Zaratustra! Tus ojos deben anunciarme con claridad: ¿libre para qué? ¿Puedes prescribirte a ti mismo tu bien y tu mal y suspender tu voluntad por encima de ti como una ley? ¿Puedes ser juez para ti mismo y vengador de tu ley? Terrible cosa es hallarse solo con el juez y vengador de la propia ley. Así es arrojada una estrella al espacio vacío y al soplo helado de hallarse solo.
Hoy sufres todavía a causa de los muchos, tú que eres uno solo: hoy conservas aún todo tu valor y todas tus esperanzas. Mas alguna vez la soledad te fatigará, alguna vez tu orgullo se curvará y tu valor rechinará los dientes. Alguna vez gritarás «¡estoy solo!».
Alguna vez dejarás de ver tu altura y contemplarás demasiado cerca tu bajeza; tu sublimidad misma te aterrorizará como un fantasma. Alguna vez gritarás: «¡Todo es falso »! (104)  Hay sentimientos que quieren matar al solitario; ¡si no lo consiguen, ellos mismos tienen que morir entonces! Mas ¿eres tú capaz de ser asesino? ¿Conoces ya, hermano mío, la palabra «desprecio»? ¿Y el tormento de tu justicia, de ser justo con quienes te desprecian? Tú fuerzas a muchos a cambiar de doctrina acerca de ti; esto te lo hacen pagar caro. Te aproximaste a ellos y pasaste de largo: esto no te lo perdonan nunca.
Tú caminas por encima de ellos (105) : pero cuanto más alto subes, tanto más pequeño te ven los ojos de la envidia. El más odiado de todos es, sin embargo, el que vuela.
«¡Cómo vais a ser justos conmigo! - tienes que decir - yo elijo para mí vuestra injusticia como la parte que me ha sido asignada.» Injusticia y suciedad arrojan ellos al solitario: pero, hermano mío, si quieres ser una estrella, ¡no tienes que iluminarlos menos por eso! ¡Y guárdate de los buenos y justos! Con gusto crucifican a quienes se inventan una virtud para sí mismos, - odian al solitario.
¡Guárdate también de la santa simplicidad! (106)Para ella no es santo lo que no es simple; también le gusta jugar con el fuego - con el fuego de las hogueras para quemar seres humanos.
¡Y guárdate también de los asaltos de tu amor! Con demasiada prisa tiende el solitario la mano a aquel con quien se encuentra.
A ciertos hombres no te es lícito darles la mano, sino sólo la pata: y yo quiero que tu pata tenga también garras.
Pero el peor enemigo con que puedes encontrarte serás siempre tú mismo; a ti mismo te acechas tú en las cavernas y en los bosques.
¡Solitario, tú recorres el camino que lleva a ti mismo! ¡Y tu camino pasa al lado de ti mismo y de tus siete demonios! Un hereje serás para ti mismo, y una bruja y un hechicero y un necio y un escéptico y un impío y un malvado.
Tienes que querer quemarte a ti mismo en tu propia llama: ¡cómo te renovarías si antes no te hubieses convertido en ceniza! Solitario, tú recorres el camino del creador: ¡con tus siete demonios quieres crearte para ti un Dios! Solitario, tú recorres el camino del amante: te amas a ti mismo y por ello te desprecias como sólo los amantes saben despreciar.
¡El amante quiere crear porque desprecia! ¡Qué sabe del amor el que no tuvo que despreciar precisamente aquello que amaba! Vete a tu soledad con tu amor y con tu crear, hermano mío; sólo más tarde te seguirá la justicia cojeando.
Vete con tus lágrimas a tu soledad, hermano mío. Yo amo a quien quiere crear por encima de sí mismo y por ello perece. –

De: Así habló Zaratustra






El origen de la tragedia:
lo apolíneo y lo dionisíaco.


"Si dejan de decir frases bellas, es que han dejado de pensar cosas bellas..." - Carlos Vaz Ferreira



15 de octubre de 1872 - Montevideo, Uruguay





(...)  Pero quiero aconsejarles como el primer deber del estudiante, desde el punto de vista de la moral de la cultura, una conciliación entre las necesidades del examen y el  deber de cultura en un sentido mucho más amplio y elevado.

He aquí, justamente, algunos deberes de los que no son difíciles porque falten las fuerzas; éstos, lo son sólo porque el estudiante, generalmente, no los ve, o viene a comprenderlos cuando es tarde ya. Generalmente, el estudiante no se da cuenta de que se ha formado una psicología inferior y no completamente moral. Lo que hay que hacer, es crearse otro estado de espíritu, llenar los programas, cumplir con los exámenes, asegurarse la aprobación; pero (y éste es el deber fundamental) no creer jamás que cuando se ha hecho eso, se ha cumplido, ni desde el punto de vista intelectual, ni desde el punto de vista moral.

El deber que voy a recomendarles pertenece a la clase de los deberes no sólo fáciles, sino agradables. La vida del estudiante es infinitamente más grata para el que, además de preocuparse de estudiar en superficie, se preocupa de estudiar también en profundidad.

Entendámonos: no se puede estudiar todo en profundidad: dentro de las exigencias de la enseñanza actual, profundizarlo todo es imposible; pero, además de abarcar una superficie vasta, se puede ahondar aquí y allá; y éste es el primer consejo.

Todo estudiante, ya en su bachillerato, en los estudios preparatorios, debe profundizar algunos temas; poco importa cuáles: esto realmente es secundario; que se tome un punto de historia o de literatura o de filosofía o de ciencia; que se estudie a Artigas, o el silogismo, o las costumbres de los diversos pueblos, o la teoría atómica o la constitución física del Sol, es secundario: lo fundamental, son los hábitos que se adquieren profundizando un punto cualquiera.

Recuerdo haber leído hace poco una anécdota sumamente sugestiva, acerca de un profesor de biología norteamericano que fue a perfeccionar sus estudios en Alemania.
Tratábase de un profesor de vuelo, hasta autor de más de una obra. Ingresó en el laboratorio de un reputado investigador, y pidió trabajo; contestóle éste que esperara algunos días, pues deseaba preparar una tarea para él. Transcurrido el plazo, nuestro profesor fue notificado de que debía emprender determinadas investigaciones sobre cierto pequeñísimo músculo de la rana. La impresión del profesor americano fue la que ustedes pueden imaginarse: de rebelión, al principio; pero se resolvió, dada la situación en que se encontraba, a iniciar aquel estudio que, por lo demás, creyó terminar muy brevemente.

Después de algunos días de investigaciones, empezó a parecerle que sus conocimientos fisiológicos e histológicos tenían algunos claros: procuró llenarlos; se encontró con que su técnica experimental era un poco deficiente: procuró perfeccionarla; los aparatos existentes no satisfacían todas las necesidades de sus investigaciones: procuró inventar otros o mejorar los conocidos; el hecho es que, después de varios meses, el estudio de aquel músculo de la rana se había agrandado tanto, que necesitó nuestro profesor estudiar de nuevo su fisiología, su histología, su física, su química y alguna ciencia más; y pasado un año, estaba aún entregado de lleno a la tal investigación — que ahora, por lo demás, le interesaba extraordinariamente.

En realidad, todas las cuestiones —salvo algunas demasiado pueriles— se ponen en ese estado cuando se las ahonda.

Mi primer consejo, pues, mi primer consejo práctico, sería el de que cada estudiante (sin  necesidad naturalmente de ir todavía tan a fondo), por lo menos, ya en el curso de su bachillerato, eligiera algunas cuestiones —algunas pocas, simplemente y sin
presunción— y procurara ahondarlas. Como les digo, el tema, el asunto, es punto bastante secundario: depende de las preferencias de cada uno: lo que importa es la educación del espíritu en todo sentido, intelectual y moral, que así se adquiere.

El segundo consejo, que se relaciona también con aquel estrechamiento de la mente que producen los exámenes, y con la manera de combatirlo, se refiere a la elección de las lecturas.

En un estudio pedagógico que no puedo resumirles aquí (1), he procurado demostrar que la pedagogía puede considerarse como polarizada por dos grandes ideas directrices, que yo he llamado idea directriz del escalonamiento e idea directriz de la penetración.
El significado de estos términos es el siguiente: Para enseñar, puede procurarse ir presentando a la mente del que aprende, materia preparada especialmente para ser estudiada, cuya dificultad, cuya intensidad, se iría acreciendo poco a poco, a medida que la fuerza asimilativa del espíritu crece también. Tal es el primer procedimiento. El segundo, consiste en presentar al espíritu no materia que haya sufrido una preparación pedagógica especial, sino materia natural, que el espíritu penetra como puede, sin más restricción que la de que no sea totalmente inasimilable.

Por ejemplo: si yo quiero formar el oído musical de un niño, puedo componer cantos escolares, sumamente sencillos, y presentárselos: un año después, le presentará cantos escolares algo menos fáciles; al año siguiente intensificaré un poco más, y así sucesivamente; o bien puedo tomar música, verdadera música, con la simple precaución de que no sea completamente incomprensible, presentarla al espíritu, y dejar a éste, diremos, que se arregle.

A primera vista, parece que el primer procedimiento es el único razonable y sensato, y que el segundo es absurdo.
Sin embargo, si observamos mejor los hechos, por una parte, y si, por otra parte, razonamos bien, nos encontramos con que dista mucho de ser así, y que el mejor procedimiento es, no el segundo, es cierto, pero no el primero tampoco, exclusivamente,  sino la combinación de los dos. (...)

De: Moral para intelectuales

De: http://www.uruguayeduca.edu.uy








martes, 15 de octubre de 2013

“Si te gustan mis poemas, déjalos caminar en el atardecer, un poco detrás de ti” - Edward Estlin Cummings

14 de octubre de 1894 - Cambridge - Massachussets
Poeta, dramaturgo, ensayista, pintor.


Nadie más cercano al hueso lírico de E.E. Cummings que Octavio Paz, cuando define su escritura diciendo: “Reconocí en sus obras esa rara alianza entre invención verbal y fatalidad pasional que distingue al poema de la fabricación literaria”.

Quizás la más conocida de sus características poéticas sea la ruptura de la estructura tradicional, incluyendo el empleo atípico de mayúsculas, signos de puntuación en rebeldía (interrumpiendo palabras, oraciones, sentidos), personalización de la sintaxis, espacialidad convencional distorsionada; quizás sea éste también el motivo que le robó lectores, lectores adeptos a una mecánica instaurada por la costumbre; en definitiva, lectores cautivos del miedo.

Con el propósito de rescatar sensibilidades adormecidas por el hábito, los invitamos a acompañarnos en la lectura de estos poemas. 
Un verso, dos versos, tres versos que conmuevan su espíritu, seguramente los animarán a continuar en la aventura de sentir, acto primordial en la comunicación poética. Comprender no siempre es necesario en Poesía; o más bien, llegará a su tiempo, fruto sazonado por la emoción.



Porque sentir es lo primero
el que preste atención
a la sintaxis de las cosas
nunca podrá besarte por completo

ser un completo idiota
mientras es Primavera en el mundo

le parece muy bien a mi sangre, y que los besos
son un mejor destino
que la sabiduría
nena, lo juro por las flores.
No, no llores
-el mejor guiño de mi mente vale menos
que el aleteo de tus párpados que dice

que somos uno para el otro:
riéte, entonces, recostada
entre mis brazos,
porque la vida no es un párrafo. Y la muerte
me parece que no es ningún paréntesis. 



Llevo tu corazón en mí...


Llevo tu corazón en mí (lo llevo,
en el mío) no lo dejo (dondequiera
que voy, tú vas, querida; y lo que hago
lo haces tú, queridísima)
                                                   no temo

al hado (dulce hado mío) no
quiero el mundo (tú lo eres, fiel belleza)
tú eres lo que una luna siempre ha sido
y lo que un sol entonará por siempre

he aquí el mayor secreto e ignorado
(aquí raíz de raíz brote del brote
sombra del árbol que se llama vida;
más alto que esperanzas y pensamiento)
y tal prodigio rige las estrellas

tu corazón en mí (va con el mío)

Versión de Alfonso Canales
-e.e. Cummings poemas- Alberto Corazón , Editor, 1969




pueda mi corazón estar abierto siempre a los pequeños

pájaros que son los secretos de la vida
sea lo que sea lo que canten supera al conocimiento
y si el hombre cesa de escucharlos se ha hecho viejo


pueda mi mente pasear hambrienta
y envalentonada y sedienta y maleable
pueda incluso equivocarse en domingo
para cuando el hombre comprende ya no es joven

y pueda yo mismo no hacer nada útil
y amarte mucho más que de verdad
no ha habido nadie tan loco que errara
volcándose el cielo con una sonrisa



en un lugar en el que nunca he estado, felizmente más allá
de cualquier experiencia, tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto más frágil están las cosas que me cercan,
o aquellas que no puedo tocar porque están demasiado cerca

tu mirada más leve fácilmente puede descerrarme,
pese a que he cerrado mi ser como dedos,
vos me abrís siempre pétalo por pétalo, como la Primavera abre
(tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa

o, si es tu voluntad cerrarme, yo y
mi vida se cerrarán muy hermosamente, repentinamente,
como cuando el centro de esta flor imagina
la nieve descendiendo cuidadosamente en todas partes

Nada de lo que podemos percibir en este mundo se compara
con el poder de tu intensa fragilidad: cuya textura
me fuerza con el color de sus tierras,
mostrando muerte y eternidad con cada respiración

(no sé que hay en vos que se cierra
y se abre; sólo que hay algo en mí que entiende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
Nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas


PRIMAVERA ES COMO UNA MANO DE QUIZÁS


Primavera es como una mano de quizás
(que viene meticulosamente
de Ninguna parte) arreglando
una vitrina, en la que la gente mira (mientras
la gente ve
arreglando y cambiando poniendo
meticulosamente algo extraño allí
algo conocido aquí) y
cambiando todo meticulosamente
primavera es como una mano de
quizás en una vitrina
(meticulosamente de
aquí para allá moviendo cosas Nuevas y
Viejas, mientras
la gente meticulosamente mira
moviendo una fracción de
quizás de flor aquí poniendo
una pulgada de aire allí) y
sin quebrar nada.



IMPRESIÓN. IV


Las horas levántanse apagando estrellas, y es
el alba;
en la calle del cielo, la luz camina regando poemas;
en la tierra, una candela se
consume la ciudad
despierta
con un canto en su
boca, teniendo la muerte en sus ojos;
y es el alba;
el mundo
sale a matar sueños...
Miro en la calle, donde fuertes
hombres están cavando pan,
y veo las caras brutales de
gente contenta, horrenda, desesperada, cruel, feliz
Y es de día.
En el espejo
veo un frágil
hombre
soñando
sueños,
sueños en el espejo.
Y ya
es el ocaso... en la tierra,
una candela enciéndese,
y ya es de noche;
la gente está en sus casas;
el frágil hombre está  en su cama;
la ciudad .
duerme con la muerte en la boca, teniendo un canto en sus
ojos.
Las horas descienden,
encendiendo estrellas...
En la calle del cielo, la noche camina regando poemas.


Varios de estos poemas fueron extraídos de:
http://poetasdelgradocero.blogspot.com
http://elimperdible.ec/web








domingo, 13 de octubre de 2013

“La necesidad de un poeta es la búsqueda de una verdad puntual, no de una verdad general... Que cante lo que une al hombre con los otros hombres, pero que no niegue lo que lo desune y lo vuelve único, irrepetible”. - Eugenio Montale


12 de octubre de 1896 - Génova
Poeta, ensayista, crítico de música.
Firmó el conocido Manifiesto contra el fascismo,
inspirado por Benedetto Crocce
y albergó a escritores perseguidos.

Encuentro


No me abandones tú, tristeza mía,
sobre el camino
que azota el viento extraño
con su cálido soplo, y cede; cara
tristeza al viento que se extingue: y empujada
por éste hacia la rada,
donde la última voz exhala el día,
viaja una niebla, alta se pliega un ala
de cormorán.

El tajo al lado del torrente, estéril
de aguas, vivo de piedras y argamasas;
tajo de humanos actos consumidos,
de mortecinas vidas declinando
más allá del confín
que en círculo se cierra: rostros secos,
manos, caballos en hilera, ruedas
chirriantes: vidas no: vegetaciones
del otro mar que la oleada vence.

Se avanza en el camino de cuajado
Iodo sin rastro
como una procesión de encapuchados
bajo la rota bóveda, caída
casi hasta reflejar escaparates,
en un aire que envuelve nuestros pasos
denso e iguala los sargazos
humanos fluctuando en las cortinas
de bambú murmurante.

Si me abandonas tú, tristeza, único
presagio vivo en este nimbo, siento
que alrededor de mí se extiende
un rumor como de esferas cuando
una hora está próxima a sonar;
y caigo inerte en la apagada espera
del que no teme ya
en esta orilla sorprendida por la ola
lenta, que no aparece.

Tal vez vuelva a tener una apariencia:
en la rasante luz
un movimiento me conduce junto
a una mísera rama que en un tiesto
crece sobre una puerta de hostería.
A ella tiendo la mano, hacerse mía
siento otra vida, huella de una forma
que me fue arrebatada; y como anillos
en los dedos no hojas se me enroscan
sino cabellos.

Y nada más después. ¡Oh sumergida!:
desapareces como habías venido
y nada sé de ti.
Tu vida es tuya aún: entre las raras
vibraciones del día ya esparcida.
Ruega por mí,
para que yo descienda otro camino
distinto de una calle de ciudad,
en el aire perdido, ante el tropel
de los vivos; que te sienta a mi lado, que
descienda sin ruindad.

Versión de José Ángel Valente



Felicidad lograda


Felicidad lograda, caminamos
por ti sobre un filo de espada.
Para los ojos eres resplandor que vacila;
para el pie, tenso hierro que se raja;
que no te toque, pues, quien más te ama.

Si llegas a las almas invadidas
de tristeza, iluminándolas, tu mañana
es dulce y turbadora como nidos en las molduras.
Mas nada paga el llanto de ese niño
cuyo globo se escapa entre las casas.


 Poema  5


Del brazo tuyo he bajado por lo menos
un millón de escaleras
y ahora que no estás, cada escalón es un vacío.
También así de breve fue nuestro largo viaje.

El mío aún continúa, mas ya no necesito
los trasbordos, los asientos reservados,
las trampas, los oprobios de quien cree
que lo que vemos es la realidad.

He bajado millones de escaleras dándote el brazo
y no porque cuatro ojos puedan ver más que dos.
Contigo las bajé porque sabía que de ambos
las únicas pupilas verdaderas,
aunque muy empañadas eran las tuyas.






Los limones


Escúchame, los poetas laureados

tan solo se mueven entre plantas

de nombre poco usados: bojes, alheñas o acantos.

Por mí, amo las calles que dan a los herbosos

fosos donde en charcos

medio secos agarran los muchachos

alguna anguila desmirriada;

las sendas que siguen los taludes

descienden entre los penachos

de las cañas y llegan a los huertos,

entre los limoneros.

Mejor si la algazara de los pájaros

englutida por el azul se apaga:

se escucha más claro el susurro

de las ramas amigas en el aire

que casi no se mueve,

y las sensaciones de este olor

que no sabe separarse de la tierra

y llueve en el pecho una dulzura inquieta.

De las desviadas pasiones

por milagro aquí calla la guerra,

aquí también nos toca

a nosotros los pobres

nuestra parte de riqueza

y es el olor de los limones.

Ve, en estos silencios en que las cosas

se abandonan y parecen próximas

a traicionar su último secreto,

a veces se espera descubrir

un error de la naturaleza,

el punto muerto del mundo, el anillo

que no resiste,

el hilo por desenredar

que nos ponga finalmente

en el medio de una verdad.

La mirada hurga en torno,

la mente indaga, acuerda, desune

en el perfume que inunda

al languidecer más el día.

Son los silencios donde se ve

en cada sombra humana que se aleja

alguna perturbada deidad.

Mas falta la ilusión y el tiempo nos devuelve

a las ciudades rumorosas donde el azul se muestra

solo a retazos, arriba, entre molduras.

La lluvia fatiga la tierra, después; sobre las casas

se adensa el tedio del invierno,

se hace avara la luz, avara el alma.

Cuando un día de un mortal mal cerrado

entre los árboles de un patio

el amarillo de los limones se nos muestra;

y el hielo del corazón se deshace,

entre el pecho nos borbotan sus canciones

las trompetas de oro de la solidaridad.




Para terminar


Recomiendo a mis herederos

[si los hubiese] en materia literaria,

lo que ya es imposible, que hagan

una hermosa fogata con todo lo que atañe

a mi vida, a mis actos, a lo no hecho.

Yo no soy un Leopardi; dejo poco a las llamas

y es demasiado ya vivir al porcentaje.

Viví al cinco por ciento; no aumentéis

la dosis. Demasiado a menudo, en cambio llueve

sobre mojado.


De: ginebramagnolia.wordpress.com
  


Hoy está de moda



Todos los días hay una revolución
de estaciones, de pueblos, de ideas.
Sine die es aplazada toda decisión.
Nada es ya estable, sino alguna canción
repetida bajo todas las banderas.
Cuánto se salvará de este temporal
no se sabe. Tal vez después de tanto derroche
incluso la palabra terminará en una zanja.
Nos queda la esperanza de que algún
anacoreta destile resinas doradas
de los troncos putrefactos del saber.



Las horas de la noche


Debemos esperar bastante antes que la crónica
se disfrace de historia.
Sólo entonces el vuelo de una hormiga
(el único que interesa) será de águila.
Sólo entonces el chistido del murciélago
parecerá la trompeta del Dies Irae.
El hecho es que están los sabicursantes del doctorado
y es preciso meterlos a todos en algún agujero
para echarlos después si viene lo bueno.
Desgraciadamente lo bueno (o malo) está en el congelador
y no se ve quien quiera o pueda sacarlo de ahí.
El murciélago chilla solo en el crepúsculo
de aquello que en un tiempo se llamaba el día,
pero ya no tenemos más jornadas,
somos una negra colada indivisible
que podría detenerse
o escurrirse no se sabe
con ventaja para quién.

De: campodemaniobras.blogspot.com




LA CAZA


Se dice que el poeta debe ir
a la caza de sus contenidos.
Y también se afirma que sus presas
deben corresponder a lo que sucede en el mundo,
más aún, a lo que sería un mundo mejor.

Pero en el mundo peor se puede herir
a algún otro cazador, o bien a un pollo
de granja huido de la jaula.
En cuanto al mejor, no habrá necesidad
de poetas. Todos comeremos trigo.




EL OTRO


No sé quién se dará cuenta
pero nuestros comercios con el Otro
fueron un largo chanchullo. Denunciarlos
sería, más que un acto de homenaje, una imploración de clemencia.
No somos responsables de no ser él
ni él tiene la culpa, o el mérito, de nuestra apariencia.
Tampoco hay temor. Astuto el flamenco esconde
la cabeza bajo el ala y cree que el cazador
no lo ve.